De la ilusi¨®n a la urgencia: Anteto, Trae y un siglo de espera
Bucks y Hawks se medir¨¢n en las Finales del Este con distinta presi¨®n, pero con un mismo objetivo: ganarse el derecho a luchar por su segundo anillo.


Cuando Nate McMillan se sent¨® en el banquillo de Atlanta Hawks, el equipo sumaba 14 victorias y 20 derrotas; desde entonces, han sido 35 de las primeras y 15 de las segundas. Cuando Nate McMillan se sent¨® en el banquillo de Atlanta Hawks, el equipo no estaba ni en posiciones de playoffs; ahora, va a disputar sus segundas Finales de Conferencia en los ¨²ltimos 50 a?os. La esencia de la NBA condensada en pocos meses, la imprevisibilidad hecha franquicia en una de las temporadas m¨¢s imprevisibles de los ¨²ltimos tiempos. Y de todos. El nada que perder y todo por ganar, pues, no parece un mantra facil¨®n: casi nadie lo puede concebir como un escudo para protegerse. Casi nadie esperaba que, a estas alturas de la temporada, los halcones siguieran sobrevolando Atlanta; pero lo est¨¢n haciendo y a velocidad endiablada, con hambre y sin miedo, capaces de todo y sin deber nada. Peligro, mucho peligro para Milawukee Bucks, que llegan desde una atalaya opuesta, una mucho m¨¢s alta y que, simplemente, est¨¢n donde deb¨ªan estar: luchando por el anillo hasta el final.
Cuando Trae Young silenci¨® al Madison, o cuando se reverenci¨® ante ¨¦l, ya no quedaba ni rastro de Lloyd Pierce. Al parecer, el culpable de todos los males, ya fuera por sus acciones o por las del resto ante las mismas; ahora mismo, en Atlanta, que se marchara o le invitaran a marchar no tiene ninguna relevancia. New York Knicks, una de las sorpresas del a?o, se ve¨ªa sorprendida. Eliminatoria por la v¨ªa r¨¢pida (4-1), aunque se planteara, y discurriera, como una de las m¨¢s igualadas de la fase final. Lo mismo suced¨ªa por el otro lado del cuadro, con Brooklyn Nets haciendo valer su favoritismo absoluto y los Bucks venciendo a sus fantasmas. Por aquel entonces, tanto para los de la Gran Manzana como para los de Wisconsin, la narrativa se escrib¨ªa sin tener mucho en cuenta a los de Georgia. Sobre todo, para los segundos, que, de conseguir el anillo, deb¨ªan vencer, seg¨²n los pron¨®sticos, a su verdugo, medio dormido pero con potencial para despertar en cualquier momento, al todopoderoso big-three y, seg¨²n lo previsible, se debe insistir, a Philadelphia 76ers, el mejor equipo del Este en temporada regular, renovado y con un ¨®rdago autoimpuesto sobre la mesa. Trayecto mortal que no lo ha sido tanto. Al final, el big-three se ha quedado en algo parecido a un big-two y los Sixers, en una tragedia por el qu¨¦, el cu¨¢ndo y el c¨®mo, han sido apartados del camino. La imprevisibilidad en medio de lo imprevisible.
Tras el segundo partido de su serie, los de Mike Budenholzer parec¨ªan muertos y los de McMillan, por su parte, ten¨ªan por delante muchas muertes y resurrecciones. Antes del descanso del cuarto partido, iban perdiendo de 18 puntos y, en el tercer cuarto del quinto, de 26. Ganaron ambos y han ganado la serie, pr¨¢cticamente, martilleando los clavos en un ata¨²d que, en su l¨¢pida, lleva inscrito "The Process". El propio Daryl Morey, en su llegada, hab¨ªa dejado claro que esta era la temporada de su triunfo definitivo o de su fracaso, a la par. Ha sido lo segundo y, pese a la ausencia de Danny Green o al esfuerzo sobrehumano de Joel Embiid, dominante hasta con un desgarro en el menisco, ya no hay "Trust". Los Hawks han tenido tanto la respuesta de un campe¨®n como su pizca de suerte, pero los Bucks tambi¨¦n. Levantarse de un 2-0 en contra nunca es sencillo, pero las lesiones de dos superestrellas ayudan. Kyrie Irving, tras caer en el cuarto partido, ya no volvi¨® y James Harden, tras retirarse a los 40 segundos del primero, lo hizo en el quinto, pero en una versi¨®n muy alejada de sus posibilidades. Kevin Durant, con su mirada m¨¢s asesina, alarg¨® un imposible que, por un par de tallas de zapatillas, se le neg¨®. Por cent¨ªmetros, las Finales del Este son este Hawks-Bucks, pero es que es por cent¨ªmetros que se suelen decidir los campeonatos: pulgada a pulgada, como arengaba Al Pacino en Un domingo cualquiera.
El descaro de la juventud, ataque... y defensa
Los Hawks llegan tras desatornillar la mejor retaguardia de la temporada regular. Delante, ahora, tendr¨¢n a la d¨¦cima. La l¨®gica, aquello que se deduce de los n¨²meros en bruto, dice que esta es una serie abocada a la locura, a las transiciones trepidantes y a una contenci¨®n del aire continua, pero... aquello de lo imprevisible, de nuevo. Tambi¨¦n se esperaba un duelo similar en el Nets-Bucks, los dos mejores ataques de la NBA y, al final, todo se decidi¨® en la defensa. Milwaukee, el equipo que m¨¢s puntos promedi¨® en temporada regular, se vio obligado a rebajar el tanteo general y ah¨ª, en el barro, se hizo fuerte. P.J. Tucker, seguramente, es la muestra manifiesta: un "perro", as¨ª mismo se llama a ¨¦l mismo, que prometi¨® "morir" en el s¨¦ptimo partido de semifinales. Pero no estuvo solo, Giannis Antetokounmpo, aunque se ahorre los marcajes a las estrellas por aquello de no acumular faltas, tambi¨¦n hizo valer, en muchos momentos, su antigua consideraci¨®n como Mejor Defensor y Jrue Holiday, quien defender¨¢ a la pr¨®xima estrella, es academia de baloncesto.
Young, con, seguramente, ganas de enemistar al Fiserv Forum, deber¨¢ sudar para no quedarse s¨®lo en los gestos. Ben Simmons no ofreci¨® lo que se demanda de una superestrella en la pasada serie, pero s¨ª hizo valer su estatus defensivo. Con ¨¦l delante, el base de los Hawks s¨®lo pudo disparar con un 39,2% de precisi¨®n en tiros de campo y con un 32.3% desde el triple; en el porcentaje real de tiro, sus n¨²meros le han llevado a bajar cinco puntos porcentuales su eficiencia (53,9%). Holiday, r¨¢pido de pies, de lecturas brillantes y con un ej¨¦rcito tras ¨¦l protegiendo el aro, puede llevar hasta situaciones parecidas a la menuda estrella. Pese a todo ello, eso s¨ª, Trae, en sus primeros playoffs, promedia 29,8 puntos y 10,5 puntos y, computando todos los focos de creaci¨®n, genera 57,6 puntos por partido. Anularle es un debe para los de Wisconsin, pero no solamente en la anotaci¨®n, pues cuando se le niega el acierto, no se obceca en ¨¦l: tiene la personalidad para aportar desde otros ¨¢ngulos, como en el ¨²ltimo partido frente a los Sixers, con una serie de tiro desesperante (5 de 23 en tiros de campo y 2 de 11 en el triple), pero siendo una pieza clave en el partido. En la pasada ronda, por poner datos a lo anterior, fue el jugador con m¨¢s asistencias (76) y el tercero en robos (12). A sus 22 a?os, es el l¨ªder indiscutible, pero no est¨¢ solo, aquello que se pretend¨ªa a principios de temporada, cuando llegaron Danilo Gallinari o Bogdan Bogdanovic para empezar a ganar ya.
Si faltan sus puntos, pueden sumar los de ellos dos, pero tambi¨¦n los de Kevin Huerter, el ¨²ltimo gran h¨¦roe, los de John Collins o, incluso, los de Lou Williams, que llega tras darse el lujo de machacar por primera vez en el curso, en ese momento est¨¢. Con las bajas de De'Andre Hunter y Cam Reddish (que puede volver), ellos forman una rotaci¨®n que, en su interior, vive de los dobles-dobles de Clint Capela y los relevos de Onyeka Okongwu. En Atlanta les van a necesitar a todos, pues, con todo ello, dif¨ªcilmente pueda ser una serie que Young decida en solitario. Los Bucks buscar¨¢n frenarle y los Hawks, por su parte, deber¨¢n evitar un campo abierto excesivo, con pocas armas traseras para contener a un Anteto en carrera. Capela, que es un superproductor nato, sufri¨® bajo el aro con un Embiid lejos de su mejor nivel. Giannis, por su parte, llega mejor que nunca: ha sido el segundo jugador con m¨¢s puntos en semifinales (223, por detr¨¢s de, justamente, Kevin Durant) y el m¨¢ximo reboteador (90). "El trabajo no est¨¢ hecho. As¨ª que ese es el mensaje. No hemos ganado el campeonato, pero este es un gran paso para nuestra organizaci¨®n", ha reiterado en la previa. Es precavido, pero sabe que est¨¢ ante una de las oportunidades de su vida para alcanzar la gloria: a pesar de la larga (y exitosa) carrera que tiene por delante, no caer¨ªa en error al entender, de forma coyuntural, esta eliminatoria como un ahora o nunca. La estad¨ªstica, como contrapunto, dice que Atlanta ha defendido bien el aro hasta el momento (han dejado en un 60,8% a sus rivales en la pintura durante los playoffs) y deber¨¢ seguir siendo as¨ª.
?Suficiente? La imprevisibilidad (que nadie dude de que se volver¨¢ a hacer presente) dictar¨¢ sentencia. A priori, esquema c¨®modo para Mike Budelnholzer, que podr¨¢ confiar buena parte del tiempo a ese plan que tan poco le gusta cambiar. Los quintetos peque?os, con Giannis como falso cinco, han sido tramos de mucha producci¨®n ante los Nets, pero seguir¨¢ siendo una alternativa para los momentos de atasco. Al menos, ahora, parece tenerla. A nivel an¨ªmico, por cierto, el t¨¦cnico llega reforzado: tras ver peligrar su puesto, Adrian Wojnarowski (ESPN) asegura que el triunfo ante Brooklyn ha sido suficiente para garantizar su continuidad el pr¨®ximo a?o. Menos presi¨®n, pero misma urgencia, una que contrasta con la, simple y poderosa, ilusi¨®n rival. Sin Donte DiVincenzo, su rotaci¨®n se prev¨¦ similar a la mostrada hasta el momento, con esa nueva comodidad que concede su 'falso big-three', con una estrella en pista garantizada en todo momento. Por parte de los Hawks, por cierto, en el apartado de 'estrellas' se da un caso curioso: son el primer equipo en llegar a las Finales de Conferencia sin un All-Star desde los Pacers de 1994. Piezas para brillar, eso s¨ª, no van a faltar.
Ning¨²n campe¨®n y caminos entrelazados
La experiencia, como grupo, est¨¢ del lado de los de Wisconsin; pero la experiencia, como campeones, no existe. Ning¨²n jugador de la serie sabe qu¨¦ significa ganar un anillo. Sin ir m¨¢s lejos, si se tienen en cuenta las finales de ambas Conferencias, s¨®lo los Clippers tienen campeones entre sus filas: Rajon Rondo, Serge Ibaka y Kawhi Leonard. Los dos ¨²ltimos, adem¨¢s, lesionados. En el siglo XXI, ninguno de los cuatro equipos finalistas ha alcanzado una eliminatoria por el t¨ªtulo y el m¨¢s cercano, Phoenix Suns, las disput¨® en 1993. En el caso de Bucks y Hawks, volver¨ªan a hacerlo tras 47 y 60 a?os cada uno. Ambos, con solamente un anillo en su palmar¨¦s, conseguido en 1971 y 1957, respectivamente. Kareem Abdul-Jabbar, a¨²n Lew Alcindor, Oscar Robertson, Bob Dandridge; Bob Pettit, Slater Martin, Cliff Hagan.. De estos nombres se est¨¢ hablando; en el segundo caso, a¨²n bajo la denominaci¨®n de St. Louis Hawks.
Caso muy distinto cuando se reduce el espectro a las Finales del Este, con las de 2019 para los Bucks y las de 2015 para los Hawks, precisamente, con Budelnholzer en el banquillo. Por aquel entonces, con Paul Millsap, Kyle Korver, Jeff Teague, Al Horford, DeMarre Carroll, Dennis Schr?der... ca¨ªa ante los Cleveland Cavaliers de LeBron James por un contundente 4-0. Un nexo de uni¨®n importante, pero no el ¨²nico. Estos, se extienden desde el presente m¨¢s actual hasta el pasado m¨¢s alejado. Bogdanovic, en un encuentro con cierta gracia, se enfrentar¨¢ al equipo que 'dej¨® plantado' en el mercado, con la posibilidad de demostrar que su elecci¨®n final fue la acertada; en el lado hist¨®rico, resulta rese?able que los Hawks, desde 1951 hasta 1955, se situaban en Milwaukee, donde dar¨¢ comienzo una serie que vale una Final. Y no una cualquiera: en suma (47 y 60 a?os, recordemos), se espera desde hace m¨¢s de un siglo.