Los Angeles Lakers, campe¨®n eterno
Los angelinos sentencian a los Heat (4-2) y recuperan el trono de la NBA diez a?os despu¨¦s y tras seis sin playoffs. Cuarto anillo y cuarto MVP para un legendario LeBron James.


Los Angeles Lakers, otra vez. De repente: de seis a?os sin playoffs ni balance ganador al anillo. Del miedo a ser solo un fantasma del pasado, aunque uno deslumbrante, a ponerse al d¨ªa en un pu?ado de meses. Al d¨ªa con el ritmo fren¨¦tico de la actual NBA y con su propia historia, que es historia del baloncesto: 32 finales jugadas, m¨¢s que nadie, y 17 t¨ªtulos de campe¨®n, por fin los mismos que los Celtics, el eterno y odiado rival al que llevaban persiguiendo medio siglo. Los Lakers han ganado en todas las ¨¦pocas, en todos los estilos, en todos los baloncestos. Es su identidad, es el p¨²rpura y dorado y es el sello de Los ?ngeles, de las luces de ne¨®n de Hollywood a los barrios m¨¢s curtidos de una ciudad dura y aut¨¦ntica, m¨¢s real de lo que muchos la suelen imaginar. La ciudad de los ¨¢ngeles. La ciudad de los Lakers.
Cualquier t¨ªtulo de la NBA (todos cuestan sangre, sudor y l¨¢grimas) es especial, pero es imposible negar que hay algo en este equipo de 2020 que ya se ha grabado en una historia en la que es muy dif¨ªcil hacerse hueco pero que impulsa a la eternidad a quien lo encuentra. Porque cuando ganan los Lakers ganan George Mikan, Jerry West, Wilt Chamberlain y Elgin Baylor. Ganan Magic Johnson, James Worthy y Kareem Abdul-Jabbar. Ganan Shaquille O¡¯Neal y Kobe Bryant, el llorado Kobe, tan presente en las entra?as de esta temporada. Ganan el Doctor Buss, las Laker Girls y el Showtime. Ganan Bill Sharman, Pat Riley y Phil Jackson. Y ganan, tambi¨¦n ya, desde hoy, LeBron James y Anthony Davis. La savia nueva de un viejo campe¨®n. El nuevo cap¨ªtulo de una historia interminable.
Este equipo, acero forjado, ha ganado en la temporada en la que muri¨® Kobe y en la que la pandemia ha crujido al planeta y ha convertido el curso 2019-20 de la NBA en una agotadora carrera de fondo. Casi un a?o de calendario real, un par¨®n de m¨¢s de cuatro meses. La burbuja de Walt Disney. Unos playoffs herm¨¦ticos sin p¨²blico ni desviaciones ambientales, pr¨¢cticamente condiciones de laboratorio para elegir al mejor. Al m¨¢s fuerte de f¨ªsico y mente, al mejor preparado, al m¨¢s resistente: al campe¨®n de la NBA. Y ese equipo es, vuelve a ser, Los Angeles Lakers. De repente, otra vez, el mejor. De nuevo a la altura de su legado, primero alcanzando el paso de su historia y despu¨¦s acelerando para reescribirla. La firma del campe¨®n eterno.
Los Lakers han sido el mejor equipo de la temporada, de cabo a rabo. Sumando la burbuja y la felicidad que la precedi¨®, fase regular y playoffs, ataque y defensa. Lo que ahora parece una obviedad, conviene recordarlo, no lo fue tanto: en julio Kawhi Leonard eligi¨® a los Clippers y dej¨® a los Lakers sin plan A ni B, con el mercado ya estrujado y sin big three. Muchos no se fiaban de Rajon Rondo, de Kentavious Caldwell-Pope, de Kyle Kuzma o Avery Bradley. Muchos hicieron bromas cuando a la lesi¨®n de DeMarcus Cousins sigui¨® el fichaje de Dwight Howard. Cuando los aficionados de los Lakers juraban que Alex Caruso era un torbellino defensivo. Cuando Frank Vogel acept¨® el puesto que no quisieron Tyronn Lue o Monty Williams. Cuando LeBron llam¨® a la guerra con 35 a?os y en su decimos¨¦ptima temporada en la NBA. Cuando algunos trataron de recordar que no conven¨ªa apostar contra uno de los mejores jugadores de la historia, que su alianza con Anthony Davis promet¨ªa resultados at¨®micos y que no se hab¨ªa mudado a California para rodar pel¨ªculas. O en realidad s¨ª: esto son los Lakers, esto es Hollywood. Este es, otra vez, el campe¨®n de la NBA. En 2020 como en 2010, 2000, 1988, 1980, 1972 o 1950. La ¨²nica franquicia que ha reinado en todas las ¨¦pocas, la madre de todos los campeones.
Este es el t¨ªtulo de Jeanie Buss, la verdadera estirpe de su padre, que fue el padre del imperio. Es el t¨ªtulo de Vogel, su baloncesto de vieja escuela y su defensa de m¨²sculo y poder. Es el t¨ªtulo del compromiso, del equipo sin atajos ni descansos, de la qu¨ªmica y los roles, del todo por encima de las partes: el t¨ªtulo del baloncesto de toda la vida. De los desheredados (Dwight Howard, Rajon Rondo, Caldwell-Pope), los supervivientes como Kyle Kuzma, los ganadores como Danny Green, los antih¨¦roes como Alex Caruso. Este es un t¨ªtulo p¨²rpura y dorado, como otros diecis¨¦is anteriores y como los que vendr¨¢n, porque es imposible imaginar que no ser¨¢ as¨ª. Y es el t¨ªtulo de una pareja que ya est¨¢ entre las m¨¢s poderosas que jam¨¢s ha reunido una franquicia NBA: LeBron James y Anthony Davis. El triunfo por aplastamiento, por superioridad manifiesta, por pura dominaci¨®n. El triunfo impreso en el coraz¨®n de los rivales; el triunfo por K.O.
Una exhibici¨®n defensiva para el recuerdo
En los ¨²ltimos 40 a?os, desde 1980 (el A?o I de Magic Johnson), el Oeste ha ganado 22 t¨ªtulos y el Este, 19. De esos 22, once se los han llevado los Lakers, los mismos que el total del resto de franquicias. El ¨²ltimo, este n¨²mero 17, lleg¨® desde la defensa. No pod¨ªa ser de otra forma porque esa es la identidad del nuevo rey de la NBA: una defensa brutal, ultra f¨ªsica, dominante, que revienta a los rivales. Miami Heat puso cara de p¨®quer hasta donde pudo pero se dio de bruces con una realidad de cemento. Agotados, literalmente sin fuerzas y con Jimmy Butler sin reservas de combustible, esta vez no pudieron vivir de los desajustes y los errores de los Lakers, como (con todo el m¨¦rito) hab¨ªan hecho dos d¨ªas antes. Esta vez los Lakers, con Caruso en el quinteto titular en lugar de Dwight Howard, no concedieron ni un tiro c¨®modo, no permitieron ni una penetraci¨®n, no regalaron ni un rebote. Cerraron el cepo sobre una presa que cay¨® con estruendo, derribada ya antes del descanso.
Por mucho que circularan los Heat, nunca hab¨ªa un tirador liberado. Por mucho que amasara Butler, no se abr¨ªan caminos. La exhibici¨®n defensiva de los Lakers fue extraordinaria, para el recuerdo. Para la historia de la Finales. Con Anthony Davis (19 puntos, 15 rebotes) en todas partes y la concentraci¨®n que falt¨® en tramos del quinto partido. Una respuesta de campe¨®n para un equipo que ha hecho eso durante todos los playoffs, responder: 5-0 sin fallo despu¨¦s de cada derrota. Y durante toda la temporada: 57-0 cuando ha llegado con ventaja al final del tercer cuarto, un dato asombroso. Un par de triples de Duncan Robinson (anulado despu¨¦s) y un par de viajes a la l¨ªnea de tiros libres dieron un aliento irreal a los Heat (13-13 en siete minutos). El resto fue un aplastamiento, una carnicer¨ªa. El partido, y con ¨¦l la Final, salt¨® por los aires de ese 13-13 al 36-64 del descanso: 23-51 en 17 minutos con un 16-36 decisivo en el segundo cuarto. Un despliegue memorable de los Lakers, que olieron sangre y jugaron al l¨ªmite, sin dejar de empujar, sin complacencia. Un tramo de baloncesto pr¨¢cticamente perfecto del campe¨®n.
El partido estaba muerto mediado el tercero cuarto (44-71). Los Heat no eran capaces ni de sacar tiros y los Lakers jugaban al galope y escapaban as¨ª de todas las trampas defensivas de Spoelstra. Butler (12+7+8) era un fantasma, ya sin sost¨¦n, y LeBron James gobernaba el partido sin aspavientos pero sin cometer ni un error: 28 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias con una sola p¨¦rdida para el primer jugador que gana el MVP de las Finales con tres camisetas distintas. Un Rey, ya con cuatro anillos, protegido por la inmensa figura de Davis y aliviado por la aparici¨®n definitiva de Rajon Rondo, que arranc¨® el ¨²ltimo aliento de su rival con unos minutos maravillosos cuando descans¨® LeBron. El base acab¨® con 19 puntos, 4 asistencias y 3 triples que parecieron 30 en el ¨¢nimo de los Heat. Al frente de unos secundarios esforzados, otra vez el mejor Caldwell-Pope (17 puntos) y muy firme (11 puntos, 3 triples) Danny Green pese al tormento que hab¨ªan sido para ¨¦l las horas anteriores, tras su fallo del quinto partido.
No hubo discusi¨®n, Miami Heat no ten¨ªa m¨¢s vidas y los Lakers jugaron sin nervios, sin presi¨®n, con una concentraci¨®n de m¨¢rmol y sin ning¨²n temor ante un rival que parec¨ªa dispuesto a alargar la caza... solo?hasta el salto inicial. Finalmente no fue un partido, fue una coronaci¨®n. Una que la NBA ha visto mil veces. En todas las ¨¦pocas, en todos los estilos, en todos los baloncestos: la coronaci¨®n de Los Angeles Lakers; El campe¨®n de la NBA 2019-20, el campe¨®n eterno.