Westbrook, sin rendici¨®n en el ocaso: ¡°Ha batido todos los r¨¦cords¡±
Camino de los 35 a?os, Westbrook afronta una nueva temporada cobrando menos que nunca, pero con su f¨ªsico intacto y buscando incansable el camino a la redenci¨®n.


Russell Westbrook est¨¢ a punto de afrontar su 16? temporada en la NBA. Y lo hace con la misma ambig¨¹edad que todas las dem¨¢s. Sigue siendo una estrella estrellada, un ¨¢ngel ca¨ªdo, un jugador que lo hace todo en la pista de la misma manera y que se comporta, tambi¨¦n igual, fuera de ella. Ambivalente, despierta sentimientos encontrados: la empat¨ªa que genera a medida que pasa el tiempo crece, su grupo de detractores permanece inamovible y el de amantes de su figura tambi¨¦n. Los argumentos se repiten para un baloncestista que siempre es observado, en el ojo del hurac¨¢n. V¨ªctima, no puede ser de otra manera, de esa marejada que se mueve en las redes sociales, en esa nueva era en la que la mejor Liga del mundo promociona el debate constante, sea leg¨ªtimo o no. Ah¨ª se acaba conformando la opini¨®n p¨²blica, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras. Y en medio de ese submundo se encuentra un Westbrook que, incansable, sigue buscando ese camino que conduce a la redenci¨®n, si es que la necesita. Postergada o no, es su ¨²ltima parada. Y en el ocaso de su carrera no cabe la rendici¨®n. Es parte de la personalidad del personaje y de la persona, dos caras de la misma moneda que confluyen de forma tan provocativa como (a veces) preocupante en el base.
Camino de los 35 a?os (los cumplir¨¢ el 12 de noviembre), Westbrook sigue caminando de puntillas por esa fina l¨ªnea que separa el bien del mal. Buscando una oportunidad hist¨®ricamente esquiva, que no termina de irse pero tampoco de llegar. Lejos queda, en un recuerdo cada vez m¨¢s lejano, esas Finales disputadas con Kevin Durant y James Harden, cuando militaba en los Thunder. Y sus a?os de periplos con dos compa?eros que llegaron como se fueron y que se juntaron sin ¨¦l (en los Nets) para luego volver a separarse. Destinos entrelazados, que no unidos. En 2012, el proyecto de Sam Presti cay¨® contra los Heat (4-1) en la lucha por el t¨ªtulo y La Barba dijo adi¨®s para recalar en los Rockets y escribir su propia historia. En 2016, los Warriors hicieron lo que luego sufrieron ante los Cavs, remontando un 3-1 en las finales de Conferencia ante la mejor versi¨®n que hemos visto de compatibilidad de Westbrook con una estrella como Durant, que se fue al eterno rival para ganar los anillos que s¨®lo ha visto en Golden State y ser el ¨²nico miembro de ese big three ef¨ªmero con campeonatos a sus espaldas.
Hoy en d¨ªa parece que la relaci¨®n entre Durant y Russ ha mejorado, pero entonces Westbrook no perdon¨® la traici¨®n ni las formas, con un pobre mensaje de texto en el que se anunciaba una decisi¨®n que para ¨¦l fue incomprensible. Westbrook se atrincher¨® entonces en la idea que ten¨ªa en su cabeza, la de demostrar que individualmente era mejor que todos los dem¨¢s. Fue la ¨¦poca del MVP (en 2017), los triples-dobles, los recuerdos de Oscar Robertson. En un periodo de cinco a?os promedi¨® triple-doble en cuatro, fue l¨ªder en asistencias en tres y logr¨® un t¨ªtulo de M¨¢ximo Anotador que ya hab¨ªa conquistado antes, en 2015. No fue suficiente: la primera ronda fue una losa insuperable y el juego atractivo de esos Thunder en regular season mostraba muchas carencias en playoffs. Por ah¨ª pasaron Paul George y Carmelo Anthony, este ¨²ltimo para confirmar un final que Westbrook se niega a vislumbrar. Algunas de las muchas estrellas con las que ha compartido equipo, vestuario, plantilla. Se fue a los Rockets como un h¨¦roe en Oklahoma, pero las segundas partes nunca fueron buenas, al menos en su asociaci¨®n con un Harden con el que tampoco super¨® la primera ronda. Tampoco en los Wizards, donde su tit¨¢nico esfuerzo s¨®lo vali¨® para llegar y despedirse en la misma eliminatoria. Y as¨ª siempre.
Su fichaje por los Lakers perjudic¨® su figura, maniat¨® su reputaci¨®n y confirm¨® que su estilo, tan f¨ªsico como monopolizador, no val¨ªa para ganar. Y que todos los n¨²meros que pudiera hacer solo no se trasladaban al juego del equipo. Malas decisiones, p¨¦rdidas constantes, errores en los momentos calientes... esas cosas, que siempre le han acompa?ado durante su carrera, fueron las que Westbrook se llev¨® en su etapa en los Lakers, lo que le defini¨®. La llegada de Darvin Ham y se aceptaci¨®n en el rol de sexto hombre le dio otra perspectiva, pero finalmente se confirm¨® una salida que tard¨® demasiado en llegar. Los Lakers, sin ¨¦l y tras una remontada espectacular, llegaron a finales de Conferencia. Westbrook, que recal¨® en los Clippers, cay¨® de nuevo en primera ronda y suma ya siete temporadas sin superar una eliminatoria de playoffs. Desde ese 2016, con Durant, ese a?o en el que estuvo tan cerca y, a la vez, tan lejos de ganar un anillo que no est¨¢ en sus vitrinas y que presumiblemente jam¨¢s estar¨¢. Una punzada de dolor en una carrera llena de r¨¦cords individuales y marcas en los libros de historia, pero con una forma de jugar que nunca ha estado en consonancia con un equipo campe¨®n.
Todo coraz¨®n
Dentro de todo lo malo que ha acompa?ado a Westbrook de forma permanente hay una obviedad esclarecedora y perfectamente palpable: nunca se rinde. El coraz¨®n del campe¨®n del que hablaba Rudy Tomjanovich puede que no sea el suyo, pero coraz¨®n tiene para rato. El cuidado de su f¨ªsico le ha permitido no tener lesiones importantes en su carrera y mantenerse explosivo incluso a medida que ha ido cumpliendo a?os. Su actitud defensiva o su forma indiscriminada de seleccionar tiros y errar triples le han acompa?ado siempre, pero ¨¦l nunca se rinde. Siempre sigue, incansable, buscando su sitio. Su llegada a los Clippers le junt¨® de nuevo con Paul George y, por primera vez, con Kawhi Leonard. Es el proyecto de los secretos, del que nadie sabe nada. Opaco, fortificado, por dentro y por fuera, sin informaci¨®n para los periodistas ni, a veces, para el entrenador. Eso le da igual a Westbrook, que se dedic¨® a hacer lo que mejor sabe, hablar en pista e intentar darlo todo durante el mayor tiempo posible.
El tremendo esfuerzo de Westbrook para finalizar la temporada con los Clippers fue legendario. Le dio igual tener delante a los Suns o a Kevin Durant. No pec¨® en defensa, defendi¨® como un jabato a su excompa?ero. Se fue a 30 puntos y 12 asistencias en el tercer encuentro y sum¨® un 37+6+4 en el cuarto, ambos con derrota. Y fiel a su estilo, con cosas que nunca cambian: 3 de 19 en el primer partido de la eliminatoria, el ¨²nico que ganaron con Kawhi sano; y 3 de 18 en el ¨²ltimo, el de la despedida. Con 4 p¨¦rdidas con partido en la serie, pero reconcili¨¢ndose con una afici¨®n que vio posibilidades donde no las hab¨ªa, algo muy unido al deporte y que Westbrook permiti¨® con un pundonor que se mantuvo m¨¢s de 38 minutos por partido en pista y que jug¨® como a ¨¦l m¨¢s le gustaba: con el bal¨®n en las manos, tomando las decisiones, corriendo cuando tocaba hacerlo y defendiendo m¨¢s de lo que nos tiene acostumbrados. La clave que le piden a un jugador de base, la intensidad y el esfuerzo, las lleva Russ como santo y se?a de una carrera marcada por muchas carencias baloncest¨ªsticas, pero donde el coraz¨®n siempre ha estado presente.
Westbrook, que se ha llevado m¨¢s de 335 millones de d¨®lares en salarios durante su carrera, ha salido de los contratos t¨®xicos que arrastraba para embolsarse poco m¨¢s de 7 en las dos pr¨®ximas temporadas. Algo que le har¨¢ m¨¢s m¨®vil en una franquicia en la que, si siguen latentes los problemas f¨ªsicos de Kawhi y George, le va a tocar llevar a ratos la batuta. Sigue siendo un elemento contradictorio, pero con sus virtudes intactas (ese primer paso en la penetraci¨®n) y una empat¨ªa que genera hacia el p¨²blico cada vez m¨¢s acusada y positiva. Su compromiso social o su conocida amistad con el tristemente fallecido Kobe Bryant le acercan al p¨²blico. Y su actitud chulesca se ha convertido en una de sus firmas. As¨ª es Russell Westbrook, que va a por los 35 a?os, a por las 16 temporadas, en su quinto equipo en la NBA (sin contar los Jazz, que le cortaron al salir de los Lakers). Imperecedero, infatigable, con un esfuerzo inabarcable y una carga emocional a la hora de jugar inigualable. Se puede dudar de ¨¦l, puede no gustar a la gente y recibir cr¨ªticas tan leg¨ªtimas como l¨®gicas. Pero no se le puede reprochar que es todo coraz¨®n. Patrick Beverley ha dicho de ¨¦l directamente que ¡°ha batido todos los r¨¦cords¡± y ha pedido m¨¢s reconocimiento para el base. Que es como es. Y no va a dejar de serlo. Morir matando para ¨¦l no es una opci¨®n, sino una decisi¨®n. Y es lo que va a hacer hasta que se le acabe el viaje. Encuentre el camino a la redenci¨®n o no, seguir¨¢ siendo el mismo: Russell Westbrook.