La NBA se asoma al abismo: "Por ahora no hay intenci¨®n de parar"
Horas cr¨ªticas mientras la pandemia arrecia en EE UU, donde se superan las 4.000 muertes al d¨ªa. La NBA asume que contaba con ello y conf¨ªa en sus protocolos... por ahora.
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Boston Celtics no sab¨ªa si iba a tener los ocho jugadores que se necesitan, como m¨ªnimo, para salir a jugar en esta compleja temporada NBA, la que tiene que convivir con la pandemia sin la protecci¨®n de la burbuja, que dio un resultado excepcional para cerrar el curso pasado, en Florida. Cuando los verdes, en situaci¨®n convulsa tras el positivo de su gran estrella Jayson Tatum, reun¨ªan piezas como pod¨ªan, se enteraron de que su partido contra Miami Heat, a priori un choque de titanes en el Este y revancha de los ¨²ltimos playoffs, se ten¨ªa que aplazar... porque era su rival el que no ten¨ªa esos ocho jugadores disponibles.
El positivo de Tatum, es un domin¨® desasosegante, afect¨® a Bradley Beal, la estrella de Washington Wizards que pas¨® a considerarse contacto directo tras charlar con el alero de los Celtics (y defenderse mutuamente) en el reciente Wizards-Celtics. Beal lo supo solo minutos antes de jugar el s¨¢bado, precisamente contra Miami Heat, y tras realizar sus rutinas prepartido con normalidad. Antes de (precisamente) Celtics y Heat, los de la capital hab¨ªan jugado contra los Sixers, otro equipo asaltado por el virus que el s¨¢bado jug¨® contra Denver Nuggets (te¨®ricamente un partido excelente) con solo ocho jugadores, cuatro titulares fuera y tres novatos obligados a disputar m¨¢s de 40 minutos. Los Sixers estaban asediados por las dudas, ni siquiera sab¨ªan horas antes si el partido se jugar¨ªa o no, desde que el positivo de Seth Curry se conoci¨® con el escolta sentado en el banquillo del equipo en el partido anterior. Mientras, Jonas Valanciunas (Memhis Grizzlies) jug¨® medio tiempo y se tuvo que ir (por si acaso) en el descanso contra los Nets y los Mavericks tienen a varios jugadores aislados en un hotel de Denver, entre positivos y contactos directos.
Esa ha sido la realidad de la NBA solo en las ¨²ltimas horas. Para la jornada del domingo (un programa de ocho partidos), 22 jugadores eran baja por cuestiones sanitarias relacionadas con la pandemia y otros 43 o no iban a jugar o estaban entre algodones seg¨²n los partes m¨¦dicos de los equipos, por otros problemas f¨ªsicos. Las cuarentenas alargan los d¨ªas sin entrenar, los partidos con bajas obligan a que los que est¨¢n en pista lo hagan durante demasiados minutos y el calendario est¨¢ comprimido para que (con 72 partidos con franquicia) se acabe como muy tarde el 22 de julio. As¨ª que los entrenadores y ejecutivos temen que las bajas por protocolos sanitarios provocar¨¢n, como indeseable efecto secundario, m¨¢s lesiones en otros jugadores y, en total, un complejo panorama deportivo y un factor de azar enorme en qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde. Qui¨¦n cumplir¨¢ con sus objetivos y qui¨¦n no en una temporada a la que algunos empiezan a poner ya el asterisco que se quit¨® a la pasada, con el par¨®n de cuatro meses y el reinicio en Disney World. Por ahora, eso s¨ª, se han jugado 144 de los primeros 146 partidos en tres semanas de competici¨®n. Pero ?cu¨¢ntos se est¨¢n jugando ya con plantillas diezmadas? ?Cu¨¢nto piensan los equipos en lo deportivo y cu¨¢nto en lo sanitario? ?Qu¨¦ valor real se le puede dar a lo que est¨¢ pasando tras un inicio fl¨¢cido por lo fugaz de la pretemporada al que ha seguido la primera gran irrupci¨®n del virus?
El asunto es peliagudo. Conviene recordar las medidas b¨¢sicas anunciadas por la NBA para esta temporada:
A grandes rasgos, quien d¨¦ positivo por COVID no puede regresar hasta que pasen diez d¨ªas desde el positivo o el inicio de los s¨ªntomas o, si se quiere y puede acelerar, cuando obtenga dos PCR negativos separados por al menos 24 horas. Los positivos (tambi¨¦n los asintom¨¢ticos) tendr¨¢n que estar diez d¨ªas sin entrenar y pasar luego otros dos de ejercicios individuales y monitorizados. Los contactos directos se trasladan al control de trazabilidad de casos y tendr¨¢n que ponerse en cuarentena durante siete d¨ªas y no tener, claro, ning¨²n test positivo durante ese per¨ªodo. Este punto es, por ahora, uno de los que m¨¢s fricci¨®n est¨¢ creando entre franquicias y Liga. Algunos creen que no son claras las fronteras y las formas de la aplicaci¨®n en la pr¨¢ctica (y en una competici¨®n de ritmo vertiginoso) de ese seguimiento de casos. La NBA, a diferencia por ejemplo de la NFL, tiene a sus equipos viajando constantemente por un pa¨ªs en el que la pandemia no cede y en que la cifra de muertes diarias ya supera las 4.000. Cada equipo juega hasta cuatro partidos a la semana. En la NFL, que super¨® la fase regular con sobresaltos pero sin contratiempos decisivos, cada equipo juega un partido semanal.
La Liga se aferra a sus protocolos
La NBA, por ahora, no va a parar ni va a plantear la burbuja durante la fase regular. Los playoffs podr¨ªan ser otra historia, pero para eso queda mucho (arrancan el 22 de mayo) y para entonces la Liga cree que la situaci¨®n puede haber mejorado, con la irrupci¨®n definitiva de la vacunaci¨®n a gran escala como posible tabla de salvaci¨®n. Los jugadores no quer¨ªan volver a someterse al aislamiento y la carga emocional de ese formato, que tan buen resultado dio en lo deportivo dadas las circunstancias y que adem¨¢s fue car¨ªsimo: unos 180 millones de inversi¨®n para la Liga (se salvaron unos 1.500, eso s¨ª). El comisionado Adam Silver dej¨® claro antes de iniciar la temporada que era ¡°inevitable¡± que se produjeran situaciones como las que se est¨¢n produciendo, que hab¨ªa ¡°planes de contingencia previstos¡± casi para cualquier eventualidad y que la idea era no parar, aunque se avance a trompicones. Empezar el 22 de diciembre fue una exigencia econ¨®mica para salvar la lucrativa jornada de Navidad y ajustar un calendario sin partidos en verano y sin fechas durante los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero met¨ªa el inicio de curso directamente en el flujo del pico de casos que sin duda iban a producir las fechas navide?as, con su profusi¨®n de reuniones familiares.
Pero, por muy previsible que fuera, la situaci¨®n se est¨¢ poniendo tan fea que Mike Bass, portavoz de la Liga, le ha tenido que confirmar a Adrian Wojnarowski (ESPN) que no se plantean la suspensi¨®n: ¡°No hay intenci¨®n de parar. Seguiremos los consejos de nuestros expertos m¨¦dicos. Cont¨¢bamos con que iba a haber aplazamientos y preparamos as¨ª el calendario¡±. Ese calendario es otro asunto de debate. Se jugar¨¢ media Regular Season hasta el 5 de marzo, fecha en la que habr¨¢ cinco d¨ªas de par¨®n de All Star¡ sin All Star (aplazado). Despu¨¦s se jugar¨¢, a partir del 11 de marzo, la segunda parte de la temporada, que acabar¨¢ el 16 de mayo. La NBA solo anunci¨® el calendario de la primera mitad para garantizarse margen y espacio para recolocar partidos o reubicar formato si la situaci¨®n se pon¨ªa muy fea. Algunos creen que una vez que se gan¨® esa vida extra, la NBA deber¨ªa haberla utilizado para, por ejemplo, aplazar el Sixers-Nuggets del s¨¢bado. El riesgo es acabar en un trampantojo competitivo con el virus determinando qui¨¦n gana a qui¨¦n y equipos que preferir¨¢n no jugar a hacerlo: ?acaso no conviene m¨¢s aplazar un partido que jugarlo con ocho jugadores en plantilla? Tambi¨¦n se considera que se debieron tener m¨¢s reflejos a la hora de subir las plantillas a 19 jugadores de forma excepcional y para dar m¨¢s margen ante la catarata de eventualidades que ya se est¨¢ produciendo. Esa opci¨®n (con cuatro contratos de tipo two way por equipo) todav¨ªa no se ha implementado y muchos ya la echan de menos como una soluci¨®n. Imperfecta... pero ¨²til.
La NBA cree que hay que pasar el trago y que, en todo caso, si para temporalmente la situaci¨®n empeorar¨¢ porque los positivos se disparar¨¢n con los jugadores fuera del ciclo competitivo. Cuando regres¨® para la apertura de los training camps, la Liga totaliz¨® 48 positivos en sus primeros test. En total ha habido 63 sobre un volumen de jugadores (550) que pone el porcentaje muy por debajo de la media nacional, aunque en los ¨²ltimos d¨ªas es cuando la situaci¨®n se ha vuelto realmente preocupante: en la ¨²ltima semana 20 jugadores han acumulado un total de 63 jornadas inactivos. La NBA vive en la espiral de casi cualquier ¨¢mbito social con el virus, entre la voluntad de no rendirse y el riesgo de ir demasiado lejos y enredarse demasiado entre sus catastr¨®ficos tent¨¢culos.
Porque la cuesti¨®n no es solo si se puede o no jugar, sino c¨®mo: ¡°La Liga nos dice que la cosa mejorar¨¢ en la segunda parte de la temporada, pero el miedo es que esto no acabe con todo durante estas pr¨®ximas semanas¡±, le dice a Wojnarowski de forma an¨®nima un directivo de una de las treinta franquicias que viven en una extra?a sensaci¨®n, casi irreal. Gana el que m¨¢s jugadores disponibles tiene, o muchas veces el que m¨¢s empe?o pone, sencillamente. Los vaivenes tienen razones que escapan a la din¨¢mica normal de una temporada y el proyecto es ir salvado cada d¨ªa como buenamente se pueda. Hasta ahora, el 48% de los partidos ha visto ventajas de al menos 20 puntos a favor de un equipo. Un anomal¨ªa en un a?o de calendario complicado, con compresi¨®n de fechas y equipos que se miden en noches consecutivas en un intento de evitar desplazamientos, uno de los momentos de m¨¢s exposici¨®n a un virus al que ahora no se puede, como en la burbuja de Florida, dar sencillamente con la puerta en las narices.
La NBA (lo hace, desde luego) tiene en primer lugar que velar por la seguridad y las garant¨ªas sanitarias. Pero tiene adem¨¢s que lidiar con la frustraci¨®n de equipos, jugadores y aficionados y salvaguardar sus intereses econ¨®micos en un tiempo tan complejo que todo lo que no sea una cat¨¢strofe transformativa se da por bueno. La Liga no va a parar, por ahora, aunque en los pr¨®ximos d¨ªas vamos a saber c¨®mo de feo puede ponerse todo antes de que asomen brotes verdes. ¡°No controlamos nosotros la situaci¨®n¡±, asegura Erik Spoelstra, entrenador de Miami Heat. Y esa es la realidad, a nivel global y en todos los ¨¢mbitos con la pandemia. A estas alturas, eso lo sabemos todos. La NBA se pone en manos de sus protocolos y conf¨ªa en avanzar hasta que (con las vacunas al final del camino) empiece a haber tregua. O hasta que el calendario por detr¨¢s supere ya con creces al que quede por delante y la burbuja pueda volver a plantearse como una opci¨®n salvadora. La sensaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas es de asedio, y de espiral imparable hacia el descontrol. Silver dijo que contaban con ello y que estaban preparados para casi todo, pero es distinto advertirlo a priori que vivirlo en el d¨ªa a d¨ªa de una Liga donde cada noticia en las ¨²ltimas horas es m¨¢s preocupante que la anterior. Pero que por ahora seguir¨¢ jugando porque, sencillamente, parar no es una alternativa y solo ser¨ªa una dur¨ªsima asunci¨®n de hechos consumados a la que, desde luego, esperamos no llegar.