Wembanyama, Popovich y la calamidad de los Spurs
La temporada ¡®rookie¡¯ de la nueva promesa generacional est¨¢ siendo contradictoria. Buenos n¨²meros, pero un desastre absoluto de unos Spurs hist¨®ricamente malos.


Los Spurs tienen, en estos momentos, el peor porcentaje de victorias de su historia. Un triste 15,8% en para un 3-16 de balance que contrasta con la historia de una franquicia legendaria. Siempre han estado ah¨ª, primero en la ABA y luego en la NBA. Es m¨¢s, desde que saltaron a la mejor Liga del mundo (en 1976) hasta la llegada de Gregg Popovich sumaron cuatro ausencias en playoffs, la ¨²ltima de ellas cuando el entrenador despidi¨® a Bob Hill para saltar el mismo a los banquillos y aprovechar las continuas lesiones de David Robinson para empeorar un r¨¦cord que acab¨® con Tim Duncan como n¨²mero 1 del draft de 1997. Entonces llegaron los 5 anillos, las 6 Finales y las 22 apariciones consecutivas en playoffs, r¨¦cord del deporte norteamericano empatado con los los Nationals/76ers, que lograron el mismo entre 1950 y 1971.
En ese periodo, los Spurs consiguieron m¨¢s victorias que nadie en regular season (1.228) y playoffs (170). Entre los r¨¦cords conquistados, innumerables, hubo uno de 18 temporadas consecutivas con 50 o m¨¢s victorias. Toda una era que se acab¨®, primero con la retirada de Tim Duncan en 2016, luego con el envejecimiento de Manu Gin¨®bili y Tony Parker; y, finalmente, con la salida de Kawhi Leonard, un sujeto extra?o que ejerci¨® de forma muy particular la libertad (casi libertinaje) que permite los tiempos de los jugadores empoderados y dej¨® en ascuas a una franquicia que ten¨ªa fama de mod¨¦lica en lo referente al trato con los baloncestistas y dem¨¢s miembros de la organizaci¨®n.
Popovich, hacedor de todos esos r¨¦cords, suma ahora cuatro temporadas sin playoffs, las mismas que la entidad logr¨® en total antes de la llegada de Duncan. Y va camino de la quinta, algo parece un seguro por mucho que en la NBA se hayan visto cosas raras. El legendario entrenador ha conseguido apenas 121 victorias en 236 partidos durante las ¨²ltimas cuatro temporadas, lo que le ha servido para erigirse como el t¨¦cnico con m¨¢s partidos ganados de la historia de la NBA, superando a Don Nelson... pero para nada m¨¢s. Parec¨ªa que iba a retirarse para cederle el testigo a Becky Hammon, pero se mantuvo en su puesto entonces y cuando los Spurs empezaron a perder partidos y convertirse en uno de los peores equipos de la competici¨®n. Y mientras la exjugadora pon¨ªa rumbo a las Aces de la WNBA, con la que ha conquistado los dos ¨²ltimos anillos, Popovich se ha atrincherado en su puesto y se ha negado a abrir una nueva era que no ser¨¢ tal hasta que se confirme su marcha.
Y queda para ello: ampli¨® su contrato por otras cinco temporadas este verano, camino de los 75 a?os (los cumplir¨¢ el pr¨®ximo 28 de enero), y si lo cumple podr¨ªa incluso convertirse en octogenario en los banquillos. En la entidad ya han dejado claro que continuar¨¢ hasta que ¨¦l quiera y la a?oranza impregna cada parte de lo que han sido los Spurs en los ¨²ltimos 25 a?os. Popovich es el ¨²nico vestigio, el heredero de lo que ¨¦l mismo ha construido, pero tambi¨¦n una figura anacr¨®nica sin un plan claro, que por edad no puede dirigir un proyecto a largo plazo y que se mantiene anclado en un pasado lleno de ¨¦xitos, pero que queda cada vez m¨¢s lejano. Su figura, eternamente respetada, queda en entredicho por su empecinamiento en continuar en un cargo que ha dejado ya muy desgastado. Y quedan claras dos cosas que, en realidad, son casi la misma: ni los Spurs ganan nada con su presencia, ni ¨¦l con su continuidad.
Un unicornio que va despacio
La llegada de Victor Wembanyama planteaba nuevas perspectivas en los Spurs. Un unicornio, un jugador con tintes generacionales, aires de promesas que no se ve¨ªan en la competici¨®n desde LeBron James, superiores incluso a los que tra¨ªan jugadores como Ben Simmons o Zion Williamson. Un hombre de 2,24 capaz de botar como un base, lanzar desde fuera, postear, con una envergadura in¨¦dita, con facilidad para la intimidaci¨®n y la defensa. La NBA puso el curso pasado los partidos del Metropolitans, donde militaba el franc¨¦s, en el League Pass, algo que jam¨¢s se hab¨ªa hecho. La adquisici¨®n planteaba tambi¨¦n la apertura del mercado de los Spurs, siempre peque?o. Un lugar al que las grandes estrellas no suelen querer ir y una franquicia que ciment¨® su merecida leyenda con aciertos inequ¨ªvocos en el draft. Pero las expectativas se han visto frenadas, no por el nivel del jugador, que ha demostrado que puede convertirse en una estrella. M¨¢s por el devenir del equipo y su planteamiento. Que es, al fin y al cabo, inexistente.
Los Spurs van 3-16 y llevan 14 derrotas consecutivas, muy cerca de las 16 que Popovich acumul¨® del 20 de enero al 25 de febrero de este mismo a?o, su tope personal, un r¨¦cord sumamente negativo en la que lleg¨® a sumar 21 en 22 encuentros. Algo que pondr¨ªa a cualquier entrenador en el ojo del hurac¨¢n, pero no a un ser celestial que, infatigable, se dedica a viajar de un lado a otro de Estados Unidos para aleccionar a un grupo de jugadores j¨®venes y ver la vida pasar. Es, por desgracia, lo que parece que hace el t¨¦cnico, que ha copado m¨¢s portadas por amagar con lanzar a canasta cuando le ha llegado un bal¨®n o pedir el cese de los abucheos a Kawhi Leonard a su propio p¨²blico que por sus decisiones, que no parecen existir. No hay mucha m¨¢s pizarra que la petici¨®n del movimiento de bal¨®n habitual que solicita, ya sea por insistir en esa idea que le llev¨® a las Finales de 2013 y el anillo de 2014, pero que est¨¢ muy lejos de esos d¨ªas de gloria por el desgaste que demuestra y el hecho de que no tiene jugadores como para optar tan alto.
La reconstrucci¨®n tras las salidas de sus ¨²ltimos grandes jugadores, ya menores que las estrellas que tuvo en el pasado (LaMarcus Aldrige y DeMard Derozan) ha sido p¨¦sima por parte de la directiva y tambi¨¦n de un Popovich que parece controlarlo todo en una franquicia a la deriva. El premio ca¨ªdo del cielo en la loter¨ªa lleg¨® con la figura de Wembanyama, que promedia 19,3 puntos, 9,7 rebotes, 2,6 asistencias y 2,7 tapones. N¨²meros l¨®gicamente buenos, pero empeque?ecidos por el r¨¦cord del equipo y la acumulaci¨®n permanente de derrotas. Tim Duncan, sin ir m¨¢s lejos, se fue a 21,1+11,9+2,7+2,5 en su temporada de novato, llev¨¢ndose el Rookie del A?o. Estad¨ªsticas mejores, pero que no est¨¢n tan lejos de las que est¨¢ logrando el franc¨¦s. Eso s¨ª, los Spurs se fueron a 56 victorias esa temporada y alcanzaron las semifinales de Conferencia. Al a?o siguiente lleg¨® el primer anillo. Comparando eso, no hay comparaci¨®n.
Wembanyama est¨¢ dando sus primeros pasos y cualquier conclusi¨®n ahora mismo es precipitada. Pero a pesar de los buenos n¨²meros est¨¢ dejando datos que no son tan positivos: promedia un 43,7% en tiros de campo y poco m¨¢s del 27% en triples, algo preocupante lanzando m¨¢s de 5 por encuentro. Una situaci¨®n a la que no ayuda tampoco la t¨¢ctica del cuerpo t¨¦cnico, que alinea a Doug Collins, Jeremy Sochan y al franc¨¦s a la vez en pista, poniendo al segundo de base de forma incomprensible (es ala-p¨ªvot) y llenando la zona de cuerpos voluminosos, lo que obliga a Wembanyama a jugar m¨¢s tiempo en el exterior, una zona de influencia mucho menor que cuando postea. Su cantidad de lanzamientos desde el exterior no parece preocupar a Popoivch, que asume que es parte de su formaci¨®n. Tampoco sus 3,5 p¨¦rdidas por noche, m¨¢s que cualquier otro jugador de los Spurs. Todo ello en 30 minutos de juego, con su tiempo siempre regulado (con casi los mismos descansos en la primera mitad), variando su presencia en el final del partido en funci¨®n del marcador. Casi siempre desfavorable para los texanos, claro.
Los Spurs, en el pozo
El hecho de que el equipo de San Antonio no ocupe la ¨²ltima posici¨®n de la NBA es circunstancial, y responde a la existencia de unos Pistons que son todav¨ªa peores (2-18). Los Spurs ocupan la ¨²ltima plaza de la Conferencia Oeste tras muchos a?os siendo el mejor r¨¦cord (acabaron primeros en ocho ocasiones durante la dinast¨ªa), est¨¢n lejos de todo y de todos y acumulan derrotas y palizas a partes iguales. Cinco de las derrotas han sido por 20 o m¨¢s puntos, una por m¨¢s de 30 y dos por 40 o m¨¢s. El nivel de la plantilla es cuestionable (por decirlo suavemente), han deca¨ªdo cuando ten¨ªan buenas ventajas y en ocasiones el encuadre de Wembanyama es complicado, con los rivales intentando a trav¨¦s de bloqueos sacarle al exterior y que no ejerza su poder intimidatorio en la zona. Un cl¨¢sico que ya hemos visto con otros hombres altos, pero que es llamativo por ser una variable que no cuenta con soluciones para el equipo que la sufre.
Los Spurs son el cuarto peor ataque del Oeste, y la peor defensa de su Conferencia, adem¨¢s de la tercera m¨¢s mala de la NBA. Tambi¨¦n s¨¦ptimos por la cola en porcentaje de tiros de campo, misma posici¨®n que ocupan en porcentaje de triples y en rebotes. Ocupan el tercer lugar en asistencias por duelo, algo correspondiente al juego colaborativo que Popovich apadrin¨® como suyo, pero su seguridad con el bal¨®n es verdaderamente mala, siendo tambi¨¦n terceros en p¨¦rdidas. Y todo ello, con el peor net rating de toda la NBA, lo que les coloca en una posici¨®n todav¨ªa m¨¢s baja que los Pistons, siendo adem¨¢s los ¨²nicos que llegan a los dobles d¨ªgitos en negativo (-12).
No es una buena perspectiva en la primera temporada de Wembanyama, que corre el riesgo de convertirse en un buen jugador en un equipo malo, una vitola que han arrastrado muchos antes que ¨¦l y que no va acorde a las promesas de grandeza inherentes a su figura. Las alarmas no han saltado en San Antonio, el mensaje de Popovich siempre es conciliador y es obvio que el franc¨¦s ser¨¢ el hombre del futuro, el jugador franquicia en torno al que se construir¨¢n los nuevos Spurs. El tema es si ser¨¢ con el mismo entrenador, cuanto tiempo hay que darle a un proyecto as¨ª y cu¨¢nto dura la paciencia de una afici¨®n que recuerda tiempos pasados que fueron mejores mientras ans¨ªa volver a recuperar la gloria de anta?o. M¨¢s all¨¢ de eso, el debate del Rookie del A?o tambi¨¦n est¨¢ en boca de todos. Es un premio que tradicionalmente no tiene que ir acompa?ado de una buena clasificaci¨®n, pero el papel de los Thunder est¨¢ siendo espectacular (13-6, segundos del Oeste) y Chet Holmgren est¨¢ siendo fundamental en ello: 17,6+8+2,5+1,9 y con mejores porcentajes que Wembanyama en tiros de campo y en triples.
Esto tampoco parece importar a los Spurs. La intenci¨®n de Popovich, es la que demuestra, es no exponer de m¨¢s a su estrella (algo que puede ser positivo) y que vaya poco a poco construy¨¦ndose como un jugador de futuro, capaz de liderar un proyecto a cotas mucho m¨¢s altas que las actuales. El pensamiento es bueno en parte, aunque la acumulaci¨®n de derrotas y la imposibilidad de ganar mucho m¨¢s con esta plantilla es obvia, especialmente cuando no te preocupa el presente y te centras en el largo plazo, algo absolutamente leg¨ªtimo cuando se trata de empezar por fin una reconstrucci¨®n eternamente postergada. Eso s¨ª, hay dudas por resolver: cu¨¢nto le queda a Gregg Popovich, cu¨¢l va a ser su papel en los pr¨®ximos tiempos, cu¨¢l es el techo del unicornio (que todav¨ªa no est¨¢ muy claro) y qu¨¦ clase de intenci¨®n tiene la franquicia al acumular tantas derrotas. Porque s¨ª: Gregg Popovich es una absoluta leyenda. Victor Wembanyama tiene vestigios de estrella. Pero los Spurs son un absoluto desastre. Eso es as¨ª.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todas las claves deportivas del d¨ªa.