Lillard, en la encrucijada
El base protagoniza el peor inicio de su carrera, con m¨ªnimos hist¨®ricos en puntos y porcentajes, en una temporada clave para su futuro y el de Portland.
El pasado mes de junio Damian Lillard hac¨ªa temblar los cimientos de la NBA. La estrella diferente, la que parec¨ªa imposible de seducir por las ventajas de los grandes mercados, el jugador fiel a los colores, un One Club Man como dicen en el f¨²tbol, dejaba caer por primera vez en su carrera un cambio de aires. No pidi¨® el traspaso, pero s¨ª advirti¨® un hartazgo por los resultados y el juego de su equipo que sonaba a aviso: o cambiamos ya o me marcho. La franquicia se movi¨® r¨¢pido. Terry Stotts, que llevaba entrenando al equipo desde el mismo momento en que lleg¨® Lillard (2012), dejaba su puesto para que lo ocupara Chauncey Billups, una leyenda de las pistas sin mayor experiencia en los banquillos que una temporada, la pasada, como asistente de Tyron Lue en los Clippers. Pero lo m¨¢s importante, m¨¢s que toda la experiencia posible, es que Billups era del agrado de Lillard.
Esa era la cuesti¨®n a resolver en verano, la continuidad de la estrella que iba a comenzar a cobrar su ¨²ltima renovaci¨®n: 4 a?os y 177 millones de d¨®lares, empezando por los m¨¢s de 39 que se lleva este a?o y que le colocan como el octavo mejor pagado de la liga. As¨ª que, con un entrenador nuevo de su gusto y un contrato que le da los millones y los a?os de tranquilidad necesaria, lo l¨®gico era pensar que el problema se hab¨ªa acabado... ?O no? La NBA desde hace a?os tiene algo que, depende con el ojo que se mire, puede ser o muy bueno o muy malo. Pero es as¨ª: los traspasos, los cambios de equipo, los rumores, la inestabilidad de los proyectos por el continuo movimiento de jugadores, especialmente de la estrellas, est¨¢n a la orden del d¨ªa. Para que nadie hablase de un posible futuro de Lillard lejos de Portland habr¨ªa hecho falta un inicio de curso perfecto de los Blazers y del base. Y no est¨¢ pasando ni una cosa ni la otra.
Lillard est¨¢ jugando peor que nunca. Cualquiera se puede dar cuenta viendo los partidos, pero es que las estad¨ªsticas no perdonan. Poniendo todo en barbecho, ya que s¨®lo ha disputado siete encuentros, promedia menos puntos que nunca (18,6), menos incluso que en su temporada rookie. Nunca hab¨ªa robado tan pocos balones (0,4); hasta ahora su peor a?o fue el segundo con 0,8, el doble que ahora. Y quiz¨¢ lo m¨¢s preocupante en un jugador como ¨¦l: los porcentajes de tiro, tanto de dos como de tres, est¨¢n siendo muy malos. De dos promedia un 49,6%, igualando su peor marca en su a?o de debut, mientras que tres est¨¢ en un horrible 23,1%. Un jugador que en su carrera anota un 37,3% de los triples que intenta y que nunca ha acabado una temporada por debajo del 34%.
La resaca del verano
Las causas se pueden buscar en la supuesta lesi¨®n abdominal que sufri¨® durante la disputa de los Juegos Ol¨ªmpicos y que le ha impedido llegar en plena forma al inicio de curso. O al cambio de sistema en ataque que est¨¢ implementando Billups, que est¨¢ dejando de promover los bloqueos para que Lillard tire tras bote en posiciones ventajosas (una situaci¨®n en la que el base es letal), para centrarse en un mayor movimiento de bal¨®n que implique a m¨¢s jugadores. "S¨ª, puede que tenga algo que ver con eso", confesaba el entrenador cuando le preguntaban por los problemas en el tiro de su estrella. Lillard, sin embargo, no quiere poner excusas. Al contrario, ve esta situaci¨®n como una oportunidad:
Todo esto lo dijo despu¨¦s de firmar un 7/20 en tiros y un 2/9 en triples en la derrota de los Blazers el lunes por la noche ante unos Sixers sin Simmons (obviamente), sin Embiid, sin Tobias Harris y, a partir del tercer cuarto, sin Danny Green. Entre c¨¢nticos de "Queremos a Lillard" de la grada de Filadelfia. "No me extra?a, nosotros tambi¨¦n le queremos", dec¨ªa Billups. En Portland est¨¢n 3-4, d¨¦cimos en un Oeste m¨¢s incierto que nunca. El equipo trata de adaptarse a un nuevo entrenador y Lillard trata de encontrar su punto de forma y de juego que le vuelva a situar en la ¨¦lite de la liga. Pero mientras tanto los rumores no desaparecen y todo lo que sea alargar esta situaci¨®n amenaza con hacerlos crecer. Y Lillard, el otrora One Club Man de la NBA, ya ha dado s¨ªntomas de que le mecha de la paciencia se le ha acortado.