Pippen protegi¨® el legado de Jordan con s¨®lo seis palabras

Michael Jordan y sus Bulls consiguieron algo extraordinario en los ¨²ltimos coletazos del siglo XX: ganar la NBA seis veces merced a dos tripletes distribuidos en ocho temporadas. Algo salvaje en cualquier liga y en cualquier deporte de equipo, pero elevado a la en¨¦sima potencia sabiendo d¨®nde se situaba la historia. No fueron pocos los rivales que intentaron impedirlo: los Pistons que le pusieron el cerrojo al '23' en sus primeras intentonas, los Rockets que aprovecharon para ganar dos Anillos mientras su estrella jugaba al b¨¦isbol, equipos como los Sonics, los Suns o los Jazz. Los de Utah, en concreto, gozaron de dos oportunidades. Con ellos se dio 'El ?ltimo Baile' de Michael Jordan, con ellos se puso punto final a una dinast¨ªa que traspas¨® el tiempo y con ellos se fue la ¨²ltima oportunidad de derrotar en vida a tal leyenda.?

Tanto en 1997 como en 1998 las Finales de la NBA se resolvieron con un global de 4-2. En las segundas el tiro de Jordan ante Russell en el Delta Center abroch¨® el legado de 'Air', pero en las primeras podr¨ªa haber llegado el tropiezo que hubiera empa?ado tales cotas de elitismo deportivo. Era la primera vez que los Jazz de Jerry Sloan conquistaban la Conferencia Oeste para ir directos a por el trofeo Larry O'Brien y Karl Malone aterrizaba en el escenario grande como flamante MVP de la Temporada (27'4 puntos, 9'9 rebotes y 4'5 asistencias) venciendo a Jordan en la votaci¨®n por 986 a 957. Sobre ¨¦l reca¨ªa el peso de liderar a los Jazz hacia El Dorado, pero fall¨®.?

Un momento fue considerado decisivo en el desplome de aquellos Jazz. El 1 de junio se jug¨® el primer partido y Utah lo ten¨ªa en la palma de la mano. Con 82-82 en el marcador y s¨®lo nueve segundos en el marcador Rodman cometi¨® falta sobre Malone y el ala-p¨ªvot se fue a la l¨ªnea de los tiros libres. Adem¨¢s de los atronadores abucheos de la grada del United Center de Chicago cont¨® otra importante distracci¨®n en forma seis punzantes palabras. Scottie Pippen, el escudero de Jordan, se acerc¨® a ¨¦l antes de que lanzara y le susurr¨® al o¨ªdo: "El cartero no reparte los domingos". La frase era un juego de palabras con el apodo de Malone, 'The Mailman' (en espa?ol, 'El Cartero'). Fall¨® los dos tiros desde la personal y Jordan anot¨® tras ello la canasta que le dar¨ªa la victoria a los suyos por 84-82.?

Este hecho tiene trascendencia por varios motivos:

¡¤ Estuvieron a punto de rascar una victoria como visitante en el primer envite, lo que hubiera desequilibrado la balanza a su favor. S¨®lo hubo una victoria a domicilio y fue de los Bulls en el quinto partido, en el llamado 'Flu Game'.?

¡¤ Malone hab¨ªa logrado 23 puntos y 15 rebotes hasta aquel instante decisivo. Le tembl¨® la mano pese a que en aquella campa?a promedi¨® un 75,5% de acierto siendo el que m¨¢s meti¨® (521) y lanz¨® (690) de toda la NBA.

La intrahistoria?

David Fleming ha recogido los testimonios de varias personas cercanas a aquella historia en aquellos d¨ªas en ESPN en una pieza de la que conviene rescatar algunos.?

Los Jazz estaban preparados para el asalto al t¨ªtulo, incluso supieron ponerse al nivel de su rival, incluso, pero no les fue suficiente. "Ten¨ªan a John Stockton, que no dec¨ªa ni una palabra, y a 'The Mailman', que no era de los que estaba todo el rato hablando, y se toparon con un equipo que afilaba el cuchillo al mismo tiempo que jugaba despu¨¦s de que se hubieran medido a?os atr¨¢s a los Pistons. Phil Jackson hizo bien el juego psicol¨®gico (y, aunque no lo hiciera, ¨¦l cree que s¨ª)", aporta Brad Rock, de la prensa local de Utah. "Yo hab¨ªa visto alguna otra vez que a Karl el 'trash-talk' le hab¨ªa afectado pero al rev¨¦s. Mikki Moore le meti¨® dos canastas seguidas con los Pistons a finales de los 90 y volvi¨® a defender gritando: 'Dadme el bal¨®n. Este hijo de puta no puede conmigo'. Y Grant Hill, que estaba en aquel equipo, fue corriendo hacia ¨¦l en mitad del partido para decirle: 'C¨¢llate la pu?etera boca. No digas esas cosas a t¨ªos como ¨¦l'. Y lleg¨® tarde: les meti¨® 40", aporta 'Robocop' Ostertag.?

El propio Pippen destaca que "no fue nada personal, somos grandes amigos". Ambos compartieron, por ejemplo, el 'Dream Team'. "A veces me recog¨ªa en el aeropuerto cuando est¨¢bamos en Utah. Es un buen tipo. Y adem¨¢s no me ha recriminado nunca aquello, que se lo dije porque mi hermano s¨ª era cartero", a?ade.?

Malone se qued¨® con la m¨¢xima responsabilidad y no supo manejarla. "El a?o de novato de Karl lanzaba tan mal que le hac¨ªan faltas a prop¨®sito. Una especie de 'Hack-a-Shaq'. Y se convirti¨® en un excelente lanzador desde la l¨ªnea gracias al trabajo duro", relata Frank Layden, ejecutivo de los Jazz. "En los entrenamientos met¨ªa el 80% de los tiros, pero luego el partido se paraba, se quedaba ah¨ª solo con todos mir¨¢ndole y se tensaba demasiado. Se convirti¨® en un tirador, pero con aquello le tocaron la fibra", dice Sam Smith, de la prensa local de Chicago.?

Se hab¨ªa lastimado la mano de tirar, la derecha. Ten¨ªa un corte que se agrav¨® intentando un mate en aquel partido y se lo miraba cada vez que iba a la personal. Para la historia queda su doble fallo y que los mismos le dieron una vida extra a los Bulls, que completaron el trabajo en los cinco partidos restantes.?

Karl Malone promedi¨® 23,8 puntos y 10,3 rebotes en las Finales de 1997 pero con su porcentaje de libres bajando hasta el 60% tras el fiasco de ese primer encuentro. No alcanz¨® el nivel necesario para liderar a los suyos hacia la victoria. Dos tiros libres acompasados en su cabeza por seis palabras cambiaron para siempre el rumbo de Jordan & Pippen, de los Jazz, de los Bulls y de toda la NBA.