El argentino (Buenos Aires, 1980) es uno de los grandes representantes de la Generaci¨®n Dorada y uno de los extranjeros que m¨¢s huella ha dejado en la ACB.
El 3 de agosto de 2021, Luis Alberto Scola (Buenos Aires, 1980), a falta de 51 segundos para el final del Australia-Argentina de cuartos de los Juegos de Tokio, se sentaba en el banquillo. Era el final de una carrera hist¨®rica con su selecci¨®n, se desped¨ªa a los 41 a?os tras cinco Juegos y cinco Mundiales una leyenda del baloncesto FIBA, campe¨®n ol¨ªmpico en 2004 y bronce en 2008. Tambi¨¦n dos platas Mundiales y dos finales de la Euroliga, y un muy buen recorrido de diez temporadas en la NBA (Houston, Phoenix, Indiana, Toronto y Brooklyn).
El adi¨®s, a la altura de su trayectoria, con ambos equipos, incluidos los t¨¦cnicos, y los periodistas en pie ovacion¨¢ndolo mientras ¨¦l lo agradec¨ªa y romp¨ªa luego en l¨¢grimas sentado en una silla, abrazado por los suyos. Era el hasta siempre del gran ¡®Luifa¡¯, un interior de 2,06 m que ha dejado una profund¨ªsima huella en Espa?a, en dos campa?as en Gij¨®n y siete en el Baskonia.
En Asturias ascendi¨® a la ACB y en Vitoria hizo grande al club y protagoniz¨® duelos antol¨®gicos, entre otros, con Felipe Reyes. Para muchos el jugador m¨¢s importante de la historia de la selecci¨®n argentina. El jugador se fue, nos queda ahora el directivo, con ideas innovadoras y mucha pasi¨®n. Director general y propietario del hist¨®rico Varese italiano, con un plan a medio plazo. Hay que escucharlo.
?Qu¨¦ le parece que el baloncesto espa?ol se acuerde de usted en el a?o del centenario y le incluya en el Hall of Fame?
Estoy muy contento y orgulloso de formar parte de la historia del b¨¢squet de un pa¨ªs que tuvo tanto ¨¦xito con tant¨ªsimos jugadores. Es un gesto muy bonito.
Se enganch¨® al baloncesto en la Argentina de los 80, ?c¨®mo sucedi¨®?
Por mi padre (Mario Scola), al que ve¨ªa jugar todo el d¨ªa. Mostraba una pasi¨®n tan grande por este deporte que me la contagi¨®. A mis dos hermanas no les interesaba y el b¨¢squet era nuestro punto de encuentro, algo en exclusiva que compart¨ªamos: iba a los entrenamientos con ¨¦l, habl¨¢bamos¡ Disfrutaba mucho esos momentos. Despu¨¦s, cuando empec¨¦ a entender un poco m¨¢s y miraba a otros jugadores, me preguntaba: ¡°?C¨®mo puede ser que mi pap¨¢ mejore y compita contra esta gente que solo juega al b¨¢squet?¡±. Porque mi padre estaba en el banco todo el d¨ªa, terminaba a las seis de la tarde y se iba al club de traje y corbata, se pon¨ªa el pantal¨®n corto y entrenaba por la noche. Al d¨ªa siguiente se levantaba a las siete y otra vez lo mismo. Por entonces jugaba en el N¨¢utico Hacoaj, un club regional de Buenos Aires, en un entorno semiamateur. Ah¨ª empez¨® mi obsesi¨®n por ser profesional. Pensaba: ¡°Si lo soy, cobrar¨¦ plata y no necesitar¨¦ trabajar y podr¨¦ entrenarme m¨¢s horas y convertirme en mejor jugador¡±.
?Qu¨¦ edad ten¨ªa cuando meditaba eso?
¡°El baloncesto europeo est¨¢ llegando al final del camino, de un modelo que no se sostiene y hay que buscar otro que se tenga en pie¡±
Entre ocho y once. En seguida, todo tom¨® velocidad. A los 13 a?os empiezo a jugar en el circuito de selecciones nacionales de Argentina. Me buscan clubes y esa mirada inocente tan pura se fue. A los 15 ya era profesional y¡ todo lo que pas¨® luego.
Por entonces, en 1990, se celebr¨® el Mundial en Argentina, en el Luna Park de Buenos Aires, y con diez a?os estuvo all¨ª de voluntario viendo a una de las mejores Yugoslavias de todos los tiempos. ?Le impact¨® o miraba m¨¢s a la NBA?
En ese momento no hab¨ªa cable, ni televisi¨®n por sat¨¦lite, nada. Nosotros ve¨ªamos los partidos en VHS (cinta de v¨ªdeo) cuando alguien viajaba y pod¨ªa conseguirlos, se pasaban de mano en mano. Y no todos los VHS funcionaban en todas las videocaseteras, porque hab¨ªa un formato europeo y otro americano. Agarr¨¢bamos el auto, por ejemplo, manej¨¢bamos durante 45 minutos para ir a casa de mi abuela, dec¨ªamos hola y pon¨ªamos el casete para ver el partido, Magic contra Larry, que pod¨ªa ser de hace dos a?os. Eran los monstruos inalcanzables. En el Mundial ten¨ªamos ah¨ª a otros grandes jugadores, y a esos los ve¨ªamos, y se me despierta un poco todo lo anterior. ¡°?Por qu¨¦ estos tipos juegan tan bien?¡±, volv¨ªa a preguntarme. ¡°Son profesionales, llevan prepar¨¢ndose mes y medio y no trabajan¡±, me dec¨ªan. ¡°Ah¨ª est¨¢ el tema, por eso saltan m¨¢s, tienen m¨¢s m¨²sculo y tiran mejor, porque no tienen que ir al supermercado o al puerto por la ma?ana¡±. En el Mundial, adem¨¢s, se dispara la historia del famoso documental ¡®Once Brothers¡¯ (Una vez hermanos, aunque el t¨ªtulo en espa?ol es ¡®Hermanos y enemigos: Petrovic y Divac¡¯), de hecho, se me ve en las im¨¢genes cuando esa persona, un argentino con descendencia croata, salta a la cancha con la bandera de Croacia y se la muestra a Vlade (Divac), que se la arranca de las manos. Me acuerdo de que llegu¨¦ a casa y mi pap¨¢ estaba hablando del tema, no sab¨ªa lo que era Yugoslavia, y me lo explic¨® y me dijo que se iba a armar un l¨ªo b¨¢rbaro. All¨ª estuve, a cinco metros del incidente.
En 1997, con apenas 17 a?os, firma por el Baskonia.
S¨ª, firm¨¦ un a?o antes de llegar a Espa?a un contrato de diez que empezaba en 1998, como si hubieran sido once a?os. Todo vino por mi obsesi¨®n de ser profesional, que en seguida dio lugar a querer ir al exterior porque las condiciones eran mejores y se compet¨ªa m¨¢s. Ten¨ªa tres o cuatro opciones de universidades americanas y, durante mucho tiempo, estuve m¨¢s por ese lado; pero al final me inclin¨¦ por Europa. Cre¨ªa que no hab¨ªa ninguna posibilidad de que me fuera mal. ¡°?Cu¨¢l es el camino m¨¢s r¨¢pido para ir a la NBA?¡±, me preguntaba entonces. En mi evoluci¨®n mental pas¨¦ de querer jugar al b¨¢squet como mi pap¨¢ a desear ser profesional y despu¨¦s a tratar de ir a jugar con los mejores y, luego, a la NBA. Y ya en 1997 y 98 empezaba a coquetear con la selecci¨®n. Estaba convencido de que iba a llegar a la NBA, no s¨¦ si hab¨ªa argumentos, s¨ª mucha inconsciencia. As¨ª que en un momento decidimos que lo mejor para mi evoluci¨®n era intentarlo a trav¨¦s de Europa. No siempre estuve convencido de que fuera el mejor camino para llegar lo antes posible. Al final, la realidad es que estuve diez a?os en la NBA y casi otros diez en Europa (Gij¨®n y Baskonia) y volv¨ª al final de mi carrera (Mil¨¢n y Varese). Pasa siete temporadas espectaculares en Vitoria, donde me llev¨¦ un mont¨®n de cosas, conoc¨ªa a gente incre¨ªble y form¨¦ una familia. Me encant¨® que fuera as¨ª.
Y lleg¨® a Espa?a en 1998, a Gij¨®n cedido por el Baskonia porque era extracomunitario con solo 18 a?os¡ No parece una situaci¨®n f¨¢cil.
No lo era, aunque en su momento no tuviera consciencia. Ah¨ª entra una figura clave en mi carrera, Moncho L¨®pez (seleccionador espa?ol entre 2002 y 2003), que me da la oportunidad a sabiendas de que medio Gij¨®n y media LEB pensaban que se hab¨ªa vuelto loco. En realidad, los otros equipos se frotaban las manos, cre¨ªan que ten¨ªan un rival menos para subir a la ACB. Porque, adem¨¢s, estaba yo con 18 y Linton Townes con casi 40 a?os (exjugador del Madrid en la 85-86). Y, sabe qu¨¦, no solo me dio la oportunidad, sino que ascendimos. ¡®Imaginate¡¯ no solo el coraje, sino la capacidad que tuvo ese entrenador de ver una realidad que ning¨²n otro anticip¨®. Le dio a la ciudad el ascenso, pero despu¨¦s, no contento con eso, me mantiene en la ACB como extranjero con el agravante de que empezamos muy mal la Liga. Segundo acto de valent¨ªa que acab¨® con la salvaci¨®n en el ¨²ltimo partido. Para m¨ª, Moncho fue clave, se lo agradezco; lo admiro much¨ªsimo.
Previamente, en Ferro Carril Oeste lo entren¨® Le¨®n Najnudel, figura determinante en el baloncesto argentino, y luego en Europa, Dusko Ivanovic, Pedro Mart¨ªnez, Perasovic, Maljkovic, Messina¡
Guardo gratos recuerdos de todos, aunque me impactaron m¨¢s con los que estuve m¨¢s tiempo. Con Dusko pas¨¦ cinco a?os e hicimos un mill¨®n de cosas juntos. En lo que me convert¨ª y todo lo que di a nivel europeo fue gracias a ¨¦l. Con el resto estuve menos de un a?o porque unos reemplazaron a otros y con Ettore llego al final de mi carrera y nos agarra la COVID en febrero, pero tiene un impacto fuerte en m¨ª como persona de b¨¢squet porque sigo hablando mucho con ¨¦l.
En Espa?a tuvimos la suerte de ver crecer, casi de la mano, a dos generaciones legendarias, la de los J¨²niors de Oro y la de la Generaci¨®n Dorada argentina. Es verdad que Gin¨®bili jug¨® en Italia, pero del resto casi todos pasaron por la ACB. ?Percib¨ªa que en la Liga se daban las circunstancias para este despegue competitivo?
¡°Me carcom¨ªa no poder establecerme en la NBA, me daba bronca, pero al final todo se dio bien. Estuve diez temporadas¡±
En Argentina en los a?os 2000 y 2001 se dio una gran crisis y eso hizo que muchos jugadores se fueran a Espa?a, tambi¨¦n a Italia, donde estuvieron Gin¨®bili, Sconochini, Delfino... Hay mucha Italia ah¨ª y, claramente, mucha Espa?a. Eso nos permiti¨® competir con los mejores y ayud¨® a la selecci¨®n, los dos pa¨ªses juegan un papel clave en la evoluci¨®n del b¨¢squet argentino. Los mejores momentos coinciden con los a?os de m¨¢s ¨¦xodo.
Ambas generaciones coexisten en la Liga y hubo una enorme rivalidad, me acuerdo de la suya con Felipe Reyes, la de Nocioni con Rudy¡ ?Que el Chapu acabara en el Madrid y usted en Mil¨¢n con el Chacho ha ayudado a que cada lado entendiera mejor al otro?
Jug¨¢bamos partidos muy importantes que llamaban la atenci¨®n: Espa?a-Argentina, Madrid-Baskonia¡ con el Unicaja tambi¨¦n. Duelos que marcan las cosas, pero con casi 40 a?os que ten¨ªa ya en Mil¨¢n, no me pod¨ªa poner a rivalizar con nadie por el pasado. Pertenec¨ªa a un momento determinado y ah¨ª qued¨®. Yo miro ahora un partido del Madrid y no quiero que pierda; lo que s¨ª quiero es que gane el Baskonia porque conservo sentimientos.
Lo escuch¨¦ un d¨ªa hablar de c¨®mo salieron de la zona de confort en la selecci¨®n argentina para afrontar los roces, los egos y el papel de cada uno, que no todo fue siempre tan bonito como se pinta desde fuera. Quiz¨¢ sea equiparable a Espa?a cuando se habla de La Familia.
No pienso que la qu¨ªmica haga los buenos equipos, m¨¢s bien creo que estos se hacen con el talento y, despu¨¦s, al formarse uno termina conectando. Crear un buen equipo necesita de un gran nivel de intensidad, de detalle, esfuerzo y calidad, y luego resulta complicado compaginar los roles, los egos y dem¨¢s. No siempre se consigue y cuando se logra nunca es de manera tranquila, sino conflictiva, siempre hay alguien que debe resignarse, jugar menos, defender m¨¢s¡ Eso genera problem¨¢ticas, pero si todo se acomoda, empiezas a jugar bien y a ganar partidos, entonces se crea una conexi¨®n que no tiene igual a casi ninguna otra. Cuando a¨²n hoy nos juntamos los que ganamos en 2004 (oro ol¨ªmpico en los Juegos de Atenas) se mantiene esa conexi¨®n, en los equipos que lograron cosas juntos el v¨ªnculo no se rompe. Eso te lo da ser un buen equipo, los grandes resultados, rebasar fronteras y perdurar en el tiempo, as¨ª se genera la qu¨ªmica y no al rev¨¦s, esa es mi opini¨®n.
Y dentro de toda esa amalgama su rol ha cambiado, no es lo mismo el Scola de la ¨²ltima d¨¦cada que el de la plata mundial en 2002 o el oro ol¨ªmpico en 2004.
S¨ª, y eso tambi¨¦n fue conflictivo. El hecho de asignar los roles lo es; pero si, despu¨¦s de otorgados, hay alguien que va creciendo, todav¨ªa es peor, porque hay un punto en el que las funciones se acomodan y el que empieza a subir rompe las din¨¢micas. Ocurri¨® con Manu (Gin¨®bili): entra en la selecci¨®n de una manera y termina de otra. Pas¨® de jugador de rol en 1998 a ser importante en 1999, de ah¨ª a ser el MVP en 2001 y el mejor en 2002 y luego a nivel gal¨¢ctico en adelante. Siempre iba para arriba, rompiendo fronteras. Imagino que fue parecido con Pau Gasol o con Nowitzki. Y con otros jugadores como Nocioni o yo mismo.
?Manu Gin¨®bili es el mejor jugador de la historia del baloncesto argentino y Luis Scola, el de la selecci¨®n?
Estoy de acuerdo en la primera parte, la ¨²nica que importa. Manu es el mejor de nuestra historia y realmente ya est¨¢. Est¨¢ perfecto, yo hice lo m¨ªo, cosas que estuvieron buenas, lo s¨¦; pero no me hace falta partir la respuesta para estar yo arriba. Es como decir que Pau Gasol no gan¨® nunca la Euroliga.
Volvamos a su etapa en el Baskonia y a su ambici¨®n de ir a la NBA. En 2002 lo eligen en el draft los Spurs, en 2005 tienen mucho inter¨¦s en llevarlo a EE UU, pero el club pide bastante dinero y finalmente no sale hasta 2007, apenas un a?o antes de quedar libre y pagando alrededor de tres millones de euros, que era casi como la totalidad del contrato firmado inicialmente por los diez a?os. Desde fuera pareci¨® muy complejo.
En ese tiempo tuve momentos dif¨ªciles, quer¨ªa ir a la NBA; aunque visto en retrospectiva no puedo darle a mi carrera esa connotaci¨®n negativa, porque no lo fue. Me hubiera dolido si solo hubiera podido estar dos o tres temporadas en la NBA, pero pude jugar hasta los 37 a?os y a los 36 lo hice de titular en la final de Conferencia con Toronto. Me funcion¨®, me fue bien. Mi miedo entonces era no tener tiempo de establecerme all¨ª, eso era lo que me carcom¨ªa por dentro, sobre todo a partir de 2004, me daba bronca. Al final se dio muy bien, no tengo negatividad, form¨® parte de un gran viaje que disfrut¨¦ much¨ªsimo.
En 2007 aterriza en Houston, justo cuando se estrena como ¡®general manager¡¯ Daryl Morey, un dirigente determinado a aplicar el an¨¢lisis de datos en el baloncesto, a potenciar los triples y las bandejas sobre los lanzamientos de media distancia (se le ha llamado ¡®Moreyball¡¯ por el libro ¡®Moneyball¡¯ de Michael Lewis, la historia del ¡®general manager¡¯ Billy Beane en el b¨¦isbol, tambi¨¦n llevada al cine en 2011 con Brad Pitt como protagonista, que logr¨® con el an¨¢lisis estad¨ªstico y sus m¨¦todos formar un equipo competitivo con un bajo presupuesto, lo que cambi¨® ese deporte).
De hecho, es Daryl el que me llama para ir a los Rockets.
?C¨®mo le marc¨® de jugador y en su formaci¨®n como directivo su manera de ver el baloncesto: el an¨¢lisis de datos, la innovaci¨®n, el atrevimiento¡?
¡°El general manager Daryl Morey me hizo ver el b¨¢squet de forma diferente. Su influencia es total en cada cosa que hago ahora¡±
La influencia de Daryl sobre m¨ª fue muy grande, me hizo ver el b¨¢squet de una manera completamente diferente. Quiz¨¢ no tanto como jugador, porque dentro de la cancha es m¨¢s dif¨ªcil, aunque algo empec¨¦ a adaptar; pero, m¨¢s adelante, s¨ª. De jugador no tienes acceso a todas las conversaciones. Su influencia sobre cada cosa que hacemos ahora en el club, en Varese, es total.
Y a Italia llega despu¨¦s de salir de la NBA, de dos campa?as en China y de ser subcampe¨®n mundial con Argentina en 2019 con 39 a?os.
No ten¨ªa con mi mujer expectativas de acabar en Italia, pero, de repente, me llama Ettore Messina y¡ nos fuimos. Nos gust¨®. Un a?o en el que el mundo se cerr¨® y se suspendieron los Juegos Ol¨ªmpicos. Luego fui a Varese y me retir¨¦ en los Juegos en el verano de 2021 (en su quinta cita ol¨ªmpica despu¨¦s de haber participado en otros cinco Mundiales). Para m¨ª todo gira alrededor del b¨¢squet, tengo una gran pasi¨®n y quer¨ªa seguir vinculado. Solo sab¨ªa que no iba a ser entrenador, no me gusta. En Varese me sent¨ª a gusto con la ciudad, el club, sus fans y su historia. Y tuve la oportunidad de empezar algo nuevo, un proyecto en un equipo que gan¨® cinco Copas de Europa tras disputar diez finales seguidas (de 1970 a 1979). En cuanto a la pasi¨®n y como ciudad es parecido a Vitoria. Nuestro sue?o es convertirnos en el Baskonia de Italia. Queremos hacer lo mismo que hizo Josean Querejeta. En mi lista de cosas est¨¢ ir a robarle un poco de su cerebro, preguntarle: ¡°?C¨®mo lo hiciste?¡±. Yo firm¨¦ en Vitoria en 1997 y el estadio ten¨ªa 5.000 personas, despu¨¦s lo agrandaron varias veces hasta las m¨¢s de 15.000 actuales, no hab¨ªan jugado nunca la Euroliga¡ era un equipo chiquito, similar a lo que es el Varese en este momento. So?amos con tener un camino as¨ª, aunque solo sea medianamente parecido.
?Y c¨®mo se toma un camino as¨ª? El Baskonia fue pionero apostando por el mercado sudamericano, luego otros lo copiaron. Y ahora, ?c¨®mo se puede hacer eso con el an¨¢lisis de datos que en Europa no est¨¢ tan desarrollado?
Podemos discutir qu¨¦ hay que hacer, pero la clave es ser valiente e innovador. Si hacemos todos lo mismo, el que tiene m¨¢s plata gana. ?C¨®mo hacemos para competir con otras realidades con m¨¢s recursos que la nuestra? Eso es lo que hizo el Baskonia en su d¨ªa y lo que intentamos nosotros. A veces se repiten cosas de la misma manera porque se hicieron siempre as¨ª, sin una gran explicaci¨®n detr¨¢s. Identificar que hay mejores formas te da la oportunidad de limar la distancia. Otra manera es invertir en los j¨®venes. Los equipos con plata tienden a escapar de los j¨®venes porque a ellos s¨ª les interesa jugar el partido de los presupuestos. Van directamente a los jugadores cuando ya se han desarrollado: pueden pagarlos. Cuando los recursos son bajos toca pensar en el largo plazo para crecer, el corto es un gran enemigo. Hay que crear un sistema de juego, mejorar el tiro de tres puntos, el sentimiento de pertenencia¡ un mont¨®n de cosas para que en seis o sietes meses el equipo progrese. Y si un grande quiere a un jugador tuyo, que ya tenga con nosotros un contrato de dos, tres o cuatro a?os.
Habla del medio y el largo plazo y creo que es bueno destacar que no es un director general al uso, sino que tambi¨¦n es propietario, lo que le da m¨¢s capacidad para arriesgar e innovar. ?A cu¨¢ntos a?os vista es su proyecto en Varese?
Ahora hablo de cinco a?os, porque cuando comenc¨¦ dec¨ªa quince y la gente se asustaba. Pero si empiezas con jugadores de 16 a?os, como el Baskonia en su d¨ªa con los Garbajosa, Splitter¡, que dieron una d¨¦cada de alegr¨ªas al club, y todo va espectacular, los primeros puntos los meten en siete a?os. Esa era la visi¨®n, aunque si hablas de diez o quince a?os la gente se agarra un p¨¢nico incre¨ªble, entonces baj¨¦ el discurso a cinco, pese a que en ese tiempo solo acabas de empezar a hacer girar la rueda.
¡°En Varese queremos repetir lo mismo que hizo Querejeta cuando el Baskonia era un equipo chiquito, so?amos con un camino as¨ª¡±
Uno, dos, tres lustros en pleno desarrollo del baloncesto europeo, con la Euroliga en expansi¨®n mirando fuera del continente, con los clubes tratando de implementar un ¡®fair-play¡¯ financiero, ?le preocupa que bastantes de los grandes clubes sigan siendo muy deficitarios? Muchos pensamos que eso no puede seguir as¨ª, no s¨¦ si lo comparte.
Eso no puede ser, as¨ª no vamos a ning¨²n sitio y mi sensaci¨®n es que estamos llegando al final del camino. Hasta ahora se hicieron las cosas de una manera y ya no est¨¢n bien. El b¨¢squet es un deporte importante, pero no empuja como el f¨²tbol. Lo que se tiene se gasta y lo que no, no. Deber¨ªa ser as¨ª. Si todos los equipos pierden plata, no pasar¨ªa nada si no la perdieran, al rev¨¦s, no se acabar¨ªa el baloncesto y los jugadores, al final, terminar¨ªan jugando en alg¨²n lugar. Lo que no est¨¢ bien es que haya deudas, que los clubes no paguen. Hay que buscar un sistema org¨¢nico, sustentable, que se tenga en pie solo. Lo consigui¨® la NBA y otras competiciones y creo que es el futuro de la gesti¨®n deportiva. Tenemos ejemplos: el Atalanta, casi toda la Premier League, la Liga australiana de b¨¢squet¡ ?Y c¨®mo? ?Con un ¡®fair-play¡¯ financiero, con el l¨ªmite salarial de la NBA...? No s¨¦ exactamente la soluci¨®n; hay que buscarla. Reglas claras que se respeten. De nada sirve establecer un control financiero y que salga un patrocinador que pague supuestamente diez millones, cuando se sabe que no se ajusta a la realidad. El problema de que venga un millonario y ponga la plata es que eso siempre caduca, bien porque se cansa, porque se queda sin plata, porque se muere y los hijos no lo contin¨²an. Siempre termina, no hay futuro as¨ª y te deja un vac¨ªo incre¨ªble, que no es solo de ese equipo, sino que arrastra a todo un mercado detr¨¢s. En Italia, en los ¨²ltimos veinte a?os, ha habido de promedio una bancarrota anual: veinte bancarrotas. Tuvimos una hace dos a?os en medio de la temporada, un equipo que el jueves dijo: ¡°Muchachos, nosotros el domingo no vamos¡±. Eso te tira toda la industria para abajo. Estamos al final de un modelo que no se sostiene en pie y hay que transicionar a otro sostenible.
La ¨²ltima, ¡®Luifa¡¯, ?todav¨ªa hay alguien que le llame Luis Fabi¨¢n?
(Carcajada) S¨ª, en Argentina. Hab¨ªa un jugador de f¨²tbol, Luis Fabi¨¢n Artime, del Belgrano de C¨®rdoba, que era un ¡®nueve¡¯, un artillero que no cruzaba la mitad del campo, siempre en la otra porter¨ªa, y yo ten¨ªa el h¨¢bito de puntear el tiro y salir directo al contraataque, as¨ª que, si agarraban el rebote ofensivo, me quedaba solo en la otra cancha y empezaron a referirse a m¨ª como a un nueve y no s¨¦ qui¨¦n me dijo: ¡°Vos no sos Luis Scola, sos Luis Artime¡±. Y pas¨® a repetir ¡®Luifa¡¯, ¡®Luifa¡¯; pero no soy Luis Fabi¨¢n, soy Luis Alberto. En mi pa¨ªs, incluso en las notas de prensa o en alguna presentaci¨®n, se refer¨ªan a m¨ª como Luis Fabi¨¢n. Una vez estando con la selecci¨®n vimos a Artime, que nos visit¨®, y empezaron a gritar ¡°este es el original¡±. Nos part¨ªamos de risa.