El gran enemigo de Larry Bird
Michael Cooper, al que los Lakers van a retirar la camiseta, fue uno de los jugadores m¨¢s importantes del inolvidable ¡®Showtime¡¯.
La rivalidad Lakers-Celtics, historia sagrada del deporte, alcanz¨® su cl¨ªmax en los a?os ochenta. Para empezar, porque entonces s¨ª fue de verdad una rivalidad. Antes, entre 1959 y 1969, hab¨ªa sido un martirio para los primeros y un camino de gloria para los verdes. Pero, sobre todo, porque fue el gran punto de apoyo que us¨® David Stern para reconstruir la NBA, reformularla y convertirla en un coloso global a partir de, si se busca la zona cero, esa colisi¨®n Magic Johnson-Larry Bird que le cay¨® en las manos. Dos jugadores especiales y muy distintos (por estilo dentro y fuera de la pista, por narrativa, por raza¡) que ya hab¨ªan parado Am¨¦rica en su gran duelo universitario, un partido que en su momento fue, seguramente, el m¨¢s importante de la historia del baloncesto estadounidense. Y en el que los Spartans de Magic ganaron a los Sycamores de Bird en Salt Lake Ciry (26 de marzo de 1979).
Bird, que hab¨ªa sido drafteado un a?o antes (pick 6 en 1978) por Red Auerbach., prefiri¨® acabar ciclo en Indiana State y mandar a su agente, Bob Woolf, a la guerra: si no se llevaba el contrato que quer¨ªa, esperar¨ªa al nuevo draft sin firmar nada, dejar¨ªa que se extinguieran los derechos no ejecutados desde Boston y ser¨ªa, tal vez, n¨²mero 1 en 1979. Auerbach intent¨® plantarse en una oferta que no escociera dentro del vestuario, pero acab¨® soltando un contrato r¨¦cord para un rookie: seis a?os, 3,25 millones de d¨®lares.
Magic tambi¨¦n se las tuvo tiesas con los Lakers. Como la NBA todav¨ªa no era gran cosa, amenaz¨® con seguir en Michigan State (hab¨ªa jugado solo dos temporadas de College) si la oferta no era jugosa. Tampoco quer¨ªa acabar en los Bulls, por entonces una franquicia en situaci¨®n decr¨¦pita, que se jugaron el n¨²mero 1 del draft con los Lakers: una moneda al aire (19 de abril de 1979) dio a los californianos el hist¨®rico n¨²mero 1. Chicago Bulls hab¨ªa terminado con un triste 31-51 la temporada anterior, el peor equipo de la Conferencia Oeste (despu¨¦s se mud¨® al Este). El peor del Este fueron los Jazz (despu¨¦s en el Oeste), que firmaron un p¨¦simo 26-56 pero que hab¨ªan regalado en 1976 su primera ronda a los Lakers, que ven¨ªan de ganar 47 partidos y jugar semifinales de Conferencia. Los Bulls se quedaron sin Magic por una moneda al aire, los Jazz por llevarse a un Gail Goodrich ya muy veterano.
Para convencerse de que lo mejor era no retrasar el salto a la NBA, Magic quer¨ªa 600.000 d¨®lares al a?o. Kareem Abdul-Jabbar, por entonces el jugador m¨¢s grande que hab¨ªa existi¨®, cobraba 650.000. Como su padre le dijo aquello de que le iban a pagar en un a?o por hacer lo que le gustaba m¨¢s que a ¨¦l en toda su vida, acept¨® unos 500.000 d¨®lares, un r¨¦cord que solo dur¨® hasta que Bird firm¨® su contrato. Magic acab¨® en los Lakers a pesar de que el gur¨² Jerry West prefer¨ªa a Sidney Moncrief, excelente escolta de Arkansas, y con toque del inolvidable Doctor Jerry Buss, que estaba cerrando la compra de una franquicia que, de su mano, transform¨® el deporte profesional estadounidense.
Durante los a?os 80, los Lakers ganaron cinco anillos y los Celtics, tres. No hubo ninguna Final sin al menos uno de los dos, y en tres se enfrentaron: en 1984 ganaron los Celtics, en 1985 y 1987 unos Lakers que acabaron as¨ª con un complejo hist¨®rico, una maldici¨®n de ocho Finales perdidas. ¡°Ya nadie podr¨¢ decir jam¨¢s que los Lakers nunca han ganado a los Celtics¡±, dijo un Doctor Buss aliviad¨ªsimo. En aquella lucha por el t¨ªtulo de 1985, algunos dijeron que Larry Bird hab¨ªa estado por debajo de su (glorioso) nivel habitual. ?l despu¨¦s, en su libro escrito con Bob Ryan (Drive, The Story Of My Life, editado en Espa?a con el t¨ªtulo de ¡°Mi Vida¡± por Geoplaneta), lo explic¨® as¨ª: ¡°En aquella serie no tir¨¦ bien. La gente dio por supuesto que era por la lesi¨®n que arrastraba en el codo, pero la verdad es que tuvo m¨¢s que ver con Michael Cooper¡±.
Todos los que conoc¨ªan a Bird le hab¨ªan escuchado hablar de Cooper y la manera en la que le defend¨ªa. Nadie le pon¨ªa en tantos problemas, nadie estaba tan obsesionado con ¨¦l ni se sent¨ªa tan capaz de, como m¨ªnimo y ya que frenarlo totalmente era imposible, hacerle la pu?eta. Y, claro, si alguien reconoc¨ªa a un competidor voraz hasta lo enfermizo, era ¨¦l. Uno de los pocos, de toda la historia, capaces de legitimar a un defensor, convertirlo en hist¨®rico, solo con explicar los problemas que le creaba.
Otra vez de Drive, en sus propias palabras: ¡°Enfrentarse a ¨¦l es distinto a hacerlo a cualquier otro jugador. Ning¨²n equipo cuenta con tantos recursos defensivos como los Lakers y, de todos, el que mejor defiende es Cooper. Es evidente que estudia mucho las grabaciones de los partidos. La mayor¨ªa de los jugadores sale a ver si est¨¢s acertado o no, pero Cooper viene a jugar con un plan. Si quieres recibir a cuatro metros del aro, te hace recibir a cinco. Nunca te deja solo ni pierde la concentraci¨®n. Cuando crees que te has ido con una finta tampoco te liberas, porque va detr¨¢s de ti. Nunca abandona la jugada, siempre va un paso m¨¢s all¨¢ que el resto de defensores. Contra ciertos equipos y si estoy en racha, hago 20 o 25 lanzamientos, pero contra Cooper es imposible. Empiezo pensando ¡®tengo que meter cada tiro que intente porque no voy a poder lanzar tanto hoy¡¯. Me han dicho que lleva cintas de mis partidos cuando va de vacaciones por Europa, y me lo creo. Confieso que me encanta como jugador. De todos mis rivales, al que m¨¢s he admirado es a Magic Johnson, pero si nos ce?imos a los que suelen emparejarse conmigo, al que m¨¢s respeto es a Michael Cooper¡±.
Eso lo dijo Larry Bird, que sufri¨® sus defensas estrangulantes, por devoci¨®n y esfuerzo, por t¨¦cnica y cuidado de cada detalle. Desde el otro lado, el dorado y p¨²rpura, estaba Magic Johnson (My Life, con Willam Novak¡±. En Espa?a ¡°Mi Vida¡±, editado por Geoplaneta): ¡°Siempre que me viene a la cabeza la figura de Larry Bird en una pista de baloncesto, aparece defendido por Michael Cooper. Siempre encuentra nuevas formas de frenar a Larry, es el jugador de toda la liga que mejor lo hace. lo cual significa conseguirlo la mitad de las veces, que ya es mucho. Coop se pasa horas viendo v¨ªdeos para familiarizarse con todos los movimientos del repertorio de Larry. Estaba obsesionado con Bird¡±.
Tambi¨¦n de Magic, del mismo libro: ¡°Una de las razones por las que tuve tanto ¨¦xito en la NBA fue que Coop me defend¨ªa siempre en los entrenamientos y no me daba tregua. Al d¨ªa siguiente, en el partido que nos tocaba jugar, me sent¨ªa como un preso al que acaban de soltar de la c¨¢rcel. Nada de lo que pudiera hacer el rival pod¨ªa ser peor de lo que Coop me hab¨ªa hecho pasar en los entrenamientos. Cuando me iba a casa a dormir la siesta, segu¨ªa sintiendo su aliento en el cogote¡±.
Jugador de baloncesto... casi de rebote
Imagino que, sin falta de recurrir a datos wikip¨¦dicos, que hablaran as¨ª de ¨¦l Magic y Bird (nada menos) deber¨ªa ser suficiente para explicar qui¨¦n fue Michael Cooper en la narrativa de la NBA de los ochenta, qu¨¦ represent¨® en la mayor rivalidad de la historia de la liga y, sobre todo, qu¨¦ signific¨® para esos Lakers que jugaban muy cerca de donde se crio (naci¨® en 1956), en Pasadena y en el disparatado trasiego de la casa de su abuela, una matriarca con diez hijos. Uno de ellos Tom Butler, que hab¨ªa jugado en el b¨¦isbol segregado de las Negro leagues y que fue quien descubri¨® el ardor competitivo en su sobrino Michael, un chico extremadamente larguirucho que so?aba con ser receptor de la NFL hasta que fue noqueado por un golpe en el cr¨¢neo jugando un partidillo de football en Madison Park. El b¨¦isbol lo dej¨® por un pelotazo en una pierna, as¨ª que acab¨® jugando el baloncesto.
As¨ª que Cooper, al que Magic Johnson (c¨®mo no) bautiz¨® como Coop, cay¨® de rebote en un deporte para el que no parec¨ªa especialmente dotado y en el que se fue haciendo hueco simplemente porque era r¨¢pido de pies y corr¨ªa la pista de lado a lado, una y otra vez sin fatigarse. Jerry West jug¨® un papel clave en su vida, como les pas¨® a tantos otros. Pero, en su caso, otra vez de rebote. Primero porque le meti¨® el gusanillo por el baloncesto en un campus del escolta, todav¨ªa jugador en activo de los Lakers, en el que Cooper cay¨® de milagro y gracias a una beca del YMCA de su barrio. Y despu¨¦s, en 1978, porque lo conoc¨ªa lo suficiente para elegirlo con el pick 60 del draft (tercera ronda) gracias a que Norman Ellenberger, el entrenador de Cooper en Nuevo M¨¦xico, era unos de sus compa?eros habituales de golf. Por sumar giros b¨¢sicamente fortuitos, Cooper hab¨ªa acabado en Nuevo M¨¦xico despu¨¦s de sufrir mucho para subir sus notas y gracias a un reclutamiento masivo que sigui¨® a la escandalosa salida de varios jugadores que hab¨ªan denunciado actitudes racistas del cuerpo t¨¦cnico.
Sus entrenadores, del instituto a la NBA, entendieron cu¨¢l era su verdadero potencial: ¡°Tu camino tiene que ser convertirte en un especialista defensivo. Pero tienes que defender con los pies y dejar de hacer todo con los brazos¡±, le dijo, todav¨ªa en a?os de instituto, George Terzian. Nada m¨¢s llegar a los Lakers, Jack McKinney (el verdadero padre del Showtime) tambi¨¦n le dej¨® claro que si quer¨ªa ganarse la vida all¨ª, iba a tener que ser defendiendo.
A las ¨®rdenes de Terzian, ten¨ªa que dar cinco vueltas a la pista cada vez que intentaba compensar errores de posicionamiento con sus inacabables brazos. Y aprendi¨® a poner tapones a dos manos y recuperar la posesi¨®n para su equipo saltando a por un bal¨®n atado a un palo. ¡°Me enamor¨¦ de la defensa¡±, dijo sobre esos a?os en los que todav¨ªa no se atisbaba lo que ser¨ªa una carrera extraordinaria en la NBA. Entera (1978-90) en los Lakers, su ¨²nico equipo profesional en Estados Unidos. Defensor del A?o en 1987 y ocho veces en los Mejores Quintetos Defensivos, siempre fue delgado y huesudo (¡°por esos su codazos dol¨ªan tanto¡±, dec¨ªa Magic) y nunca dej¨® de sentir cierto s¨ªndrome del impostor. Como si ¨¦l no pintara nada all¨ª, al lado de tantas estrellas en la orilla de Hollywood. Se tomaba a la tremenda las cr¨ªticas de la prensa, hasta las constructivas, y viv¨ªa obsesionado con que ser¨ªa sacrificado, traspasado, en cuanto las cosas fueran mal. Durante una gira por el Midwest, Pat Riley le dej¨® descansar un par de partidos porque ten¨ªa un tobillo seriamente tocado. Su interpretaci¨®n fue mucho m¨¢s cruda, as¨ª que se acerc¨® vestido de calle a uno de los periodistas que viajaban con el equipo y le dijo: ¡°Siempre te has portado bien conmigo, as¨ª que quiero que seas el primero en enterarte de que me van a echar¡±.
Siempre al lado de Magic Johnson
Desde su perspectiva, ten¨ªa cierta l¨®gica: cuando se ganaba, la victoria ten¨ªa muchos padres: Magic, Kareem, Worthy¡ Pero cuando se perdiera, todos mirar¨ªan al especialista defensivo, que no hab¨ªa podido parar a la estrella rival. Magic fue m¨¢s que un amigo desde su llegada en 1979. Cooper era casi un rookie porque solo hab¨ªa jugado tres partidos en su primera temporada por culpa de una grave lesi¨®n de rodilla. Incluso cuando no ten¨ªa el sitio en la plantilla asegurado, Magic lo acogi¨® en su c¨ªrculo de ¨ªntimos. Desayunaban juntos leyendo la prensa y muchas veces cenaban tambi¨¦n juntos, de club en club y compartiendo mesa durante actuaciones de c¨®micos negros. Como era muy oscuro de piel pero de dentadura luminosamente blanca, uno de ellos sol¨ªa saludarle con un ¡°sonr¨ªe para que te podamos ver, Cooper¡±.
Cooper, al que los m¨¦dicos dijeron cuando ten¨ªa tres a?os que quiz¨¢ no pudiera caminar nunca m¨¢s por un terrible corte en una rodilla que necesit¨® m¨¢s de 100 puntos de sutura, fue la definici¨®n del stopper defensivo cuando ese rol todav¨ªa no ten¨ªa los galones de los que disfruta ahora. Y trabaj¨® para ser un 3&D (defensor con buen tiro exterior: triples y defensa), cuando esa figura todav¨ªa ni exist¨ªa. Lleg¨® a la NBA con unos porcentajes miserables y se convirti¨®, a base de horas de entrenamiento, en un tirador al que los rivales no pod¨ªan desatender. Su noche m¨¢s medi¨¢tica fue el segundo partido de las Finales de 1987, el c¨¦nit del Showtime: anot¨® (6/7) seis triples (r¨¦cord de playoffs por entonces) en medio de una de sus habituales batallas verbales (trash talking por un tubo) con Larry Bird. Despu¨¦s del segundo, el alero de los Celtics le dijo que estaba teniendo suerte; Despu¨¦s del tercero, Cooper le respondi¨® ¡°?suerte? M¨¢s te vale puntearme¡±. Tras el cuarto, ¡°si no te acercas m¨¢s, te voy a destrozar¡±. Cuando anot¨® el quinto se limit¨® a gritar ¡°face¡± (de in your face, en tu cara), y despu¨¦s del sexto se qued¨®, simplemente, mirando a Bird en silencio.
El eterno 33 de los Celtics reconoci¨® que la defensa de Cooper en 1985 le oblig¨® a mejorar su repertorio y revisar sus (m¨ªnimos) puntos d¨¦biles. Lo siguiente, en 1986, fue la versi¨®n total de Bird¡ y de sus Celtics. Eso motiv¨® que los Lakers alcanzaran su techo un a?o despu¨¦s, escalas de una carrera que convirti¨® a ambos equipos en dos de los mejores de siempre; Legendarios y eternamente unidos, obligados a construirse y rearmarse permanentemente con la vista puesta en el otro lado del pa¨ªs: los Celtics se hicieron con un bulldog como Dennis Johnson para intentar controlar (uno poco, al menos) a Magic. Los Lakers se lanzaron a por Mychal Thompson, una pared de m¨²sculos, cuando se hartaron de llevarse palos de los verdes en las zonas.
Magic y Cooper perfeccionaron una jugada defensiva en la que el escolta se escond¨ªa detr¨¢s del corpach¨®n del base y aparec¨ªa en el ¨²ltimo momento para poner un tap¨®n que, adem¨¢s, dirig¨ªa la pelota hacia las manos del 32. Eso, ya se sabe, significaba dos puntos en la canasta contraria en un santiam¨¦n. Su qu¨ªmica era incuestionable, los dos ¨²nicos que resistieron en la plantilla durante toda la etapa de Pat Riley (1981-90) en el banquillo. Cuando Cooper perfeccion¨® sus penetraciones y bandejas cerca del aro, recurr¨ªa mucho a una en la que met¨ªa la mano por debajo del brazo del defensor. Magic la llam¨® Scooper Cooper To The Looper. El alley oop en transici¨®n Magic-Cooper tambi¨¦n ten¨ªa marca registrada: Coop-a-Loop.
Las noches del Forum y un paso por Roma
Uno de los sonidos inolvidables, y m¨¢s f¨¢ciles de identificar, de aquella extraordinaria era de baloncesto y espect¨¢culo en L.A. era el inacabable ¡°Cooooooooooop¡± con el que el Forum recib¨ªa a un jugador que sal¨ªa casi siempre desde el banquillo para amargarle la noche al mejor anotador del equipo rival. Que dos veces al a?o montaba en su casa una comida de platos criollos y cocina de Luisiana para toda la plantilla y que sufr¨ªa para explicar a su mujer qu¨¦ pasaba en el Forum Club, el local que abr¨ªa despu¨¦s de los partidos y en el que suced¨ªan, en los ochenta, casi todas las cosas que no se pod¨ªan contar de las noches de Hollywood.
Antes de retirarse, jug¨® un a?o en Roma (1990) porque no quer¨ªa dejar las pistas. Cuando era obvio que se estaba quedando sin sitio en los Lakers, Jerry Buss lo trat¨® como a uno de los suyos, lo que en realidad era, y le ofreci¨® traspasarlo donde ¨¦l quisiera, liberarlo¡ o saltar a los despachos de la franquicia con un buen contrato de ejecutivo. Poco despu¨¦s lo hizo y ocup¨® diversos cargos en los Lakers, tambi¨¦n el de entrenador asistente. Incluso gan¨® dos anillos en la WNBA al frente de las Sparks.
Siempre pegado a los Lakers, sus Lakers, el equipo en el que cre¨ªa que no se har¨ªa hueco y del que sali¨® convertido en leyenda. En el que se fue haciendo imprescindible porque no par¨® de trabajar y progresar, aunque hiciera falta fabricarse (lo hizo de joven) un defensor de madera de 2,15 para anotar por encima de ¨¦l. Y al que represent¨® con el orgullo, la dedicaci¨®n y la pasi¨®n fan¨¢tica de todos aquellos superh¨¦roes del Showtime. En el cierre de las Finales de 1980, cuando el primer Magic Johnson emergi¨® tras la lesi¨®n de Kareem y amarr¨® su primer anillo con una actuaci¨®n para la historia (42 puntos, 15 rebotes y 7 asistencias) en Philadelphia, Cooper fue otro de los valientes que se jug¨® el tipo contra unos dur¨ªsimos Sixers y logr¨® que no hubiera s¨¦ptimo partido. Despu¨¦s de que Darryl Dawkins lo arrollara con tal violencia que sus compa?eros tuvieron que ¡°recogerlo de la pista hecho pedazos¡±, el fisio le pregunt¨® si sab¨ªa d¨®nde estaba. ?l contest¨® que en su casa y, sin que nadie supiera c¨®mo, volvi¨® a la pista y anot¨® los dos tiros libres. Acab¨® el partido, el que tambi¨¦n certific¨® su primero de sus cinco anillos, con 16 puntos y 6 asistencias.
Cooper ser¨¢ hall of famer, tal y como confirm¨® su ¨ªntimo Magic Johnson. Y el 13 de enero de 2025, los Lakers retirar¨¢n su n¨²mero 21 en lo que va a ser, por encima de todo, un acto de justicia. Quien se quede solo con sus estad¨ªsticas o con que no pas¨® de un ¨²nico premio de Defensor del A?o, ni vio nada ni ha querido saber nada. Michael Cooper, Coop (Coooooooooooop), es realeza laker, parte del ADN que hizo ¨²nica a la franquicia en los a?os en los que los ser los Lakers no era un atajo sino una exigencia. Los dorados de verdad, los de tipos como ¨¦l. Es, en realidad, muy sencillo de explicar. Tanto que basta con volver al inicio de este art¨ªculo: muchos pueden presumir de n¨²meros o galardones, pero nadie m¨¢s puede decir que Larry Bird lo consideraba el mejor defensor del mundo, el que menos le gustaba tener delante. Y Magic, una de las razones de que los rivales no pudieran, muchas veces, ni aguantar un par de segundos delante de ¨¦l. Eso define una carrera, una vida. Y eso s¨ª que son, de verdad, palabras mayores.
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