Un milagro llamado Mavericks
El equipo texano estaba en una situaci¨®n muy dif¨ªcil, y muy criticado por sus decisiones, hace poco m¨¢s de un a?o. Ahora, luchar¨¢ por el anillo.
El 6 de abril de 2023, hace poco m¨¢s de un a?o, Dallas Mavericks viv¨ªa convertido, para su desgracia, en una de las historias del momento en la NBA. Para algunos era un hazmerreir, para otros un cuento con moraleja de las malas. Le quedaban dos partidos para acabar una temporada que hab¨ªa sido, antes de ese histri¨®nico final, un enorme jarro de agua fr¨ªa despu¨¦s del inesperado pero muy celebrado billete para la final del Oeste de 2022. Ten¨ªa a tiro, todav¨ªa, el d¨¦cimo puesto del Oeste, el furg¨®n de cola hacia el play in, aunque en realidad no muy a tiro: estaba a un partido de los Thunder con el desempate perdido, as¨ª que aunque ganara los dos suyos, bastaba para que quedara eliminado con que los de OKC no fallaran contra unos Grizzlies que iban a dar descanso a sus principales porque ya estaban en playoffs (un a?o cambia de arriba abajo las cosas en muchos sitios¡) como segundo clasificado del Oeste.
Con opciones pero no y con la certeza de que no era su a?o y de que el play in no iba a desbrozar ning¨²n camino hacia la gloria, los Mavericks optaron por ser pr¨¢cticos, sentar a sus titulares, no competir esos dos partidos finales y meterse en el lote de los eliminados sin jugar ni repesca (balance final, 38-44, catorce victorias menos que doce meses antes). El objetivo era aumentar la posibilidad estad¨ªstica de mantener su elecci¨®n de primera ronda en el draft, que (por culpa del traspaso por Kristaps Porzingis desde los Knicks en 2019) se ir¨ªa a Nueva York si acababa fuera de los diez primeros picks.
Con esa protecci¨®n de radio top-10, quedar fuera del play in (entre los diez eliminados a la primera) disparaba hasta el 79,8% las opciones de que la elecci¨®n de primera ronda se fuera m¨¢s all¨¢ del d¨¦cimo pick y se quedara en Dallas. Como era considerada (para ser usada en el draft o en un posible traspaso) un arma b¨¢sica para arreglar el desaguisado que estaba siendo ese curso, los Mavs se sometieron gustoso al escrutinio p¨²blico y medi¨¢tico, que se sali¨® de madre durante unos d¨ªas; Se convirtieron por un momento en met¨¢fora de todos los males del tanking (un equipo optando por perder partidos en los que ten¨ªa opciones matem¨¢ticas de estar en playoffs), y pagaron una multa de 750.000 d¨®lares cuando acab¨® una investigaci¨®n de la NBA que b¨¢sicamente corrobor¨® algo que los propios Mavericks hab¨ªan hecho muy poco por ocultar. ?Para qu¨¦?
Una narrativa completamente diferente
Ahora, poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s, los Mavericks se vuelto a convertir, esta vez para su absoluta felicidad, en la gran historia del momento en la NBA. El karma (siempre suele ser as¨ª, ?no?) se qued¨® de brazos cruzados y aquel tanking pregonado, un sainete que hizo mucho ruido pero dur¨® poquito), ha sido fundamental para que el debate haya virado, en doce meses, de cu¨¢nto va a tardar Luka Doncic en querer marcharse a otro sitio a cu¨¢ntos anillos puede ganar Luka Doncic si se le rodea de piezas funcionales y que se adaptan a sus (inacabables) virtudes.
Los Mavs (que llegaron con un 3% de opciones de saltar al n¨²mero 1 que tra¨ªa bajo el brazo a Victor Wembanyama) recibieron en la loter¨ªa el pick 10, se quedaron su elecci¨®n y en la noche del draft la mandaron a los Thunder, que quer¨ªan pegar un saltito para asegurarse al base Cason Wallace. Bajar del 10 al 12 permiti¨® a los Mavs incluir en la operaci¨®n a Davis Bertans, cuyos 17 millones de d¨®lares de salario eran un problema enorme para su ingenier¨ªa de despachos, ganar el margen para usar la midlevel exception completa en el mercado y elegir al mismo jugador que habr¨ªan elegido en el 10: Dereck Lively II, el enorme (2,16) p¨ªvot de Duke que ten¨ªa que cubrir una necesidad gigantesca para la que los Mavs nunca parec¨ªan, hasta entonces, tener soluciones: protecci¨®n del aro en defensa, finalizaci¨®n vertical en ataque.
Lively ha demostrado que puede aportar eso, y m¨¢s, durante lustros: tiene 20 a?os. Ha completado una temporada fabulosa, ha sido uno de los jugadores m¨¢s importantes (?es rookie!) del equipo en playoffs y ha creado una sinergia con Doncic tan sencilla como aplastante... y que no era dif¨ªcil anticipar: le cubre la espalda atr¨¢s, le ofrece manos por encima del aro para acabar alley-oops en ataque. Tan b¨¢sico pero tan importante. Nowitzki y los Mavs ten¨ªan, en su molde campe¨®n de 2011, a Tyson Chandler. El equipo de 2024 (y los de los pr¨®ximos a?os¡) tiene a Lively II. Apadrinado, acompa?ado y preparado por el propio Chandler, el espejo en el que se mira (con buena raz¨®n) y el Defensor del A?o en 2012.
Un rastro de movimientos brillantes
Estos Mavs no ser¨ªan lo mismo sin Lively (con contrato rookie hasta 2027, un chollo), que lleg¨® gracias a una mala pr¨¢ctica moral, y competitiva, aplicada sin secretos en la primavera de 2023. Los que aplaudieron entonces al equipo texano por ser aplastantemente pr¨¢ctico, pueden presumir ahora de filosof¨ªa. Pero a todos, tambi¨¦n a los que lo criticamos en su momento, nos toca reconocer (como m¨ªnimo) el resultado. Como los designios de la NBA se escriben rectos pero con renglones (muy) torcidos, los Thunder echaron un buen cable a los Mavs, el equipo que los ha eliminado en estos playoffs y con los que van a colisionar mucho en el futuro a corto y medio plazo: dos proyectos al alza en un nuevo Oeste que redefine sus jerarqu¨ªas ante nuestros ojos.
M¨¢s serendipia para los Mavs: los Thunder usaron el contrato de Bertans para asegurarse v¨ªa traspaso a Gordon Hayward, por el que no quer¨ªan competencia en el mercado de buyouts. Hayward, codiciado como veterano capaz de hacer de todo un poco, no ha aportado absolutamente nada en playoffs y cost¨®, adem¨¢s de los 17 millones de Bertans, un par de segundas rondas, Tre Mann y Vasilije Micic. Del mismo equipo, Charlotte Hornets, y el mismo d¨ªa (8 de febrero, cierre de mercado) los Mavs se llevaron a PJ Washington, que est¨¢ siendo un jugador esencial como pegamento, guardaespaldas en defensa y finalizador exterior en ataque. Su precio (lleg¨® junto a un par de segundas rondas) fue una primera de 2027 y dos jugadores que en Dallas quer¨ªan quitarse de encima, detecci¨®n de errores supers¨®nica, por la v¨ªa r¨¢pida: Seth Curry y Grant Williams.
Para colmo, en ese mismo 8 de febrero que puede acabar siendo una fecha crucial en la historia de los Mavs, aterriz¨® tambi¨¦n, este desde Washington, el p¨ªvot Daniel Gafford a cambio de una primera ronda de 2024 y Richaun Holmes. Esa primera ronda era de los Thunder y hab¨ªa sido adquirida por los Mavs en una operaci¨®n paralela en la que hab¨ªan dado a los de OKC el derecho a intercambiar picks de primera ronda en 2028. As¨ª que los Thunder aparec¨ªan en el rastro de la llegada a dallas, todo en apenas unos meses, de Lively, Washington y Gafford. La inyecci¨®n de m¨²sculo, defensa y recursos cerca del aro que ha transformado radicalmente a un equipo que pas¨® de endeble a abus¨®n.
No se trata de criticar a los Thunder ni a su arquitecto, Sam Presti, uno de los mejores ejecutivos de la NBA. Para muchos, el mejor. Solo de se?alar que las cosas, a veces, simplemente suceden de una determinada manera. Los Thunder marchan de maravilla en su reconstrucci¨®n, pero echaron de menos en playoffs a jugadores del perfil de Washington y Gafford. O como Derrick Jones Jr, un veterano de 27 a?os que lleg¨® a Dallas con un contrato m¨ªnimo despu¨¦s de siete temporadas en la NBA. Y lo hizo el 18 de agosto, cuando el mercado veraniego estaba m¨¢s que exprimido y todas las franquicias hab¨ªan tenido opci¨®n de ficharlo a coste de saldo. Los Mavs son su quinto equipo, veremos si el definitivo porque se ha ganado un muy serio aumento (ser¨¢ agente libre) que en Texas tienen que encontrar forma de pagar.
Todas sus posibilidades como secundario de alt¨ªsimo valor (trabajo, defensa por toda la pista, un pu?ado de triples liberados y finalizaciones cerca del aro) se han materializado, por fin, en los Mavs, que est¨¢n comprobando algo que todos los campeones (y aspirantes a serlo) acaban descubriendo: hay pocas cosas de m¨¢s valor en la NBA que desenterrar el potencial de jugadores en contratos absolutamente beneficiosos para las cuentas del equipo. Una enorme ventaja competitiva que es todav¨ªa mayor ahora, en una liga redefinida por el nuevo convenio colectivo, una m¨¢quina de triturar (deportivamente, ese es el gran matiz nuevo) a los grandes gastadores. El que tiene un jugador como DJJ en un contrato m¨ªnimo, tiene un tesoro.
Lively, Gafford, Washington y Jones Jr han transformado la defensa de lo Mavericks, una de las siete peores de la NBA la pasada temporada. Y han abierto nuevas posibilidades en ataque: pista m¨¢s abierta, triples desde las esquinas, finalizaciones por encima del aro. En playoffs, Lively (1,4 por partido), Gafford (1) y Derrick Jones (0,6) son los tres jugadores con m¨¢s alley oops por partido de toda la NBA. Entre los cuatro, cobran esta temporada menos de 37 millones de d¨®lares. Y solo el cuarto no est¨¢ asegurado para las dos pr¨®ximas temporadas en excelentes condiciones salariales. Los Mavericks han encontrado oro, exactamente el tipo de jugadores que necesitaban para minimizar las carencias de Luka Doncic y Kyrie Irving en defensa y exprimir sus infinitas capacidades en ataque. Un lote que tambi¨¦n incluye a Dante Exum, con menos presencia en playoffs pero que hizo mucha labor en regular season y al que los Mavs pescaron del Partiz¨¢n, donde hab¨ªa enderezado definitivamente su rumbo tras su paso por el Bar?a y a las (sanadoras) ¨®rdenes de Zeljko Obradovic.
Nada que ver con el equipo de 2022
As¨ª son las cosas: de los seis jugadores de los Mavs que m¨¢s juegan en estos Playoffs 2024, dos no estaban en el equipo en A?o Nuevo y dos llegaron, sin mucha fanfarria, el pasado verano, uno v¨ªa draft y otro en las migajas finales del mercado. Con Doncic a un lado, el sexto es Kyrie Irving, que aterriz¨® el 6 de febrero de 2023 por un retorno que ahora parece irrisorio: Spencer Dinwiddie, Dorian Finney-Smith, una primera ronda de draft (2029) y dos segundas. Por entonces, Kyrie (abrasado en los Celtics y desquiciado en los Nets) parec¨ªa un jugador con un pie fuera de la NBA (o de la realidad), un talento generacional sepultado bajo una monta?a de ruido y problemas. En Dallas ha vuelto a centrarse, a hablar b¨¢sicamente de baloncesto, y ha recuperado una versi¨®n que, seguramente no por casualidad, vuelve a ser mejor como secundario. Igual que con LeBron James en su d¨ªa, pero sin (tiene 32 a?os) ninguna gana ya de volar por su cuenta. Algunos pensaban que los Mavs pod¨ªan obtener algo as¨ª de su asociaci¨®n con Kyrie, pero creo que ¨¦ramos m¨¢s los que cre¨ªamos que no. Especialmente despu¨¦s de que el balance desde su llegada hasta el final de la desastrosa temporada pasada fuera 9-18. Pero en Dallas apostaron por su idea, igual que en el ¨²ltimo mercado invernal, en el que transformaron un equipo que era octavo del Oeste el 16 de marzo, hace dos meses y medio.
El caso es que el 1 de febrero de 2023, hace poco menos de 16 meses, los Mavs no ten¨ªan en plantilla a cinco de los seis principales del nuevo n¨²cleo duro. Ni parec¨ªan tener un plan, una forma de rodear bien a un Luka Doncic que empezaba a impacientarse aunque, era demasiado dinero como para andarse con c¨¢balas, hab¨ªa amarrado una extensi¨®n rookie (agosto de 2021) de volumen hist¨®rico: 207 millones por cinco a?os extra, desde 2022 y hasta 2027. Con Mark Cuban en retroceso, cada vez menos visible y ya apartado de la propiedad principal de la franquicia, las huellas dactilares que aparecen por todas partes en este excelente ejercicio de reinvenci¨®n son las de Nico Harrison, el directivo que lleg¨® en el verano de 2021 para dar relevo a la hist¨®rica etapa de Donnie Nelson, que acab¨® entre l¨ªos.
Alto ejecutivo en Nike durante dos d¨¦cadas, Harrison lleg¨® con muchos contactos en la NBA, una reputaci¨®n excelente y la promesa de una nueva visi¨®n. Si juzgamos por lo que hemos visto en sus dos a?os y pico de trabajo, la fama era bien merecida. Todos los movimientos citados, de la extensi¨®n Doncic (esta era f¨¢cil, claro) a los traspasos arriesgados o las peque?as operaciones para facilitar otras mayores y la elecci¨®n de las piezas adecuadas, llevan su firma.
Eso no quita que, siempre, en la NBA tiene que acompa?ar la suerte. Hay cruces de caminos en los que parece que todo es azaroso; estar en el sitio adecuado en el momento oportuno o lanzar los dados y que la cosa salga bien. Y m¨¢s ahora, en un nuevo panorama (el convenio colectivo, otra vez) en el que es m¨¢s f¨¢cil que el premio caiga (?o ha sido siempre as¨ª?) en los que arriesgan, se atreven y buscan formas de ganar el siguiente anillo, no el primero del pr¨®ximo lustro. Que Harrison parezca, por todo lo que sabemos, un ejecutivo excelente, es compatible con que los Mavs hayan acabado de rebote en algunas decisiones brillantes: Kyle Kuzma no ve¨ªa con buenos ojos mudarse a Dallas porque no consideraba a los texanos un aspirante con galones. Por eso se gir¨® la mirada hacia Washington. Derrick Jones fue un plan c a Mathisse Thybulle, al que los Mavs hicieron una oferta de tres a?os y 33 millones que fue igualada (era agente libre restringido) por los Trail Blazers. Dinwiddie tambi¨¦n prefiri¨®, cuando fue cortado por los Nets, irse a los Lakers en vez de regresar a Texas. As¨ª se escribe la historia: quiz¨¢ los Mavs habr¨ªan sido igual de buenos si hubieran llegado jugadores como Kuzma y Thybulle. Pero, sencillamente, nadie en la franquicia reescribir¨ªa ahora la historia para comprobarlo. Grant Williams, una apuesta del pasado verano que dur¨® muy poco, acaba de contar que estuvo a punto de irse a Milwaukee a cambio de Bobby Portis. Pero acab¨® en los Hornets... a cambio de Washington.
El caso es que los Mavericks han jugado dos de las tres ¨²ltimas finales del Oeste, con un a?o de pesadilla entre ambas, y solo Doncic repite entre los seis con m¨¢s minutos de ambos equipos. En 2022 los otros cinco eran, en regular season, Dorian Finney-Smith, Jalen Brunson, Tim Hardaway Jr, Kristaps Porzingis y Spencer Dinwiddie. Se puede incluir a Reggie Bullock, el que m¨¢s jug¨® despu¨¦s, en unas eliminatorias en las que ya no estaba un Porzingis que hab¨ªa sido traspasado en febrero a los Wizards. Solo siguen en el equipo, dos a?os despu¨¦s y adem¨¢s de Doncic, Tim Hardaway Jr, Maxi Kleber, Dwigth Powell y Josh Green. De ellos, Kleber (que lleva semanas lesionado) es el m¨¢s importante en la rotaci¨®n. Powell qued¨® arrinconado por la llegada de interiores de mucho m¨¢s impacto, Green sigue intentando convertiste en un 3+D verdaderamente ¨²til y Hardaway Jr agota un contrato t¨®xico (acaba en 2025) con esas rachas anotadoras que no suelen compensar sus rachas no anotadoras.
Los Mavs son, en esencia, un equipo nuevo. Uno mucho m¨¢s adaptado a Doncic y con un secundario de lujo, uno de los mejores posible en ese rol: la capacidad de Kyrie para volver a ser Kyrie ha ayudado a cerrar, y tampoco es poca cosa, la herida que supuso la falta de confianza en jalen Brunson, que acab¨® y¨¦ndose a Nueva York, donde se ha convertido en s¨²per estrella, b¨¢sicamente porque ya ten¨ªa la cabeza all¨ª cuando los Mavs se dieron cuenta de que s¨ª conven¨ªa apostar por ¨¦l.
Con dos megaestrellas capaces de hacer saltar por los aires cualquier partido en cualquier circunstancia, la llave que abre tantas puertas en playoffs, el resto lo pone esa guardia pretoriana (Lively, Washington, Jones Jr, Gafford) que hace siempre lo que tiene que hacer, jam¨¢s renuncia al trabajo duro y nunca se extralimita en sus funciones. Todos -y supongo que hay que reconocer el trabajo de Jason Kidd, un entrenador de curr¨ªculum extra?o y muy cuestionado hasta hace no tanto- tienen claro cu¨¢l es su rol y todos saben que as¨ª, haciendo un pu?ado de cosas sencillas y perfectamente replicables de un partido a otro, van a tener opciones de ganar cada vez que pisen una pista. Todas las noches: porque de todo lo dem¨¢s se encarga el que ya estaba all¨ª, el que lo justifica todo: un Luka Doncic que est¨¢ ense?ando, en cuanto ha tenido ocasi¨®n, qu¨¦ pasa cuando pisa un parqu¨¦ bien rodeado. Defensa, m¨²sculo, rebote, tiradores, muelles para acabar alley-oops, otra estrella que rellena sus lagunas... M¨¢s all¨¢, su magia. As¨ª, en dos a?os de cambios y poco m¨¢s de uno despu¨¦s de ser un saco de golpes en el universo NBA, Dallas Mavericks se ha ganado el derecho a pelear por el segundo anillo de su historia.
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