"Fue en el Giro: mi coche se qued¨® sin agua y yo, sin rueda"

Fue en los Dolomitas, carretera de tierra. Miguel Poblet, 80 a?os y memoria de elefante, recuerda todos los detalles. "Faltaban tres kil¨®metros para meta y el coche de mi equipo se qued¨® sin agua. El conductor vio una fuente junto a la carretera y se par¨®. Pensaron que con lo poco que quedaba de etapa yo no tendr¨ªa ning¨²n problema, pero pinch¨¦. Iba a ganar la etapa, adem¨¢s. Total, que me desesper¨¦ gritando y la foto que me hizo el abuelo Alguersuari (patr¨®n de la saga y abuelo de Jaime, el prometedor piloto de coches) refleja el nerviosismo del momento. Levanto la rueda y les grito que es la trasera, pues con el l¨ªo que se hab¨ªa montado igual se presentaban con la delantera Total, que no gan¨¦ y pas¨¦ de segundo a cuarto de la clasificaci¨®n de aquel Giro del 58. Fue como si hoy Alonso pierde una carrera porque se queda sin gasolina en la ¨²ltima vuelta"

?Poblet escapado en una etapa dolom¨ªtica? ?Pero ¨¦l no fue un velocista? "En realidad fui un mediofondista al estilo de Alejandro Valverde. Lo prueba que fue tres veces campe¨®n de Espa?a de monta?a y otras tres o cuatro de Catalu?a. En la Espa?a de mi ¨¦poca no hab¨ªa velocistas. En 1948 nos invitaron a una serie de carreras por Suiza y cuando llegaron las llanas me asust¨¦: aqu¨ª no rascaremos bola, pens¨¦. Gan¨¦ una prueba en Neuchatel y me pic¨® la curiosidad. Me inform¨¦ de que en Niza se realizaban unas concentraciones en las que se trabajaba la velocidad. El gran Fausto Coppi nunca faltaba. Me apunt¨¦ y compart¨ª entrenamientos con italianos, franceses, belgas... Y es cierto que les ganaba m¨¢s de una vez el sprint. Un d¨ªa, Proietti, el director del equipo de Ercole Baldini, me sorprendi¨®: 'T¨² eres muy r¨¢pido, Miguel', me dijo. Decidi¨® ense?arme la asignatura y me convenci¨® de que ten¨ªa posibilidades. Ah¨ª empez¨® todo".

En Barcelona no hab¨ªa vel¨®dromo, que hubiese sido el lugar ideal para un aspirante a sprinter. "Ten¨ªamos uno desmontable hasta que instalaron uno permanente en el Can¨®dromo Pabell¨®n", explica Poblet. Entonces corr¨ªa para el Espanyol, que ten¨ªa secci¨®n ciclista. "Cuando gan¨¦ mi primera etapa en el Tour y fui l¨ªder de la carrera, era espa?olista. Yo soy del Espanyol y del Bar?a y simpatizo con el Real Madrid", nos sorprende. "S¨ª, desde los tiempos de Raimundo Saporta, que era un buen aficionado al ciclismo, nunca me ha faltado la felicitaci¨®n del Madrid el d¨ªa de mi santo y otros detalles. Es que yo corr¨ª mucho en el viejo Palacio de los Deportes y en Madrid me quer¨ªan mucho...".

La velocidad tiene su ciencia explica Poblet: "Hay que tener buen ojo en la carretera y saber si llegar¨¢s con posibilidades reales de victoria cuando demarras, debes conocer tu metraje: si te pillan en los ¨²ltimos metros el esfuerzo no ha valido de nada".

Van Looy y c¨ªa.

Los mejores en su ¨¦poca eran los belgas Rik Van Stenbergen y Rik Van Looy, el franc¨¦s Andr¨¦ Darrigade Con ellos se las tuvo tiesas Poblet, uno de los primeros ciclistas que entendi¨® la necesidad de dosificarse. "Me dieron mucha ca?a porque si ve¨ªa que no iba a ganar la carrera me retiraba. Lo hac¨ªa porque quer¨ªa ganar siempre y si no pod¨ªa en una carrera, pensaba en la siguiente. Ahora lo hace todo el mundo y nadie discute esa estrategia".

Y con un material que nada tiene que ver con el de entonces. "En el Giro, el maillot era de lana. Te echaban un cubo de agua para refrescarte y te met¨ªan cinco kilos encima. Hoy se corre con veinte velocidades, antes con diez o doce, no hay comparaci¨®n posible". Tampoco en el dinero. "Acabando los 40 mi contrato era de dos mil pesetas al mes m¨¢s los premios. Ganar una carrera reportaba cien mil, pero como repart¨ªas el premio con el equipo te llevabas el diez por ciento. Y el material iba a nuestro cargo: un tubular bueno sal¨ªa por trescientas cincuenta Lo mejor me pas¨® en mi primera Mil¨¢n-San Remo: Giovanni Borghi, 'commendatore' de la Ignis, (f¨¢brica italiana de electrodom¨¦sticos) me regal¨® su coche, un Lancia estupendo. Me pregunt¨®: '?Te gusta?' Le dije que s¨ª y me dio las llaves".

Su segundo triunfo en la cl¨¢sica italiana tuvo su historia: Ignis no iba a correr la prueba y propusieron a Poblet que la corriera con Faema, el equipo de Van Looy. "Me vet¨®, no me ve¨ªa como un gregario sino como un peligro. Al final me permitieron participar como independiente, pues la organizaci¨®n admit¨ªa a un grupo de ciclistas sin equipo". Van Looy tuvo ojo: Poblet gan¨® la carrera y ¨¦l hizo segundo. Miguel corri¨® tres veces el Tour (gan¨® tres etapas) y seis, el Giro donde se impuso en veintid¨®s. Su palmar¨¦s se adorna con 62 victorias, entre las que destacan dos Mil¨¢n-San Remo, una Mil¨¢n-Tur¨ªn, una Midi Libre, dos Voltas a Catalu?a, los Seis D¨ªas de Barcelona, Madrid, Buenos Aires, Casablanca Sigue siendo el ¨²nico espa?ol que ha ganado el Par¨ªs la ¨²ltima etapa del Tour.

"Fue en el viejo Parque de los Pr¨ªncipes, que ten¨ªa pista. Me escap¨¦ a 18 kil¨®metros y entr¨¦ solo en Par¨ªs. Ahora es complicado que uno de los nuestros gane all¨ª, la ¨²ltima etapa es de paseo, llega el pelot¨®n junto y es los velocistas no se despistan".

La velocidad fue imponi¨¦ndose en su vida y particip¨® en cl¨¢sicas tremendas ya desaparecidas en Espa?a: ag¨¢rrense, le gan¨® a Guillermo Timoner, nuestro pistard por excelencia, la Barcelona-Pamplona ?tras moto!. "S¨ª, era una prueba tremenda. Tambi¨¦n la Zaragoza-Tafalla-Pamplona, ?ja, ja! Se corr¨ªan por etapas, los primeros cien kil¨®metros en l¨ªnea y los ¨²ltimos cincuenta tras moto". Y si Timoner fue el mejor en la pista, para Poblet, el m¨¢s grande ha sido Coppi y el mejor escalador, Alejandro Federico Mart¨ªn Bahamontes. "?Uff! Cuando se iba se iba y no hab¨ªa nada que hacer. Y lo hac¨ªa desde abajo, en cuanto empezaba el puerto, como hizo Carlos Sastre en Alpe d'Huez. ?Imparable!".

Poblet se baj¨® de la bici y se dedic¨® a montar y desmontar f¨¢bricas de la Ignis en los alrededores de Barcelona. "Cuando vi que llegaba mi final en el ciclismo habl¨¦ con el 'commendatore' y le propuse introducir la marca en Espa?a. Se entusiasm¨®, claro.". Le puso como condici¨®n que ¨¦l estuviera al frente del proyecto y empez¨® la aventura. Poblet se dirigi¨® a Jos¨¦ Antonio Elola Olaso, delegado nacional de Deportes. "Me dijo que el asunto le desbordaba y que deb¨ªamos ir a cont¨¢rselo a Franco. Nos recibi¨® y me dijo que le parec¨ªa bien siempre que la mitad del negocio fuera espa?ol, pues asegurar¨ªa la presencia de Ignis aqu¨ª, pues el gobierno de entonces primaba la industria espa?ola. Fui con la propuesta a Italia y me contestaron que ya sab¨ªa lo que me tocaba: buscar socio".

Empresario.

El ciclismo le vali¨® a Poblet de nuevo: "De mis d¨ªas de entrenamiento conoc¨ªa una f¨¢brica de neveras de hielo, pues aqu¨ª no hab¨ªan llegado las el¨¦ctricas, en Badalona. Balcells se llamaba el due?o. Le encant¨® la idea y los de Ignis mandaron a unos t¨¦cnicos a inspeccionar su f¨¢brica. No les gust¨®, era peque?a. Todo parec¨ªa torcerse, pero descubrimos una pista de tenis junto al local. A los dos d¨ªas empezaron las obras y se instal¨® all¨ª la primera f¨¢brica participada por Ignis en Espa?a".

Despu¨¦s, la empresa se traslad¨® a Barcelona, al local textil de Agust¨ªn Montal padre, presidente que fue del Bar?a, y despu¨¦s a Montcada, el pueblo de Poblet, y dio trabajo a doscientas cincuenta personas. "Entrando los 70 se produjo una movida empresarial y me retir¨¦. Fue mi ¨²ltimo sprint, en la vida y para la Ignis".