Mano Santa en estado puro
Oscar Schmidt, una de las grandes leyendas de la historia del baloncesto ingresa en el Hall of Fame del baloncesto espa?ol.


Para Oscar Schmidt el baloncesto ha sido un motor vital, anot¨® tanto porque lo gozaba y fue tan competitivo porque odiaba perder, quiso ser el mejor jugador posible (¡°nunca vieron a nadie entrenarse como yo ni ser tan obstinado¡±), m¨¢s all¨¢ de r¨¦cords, quiz¨¢ por eso se qued¨® a un pu?ado de puntos de alcanzar los 50.000 en su carrera al retirarse a los 45 a?os y le dio igual. Y quiz¨¢ por eso tambi¨¦n particip¨® con naturalidad en cuatro Mundiales y en cinco Juegos Ol¨ªmpicos (en Se¨²l 88 promedi¨® 42,3 tantos con esta secuencia: 36; 44; 31; 39; 55 a Espa?a, r¨¦cord ol¨ªmpico; 46; 46 y 41) siendo a¨²n el m¨¢ximo ca?onero hist¨®rico en los dos campeonatos. Con la sencillez con la que se levantaba de tres desde sus 2,04 de altura, propulsado por una mec¨¢nica veloz que elevaba el bal¨®n lejos de su defensor, renunci¨® a la NBA. El motivo, Brasil. En los 80, por la normativa, ambas cosas estaban re?idas y ¨¦l prim¨® la Sele?ao.
As¨ª que lo disfrutamos en Europa, mucho, once cursos en Italia y dos en Valladolid. Protagonista de la que quiz¨¢ sea la mejor final ofensiva de siempre del baloncesto continental, la de la Recopa de 1989, Real Madrid-Snaidero Caserta, donde Drazen Petrovic hizo 62 puntos y Oscar 44 con 6 triples y 16/17 en tiros libres antes de ser eliminado en una pr¨®rroga que forz¨® ¨¦l. Con 102-99 y unos segundos por delante consegu¨ªa recibir en el triple en un ¨¢ngulo de 45 grados, pero el bloqueo previo no le hab¨ªa liberado de Pep Cargol, lo hizo su talento, peque?os gestos mil veces repetidos, una leve finta con el pie derecho y otra con la mirada, y arriba, muy arriba, recto como un clavo¡ El bal¨®n sale desde las nubes en una ejecuci¨®n tan precisa como r¨¢pida. ¡°?Dentro, empate a 102!¡±, se desga?itaba Ram¨®n Trecet en TVE. Apote¨®sico. Mano Santa en estado puro.