Ciclismo | Tour de Francia
Sastre resiste y gana el Tour
Fabuloso rendimiento en la crono. S車lo perdi車 29 segundos con Evans. El australiano y Kohl le acompa?ar芍n hoy en el podio de los Campos El赤seos
No perdi車 la calma, ni estall車 de alegr赤a, ni se permiti車 alguna de esas extravagancias que acostumbran los campeones. Simplemente, se santigu車 al cruzar la meta. Luego, en el podio, se enfund車 obediente el maillot amarillo y acept車 con una sonrisa ese extra?o ramo que parece adornado con una lechuga iceberg. Complet車 el rito con austera discreci車n, como quien no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber o como si hubiera so?ado tantas veces con ese momento que ya le resultara familiar, hasta aburrido.
Tambi谷n pudo ocurrir que Carlos Sastre no hubiera asimilado todav赤a su triunfo en el Tour de Francia. En las alegr赤as desbordantes, igual que en las penas demoledoras, hay ratos de confusi車n (horas, d赤as) donde es la contemplaci車n de la felicidad o la tristeza de los dem芍s lo que provoca la nuestra. Seg迆n le feliciten ir芍 entendiendo. Seg迆n le abracen y lloren, seg迆n lea los mensajes. Terminar芍 de comprender hoy, en esa 迆ltima etapa que trata al ganador como al novio la noche de su boda, y ya no le cabr芍n dudas, seguro, cuando se suba al podio y divise Par赤s, el mejor escenario posible para una victoria, incluso para una derrota.
S赤, Carlos Sastre ha ganado el Tour y se ha convertido en el s谷ptimo espa?ol en conseguirlo. Lo que durante a?os fue una enumeraci車n instant芍nea de los h谷roes patrios ahora es una lista que necesita chuleta: Bahamontes, Oca?a, Delgado, Indurain, Pereiro, Contador y Sastre. Toda la pasi車n que despert車 esta carrera en nuestro pa赤s, casi desde el debut de Vicente Blanco en 1910, ha encontrado recompensa en las dos 迆ltimas d谷cadas.
Se podr芍 especular mucho y malintencionadamente sobre las razones del reciente 谷xito espa?ol, pero lo cierto es que nadie desea tanto ganar como nosotros. Con Francia seca de campeones (no gana desde 1985) e Italia encerrada en s赤 misma, s車lo Espa?a mantiene vivo el mito y el entusiasmo, quiz芍 porque ese trauma que heredamos de generaci車n en generaci車n no se sacia siquiera con siete vencedores.
Esos siete vencedores nos han dado once triunfos que nos permiten romper el empate con Estados Unidos en el tercer lugar de los pa赤ses m芍s laureados, s車lo por detr芍s de B谷lgica (18) y Francia (36). Ya podemos decir que somos un pa赤s cl芍sico en el Tour y que hemos conseguido victorias de todos los colores. Las ten赤amos sufrientes, heroicas, apabullantes e imprevistas. Ayer sumamos a ellas un 谷xito apacible.
As赤 fue la historia de la contrarreloj. La emoci車n se concentr車 antes de la salida de los favoritos, cuando las nubes amenazaban lluvia, o cuando los primeros en llegar suger赤an una crono para especialistas, para corredores de piernas musculosas y traseros imponentes. Nos asustamos porque no tenemos nada de eso: ni neum芍ticos de lluvia, ni osamenta de gigante.
Cancellara.
Como era previsible, Cancellara marcaba el mejor tiempo. Hasta que sali車 Schumacher, ganador en la contrarreloj de Cholet. Ambos part赤an en circunstancias similares. Si el suizo hab赤a trabajado copiosamente en favor de Sastre, el alem芍n se hab赤a dejado la piel en las 迆ltimas etapas, haciendo gala de la generosidad que s車lo estilan aquellos que debutan, pretenden renovar su contrato o est芍n profundamente enamorados. Sus tiempos fueron parejos en las primeras referencias, hasta que Schumacher se despeg車 en el segundo tramo del recorrido, impulsado por esa anatom赤a que culmina con una cabeza ovoide.
Los aspirantes no estaban en condiciones de disputar esos tiempos, porque estos aspirantes destacan en todas las disciplinas sin alcanzar el virtuosismo en ninguna. Son los problemas de ser humano. El caso es que Menchov sali車 decidido y concentrado. Evans se present車 en la plataforma de lanzamiento acompa?ado del guardaespaldas de Armstrong, que es especialista en amenazas invisibles. Kohl, por su parte, se cay車 de la rampa y los puntos de su maillot nos parecieron sarampi車n. Hasta que finalmente surgi車 Carlos Sastre, sereno a pesar del buzo amarillo.
Las primeras pedaladas del l赤der dieron la impresi車n de cumplir con los requisitos de potencia y cadencia, aunque demasiadas veces hemos equivocado en la contrarreloj al ciclista exhausto con el imperial. Hubo que esperar a las referencias iniciales para sacar conclusiones. La primera noticia fue alentadora: Evans estaba igualado con Kohl. Ese empate t谷cnico, en la etapa y la general, dec赤a poco del australiano y mucho del austr赤aco, verdadera revelaci車n de la carrera. Menchov, entretanto, se comportaba como el enemigo silencioso, muy cerca de los registros de Cancellara y Schumacher.
Alivio.
El paso de Carlos Sastre por el kil車metro 18 nos provoc車 un suspiro de alivio que deriv車 en aullido mexicano. S車lo ced赤a ocho segundos con Evans, lo que le dejaba todav赤a un colch車n de 1:26 para afrontar los 迆ltimos dos tercios de la crono. El primer objetivo estaba cumplido: aguantar para desmoralizar, ganar la batalla psicol車gica.
Ese efecto se hizo notar de inmediato. Evans afloj車 a la vez que Menchov. Y Kohl no tuvo fuerzas para mantener su apuesta. Todos se alejaron de Schumacher y Cancellara, mientras Sastre entr車 en un limbo que le manten赤a a salvo de cualquier rival. Las buenas sensaciones se confirmaron en el kil車metro 36, donde el l赤der s車lo perd赤a 23 segundos con Evans. Le quedaba todav赤a 1:11 de ventaja.
Para que su rendimiento siguiera las huellas de los campeones, Sastre dobl車 a Frank Schleck con la suficiencia de los veh赤culos motorizados. Tambi谷n son車 como un golpe de autoridad que cierra cualquier debate. En Alpe d'Huez atac車 quien deb赤a hacerlo.
El l赤der y ganador del Tour se present車 en la meta con 29 segundos perdidos con respecto a Evans y a 2:34 de Schumacher. El australiano y Kohl estar芍n junto al campe車n en el podio. El resto son historias menores. Andy Schleck mantuvo su maillot blanco en perjuicio de Kreuziger. Samuel S芍nchez super車 a Valverde en la general, que incluye a tres espa?oles entre los diez primeros.
No ha terminado el Tour, es muy cierto. Falta una jornada para el homenaje, un paseo hacia Par赤s que s車lo rompe su tregua en los 迆ltimos kil車metros, cuando los velocistas se juegan uno de los triunfos m芍s prestigiosos que existen en el ciclismo. All赤 estar芍 Freire para explicar las razones de su maillot verde. Hasta eso hemos llegado por amar el Tour. Hasta el 迆ltimo d赤a.