Vivimos en la NBA de los 'aprons'
Los l¨ªmites establecidos por el nuevo convenio colectivo est¨¢n cambiando totalmente la estrategia de las franquicias.
Rob Pelinka, el mandam¨¢s de los despachos de los Lakers, habl¨® de un nuevo mundo, terra incognita, cuando se refiri¨® en rueda de prensa a la par¨¢lisis del equipo angelino, tan necesitado de rodear mejor a LeBron James y Anthony Davis, en los primeros d¨ªas de mercado: el mundo de los aprons. Los Clippers usaron ese nuevo boogeyman, el hombre del saco, hasta tres veces en el comunicado con el que ventilaron sus cinco a?os de (finalmente frustrante) relaci¨®n con Paul George: el second apron. La deconstrucci¨®n de la dinast¨ªa de la Bah¨ªa, el imperio de los Warriors en el que no se pon¨ªa el sol, dio un paso decisivo con la salida de Klay Thompson, motivada en gran parte porque en los despachos ya saben que desde ahora, con (glups) las nuevas normas, no todo es cuesti¨®n de dinero. Lo saben estos Warrriors que han construido b¨¢sicamente una m¨¢quina de fabricar billetes en los ¨²ltimos diez a?os. Y lo saben los Clippers, hasta ahora al margen de los asuntos del resto de los mortales porque su propietario, Steve Ballmer es el sexto individuo m¨¢s rico del planeta.
Los Warriors y los Clippers se han gastado desde 2020, entre los dos, m¨¢s de 950 millones de d¨®lares solo en impuesto de lujo y las multas correspondientes: 579 y 371. Los primeros, al menos, se han llevado en este tramo un t¨ªtulo (2022) y han alargado una era dorada que, bien visto, comenz¨® su declive en 2019, cuando Kevin Durant y Klay Thompson cayeron fulminados por lesiones grav¨ªsimas durante las Finales. Los Clippers no han tenido ni eso. Pero, hasta ahora, no importaba: unos generaban mucho m¨¢s porque gastaban m¨¢s, los otros ten¨ªan la chequera a fondo perdido del propietario, empe?ado en ganar a base de amontonar dinero, en la pista y en todos los estratos de una franquicia en permanente transformaci¨®n. Cada vez m¨¢s lejos (eso s¨ª lo ha hecho bien) de su indecoroso pasado pero nunca m¨¢s cerca de la alargad¨ªsima sombra de los Lakers, el vecino alfa de L.A., que no ha gastado tanto pero ha vivido (t¨ªtulo de 2020 incluido) ensimismado en su propia excepcionalidad.
La pasada temporada, ocho equipos acabaron por encima del impuesto de lujo. El cuarto que m¨¢s invirti¨®, Boston Celtics, el campe¨®n, es el ¨²nico que puede refutar aquello de que el dinero no da la felicidad. Los otros siete, Warriors, Clippers, Suns, Bucks, Nuggets, Heat y Lakers, han tenido cursos entre complicados y nefastos. Los que m¨¢s gastaron fueron Warriors, Clippers y Suns. Los primeros no jugaron playoffs, los otros dos fueron ventilados sin mucho miramiento (8-2 total) en primera ronda por los equipos que despu¨¦s jugaron la final del Oeste, Mavericks y Timberwolves.
A vueltas con el nuevo convenio colectivo
Con el l¨ªmite salarial en 136 millones de d¨®lares (los Magic gastaron en salarios 130, justo por debajo en la horquilla permitida) los Warriors se fueron a 205 en plantilla y 40 por encima del l¨ªmite del impuesto de lujo, lo que implic¨® un total de extra (multas incluidas) que roz¨® los 177 millones y, por lo tanto, un gasto en plantilla de m¨¢s de 381 millones de d¨®lares. Los Clippers (200, 34 y 142) se fueron a 342. Entre los dos, ganaron dos partidos de playoffs. Los Suns, hipotecados para el futuro y barridos en primera ronda (4-0), apilaron unos 260 millones de d¨®lares en total.
Cuando se negoci¨® el nuevo convenio colectivo, que entr¨® en vigor hace un a?o (1 de julio de 2023) para siete temporadas, se aprobaron una serie de medidas draconianas que en la pr¨¢ctica acercaban a la NBA a la filosof¨ªa del techo salarial duro que rige con pu?o de hierro la ultra competitiva NFL: se establece un l¨ªmite de cu¨¢nto se puede gastar, y no hay forma de superarlo. En la NBA, con un sindicato de jugadores hist¨®ricamente mucho m¨¢s poderoso, las normas est¨¢n llenas de excepciones para multiplicar las garant¨ªas y los ceros en los contratos.
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Los propietarios acabaron en buena medida con eso, al menos por la parte de arriba: con la excusa de terminar con las ventajas competitivas que se generaban Warriors y Clippers a base de apilar billetes (es un buen debate si es justo o si se castiga a quien hace los cosas bien, como ha sido durante a?os el caso de los primeros), se cre¨® un nuevo panorama que deber¨ªa homogeneizar los techos de gastos, limitar las excepcionalidades y hacer m¨¢s dif¨ªcil la acumulaci¨®n de talento en las plantillas, especialmente a largo plazo. Y, de paso, aligerar las cuentas de algunos propietarios o darles excusas (?razones?) para no gastar en un buen pu?ado de situaciones. Una vez m¨¢s, hay mucho que debatir en la escala de grises y muchas consecuencias, buscadas o no, que estamos empezando a masticar ya. Es una nueva NBA.
El nuevo convenio, de entrada, subir¨¢ (a partir de la temporada 2025-26) las multas por superar el impuesto de lujo. Cada d¨®lar gastado traer¨¢ una penalizaci¨®n mayor. La ratio de los impuestos que pagar¨¢ el que se pase 20 millones o m¨¢s del l¨ªmite subir¨¢ un 40%, m¨¢s de un 52% si es repetidor y lleva m¨¢s de una temporada en la zona de castigo. Pero, una vez m¨¢s, la clave del nuevo convenio, el jaque de los propietarios al sistema, es que las consecuencias ya no son solo econ¨®micas, pendientes de que Ballmer o el multimillonario de turno grite a las oficinas que tienen barra libre. Ahora, los aprons traen consecuencias deportivas. Algunas verdaderas graves. Y eso marca una l¨ªnea roja. Si el propietario quiere gastar a pesar de todo, por primera vez se va a encontrar con unos ejecutivos de la parcela deportiva que le dir¨¢n que deje las manos en las bolsillos y no toque nada.
Para la pr¨®xima temporada, 2024-25, el salary cap ser¨¢ de 140,58 millones. Sube un 3,36%, algo menos de lo previsto (la proyecci¨®n daba 141 millones) entre l¨ªos de los acuerdos locales de televisi¨®n y algunas series de playoffs menos lucrativas, por cortas, de lo previsto. En a?os venideros, la catarata de millones que traer¨¢n los nuevos contratos televisivos (en vigor a partir de 2025), garantizar¨¢n durante (al menos) m¨¢s de medio lustro subidas del 10%, el m¨¢ximo que permite el nuevo convenio, que prorratea y extiende el total para evitar saltos antinaturales de un a?o a otro, como lo que sucedi¨® con la bonanza (y sus consecuencias indeseables) de 2016. Esto es importante, porque un escenario ya de por s¨ª nuevo, el del nuevo convenio, se hace m¨¢s confuso con el extra de cash que traer¨¢n las televisiones.
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Las televisiones, como en 2016, vuelven a cambiar totalmente el panorama econ¨®mico de una NBA en permanente bonanza.
En un nuevo marco que ya de por s¨ª, por desconocido, invita a tener tiento, los equipos estar¨¢n cohibidos por el nuevo convenido pero tentados a gastar por esa inyecci¨®n de dinero. El cap subir¨¢ a ritmo del 10% mientras que los incrementos de los nuevos contratos de jugadores despu¨¦s del primer a?o no pasan del ocho, as¨ª que los porcentajes del cap que devore la ficha de un jugador, por alt¨ªsimas que parezcan ahora (lo son) ser¨¢ menor a?o a a?o en lo que importa de verdad a los arquitectos de las plantillas: el porcentaje del salary cap, no la cifra total.
Con ese cap en 140,58 millones, la l¨ªnea del impuesto de lujo quedar¨¢ fijada en 170,8 y los aprons se calculan a partir de ah¨ª: la pr¨®xima temporada, el primero estar¨¢ en 178,1 millones y el segundo, la gran l¨ªnea roja, en 188,9 (17,5 millones por encima del luxury tax). Adem¨¢s, el suelo se fija en 126,5 (el 90% del total que hay que gastar como m¨ªnimo). Es el nuevo cielo en una NBA que introdujo (despu¨¦s de un experimento en los a?os cuarenta) el cap en los a?os 80 y fue generando todo su ecosistema de normas a partir de ¨¦l: las excepciones, los salarios m¨¢ximos, el impuesto de lujo y sus formas y multas, cada vez m¨¢s duras, el castigo al repetidor¡ as¨ª hasta los nuevos aprons en una NBA que lidia de esta manera, un poco a tientas, con la aceleraci¨®n de esta edad de oro/burbuja: el valor medio de las franquicias supera ya los 3.500 millones, y el del salario de los jugadores ronda los ocho. Cifras inimaginables hace no tanto. Estamos a las puertas de que los equipos se vendan por m¨¢s de 5.000 millones y camino de que los contratos de los jugadores aterricen en los 100 anuales.
Una nueva y temible l¨ªnea roja
Los aprons, esos l¨ªmites m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite del impuesto de lujo, han evolucionado desde la aparici¨®n, con el convenio de 2011, de un techo simple, un apron que marcaba el l¨ªmite de lo que se pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢ del impuesto de lujo sin recibir penalizaciones adicionales y otros castigos mucho menores, claro, que lo que ahora se ha establecido. Hasta 2023, los equipos que iban m¨¢s all¨¢ de es l¨ªmite pagaban m¨¢s por cada d¨®lar de exceso y se evolucion¨® hacia un sistema de brackets con m¨¢s cargos cuanto mayor era ese exceso y penalizaciones para los repetidores. En lo deportivo, perd¨ªan el acceso a la midlevel exception completa, una de las armas m¨¢s valiosas para construir las plantillas, un contrato de rango medio con el que se puede operar al margen del cap. Para la pr¨®xima temporada, el disponible para quienes no pagan impuestos llega a 12,8 millones. El de los que los pagan pero no lo han perdido del todo (taxpayer midlevel) a 7,9 millones.
Con el nuevo convenio, los equipos que superen el primer apron estar¨¢n desde ahora, adem¨¢s, limitados a igualar en los traspasos el dinero que env¨ªen en salarios (no pueden recibir m¨¢s). Los equipos por debajo de esa l¨ªnea pueden ir al 125%, as¨ª que siguen pudiendo recibir m¨¢s dinero del que env¨ªan en salarios en un traspaso de jugadores. Adem¨¢s, quien est¨¦ en el primer apron no pueden firmar a un jugador cortado durante la fase regular si su salario al empezar el curso era mayor que la midlevel exception. Es decir, no tienen acceso a buyouts de los jugadores importantes (por sueldo, al menos).
El segundo apron es absolutamente draconiano, y su introducci¨®n se ha hecho progresiva (apenas la pasada temporada, en gran medida esta y completamente a partir de 2025) para no penalizar al marco laboral y contractual que se hab¨ªa construido con el anterior set de normas, previo al nuevo convenio. En cuanto la NBA entr¨® oficialmente en la temporada 2024-25, los equipos que pasan el segundo apron pierde todo acceso a las midlevel, tambi¨¦n a la de pagador de impuesto. No solo tienen tambi¨¦n el l¨ªmite de dinero que recibir en salarios en el 100% de lo que env¨ªan, adem¨¢s no pueden incluir varios jugadores para cuadrar esas cuentas salariales que permiten las operaciones de movimiento de jugadores. Tampoco pueden usar trade exceptions de a?os anteriores ni enviar dinero en met¨¢lico para redondear o confirmar traspasos.
En otra de las normas m¨¢s peligrosas para los equipos, una de la que m¨¢s preocupa desde ya a los ejecutivos, los equipos que superen el second apron no podr¨¢n traspasar su primera ronda del s¨¦ptimo a?o a partir del presente, la ¨²ltima que por normativa actual se puede incluir en operaciones. Muchas veces disponer o no de una primera m¨¢s es lo que permite o tira por tierra un traspaso y es, desde luego, lo que pone a unos equipos por delante de otros en la puja por un jugador, sobre todo cuando hay estrellas en juego. Es decir: el equipo que acabe la temporada 2024-25 por encima del segundo apron ver¨¢ c¨®mo se congela su primera ronda de 2032. No podr¨¢ ser traspasada ni en ese momento ni durante el tramo de deshielo en el que la franquicia avance hacia la zona buena del second apron. Para rematar, si el equipo vuelve a estar por encima del segundo apron en dos de las siguientes cuatro temporadas, esa primera ronda no solo no podr¨¢ ser traspasada sino que ser¨¢ enviada directamente al final de la primera ronda (ser¨¢ pick 30).
Este es un resumen de esta nueva situaci¨®n en los apron primero y segundo:
Para no superar el primero (un equipo ser¨¢ colocado en ese l¨ªmite sin opci¨®n de traspasarlo si incumple una de las normas), el salario de final de temporada, despu¨¦s de todos los movimientos y aplicados todos los bonus no puede pasar (en el curso 2024-25) de 178,1 millones. El que lo haga se enfrenta a este panorama:
- No puede adquirir jugadores a trav¨¦s de la f¨®rmula sign and trade
- No puede usar trade exceptions que ya ten¨ªa de movimiento anteriores
- No puede recibir m¨¢s dinero del que env¨ªa en los traspasos
- No puede firmar jugadores libres v¨ªa buyout cuyo sueldo anterior superar los 12,8 millones
En el segundo (cuando se superen los 188,9 millones despu¨¦s de todas las transacciones y bonus) se aplican todas las limitaciones del primero y se a?aden estas:
- No se puede a?adir dinero en met¨¢lico en traspasos
- No se puede combinar contratos para sumar una cifra con la que hacer un traspaso
- No se puede hacer sign and trade con los propios agentes libres si con ellos el salario resultante ir¨ªa m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite
- La primera ronda de draft a siete a?os vista (2032 en este caso) queda congelada y no se puede incluir en traspasos
Los equipos planifican en funci¨®n de estas nuevas normas y, en un primer retorno de este nuevo ecosistema, est¨¢n calculando que podr¨¢n superar el segundo apron dos veces en un tramo de cinco a?os; Si eso sirve para competir por el t¨ªtulo y sin entrar en la parte m¨¢s dura de los castigos. En todo caso, es posible que este sistema iguale m¨¢s a los equipos, frene la procesi¨®n de dinast¨ªas y complique la acumulaci¨®n de talento. Tampoco, en todo caso, ayuda demasiado a retener a los propios jugadores a quienes los draftean y cuidan (no m¨¢s all¨¢ de sus primeros contratos), puede castigar a la clase media (por las grandes estrellas se seguir¨¢ pagando lo que haga falta) y trae el riesgo de generar un movimiento finalmente poco deseable (por excesivo) de jugadores y proyectos. Las franquicias se har¨¢n m¨¢s cortoplacistas, habr¨¢ m¨¢s all in y tambi¨¦n se desmontar¨¢ m¨¢s r¨¢pido, con menos paciencia, lo que no funcione. Y los jugadores se ir¨¢n adaptando a esta nueva realidad y tratar¨¢n, desde su lado de la barrera, de aprovechar esa movilidad para maximizar sus ganancias.
Ya hemos visto como Clippers o Warriors (con proyectos desgastados y estrellas veteranas, eso s¨ª) han empezado a operar a partir de este nuevo marco, sin la alegr¨ªa del pasado. Tambi¨¦n c¨®mo se multiplican los sign and trades y el tipo de operaciones que facilitan lo encajes en la masa salarial. Hay muchos movimientos en los m¨¢rgenes (segundas, rondas, opciones, contratos peque?os¡) porque el que entienda antes qu¨¦ est¨¢ pasando, y qu¨¦ va a pasar, va a tener una notable ventaja competitiva. Los Knicks, que con el directivo Leon Rose al frente, han llenado sus despachos de expertos en cap y convenio colectivo, y han dado una lecci¨®n sobre c¨®mo manejarse dentro de los l¨ªmites y con m¨¢xima ambici¨®n en el verano en el que est¨¢n tratando de saltar al primer nivel de aspirantes con la llegada de Mikal Bridges y la extensi¨®n de OG Anunoby. LeBron James ha firmado con los Lakers una extensi¨®n que finalmente ser¨¢ de dos a?os y 101,3 millones. El alero ha perdonado casi 3 millones del m¨¢ximo que pod¨ªa llevarse (104). Al hacerlo, ha permitido a los angelinos quedarse apenas 45.000 d¨®lares por debajo del second apron, suficiente para que no haya penalizaciones con la plantilla de 15 jugadores completa. Por los pelos, pero suficiente. As¨ª que, si se mantienen (ese deber¨ªa ser su objetivo) en ese l¨ªmite salarial en caso de que hagan alg¨²n retoque en su roster, podr¨¢n traspasar dentro de un a?o su primera ronda de 2023. Y ahora podr¨¢n, por ejemplo, agregar distintos contratos para realizar un traspaso. LeBron no est¨¢ ayudando a la propietaria, Jeanie Buss, a firmar un cheque menos voluminoso: est¨¢ permitiendo que su equipo conserve flexibilidad para mejorar (o intentarlo...) antes del inicio de la temporada. Esto no era as¨ª, y las estrellas no se ve¨ªan en estas tesituras, antes de la llegada del nuevo convenio.
Muchos equipos, s¨ª, lo usaran como excusa (el hombre del saco) para no gastar. Los Nuggets tienen una larga tradici¨®n de operar (mucho antes del segundo apron) para moverse por debajo del impuesto de lujo, algo que se convierte en criticable cuando el ¨²nico objetivo tendr¨ªa que ser exprimir la ventana de competici¨®n que aporta el hist¨®rico prime de Nikola Jokic.
Los equipos siguen, adem¨¢s y en lo que se refiere a los principales de la rotaci¨®n, sin poner en la cesta de la agencia libre tantos huevos como en el pasado. Paul George es el primer jugador de contrato m¨¢ximo que cambia de equipo por esa v¨ªa desde 2019. Y ha hecho falta un desacuerdo con los Clippers por la extensi¨®n y el total de millones de un contrato peligroso siempre (llegar¨¢ a los 37 a?os de alero en 56 millones) pero potencialmente criminal en este nuevo panorama, que hizo tambi¨¦n que el verano pasado, en 2023, los equipos lanzar¨¢n ¨®rdagos que sab¨ªan que no podr¨ªan llevar a cabo a partir de ahora. James Harden a los Clippers, Damian Lillard a los Bucks, Jrue Holiday a los Celtics, Bradley Beal a los Suns¡ ante lo que estaba en camino decidieron moverse ya, cerrar a tiempo un proyecto aspirante (a veces, bien se ha visto, solo sobre el papel) y que se preocupe a partir de ah¨ª la siguiente tanda de gastadores. La que tendr¨ªa que venir despu¨¦s, ya de lleno en este nuevo mundo, el de la aprons, que nos est¨¢ ense?ando un nuevo tipo de mercado veraniego y nos va a descubrir tambi¨¦n nuevas formas de hacer y deshacer equipos. Veremos, cuando tengamos m¨¢s informaci¨®n, qu¨¦ es para mejor y qu¨¦ para peor¡
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