NBA | WIZARDS 103 - SIXERS 132 (0-3)
Embiid dicta sentencia: aplasta a los Wizards y a la serie
El p¨ªvot camerun¨¦s, con 36 puntos y 8 rebotes, deja la eliminatoria en un 3-0 hist¨®ricamente insalvable. Beal y Westbrook ofrecen resistencia insuficiente.
Tensi¨®n, abucheos, pol¨¦mica, deudas y hasta un "palomitazo". Todo eso esperaba Washington esta madrugada. Pasiva y activamente, porque era lo que le llegaba y lo que quer¨ªa que le llegara. En lo baloncest¨ªstico, los Sixers est¨¢n dejando poco margen a la improvisaci¨®n (hoy, 103 a 132); en lo extradeportivo, la serie est¨¢ teniendo de todo. Y lo ha seguido acumulando. Joel Embiid lo ha seguido acumulando, para ser precisos. Dominio apabullante y guerreo en el fango para el p¨ªvot, en los t¨¦rminos en los que se est¨¢ moviendo el duelo. Consigui¨® su m¨¢xima anotaci¨®n en playoffs y acept¨® las provocaciones del p¨²blico, que encontraron respuesta. 36 puntos y 8 rebotes, por un lado; y manos en las orejas y dedo en los labios por el otro. Pidiendo m¨¢s ruido y, al mismo tiempo, mandando a callar. Siendo el amo y se?or de la noche y de la serie, que ya est¨¢ en cotas hist¨®ricas. Paliza tras paliza, los de Philadelphia se han unido a los Jazz de 2020, los Warriors de 2019, los Lakers de 1987 y los Celtics de 1986 al anotar m¨¢s de 120 puntos en cada uno de sus primeros tres juegos de postemporada. Y su diferencia al final del encuentro es la mayor desde esos playoffs de 2001 que cada vez parecen m¨¢s cercanos.
En la previa ya hab¨ªa advertido, pero se tent¨® a la suerte. "Me encanta jugar fuera porque la gente te increpa. Y a m¨ª, personalmente, me hace jugar a¨²n mejor, porque quiero cerrarles la boca", hab¨ªa dicho el p¨ªvot camerun¨¦s, y no minti¨®. Aqu¨ª se juega a lo que a ¨¦l le da la gana, aunque delante est¨¦n dos titanes como Bradley Beal o Russell Westbrook. Cl¨ªnic en formato reducido, en s¨®lo 28 minutos y dejando su marca en el libreto de r¨¦cords: desde 1955, su actuaci¨®n supone la segunda mayor anotaci¨®n en el menor n¨²mero de minutos. Aqu¨ª se acata la ley Embiid y, quien no lo haga, debe asumir las consecuencias. De momento, fatales para los Wizards, con un 3-0 en la eliminatoria que jam¨¢s se ha remontado a lo largo de la historia. Extremadamente dif¨ªcil, abrazando lo imposible, que sea est¨¢ vez.
Los Sixers juegan como se esperaba que jugaran. Y, lejos de ser algo contraproducente, por su previsibilidad, es temible. Daryl Morey lleg¨® para encontrar la f¨®rmula y ha hecho bien su trabajo. En esta ocasi¨®n, no necesitaba grandes despliegues de estad¨ªstica avanzada ni f¨®rmulas m¨¢gicas. Cualquier aficionado al baloncesto era capaz de encontrar las aver¨ªas de un equipo con un juego interior capaz de arrollar a cualquiera, pero que se ahogaba solo, sin aire en un per¨ªmetro deshabitado. Hoy, 17 de 33 desde la larga distancia, un 51,5% muy superior al 22,9% local y con nombres y apellidos: Seth Curry (3 de 6) y Danny Green (5 de 9). Con Embiid como invitado especial (3 de 4), que no se quiere perder una, y George Hill calcando su papel en los Bucks: desde el banquillo, pero infalible (1 de 1). Poca respuesta encontraron ante dicho asedio los Wizards, que tambi¨¦n perdieron en el juego interior (51 rebotes por 41 y 48 puntos por 42) y no pudieron imponerse ni al contragolpe, en ese ritmo agotador que tanto les gusta... y que no encontraron.
Perdidos, tocados y...
Los de Washington s¨®lo pudieron tastar el ir por delante en los primeros dos minutos de partido, con una penetraci¨®n y una canasta desde la media distancia de Bradley Beal que pon¨ªan el 2 a 4 y el ¨²ltimo toque de esperanza. A partir de ah¨ª, hurac¨¢n Sixer, con golpetazos severos desde todos los rincones y con distintas temperaturas. Pudieron contemporizar (Embiid descans¨® todo el ¨²ltimo cuarto) y, a¨²n as¨ª, la ventaja final fue de 29 puntos. Lleg¨® a ser de 31 y, en el descanso, ya estaba en 14. Dos mitades perfectas, que no cedieron ni un cuarto y que tuvieron su momento determinante en el segundo, con una provocaci¨®n a la bestia que, si hab¨ªa tenido poca piedad hasta el momento, a¨²n tendr¨ªa menos. Contra todo pron¨®stico, Embiid, como tren fuera de carril, fallaba un mate con todo a su favor. Desde la grada, como no pod¨ªa ser de otra manera, risas y murmullos entremezclados entre gritos de MVP, qui¨¦n sabe si ir¨®nicos o de alg¨²n fan que tambi¨¦n andaba suelto por ah¨ª. Lo que necesitaba para sentenciar. Acto seguido, enga?o de pared con Curry, finta de tiro y carril despejado para no repetir el error: machaque arrollador ante un Rui Hachimura que, sin ninguna culpa, se llevaba la peor parte. 57-59 en el marcador, manos a las orejas y trayecto sin vuelta atr¨¢s.
Intentaron mostrar oposici¨®n Beal y Westbrook, pero de forma totalmente inocua. Ambos llegaron tocados al partido (Russell, de hecho, fue duda hasta el calentamiento) y, aunque aguantaron en pie hasta el final, murieron muy pronto. 25+6+3 para el primero y 26+12+10 para el segundo, pero en medio de la soledad; s¨®lo con el apoyo de Daniel Gafford (16+6) y, puntualmente, del desafortunado Hachimura (10+5). Lo de Davis Bertans (1 de 5 en triples) sigue siendo desesperante y desde el banquillo tampoco hay soluciones. Delante, todo lo contrario, con Ben Simmons siendo Ben Simmons (14+5+9), Tobias Harris manteniendo su mejor versi¨®n (20+13+5) y el resto sumando. Matisse Thybulle en el lado defensivo, Dwight Howard para dar el relevo a Embiid, Tyrese Maxey y Shake Milton en la frescura... Muchos argumentos para pensar a lo grande. Seguramente, los mismos que le faltan a unos Wizards herocios al llegar hasta donde han llegado, pero que, de cara a la pr¨®xima temporada (salvo milagro), deber¨¢n repensar muchas cosas y, sobre todo, espantar a los contratiempos, porque han sido muchos.