1.- Los Juegos Ol¨ªmpicos del baloncesto espa?olRespuesta

2.- Los 12 de la gran Espa?a: un equipo irrepetibleRespuesta

3.- La nueva Estados Unidos, el imperio contratacaRespuesta

4.- Los doce de EE UU: a la derecha del Dream TeamRespuesta

5.- Pek¨ªn y el legado inmortal de Kobe BryantRespuesta

6.- La final: memorias del WukesongRespuesta

Han pasado doce a?os ya y la tentaci¨®n es, todav¨ªa, frotarse los ojos al recordarlo. Fue ¨¦pico, quijotesco; fue tan irreal que estuvo a punto de suceder. Fue el 24 de agosto de 2008, en el Wukesong Indoor Stadium y en el mejor escenario posible, la final de unos Juegos Ol¨ªmpicos.

En lo que en horario peninsular fue una ma?ana inolvidable, una deslumbrante Estados Unidos, con un equipo de ensue?o, se llev¨® el oro (118-107) ante una Espa?a desatada, vigente y orgullosa campeona del mundo y dirigida por A¨ªto Garc¨ªa Reneses. Era un Team USA de absoluto lujo, lo m¨¢s parecido hasta entonces al Dream Team de Barcelona 92. El Redeem Team (el equipio de la redenci¨®n) puesto en marcha para borrar los sacrilegios de casi una d¨¦cada de desastre; el mayor, el de Atenas 2004. Una selecci¨®n llena de leyendas y dirigida por otra, Mike Krzyzewski. Coach K. Que cuatro a?os despu¨¦s volvi¨® a sufrir contra Espa?a en otro partido tremendo, la final de Londres 2012; y que tambi¨¦n vio como la Selecci¨®n, su gran rival durante casi una d¨¦cada, se lo pon¨ªa duro en las semifinales de Brasil 2016. Pero nada, en el imaginario del aficionado espa?ol, como aquella final de 2008, una colisi¨®n que para muchos qued¨® como el mejor partido que jam¨¢s se hab¨ªa jugado en competiciones FIBA. Y, desde luego, la vez que m¨¢s cerca tuvo Espa?a en los torneos ol¨ªmpicos al gigante americano, que no respir¨® hasta los ¨²ltimos instantes y despu¨¦s de una aparici¨®n deslumbrante de Kobe Bryant. Una leyenda para cerrar un partido de leyenda.

Espa?a acab¨® el torneo ol¨ªmpico con un 6-2 total, sus dos derrotas frente a EE UU (en la primera fase sin discusi¨®n: 119-82). Anot¨® 86 puntos de media y solo encaj¨® 79. Los estadounidenses no perdieron (8-0) y dejaron 106,2 de anotaci¨®n media y 78,4 puntos en contra por partido. El equipo espa?ol, con A¨ªto como puente hacia la era Scariolo, manten¨ªa a diez campeones del Mundo de Saitama 2006 y a ocho jugadores que ya estaban o ir¨ªan a la NBA. Era el apogeo de la generaci¨®n de los J¨²niors de Oro, el grupo liderado por Juan Carlos Navarro y Pau Gasol que gobern¨® el baloncesto europeo y ret¨® como pocos se han atrevido a las estrellas estadounidenses de la NBA. Una Espa?a m¨ªtica, una de las grandes selecciones de la historia, ante un Team USA deslumbrante (con once all stars y dos MVP de la NBA), con cuentas pendientes y un colmillo m¨¢s retorcido (pura necesidad) que el legendario equipo de Barcelona 92.

Hubo un nivel de juego extraordinario, pol¨¦mica arbitral, defensas al l¨ªmite, igualdad extrema (Espa?a estuvo a dos puntos avanzado el ¨²ltimo cuarto) y un volumen de talento hist¨®rico desencadenado en los dos equipos: bombas de Navarro, triples de Rudy, canastas en la zona de Pau Gasol, vuelos de Dwyane Wade, penetraciones de LeBron, pu?ales decisivos de Kobe Bryant, pases imposibles de Chris Paul¡­ fue un partido de leyenda, un oro que Estados Unidos valor¨® como nunca despu¨¦s de ocho a?os de pesadilla¡­ y de sufrir lo indecible ante una Espa?a rebelde y colosal: gigante. Una que gan¨® la plata pero fue de oro en el, para muchos, mejor partido de la historia del baoncesto de selecciones.

Los Juegos Ol¨ªmpicos del baloncesto espa?ol

Los Juegos del baloncesto espa?ol, escrib¨ªa nuestro enviado especial Juan Jim¨¦nez en el estreno ol¨ªmpico de la Selecci¨®n en el Wukesong de Pek¨ªn. Espa?a aterriz¨® en China un 5 de agosto tras un viaje maratoniano de m¨¢s de 24 horas. Faltaban cinco d¨ªas para su debut ol¨ªmpico ante Grecia y en el ambiente se notaba que estos pod¨ªan ser sus Juegos. Los motivos eran varios: a sus 28 a?os, la generaci¨®n de los J¨²niors de Oro (Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Ra¨²l L¨®pez, Felipe Reyes, Berni Rodr¨ªguez...) estaba en plena madurez y las piezas externas hab¨ªan encajado a la perfecci¨®n en un proyecto que ya sab¨ªa lo que era subir a lo m¨¢s alto de un podio intercontinental. El veterano Carlos Jim¨¦nez, a sus 32 a?os, daba algo de calma (y cordura) a un equipo que presum¨ªa, sobre todo,de juventud y talento.

Un equipo capaz de todo. A A¨ªto no le tembl¨® el pulso al darle la alternativa en el Joventut a un jovenc¨ªsimo Ricky Rubio (a¨²n no hab¨ªa cumplido los 15 a?os cuando jug¨® con la Penya su primer partido de la Liga Endesa) y tampoco le tembl¨® a la hora de convertirlo en el tercer estreno m¨¢s precoz en la historia de la Selecci¨®n espa?ola (s¨®lo Carlos Sevillano y Juan Antonio Corbal¨¢n debutaron antes que ¨¦l). Y, la verdad, tampoco fue un estreno al uso para un chaval de 17 a?os porque, con Calder¨®n lesionado en cuartos frente a Croacia y Ra¨²l L¨®pez con un papel much¨ªsimo m¨¢s secundario, a Ricky le toc¨® dar el callo en las semifinales ante Lituania y la gran final frente a Estados Unidos. Un talento precoz que asombr¨® en un Wukesong, en el que once a?os despu¨¦s se convertir¨ªa en campe¨®n del mundopor primera vez. Y con todos los honores, como MVP del campeonato.

Pero una d¨¦cada antes de que ocurriera aquello, logr¨® all¨ª otro reconocimiento, el de convertirse en el m¨¢s joven en colgarse una medalla en la historia del baloncesto ol¨ªmpico por delante del sovi¨¦tico Vladimir Tkachenko.¡°Yo no miro el DNI¡±, repet¨ªa una y otra vez el base, que se hizo mayor a toda velocidad en aquellos Juegos. Pero en aquel equipo de ensue?o tambi¨¦n estaban dos jovenc¨ªsimos Rudy Fern¨¢ndez y Marc Gasol, con 23 a?os reci¨¦n cumplidos cada uno. Los dos hab¨ªan decidido, adem¨¢s, marcharse a la NBA tras esos Juegos porque parec¨ªa que a ambos se les hab¨ªa quedado Espa?a peque?a. Marc cruz¨® el charco como MVP indiscutible de la Liga Endesa tras once jornadas de la fase regular como el mejor y s¨®lo Rudy pudo discutirle al mediano de los Gasol su hegemon¨ªa en el baloncesto espa?ol aquel a?o. Pero dec¨ªamos que los motivos eran varios porque en Pek¨ªn no s¨®lo coincidi¨®, posiblemente, la Selecci¨®n con m¨¢s talento de la historia del baloncesto espa?ol, sino que adem¨¢s ¨¦sta llegaba como flamante campeona del mundo.

Saitama 2006 fue la consagraci¨®n para una generaci¨®n que subi¨® a lo m¨¢s alto del podio en Jap¨®n, pero que lo hizo con una espinita clavada. Atenas 2004 fue un aut¨¦ntico mazazo para un equipo que se despidi¨® de los Juegos con un s¨¦ptimo puesto porque a Stephon Marbury, el d¨ªscolo base que a?os despu¨¦s confesar¨ªa que en aquella cita ol¨ªmpica vivi¨® los peores 38 d¨ªas de su vida, le dio por hacer uno de los mejores partidos de su carrera. Impotencia absoluta para una selecci¨®n que s¨®lo perdi¨® un partido en todo el campeonato: el de cuartos y ante una EE UU que se propuso cambiar a partir de aquel tremendo varapalo, para su ilustre historial deportivo y para su imagen. Un bronce amargu¨ªsimo para un equipo acostumbrado a creerse el ombligo del mundo. Pero antes de eso, y como ¨²nico momento brillante de su horrible campeonato, tumb¨® a Espa?a en aquellos malditos cuartos de Grecia. Ese tropiezo lo recordaba muy bien m¨¢s de la mitad del equipo espa?ol:Gasol, Navarro, Garbajosa, Calder¨®n, Reyes, Jim¨¦nez y Rudy estuvieron aquella tarde aciaga en la pesadilla de Atenas, en un d¨ªa en el que Espa?a apuntaba al oro y se march¨® con las manos vac¨ªas.

Pero la de Atenas no era la ¨²nica decepci¨®n que le hab¨ªa tocado vivir a los Gasol, Navarro... Un a?o antes hab¨ªa sido el Eurobasket de Espa?a, un campeonato en el que todo el pa¨ªs hab¨ªa puesto much¨ªsima ilusi¨®n porque era su gran oportunidad de ver y disfrutar con la campeona del mundo. Granada, Madrid... y un sue?o dorado. Espa?a volv¨ªa a organizar una gran cita diez a?os despu¨¦s del Europeo de Barcelona, que fue desastroso, y el oro de Saitama les obligaba a subir a lo m¨¢s alto. S¨ª o s¨ª,no hab¨ªa otra opci¨®n.

Pero el nacionalizado (otro base estadounidense) JR Holden apag¨® el sue?o de la Selecci¨®n con una canasta a falta de dos segundos que le dio el t¨ªtulo a Rusia. A Espa?a, una vez m¨¢s, se le resist¨ªa un Europeo con el que dos a?os despu¨¦s comenzar¨ªa un idilio que le ha brindado tres oros en menos de diez a?os (2009, 2011 y 2015). La decepci¨®n de Madrid supuso la salida por la puerta de atr¨¢s de Pepu Hern¨¢ndez (hubo l¨ªo entre el t¨¦cnico y la FEB, porque ¨¦ste acus¨® a la Federaci¨®n de haber pensado m¨¢s en hacer caja que en el equipo y en el campeonato) y la llegada a contrarreloj de A¨ªto Garc¨ªa Reneses. Y decimos a contrarreloj porque a A¨ªto se le podr¨ªa haber conocido con el sobrenombre de El Breve. El 3 de junio, la FEB anunci¨® la destituci¨®n de Pepu como seleccionador espa?ol. Era un secreto a voces, como tambi¨¦n lo era que Jos¨¦ Luis S¨¢ez, por entonces presidente federativo, ten¨ªa ya elegido a su sustituto. El problema es que A¨ªto, que se hab¨ªa despedido del Joventut unas semanas antes, ten¨ªa su fichaje apalabrado por el Unicaja, algo que neg¨® el mism¨ªsimo d¨ªa de su presentaci¨®n. Era un aut¨¦ntico l¨ªo porque la normativa ACB proh¨ªbe que un t¨¦cnico compatibilice los cargos de entrenador y de seleccionador de cualquier pa¨ªs. Algo que tambi¨¦n provoc¨®, despu¨¦s, que Scariolo abandonara el cargo tras los Juegos de Londres, porque ten¨ªa mono de entrenar a un equipo todo el a?o.

Pero hecha la ley, hecha la trampa. Como todav¨ªa no hab¨ªa nada firmado, A¨ªto decidi¨® vivir su sue?o ol¨ªmpico en China y no comprometerse formalmente con el Unicaja hasta despu¨¦s de Pek¨ªn 2008. As¨ª que el 6 de junio de 2008, tres d¨ªas despu¨¦s de la marcha de Pepu, la Federaci¨®n anunciaba que A¨ªto ser¨ªa el seleccionador en los Juegos y dos d¨ªas despu¨¦s de la final ante Estados Unidos, que abandonaba su puesto. En total, estuvo 81 d¨ªas en el cargo, tiempo suficiente para colgarsela segunda plata ol¨ªmpica de la historia tras la de Los ?ngeles 84. A¨ªto no hizo muchos cambios con respecto al equipo que se hab¨ªa colgado el oro en Saitama y la plata en el Eurobasket de Espa?a un a?o antes (ambos eran el mismo). La revoluci¨®n, eso s¨ª, lleg¨® en el puesto de bases donde incluy¨® a dos jugadores que conoc¨ªa bien: Ricky Rubio y Ra¨²l L¨®pez. Sergio Rodr¨ªguez, que por entonces peleaba por conseguir m¨¢s minutos en Portland, y un j¨²nior de oro como Carlos Cabezas fueron los damnificados.

Espa?a tuvo una preparaci¨®n ol¨ªmpica m¨¢s o menos c¨®moda. No hubo muchos sobresaltos, a excepci¨®n de un susto que dio Navarro al torcerse el tobillo frente a Hungr¨ªa y las sobrecargas y molestias propias de cualquier preparaci¨®n. El culebr¨®n de Garbajosa del a?o anterior se acab¨® pronto con la marcha del madrile?o de los Raptors y su fichaje por el Khimki, y Gasol lleg¨® con poco descanso (hab¨ªa jugado el sexto partido de las Finales de la NBA el 17 de junio), pero se le notaba fino. Adem¨¢s, la Selecci¨®n lleg¨® a Pek¨ªn sin muescas por el camino. Todo fueron triunfos m¨¢s o menos c¨®modos, excepto un amistoso ante Argentina en Madrid (90-88). La revancha de las semifinales mundiales volvi¨® a sonre¨ªr a la Selecci¨®n, que viajaba a los Juegos invicta y con toda la ambici¨®n posible. Con Estados Unidos m¨¢s terrenal, al menos en apariencia por los tropiezos previos, Espa?a so?aba con el oro y no se escond¨ªa. ¡°El objetivo es ese¡±, confesaba Calder¨®n unos d¨ªas antes del inicio del torneo.

Tras un estreno pl¨¢cido ante Grecia, la Selecci¨®n continu¨® con su hoja de ruta (China, Alemania...) y una fecha marcada en la agenda: el 16 de agosto. Ese ser¨ªa el d¨ªa en el que se enfrentar¨ªan a EE UU, un equipo confeccionado para ganar el oro (¡°Si no lo conseguimos, tendr¨¦ que abandonar el pa¨ªs¡±, bromeaba por entonces Kobe Bryant) y que hab¨ªa apabullado a sus rivales por una diferencia media de 28,3 puntos en sus tres primeros partidos. Ese duelo ante la temible nueva versi¨®n de los norteamericanos iba a medir, se pensaba, las opciones reales de la Selecci¨®n.

Espa?a era la segunda opci¨®n para las casas de apuestas y parec¨ªa que EE UU quer¨ªa demostrar que la ecuaci¨®n era mucho m¨¢s sencilla de lo que cre¨ªan, que s¨®lo hab¨ªa un candidato al oro y que ese era ¨¦l. Paliza (82-119, +37 para los de Krzyzewski), pero que pudo ser ¨²til como recordatorio antes de la final hist¨®rica de Pek¨ªn. La Selecci¨®n nos hizo creer aquel d¨ªa que todo era posible y repiti¨®,cuatro a?os despu¨¦s, los mismos argumentos en Londres. Ninguna de las dos veces pudo ser. Y aunque esta Espa?a haya sido campeona del mundo en dos ocasiones, sigue teniendo cuentas pendientes con Estados Unidos, su verdugo en los ¨²ltimos cuatro Juegos Ol¨ªmpicos (cuartos en 2004, semifinales en 2016 y la final en 2008 y 2012) y que le brind¨® dos platas que, eso s¨ª, saben un poquito a oro.

Los 12 de la gran Espa?a: Un equipo irrepetible

La nueva Estados Unidos, el imperio contrataca

Seguramente el Redeem Team, la Selecci¨®n de Estados Unidos de 2008, no tendr¨¢ nunca el lugar en el olimpo del baloncesto al que se alz¨® en 1992 el Dream Team de los Juegos de Barcelona. Tampoco el equipo de Londres 2012, una versi¨®n seguramente mejorada del (temible) de cuatro a?os antes porque segu¨ªan Kobe Bryant, LeBron James, Carmelo Anthony y Chris Paul y llegaron Kevin Durant, Anthony Davis y Russell Westbrook. Pero una cosa es cierta: en 2008, el Team USA afrontaba un reto real, se enfrent¨® al v¨¦rtigo, cumpli¨® con una misi¨®n que, por mucho que pareciera a priori superior a todos sus rivales, necesitaba plasmarse en la pista despu¨¦s de un eclipse de ocho a?os en los grandes torneos. Demasiado para el orgullo americano, demasiado para los padres del baloncesto.

1992 fue el a?o del sue?o, el equipo divino (Michael Jordan, Larry Bird, Magic Johnson, Charles Barkley, Scottie Pippen, Karl Malone, Patrick Ewing¡­) que descendi¨® entre los mortales para transformar y globalizar el baloncesto para siempre. El inicio de una era y la materializaci¨®n de un sue?o alumbrado en 1989 por Boris Stankovic desde FIBA y David Stern desde las oficinas de la NBA: la presencia de los profesionales estadounidenses en los Juegos Ol¨ªmpicos, los profetas de la conquista, el baloncesto como juego global, la NBA como producto internacional. Stankovic y Stern, ambos ya fallecidos, hablaban de una brecha ¡°imposible de tolerar¡±. Hab¨ªan oteado las posibilidades que abr¨ªan las estrellas estadounidenses impactando en un mundo donde el baloncesto no paraba de crecer. El resultado fue un Dream Team en el que lo de menos, en realidad, fue lo deportivo: 8-0 en Barcelona con una diferencia media en las victorias de 43,8 puntos y ninguna por menos de los 32 por lo que cay¨® abatida la Croacia de Petrovic, Kukoc y Radja.

En 1992 los rivales de Estados Unidos quer¨ªan, o acababan queriendo ya a mitad de segundo cuarto, salir guapos en la foto, sentirse parte de la historia, llevarse una camiseta de recuerdo. En 2008, quer¨ªan ganar, derribar a un oso que empezaba a acostumbrarse a caer, como los boxeadores despu¨¦s de ir a la lona por primera vez. Las derrotas de a?os anteriores y la proliferaci¨®n de jugadores de todos los rincones del mundo en la NBA, ya nadie pensaba en la foto o la camiseta, pon¨ªan a Estados Unidos en la diana: cuantas m¨¢s estrellas, m¨¢s suculenta la pieza. Contra eso, el Redeem Team, el equipo de la redenci¨®n, se elev¨®, devolvi¨® la m¨ªstica y la categor¨ªa a la selecci¨®n de Estados Unidos y sent¨® las bases para once a?os de ¨¦xitos, hasta la derrota en cuartos de final del Mundial de 2019 contra Francia. Era, ese ¨²ltimo equipo de China, un Team USA en versi¨®n C... o D.

Es imposible poner en contexto las circunstancias del oro de 2008 sin entender qu¨¦ hab¨ªa pasado desde el de 1992. De las versiones II y III del Dream Team (la tercera gan¨® por 31,8 puntos de diferencia todos sus partidos de Atlanta 96 con cinco miembros del equipo de Barcelona y refuerzos como Hakeem Olajuwon y Shaquille O¡¯Neal), a los a?os oscuros. En 1998, el lockout obliga a que lo que iba a ser un equipazo para el Mundial de Atenas (Grant Hill, Tim Duncan, Tim Hardaway, Allan Houston, Chris Webber, Kevin Garnett¡­) se convirtiera en un grupo de meritorios sacados de universidades, ligas menores y competiciones europeas. Los Dirty Dozen, llamados as¨ª por su entrega y su esp¨ªritu de jaur¨ªa, rascaron un meritorio bronce con Brad Miller (no hab¨ªa sido drafteado, acab¨® siendo dos veces all star) al lado de un cl¨¢sico de este lado del Atl¨¢ntico como Trajan Langdon.

Te¨®ricamente solo un par¨¦ntesis provocado por el cierre patronal en la NBA, este Mundial fue el presagio de los malos tiempos, aplazados en Sidney 2000 por los pelos. En la fase de grupos, Lituania fue el primer rival que se qued¨® a menos de diez puntos de una USA hecha de NBA (85-76). En semifinales se repiti¨® duelo, y Jasikevicius tuvo un tiro para sacudir el planeta baloncesto (85-83 final). Despu¨¦s, el Team USA gan¨® el oro contra Francia en unos Juegos recordados, b¨¢sicamente, por el mate de Vince Carter por encima de los 218 cent¨ªmetros de Frederic Weis. Pero, por el camino, hab¨ªa ense?ado la yugular: contra unos rivales de nivel cada m¨¢s alto y con m¨¢s tr¨¢nsito de jugadores entre continentes, Estados Unidos parec¨ªa, nadie lo habr¨ªa imaginado solo unos a?os antes, vulnerable.

Desde Sidney hasta Pek¨ªn, el orgulloso baloncesto estadounidense vivi¨® una pesadilla. En el Mundial de 2002, en Indian¨¢polis (Indiana: el estado donde el baloncesto es m¨¢s que un deporte), una Estados Unidos ap¨¢tica y doliente acab¨® sexta. Perdi¨® tres partidos, los primeros con profesionales, contra Argentina (el primero), Espa?a y Yugoslavia ya en cuartos de final. Las lesiones hab¨ªan apartado a jugadores como Jason Kidd y Ray Allen, y Paul Pierce acab¨® a palos con el seleccionador, George Karl. En los equipos que derrotaron a un gigante que menguaba hab¨ªa jugadores que ya difuminaban, o iban a hacerlo en los siguientes a?os, las fronteras entre la NBA y el mundo: Manu Gin¨®bili, Pau Gasol, Vlade Divac, Peja Stojakovic¡­

Kobe Bryant, Kevin Garnett y Shaquille O¡¯Neal hab¨ªa rechazado representar a su selecci¨®n en suelo estadounidense. Un drama menor para un pa¨ªs que mide el ¨¦xito internacional con un solo baremo, el ol¨ªmpico. Por eso doli¨® horrores el trance de Atenas 2004, donde solo acudieron tres de los doce que hab¨ªa logrado la clasificaci¨®n en el Torneo de las Am¨¦ricas en 2003 (Tim Duncan, Allen Iverson y Richard Jefferson). Un entrenador muy estricto como Larry Brown choc¨® (discusiones, castigos por indisciplina, multas por impuntualidad...) con un equipo decadente, altivo en el peor sentido de la palabra, demasiado joven para absorber los traspi¨¦s y las cr¨ªticas: Carmelo Anthony y LeBron James (al que llamar¨ªan LeBronze tras el torneo) ten¨ªan 20 a?os, Dwyane Wade 22. Estados Unidos empez¨® con una derrota estrepitosa, la peor de su historia en grandes torneos, contra Puerto Rico (92-73). Despu¨¦s de ganar a Grecia y Australia por un sufrido +16 total, perdi¨® con Lituania (94-90). Y se meti¨® cuarta de grupo tras ganar a la pobre Angola (89-53). Aquel equipo, apodado Nightmare Team (la pesadilla, el reverso de Barcelona 92 doce a?os despu¨¦s), dio la cara ante una Espa?a que parec¨ªa favorita en cuartos (102-94) gracias a una noche iluminada del d¨ªscolo Stephon Marbury (31 puntos). Pero cay¨® en semifinales contra Argentina y salv¨® despu¨¦s el bronce contra Lituania (104-96).

De Atenas sali¨® en ruinas el baloncesto estadounidense. Por las derrotas, por acabar con el bronce (la primera vez con jugadores de la NBA, la tercera en la historia sin contar el boicot de 1980) y por la imagen casi macarra de un equipo que meti¨® la cabeza en la tierra cuando vinieron mal dadas, cuyos fallos eran jaleados por la grada y cuyas estrellas inmaduras demostraron pronto que quer¨ªa volver a su zona de confort en el baloncesto NBA.

La Federaci¨®n estadounidense, una vez que era evidente que se hab¨ªa tocado fondo, apost¨® por Jerry Colangelo, que ahora tiene 80 a?os que entonces ten¨ªa 64 y llevaba casi medio siglo de una experiencia que le hab¨ªa llevado de las pistas de baloncesto a los banquillos y los despachos. Colangelo negoci¨® con Stern, pidi¨® libertad total de movimientos y aclar¨®: eran los cacareados problemas para adaptarse a las normas del baloncesto internacional y para atacar las defensas en zona de las selecciones FIBA, s¨ª; pero era, ante todo, una actitud que ¡°hab¨ªa dejado mucho que desear¡±: ¡°Viendo las reacciones del p¨²blico en la grada hac¨ªa nuestro equipo, vi que ya no pod¨ªamos caer m¨¢s bajo¡±.

El plan Colangelo, un directivo que enseguida se apropi¨® del t¨¦rmino Redeem (redenci¨®n), era dejar atr¨¢s la improvisaci¨®n y la altaner¨ªa. Apartar la nociva pr¨¢ctiva de juntar a doce jugadores de la NBA, sortear las cada vez m¨¢s habituales renuncias de las grandes estrellas, y poner en marcha casi un viaje de vacaciones del que nadie parec¨ªa volver feliz. Contra el chovinismo, programa, programa y programa. Las estrellas tendr¨ªan que comprometerse en ciclos de tres a?os (unos Juegos y un Mundial), reunirse para trabajar en verano¡­ y entrevistarse en privado con Colangelo para explicar por qu¨¦ quer¨ªan representar a su pa¨ªs. No habr¨ªa grandes ganancias econ¨®micas ni politiqueo con los minutos ni titularidades garantizadas. No habr¨ªa egos. El equipo ser¨ªa apodado oficiosamente Redeem Team y su lema oficial ser¨ªa ¡°United We Rise¡± (juntos nos alzamos). Se empezaron a cuidar las formas, los modales, el trato con prensa y aficionados, la vestimenta. Cada detalle. Se organizaron campus veraniegos en Las Vegas y se realizaron m¨¢s de 70 entrenamientos antes de Pek¨ªn 2008 por los apenas 15 (con seis amistosos) que precedieron a la debacle de Atenas. Y se puso al frente a Mike Krzyzewski, Coach K, una instituci¨®n de los banquillos, entrenador de Duke desde 1980 y miembro del Hall of Fame desde 2001. A su servicios empezaron a trabajar otro cl¨¢sico de College, Jim Boeheim, Nate McMillan y Mike D¡¯Antoni.

Estados Unidos asumi¨® el terreno que hab¨ªa cedido y comenz¨® a analizar y nutrirse de los proyectos a largo plazo de Argentina (campeona ol¨ªmpica en 2004) y Espa?a, que se hab¨ªa llevado el Mundial 2006, el primer experimento del nuevo Team USA. Acab¨® mal, con otro bronce, pero Colangelo ya percibi¨® que aquello era otra cosa: ¡°Vi que el p¨²blico volv¨ªa a animar a nuestros jugadores. Y, bien mirado, esa derrota nos vali¨® para martirizar a nuestros jugadores record¨¢ndoles que el baloncesto era mucho mejor en todo el mundo y que los peligros eran reales¡±. Esa derrota, en semifinales ante el pick and roll alto de Grecia, fue otra mancha en el historial pero una que no molest¨® demasiado a Colangelo (¡°hubo unos minutos del ¨²ltimo cuarto en el que ellos metieron todo y nosotros fallamos hasta los tiros libres¡±), que ten¨ªa la vista puesta en el gran premio, los Juegos de Pek¨ªn.

De entre los m¨¢s de 30 jugadores de primer¨ªsimo nivel NBA con los que habl¨® en privado, Colangelo (cuenta) solo recibi¨® dos negativas: Tim Duncan y Kevin Garnett. LeBron se subi¨® al carro a mitad de conversaci¨®n, sus compa?eros de generaci¨®n (Carmelo Anthony, Dwyane Wade, Chris Bosh) siguieron en cascada y el nuevo gabinete rector supo que su triunfo era pleno cuando Kobe Bryant, que hasta entonces hab¨ªa deso¨ªdo todas las llamadas de la selecci¨®n, dio el s¨ª. Kobe era la legitimaci¨®n definitiva, la r¨²brica a un trabajo de limpieza y renovaci¨®n completo de una estructura que hab¨ªa estado a punto de derrumbarse. Jim Tooley, director ejecutivo del Team USA, asegur¨® feliz que ¡°volv¨ªa a estar de moda jugar para EE UU¡±. La opci¨®n de dar un buen bocado al mercado chino, con la cita ol¨ªmpica en Pek¨ªn, jug¨® tambi¨¦n a favor de un equipo que acudi¨® finalmente con una escuadra formidable, m¨¢s experimentada que la de Atenas (26,1 a?os de media), de la que repet¨ªan (Wade, LeBron, Carmelo, Boozer) cuatro integrantes (Jason Kidd hab¨ªa estado en Sidney 2000); mucho m¨¢s preparada y mentalizada y con un nuevo ambiente, mucho m¨¢s sano, que qued¨® captado en un programa especial de ESPN durante la fase de preparaci¨®n: Road To Redemption. El camino a la redenci¨®n.

Jason Kidd y Kobe, que ejerc¨ªa de capit¨¢n, eran el peso veterano de un equipo impulsado por la siguiente generaci¨®n de estrellas: LeBron, Wade y Bosh har¨ªan planes de jugar juntos que cumplir¨ªan en 2010 (ganaron dos t¨ªtulos reunidos en Miami Heat), Dwight Howard y Chris Paul llegaban en pleno despegue al firmamento y hab¨ªa especialistas en el tiro (Michael Redd), la defensa (Ty Prince) y la alba?iler¨ªa (Carlos Boozer). Era, sin duda, el mejor Team USA desde el Dream Team y un equipo otra vez con el discurso y el lenguaje corporal correctos. Colangelo pod¨ªa respirar tranquilo¡­ o no: faltaba el oro.

Estados Unidos jug¨® con el bloque que hab¨ªa arrasado en el Torneo de las Am¨¦ricas en 2007. En la fase previa de Pek¨ªn gan¨® sus cinco partidos por una media de 32,3 puntos, incluido un demoledor 119-82 a Espa?a, que ser¨ªa despu¨¦s un rival mucho m¨¢s duro en la pelea por el oro. En cuartos (116-85) y semifinales (101-81) no se tuvo piedad de Australia y una Argentina en la que Gin¨®bili ten¨ªa un tobillo hecho picadillo. La final ante Espa?a, una orgullosa campeona del mundo, se elev¨® como un monumento al baloncesto. Esta vez, los apuros para ganar no fueron una se?al de debilidad sino la legitimaci¨®n definitiva en el triunfo para el nuevo Team USA, uno con once all stars y en el que las estrellas dejaron atr¨¢s las excusas parar quitarse de en medio (en Atenas: inseguridad, lesiones, necesidades familiares¡­); el equipo que sac¨® a la mejor selecci¨®n de la historia de un per¨ªodo horripilante de derrotas y malos modos: el equipo de la redenci¨®n.

Los doce de EE UU: a la derecha del Dream Team

Pek¨ªn y el legado inmortal de Kobe Bryant

Kobe Bryant es el 8 y el 24, sus dos n¨²meros retirados en Los Angeles Lakers. Y es p¨²rpura y morado. Siempre lo ser¨¢. Pero tambi¨¦n es el 10 del Team USA. Y es azul, rojo y blanco. Los colores de su pa¨ªs. Un idilio tard¨ªo: lleg¨® a la NBA pero no jug¨® con su selecci¨®n hasta once a?os despu¨¦s. En 2000 prioriz¨® su boda, en 2004 sus problemas legales por el caso de asalto sexual en Colorado. Dos veces se perdi¨® el verano FIBA por lesiones de rodilla¡­ y en 2007 debut¨®, en el Torneo de las Am¨¦ricas. Sum¨® ese oro, el de Pek¨ªn 2008 y el de Londres 2012. Y no perdi¨® ning¨²n partido (26-0) oficial con Estados Unidos.

Kobe promedi¨® 15,3 puntos en 2007, 15 en 2008 y 12,1 en 2012, donde jug¨® con 33 a?os antes de anunciar su adi¨®s a la selecci¨®n. Pero su gran momento con la Estados Unidos fue el ¨²ltimo cuarto de la final de Pek¨ªn, cuando puso la r¨²brica a la redenci¨®n, el sudado oro ante Espa?a. Kobe anot¨® 20 puntos y reparti¨® 6 asistencias. Pero 13 de esos puntos llegaron en el ¨²ltimo cuarto, cuando se puso sobre los hombros a un equipo que solo ganaba por dos (91-89) a falta de ocho minutos. A partir de ah¨ª sum¨® un canast¨®n forzando en la zona (93-89), dos asistencias para un triple de Deron Williams y un mate de Howard (98-89), un triple desde la esquina izquierda (101-92) a falta de seis minutos... y, despu¨¦s de una decisiva acci¨®n defensiva ante Pau Gasol, su compa?ero en los Lakers, meti¨® un ic¨®nico 3+1 sacando una falta a Rudy Fern¨¢ndez. Puso a su equipo 108-99 e hizo el gesto de silencio con el dedo ¨ªndice en la boca. Todav¨ªa anot¨® una bombita (con 111-105) y un tiro libre cuando el oro ya era un hecho. Clutch Kobe, el macho alfa en la cima del deporte: una final ol¨ªmpica.

Kobe fue, en gran medida, la bandera de la redenci¨®n. Jerry Colangelo sinti¨® que su plan de trabajo por trienios estaba funcionando cuando Kobe dio el s¨ª mientras lo hac¨ªan tambi¨¦n las estrellas de la siguiente generaci¨®n (LeBron, Wade, Carmelo, Paul¡­). Jugadores para los que Kobe era (todav¨ªa m¨¢s para los que su sumaron en 2012: Durant, Harden, Westbrook, Davis¡­) su Michael Jordan particular. Y Mike Krzyzewski reconoci¨® a?os despu¨¦s que sufri¨® mucho en el partido contra Espa?a y que no quer¨ªa pensar en qu¨¦ habr¨ªa sido de su equipo sin Kobe: ¡°En Londres 2012 tambi¨¦n era parte integral del equipo, un jugador clave. Pero si hubi¨¦ramos perdido en Pek¨ªn, yo no habr¨ªa podido seguir como seleccionador. Eso lo tengo claro. Gan¨¢bamos solo de dos a falta de nueve minutos, hab¨ªa much¨ªsima presi¨®n¡­ pero apareci¨® la Mamba. Era el macho dominante en un equipo con LeBron, Carmelo y todos los dem¨¢s¡­ fue clave para que los de su generaci¨®n se unieran a los de la siguiente, y despu¨¦s en Londres para la integraci¨®n de Durant, Westbrook¡­ los nuevos que llegaban. Tres generaciones de jugadores mezclaron a la perfecci¨®n y Kobe fue ejemplar en ese proceso, marc¨® el camino a todos. Es inteligente, entiende el baloncesto a la perfecci¨®n¡­ le adoro¡±.

Kobe compr¨® el mensaje de la redenci¨®n, de una nueva actitud y un nuevo esp¨ªritu de trabajo como claves para recuperar las medallas¡­ y el prestigio. El Team USA pas¨® de enviar invitaciones desesperadas a estrellas esquivas a acumular talento en unos entrenamientos muy duros en Las Vegas. Antes del Torneo de las Am¨¦ricas 2007 y de su debut oficial, Kobe marc¨® su territorio en un partidillo (el 22 de julio) entre los integrantes del equipo. Una pachanga¡­ pero con gradas llenas y televisi¨®n en directo. Era un camisetas blancas contra camisetas azules pero era, sobre todo, un equipo de LeBron contra equipo de Kobe. Y este, el veterano, cerr¨® el partido con 7 puntos en los ¨²ltimos 105 segundos para asegurar la victoria. Y en total 26, con la canasta ganadora a falta de seis segundos, justo antes de un fallo final de LeBron.

En Pek¨ªn, Kobe jug¨® tras perder con los Celtics las Finales de la NBA, todav¨ªa en busca de su primer anillo post Shaquille O¡¯neal (con el que gan¨® tres entre 2000 y 2002). Sus compa?eros y compa?eras del Team USA, lo cont¨® Sue Bird, no daban cr¨¦dito cuando le vieron, por ejemplo, recortar de un peri¨®dico una foto de Paul Pierce celebrando el t¨ªtulo y met¨¦rsela en la cartera. Motivaci¨®n permanente. Durante los Juegos, mand¨® siempre mensajes de guerra a Pau Gasol, con el que ten¨ªa una misi¨®n pendiente. Juntos fueron campeones en 2009 y 2010, vengando en ese ¨²ltimo t¨ªtulo de la franquicia (por ahora) la derrota de dos a?os antes contra los Celtics.

El ¨²ltimo gran Kobe, encapsulado en el ciclo de dos Juegos (2008 y 2012) sum¨® dos oros a un curr¨ªculum legendario y dej¨® su marca como l¨ªder de una generaci¨®n, un ganador inolvidable que nos dej¨® en un fat¨ªdico accidente el 26 de enero. Su legado siempre ser¨¢ gigantesco¡­ y en ¨¦l tiene un hueco muy especial la final ol¨ªmpica de Pek¨ªn 2008.

La final: memorias del Wukesong

Cuando llegu¨¦ al Wukesong aquella ma?ana de 24 de agosto de 2008, Lituania y Argentina se estaban jugando la medalla de bronce. Digamos que hab¨ªa dormido poco. Eran tiempos proto-internet. Hab¨ªa mucho que trabajar (algunos d¨ªas empez¨¢bamos a escribir despu¨¦s de cenar), pero hab¨ªa que aprovechar la noche de Pek¨ªn, que nos ¨ªbamos en un par de d¨ªas, y a cuestas tra¨ªamos dos semanas de Juegos y un mes entero de gira por San Fernando, C¨¢ceres, Ourense, Castell¨®n, Zaragoza, Madrid, Shanghai...

Pero me despert¨¦ r¨¢pido, como los millones de hogares de Espa?a que se levantaron (o no se acostaron) a las 8:30 horas de aquel domingo. Aquel partido se ha visto decenas de veces y de aquel partido se ha escrito todo. Queda, pues, escribir qu¨¦ pudo sentir quien estaba all¨ª. Ya se sabe, ese supuesto momento en el que uno se siente tan estupendo por estar viendo in situ algo muy grande.

Pero s¨ª, aquello fue grande. De todos los flashes conservados de aquel partido, el m¨¢s impactante fue el de Rudy y¨¦ndose directo hacia Dwight Howard a machacarle en la cara. "D¨®nde va este majara", fue lo menos que pens¨¦ cuando se tir¨® contra la, entonces, torre de los Magic. A Howard, por cierto, hab¨ªa que verlo a medio metro para darse cuenta de qu¨¦ clase de mole era. Aquel ic¨®nico mate levant¨® de los pupitres a periodistas espa?oles, hizo golpear mesas a los argentinos. El sentimiento de incredulidad aquel mediod¨ªa en el Wukesong era generalizado.

El mate de Rudy resume qu¨¦ sent¨ªa la Selecci¨®n espa?ola de baloncesto aquel mediod¨ªa en China. Y es que no ten¨ªa miedo a nada. Aunque no ten¨ªa a Calder¨®n, seguramente en los mejores a?os de su carrera (A¨ªto escondi¨® su baja aunque, admit¨¢moslo, ¨¦l era m¨¢s feliz con Ricky en la pista), se sinti¨® con una libertad incre¨ªble para hacer lo que quisiese. Nunca jug¨® con menos complejos. Dir¨ªa que, por momentos, casi ni miraba el marcador. Lo de Estados Unidos, con Kobe, Wade, Carmelo y Lebron, era una sangr¨ªa de puntos. Pero Espa?a decidi¨® jugar. Eran a?os de exuberancia f¨ªsica, anotadora y feeling entre los jugadores. Navarro, Ricky, Garbajosa, Rudy. Si¨¦ndolo como siempre lo fue, era un equipo mucho menos dependiente de Pau Gasol que en 2012, por ejemplo. Mucho m¨¢s din¨¢mico. Y m¨¢s joven. Salvajemente fresco. Espa?a fue perdiendo 44-58 y, al ritmo que iba Estados Unidos, pens¨¦ que podr¨ªa ganarle de 30 f¨¢cilmente aunque Espa?a jugase un gran partido. Pero no fue as¨ª.

Salimos al descanso a tomar el aire t¨®xico de Pek¨ªn y hubo reuni¨®n en torno a Fernando Romay, que con esa seguridad que transmite cuando dice las cosas en serio, porque te crees que las dice de broma, proclam¨®: "Ganamos". Mi c¨¢lculo, le dije, es que, "teniendo en cuenta que Espa?a pierde 69-61 al descanso y no he visto meter tanto a la Selecci¨®n en mi vida, ser¨ªa una buena noticia terminar veinte abajo". Cabe recordar que Espa?a hab¨ªa sido arrasada (119-82) en la primera fase en un partido que gener¨® una crisis que merecer¨ªa otro art¨ªculo. Carlos Jim¨¦nez, capit¨¢n de aquel equipo, jug¨® un papel clave para evitar la fractura de un grupo que amag¨® con la divisi¨®n y que no se sent¨ªa c¨®modo alrededor de A¨ªto. Ya se sabe, las largas concentraciones y un largo campeonato en China no resultan f¨¢cil de gestionar. Y menos ya con jugadores que hab¨ªan dado el paso a superestrellas. Sin embargo, Espa?a, como en tantas otras competiciones, supo juntarse a tiempo, limar asperezas y ser un equipo. Su semifinal contra Lituania, con Gasol en modo extraterrestre, ya hab¨ªa sido memorable.

Vi sufrir a Estados Unidos. Era el Reedem Team, un equipo que se hab¨ªa concentrado en Las Vegas en 2007 simplemente para recordarse que lo de 2004 en Atenas, y lo de 2006 en Saitama, no iba a volver a pasar. Que un a?o despu¨¦s se reuni¨® con una misi¨®n, redimir su nombre y reconquistar el oro, y que no pod¨ªa fallar. Y que hab¨ªa arrasado durante el torneo. Daban miedo y jugaron un baloncesto superlativo, pero estuvieron amenazados. Y tanto que lo estuvieron. Rudy, jugador al que el baloncesto espa?ol pondr¨¢ en su sitio (deber¨ªa ser alt¨ªsimo) en su momento, estaba para todo. Por ejemplo para meter un triple de locos: 91-89. Por primera vez, hab¨ªa que dejar de escribir esas cr¨®nicas enlatadas que todos preparamos cuando imaginamos el desenlace. Pasase lo que pasase, hab¨ªa que volver a la pantalla en blanco. La historia de ese partido ya deb¨ªa ser reescrita.

Fue maravilloso porque durante algunos minutos s¨ª se mastic¨® la posibilidad de ganar y siempre me pareci¨® que, pese al marcador, Espa?a estuvo m¨¢s cerca de ganar ese d¨ªa que en Londres.

Supimos que todo hab¨ªa acabado cuando Kobe Bryant, qu¨¦ clase, meti¨® un tres m¨¢s uno con 104-99 que, adem¨¢s, supuso la quinta falta de Rudy. Altivo, como siempre ha sido, la impotencia le consumi¨®. Su reacci¨®n, fuera de tono, como alguna que vi en el banquillo espa?ol, pareci¨® algo excesiva. Pero tambi¨¦n es cierto que Estados Unidos estaba muerta de miedo, protestaba tambi¨¦n lo suyo desde su banquillo con su habitual altivez y no pod¨ªa perder de ninguna manera. Y que Espa?a sinti¨® que ese era su d¨ªa.

Si hay que perder, supongo, debe ser as¨ª. Claro que siempre podr¨¢ pensarse que a Espa?a le falt¨® ese cent¨ªmetro para cruzar la l¨ªnea que delimita la gloria de la eternidad.

La final se hab¨ªa terminado para Espa?a, pero no para m¨ª. A Rela?o, entonces nuestro director, le dio por jugar con el horario. Y, ya que en China hab¨ªa seis horas menos, decidi¨® pedir una entrevista a Gasol. "Pau ya no est¨¢ aqu¨ª", le dije desde el Wukseong a la gente de Madrid. "Pues encu¨¦ntralo", me respondieron. Afortunadamente, durante los Juegos hab¨ªa cenado un par de veces en el Mare, un restaurante regentado por un espa?ol en un barrio de moda de Pek¨ªn en el que Jos¨¦ Luis S¨¢ez, por entonces presidente de la FEB, hab¨ªa montado una suerte de Casa de Espa?a B para competir con la oficial. Digamos que para tocar las cosquillas de Alejandro Blanco, presidente del COE.

As¨ª que, confirmado que la Selecci¨®n estaba all¨ª y con el ordenador en las piernas, me mont¨¦ en un taxi con Jorge Mu?oa, periodista de Efe. Nunca he entendido c¨®mo el taxista entendi¨® nuestras instrucciones pero el caso es que, media hora despu¨¦s, est¨¢bamos en el Mare. La Selecci¨®n estaba de cena en un reservado y el cierre del peri¨®dico se acercaba. Ahora hab¨ªa que saber si Gasol, que ya en aquellos tiempos se cuidaba hasta el extremo, hab¨ªa acudido a la cena. Alguien advirti¨® a Pau de nuestra presencia all¨ª con el fot¨®grafo Jes¨²s Rubio, que se hab¨ªa incorporado no s¨¦ muy bien c¨®mo junto a Tom¨¢s Guasch. Y Gasol, en uno de esos detalles que luego est¨¢s obligado a agradecer para siempre (ya hab¨ªa tenido alguno m¨¢s), nos atendi¨® en una entrevista con foto superlativa que luego se qued¨® en dos columnas...

No hemos acabado. De aquella final siempre se ha hablado de la permisividad arbitral con los pasos de los estadounidenses. Aquellas im¨¢genes de Navarro ironizando en la pista con el peculiar primer paso de los NBA... Esa ma?ana protestamos mucho. Tambi¨¦n los periodistas, hay que admitirlo. Hablamos menos, sin embargo, de cierta permisividad con los jugadores espa?oles. Como ya ha prescrito, nos permitiremos el lujo de robarle un off the record a Carlos Jim¨¦nez, que en esa noche inolvidable del Mare, donde no es que se celebrase una derrota sino una manera de hacer baloncesto que hab¨ªa impresionado al mundo, solt¨®: "Ellos han hecho pasos, yo a Lebron le he dado m¨¢s hostias que en toda mi vida". Carlos Jim¨¦nez, por cierto, hab¨ªa anunciado a sus compa?eros ese d¨ªa en el corrillo final, que dejaba la Selecci¨®n. Fue un grandioso capit¨¢n. Por cierto, volvimos al Wukesong. Fue hace menos de un a?o. Hab¨ªa una cuenta pendiente all¨ª que fue saldada: fuimos campeones del mundo.