NBA | LAKERS 111 - PELICANS 114
LeBron y Davis asisten al funeral
Los Lakers gastan su ¨²ltima bala, en casa y a pesar del regreso de sus dos s¨²per estrellas. Ya tienen casi imposible hasta llegar al play in: un fracaso para la historia negra de la NBA.
Hace semanas que el destino de los Lakers 2021-22 est¨¢ escrito. Solo faltaba saber c¨®mo iba a ser el ¨²ltimo cap¨ªtulo, qu¨¦ tipo de final escrib¨ªa un equipo que va a dejar uno de los borrones m¨¢s notables de la historia de la NBA: un fracaso antol¨®gico. El epitafio elegido fue, en realidad, el ¨²nico posible. Sin perd¨®n, sin brotes verdes, sin peros, sin esperanza, sin alegr¨ªa. Sin luz. Sin plan, sin qu¨ªmica, sin direcci¨®n, sin fuerzas. Sin sentido, sin suerte, sin ideas. Nada. La m¨¢s absoluta nada. Todav¨ªa no se ha cumplido un a?o y medio desde que los Lakers se proclamaron campeones de la NBA en la burbuja de Florida. C¨®mo se ha desmontado un equipo ganador y se ha construido un galimat¨ªas sin fundamento ser¨¢ una historia a la que volveremos. En los pr¨®ximos d¨ªas y durante los pr¨®ximos a?os. Un caso de estudio, una ca¨ªda estruendosa. Un suicidio deslumbrante que estar¨¢ en la historia de la Liga.
Los Lakers, llegados a este miserable punto, no ten¨ªan otro objetivo que evitar el sonrojo de quedarse fuera incluso de la repesca del play in. Para agarrarse a las matem¨¢ticas, ten¨ªan que ganar en casa a los Pelicans. Y, para empujar las opciones y un ¨¢nimo totalmente deshilachado, volv¨ªa LeBron James tras un par de partidos fuera y, sobre todo, regresaba Anthony Davis, que no jugaba desde el 16 de febrero y que se ha perdido media temporada (y LeBron, un cuarto). Pero no, los Lakers perdieron (111-114) como han perdido mil partidos. Porque no tienen continuidad, porque no marcan diferencias en sus rachas buenas y son horriblemente in¨²tiles en las malas. Quedan en 31-46 despu¨¦s de enlazar su quinta derrota seguida y la octava en diez partidos. La cr¨®nica de una muerte anunciad¨ªsima. Los Pelicans est¨¢n 34-43, ahora asentados en el noveno puesto del Oeste. Y la cuenta de los Lakers pasa ya solo por los Spurs, que marchan 32-45 en pleno ba?o y masaje de un doble duelo con los Blazers, un equipo abandonado al m¨¢s obsceno tanking. Los texanos tienen un partido de ventaja que son dos porque controlan el desempate. A ambos equipos les quedan cinco. Pensar que los Lakers van a remontar dos partidos completos en un tramo de cinco es, ahora mismo, pensamiento ilusorio.
As¨ª que est¨¢n b¨¢sicamente fuera de casi todas las cuentas. Todav¨ªa no matem¨¢ticas, pero s¨ª l¨®gicas. Ha sido una temporada de contratiempos y malas noticias, pero tambi¨¦n de ocasiones desperdiciadas, de gesti¨®n p¨¦sima, de errores groseros. De la directiva, de un Frank Vogel que va a tener una salida trist¨ªsima tras hacer campe¨®n al equipo y desde luego de un big three al que habr¨ªa que recordarle aquello de que cuidado con lo que deseas, porque lo puedes conseguir.
La derrota que puso el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d tuvo los ingredientes esenciales de la temporada, sobre todo el en¨¦simo final horrible. Con 104-99 a falta de cinco minutos, los Lakers solo sumaron 7 puntos m¨¢s y encajaron 15. En ese tramo en el que iba al aire la temporada, LeBron y Davis sumaron un 1/6 en tiros de campo y 0/2 en tiros libres. Los ¨¢rbitros no vieron alguna falta obvia a LeBron y fueron sumamente condescendientes con Brandon Ingram (29 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias) y Jonas Valanciunas (17+12+6). Sumado el gran inicio de CJ McCollum (al final, 32 puntos), fue suficiente. Los Pelicans no hicieron nada especial, solo estar ah¨ª. Cuando los Lakers apretaron un poco, demostraron que no son mucha cosa. Ahora bien, son m¨¢s que un rival de alma absolutamente carcomida que, adem¨¢s, les va a regalar un pick muy jugoso para la pr¨®xima primera ronda. As¨ª que la noche fue redonda para los Pelicans. Estupenda en todos los sentidos porque incluso se dieron el gusto de ganar a Davis por primera vez desde su fea salida de Nueva Orleans.
LeBron James acab¨® con 38 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias. Tambi¨¦n con 6 p¨¦rdidas y sin saber qu¨¦ hacer con el ataque final, con bola para empatar. Ha pasado mil veces en este curso horrendo. Anot¨® 21 puntos en el tercer cuarto, cuando la cosa pareci¨® (aunque nunca lo hace) ponerse de cara para los Lakers. Y se qued¨® en dos en el ¨²ltimo cuarto, cuando el optimismo era generalizado porque su equipo hab¨ªan resistido por delante durante sus minutos de descanso. En parte por un momento de iluminaci¨®n (dos triples salidos de la nada) de Russell Westbrook, horrible durante el resto de la noche (12+4+5, 5/15 en tiros) y horrible despu¨¦s de la derrota, cuando le preguntaron c¨®mo afectaba al equipo jugar en casa, antes su p¨²blico: ¡°No presto atenci¨®n a este p¨²blico¡±. ?l sabr¨¢ qu¨¦ quer¨ªa decir o de qu¨¦ le sirve decir eso.
Davis volvi¨® con ¨®xido por la inactividad pero, incluso lejos de su nivel top, se not¨®: 23 puntos, 12 rebotes, 6 asistencias. Al final estrope¨® un partido correcto si se consideran las circunstancias. Como todo su equipo; que no acert¨® en los ataques clave, que recibi¨® canastas decisivas tras rebote de ataque, que tuvo lapsos de concentraci¨®n inexplicables y, otra vez, unas rotaciones que solo Frank Vogel parece entender. O ni eso. El t¨¦cnico dej¨®, de pronto y en una decisi¨®n extra?¨ªsima, sin minutos a Horton-Tucker y Reaves.
A los Lakers solo les quedaba escribir su epitafio, el final de una temporada que ser¨¢ un tomo negro en su historia. Y eligieron la peor manera, seguramente porque ni conocen ni merecen otra. Se van a ir, salvo milagro que a estas alturas seguramente ni deseen, sin jugar siquiera el play in, fuera de los diez primeros del Oeste y a unos 15 partidos del 50% de victorias. Hasta los que eran m¨¢s pesimistas cuando se form¨® este equipo, cuando se gest¨® de la nada la operaci¨®n Westbrook, se han acabado quedando cortos. El desastre es colosal, hist¨®rico, de implicaciones que, a partir de ahora y desde la tumba, tardaremos semanas en comprender y conocer. Pero que ser¨¢n s¨ªsmicas. O deber¨ªan serlo despu¨¦s de que esta noche, esta ¨²ltima cena, demostrara que a veces, sencillamente, no hay perd¨®n posible. Ni siquiera en Hollywood.