Reggie Miller: "El que diga que no le duele no ser campe¨®n, miente"
El legendario escolta habla con The Athletic sobre su inclusi¨®n en el top 75 de la NBA: "Me pill¨® por sorpresa, hice mis cuentas sobre qui¨¦n iba a entrar y pensaba que yo no estar¨ªa ah¨ª".
Reggie Miller tiene ahora 56 a?os. Es una leyenda de Indiana Pacers y de la NBA que ha entrado en la lista de los 75 mejores de la historia, elaborada oficialmente con motivo del 75 aniversario de la competici¨®n, y sigue siendo recordado como un killer, un enorme ejecutor en los finales dram¨¢ticos y uno de los mejores tiradores de la historia. Es tercero en triples totales anotados (2.560) aunque James Harden le pisa ya los talones. Miller lleg¨® en una ¨¦poca, claro en la que se tiraba mucho menos de tres: fue n¨²mero 11 del draft de 1987. Aunque recibieron abucheos de su afici¨®n, los Pacers eligieron a Miller, que acab¨® jugando toda su carrera en Indiana (1987-2005), donde se convirti¨® en leyenda: cinco veces all star, tres All NBA, oro ol¨ªmpico (1996) e integrante del Hall of Fame. Y, para su desgracia, uno de los mejores jugadores de siempre sin anillo de campe¨®n.
The Athletic est¨¢ elaborando su propio top 75, y en ¨¦l, en el puesto 47, est¨¢ Reggie Miller, que ha concedido una extensa y jugosa entrevista a este medio con motivo de su selecci¨®n, que se une a una oficial que reconoce que le pill¨® por sorpresa: ¡°El d¨ªa que anunciaban los ¨²ltimos 25 del top 75 pensaba que no iba a entrar. Hab¨ªa visto los 50 que ya estaban y vi los nombre que faltaban y que entraban seguro: Dwyane Wade, Shaquille O¡¯Neal, t¨ªos as¨ª¡ Me sal¨ªan 18 o 19 as¨ª que me imagin¨¦ que no iba a estar entre los seis o siete restantes. Me sorprendi¨® mucho de verdad. Es algo con lo que ni sue?as cuando empiezas a jugar¡±.
En la entrevista, Miller cuenta c¨®mo se convirti¨® en un tirador letal: ¡°La clave fue la repetici¨®n. Crec¨ª sin ser uno de los chicos grandes, as¨ª que ten¨ªa que tener otras armas, y el tiro fue algo que se me daba bien. Repetici¨®n, tirar y tirar. Meter quince de un lado, despu¨¦s quince desde el contrario, entonces pasar a dieciocho desde cada uno, despu¨¦s veintiuno¡ y as¨ª sin parar¡±. Y asegura que no habr¨ªa sido quien fue sin Cheryl Miller, su hermana mayor y una de las mejores jugadoras de la historia: ¡°Fue una adelantada a su tiempo, en el baloncesto femenino y en el baloncesto en general. Hizo cosas que ni los hombres estaban haciendo. Nos hizo trabajar m¨¢s duro a todos para conseguir lo que nos propon¨ªamos. Poder decir que la mejor jugadora del mundo est¨¢ en tu casa era algo incre¨ªble. Los partidillos contra ella me ayudaron de ni?o a perfeccionar mi mec¨¢nica de tiro. Me pon¨ªa tapones todo el rato, era m¨¢s alta que yo, m¨¢s r¨¢pida, saltaba m¨¢s. Era un reto tirar por encima de ella. As¨ª que empec¨¦ a practicar para ganar un par de metros yendo hacia atr¨¢s y lanzar cada vez con m¨¢s arco¡±.
Miller explica tambi¨¦n esa facilidad que ten¨ªa para aparecer en los finales igualados, cuando a otros les temblaba el pulso: ¡°Lo que diferenciaba era el deseo de tener la bola en las manos en los peores momentos posibles, en las situaciones m¨¢s duras de los partidos. Jugu¨¦ con, y contra, muchos jugadores incre¨ªbles pero que no quer¨ªan saber nada cuando llegaban las jugadas decisivas. Eso es lo que me gustar¨ªa que se dijera de mi carrera: quer¨ªa la bola es las situaciones m¨¢s complicadas. ?Si eso requiere arrogancia? S¨ª, y tambi¨¦n ego¨ªsmo. Y hombros fuertes porque la mitad de la gente va a adorar lo que haces y la otra mitad lo va a detestar. Es cuesti¨®n de si entra o no la bola, no hay grises entre medias. Yo siempre sent¨ªa que pod¨ªa ser el h¨¦roe. Desde que jugaba en el patio de mi casa y hac¨ªa la cuenta atr¨¢s de los ¨²ltimos segundos en mi cabeza antes de tirar. En el instituto, en UCLA, en la NBA¡ siempre. A veces fallabas, y ven¨ªan las culpas y las cr¨ªticas. Pero para los anotadores y para los tiradores es as¨ª: hay que tener mala memoria¡±.
De lo que no tiene dudas es de qui¨¦n es el mejor tirador de la historia, aunque pone sobre la mesa tambi¨¦n el nombre de una de las grandes leyendas del baloncesto europeo: ¡°Stephen Curry ha cambiado el baloncesto. Es el mejor tirador de la historia. Antes de ¨¦l, el mejor que vi era Drazen Petrovic. Pero Steph ha revolucionado la forma de jugar y la percepci¨®n que se tiene de los tiradores. Drazen y yo nos dedic¨¢bamos a pasar bloqueos, recibir y tirar, pero Steph hace todo. Est¨¢ en la cima de los tiradores sin nadie cerca¡±.
Miller nunca gan¨® el anillo, y explica que tuvo la opci¨®n de salir de la retirada para jugar en los Celtics del big three (Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce) que le tentaron con la opci¨®n de ganar el t¨ªtulo que se le hab¨ªa resistido. Para ¨¦l, decir que no fue una cuesti¨®n de lealtad: ¡°Era un equipo que lo ten¨ªa todo para ser campe¨®n. Pero, para m¨ª, no habr¨ªa sido lo correcto acabar abriendo botellas de champ¨¢n en Boston despu¨¦s de haber crecido como jugador en Indiana, haber re¨ªdo y llorado con los Pacers¡ lloramos mucho porque estuvimos muy cerca muchas veces. No podr¨ªa haber estado celebrando y riendo en otro sitio por haber ganado el campeonato porque lo que siempre quiso fue ganarlo en Indiana. La gente no entiende lo que significa ganar en un mercado peque?o: lo que hizo LeBron en Cleveland, ahora Milwaukee¡ Indiana est¨¢ en esa categor¨ªa. Es como ganar cuatro veces en otro sitio. No ¨¦ramos los Lakers ni los Celtics ni los Bulls. Si ganas en sitios como Indiana, los aficionados viven y mueren por ti. Adem¨¢s, Indiana es un estado en el que el baloncesto es tan importante¡ solo quer¨ªa ganar all¨ª. Sab¨ªa lo especial que ser¨ªa. As¨ª que no me iba a poner otra camiseta cuando todas mis alegr¨ªas y mis desgracias hab¨ªan llegado con otra, la de los Pacers. Fue el equipo que apost¨® por m¨ª, y ten¨ªa el sentido de la lealtad que mi inculc¨® mi padre, que estuvo en las Fuerzas A¨¦reas¡±.
Y, finalmente, reconoce sin tapujos que no haber podido ser campe¨®n, cuando lo tuvo cerca muchas veces, es algo que sigue sin olvidar pese a todas las metas que alcanz¨®: ¡°Lo pienso todos los d¨ªas, todav¨ªa. Me quema por dentro. La gente siempre quiere hablarme de los grandes tiros, las canastas contra los Knicks, los Nets, los Bulls¡ pero yo me acuerdo de las veces que nos quedamos a punto de lograrlo. Me acuerdo del s¨¦ptimo partido de 1994, del s¨¦ptimo de 1995, del s¨¦ptimo de 1999¡ Eso es lo que recuerdo, y me quema. La gente que dice que no lamenta no haber ganado al menos un anillo est¨¢ mintiendo. Tuve una gran carrera, es as¨ª, y no me doler¨ªa tanto si no lo hubi¨¦ramos tenido tan cerca. Seis finales de Conferencia y solo unas Finales disputadas, las de 2000 contra los Lakers. Despu¨¦s de aquellos primeros a?os el equipo, antes de la pelea en Detroit, con Jermaine O¡¯Neal y Ron Artest¡ En la final del Este en 2004 les dije a mis compa?eros si ten¨ªan claro que si elimin¨¢bamos a Detroit ¨ªbamos a ser campeones, porque yo lo ten¨ªa. En el descanso del sexto partido estaba l¨ªvido, les dije que los Lakers esperaban en las Finales pero que ellos no defend¨ªan como nosotros. Y, ?qu¨¦ pas¨®? Que perdimos ese sexto y los Pistons ganaron despu¨¦s a los Lakers en cinco partidos¡ As¨ª que s¨ª, duele, claro que duele¡±.