LaMelo: del ¡°que le jodan¡± de su padre a hacer historia
Seleccionado en el n¨²mero tres del Draft, el peque?o de los Ball est¨¢ respondiendo a las expectativas y a la innecesaria presi¨®n generada sobre ¨¦l.
Ser hijo de LaVar Ball tiene sus pros y sus contras. En ambos casos, te empuja. En una direcci¨®n, hacia la puerta del estrellato; en la otra, hacia un enorme precipicio con una manada de leones acechando. Pero nunca te deja en el centro, inm¨®vil, indiferente. Qu¨¦ se puede esperar de alguien que asegur¨® que ganar¨ªa a Michael Jordan en un uno contra uno. Un ejercicio de fe, s¨ª, pero tambi¨¦n de marketing. Este a?o, estuvo a punto de colocar a sus tres hijos en la mejor liga del mundo, su objetivo vital. Lonzo Ball, drafteado en la posici¨®n n¨²mero 2 por Los ?ngeles Lakers en 2017, se encuentra en su segunda temporada con los New Orleans Pelicans; LaMelo Ball, n¨²mero tres del pasado Draft, arranca su periplo profesional en los Hornets de Jordan (qu¨¦ iron¨ªas); y LiAngelo, menos afortunado (o peor jugador) que los anteriores, se pasar¨¢ la temporada en la G-League, con Orlando, pero tras haber acariciado la NBA con Detroit Pistons.
LaMelo Ball ha llegado a la NBA haciendo mucho ruido. Con, incluso, m¨¢s decibelios que su hermano Lonzo. Y con ¨¦l ya estallaron varios son¨®metros. Seguramente, siendo el elegido por el p¨²blico para satisfacer unas expectativas que con el primero no se saciaron. Con 12,4 puntos por partido, 4,3 rebotes y 4,4 asistencias, Lonzo se est¨¢ quedando muy lejos de ser lo que su padre promet¨ªa; y, ni mucho menos, parece que lo vaya a igualar. "Para m¨ª, es mejor que Stephen Curry. Pon a Steph en UCLA (Universidad de Calofornia) ahora mismo y pon a mi chico en Golden State, a ver qu¨¦ pasa", dijo antes de que su primer v¨¢stago llegara a la mejor liga del mundo. Un manto pesado que tambi¨¦n coloc¨® sobre su hijo peque?o. "LaMelo y LiAngelo son como Jordan y Magic", lleg¨® a decir en una ocasi¨®n. Metas inalcanzables y presi¨®n innecesaria. Muchas palabras y pocos aciertos. "Un equipo que se deshace de Lonzo nunca podr¨¢ ganar el anillo. No lo har¨¢n mientras mi hijo no vuelva all¨ª", declar¨® tras la marcha de su hijo de Los ?ngeles Lakers. Todo dicho.
Un rookie hist¨®rico entre una generaci¨®n que se reivindica
De momento, LaMelo est¨¢ donde se le esperaba: disput¨¢ndose el liderazgo de su camada. A pesar de todo. Lleg¨® a la NBA con fama (seguramente, merecida) de ser m¨¢s atractivo que efectivo. Un acumulador de pelota y un foco de p¨¦rdidas. Adem¨¢s de un tirador poco fiable desde la larga distancia. Actualmente, es el rookie que reparte m¨¢s asistencias (5,9 por partido) y recoge m¨¢s rebotes (6.3); adem¨¢s del segundo en puntos por partido (12,8) y minutos jugados (249). Todo ello, mejorando en su batalla personal desde el triple: es el quinto que ha anotado m¨¢s (16), aunque su porcentaje tiene que seguir mejorando (35,6%). Un jugador total, con una facilidad tremenda para llenar de n¨²meros su casillero y al que la titularidad no se le va a resistir mucho m¨¢s.
En su ¨²ltimo partido, frente a los Hawks, se convirti¨® en el jugador m¨¢s joven en lograr un triple-doble (22+12+11). Una exhibici¨®n may¨²scula, tanto a nivel art¨ªstico, con muchos de esos movimientos tan suyos que embelesan, como para los m¨¢s resultadistas. Nueva victoria y los Horents ya son octavos en el Este, con un 5-5 en su r¨¦cord. En el partido anterior, adem¨¢s, avis¨® gan¨¢ndole el duelo a su hermano, en el primer enfrentamiento profesional entre ambos. 118 a 110 en el marcador y una l¨ªnea estad¨ªstica de 12+10+9 por otra de 5+2+3. Inapelable.
Los rookies est¨¢n respondiendo. Son una de las generaciones m¨¢s minusvaloradas de la historia, quieren apartar el dudoso mantra y reivindicarse. Y lo est¨¢n haciendo. Junto a LaMelo, sobresalen nombres como Tyrese Haliburton (12,1+5,5), totalmente asentado como director de orquestra en los Kings (desafinan bastante cuando no est¨¢); Anothony Edwards (15,1), la ¨²nica noticia positiva de los Wolves en este desesperante inicio; o James Weisman (11+6), con autoridad para ser el p¨ªvot titular de Stephen Curry y, durante muchos partidos, su socio m¨¢s fiable. A ellos, se suman sorpresas y vendavales puntuales como Payton Pritchard (seleccionado en el n¨²mero 26), que ya le da victorias a una franquicia como Boston, o Tyrese Maxey, con 39 puntos en la heroica resistencia de los Sixers frente a los Nuggets (con s¨®lo siete jugadores disponibles). Cole Anthony, Deni Avdija, Precious Achiuwa... pr¨¢cticamente todos est¨¢n ofreciendo mayores prestaciones de las vaticinadas. El idilio con la historia, eso s¨ª, parece reservado para LaMelo.
No empez¨® de la mejor manera (0+1+3 en su debut), pero su progresi¨®n ha ido de menos a m¨¢s. Como debe ser en los j¨®venes talentos que no quieren descarrilar. Su cocci¨®n est¨¢ siendo al punto,?sorprendentemente bien gestionada. Al parecer, su padre ya no tira de los hilos. O, como m¨ªnimo, no tanto como antes. "?Sabes qu¨¦? Que le jodan. Lo har¨¦ a mi manera", le dijo LaVar Ball a su esposa cuando se enter¨® de que, durante esta temporada, su hijo no llevar¨ªa las zapatillas de su empresa. La firma de LaMelo con Puma podr¨ªa estar detr¨¢s de un distanciamiento que, de haberse producido, ha sido positivo. Unos cuantos kilos menos de un apellido que, en la NBA actual, lastra como ning¨²n otro. Una losa menos para echar a volar. No a la altura de Magic, ni mucho menos, pero ojo.?