SPURS: ?el fin de una era?
Fin de ciclo para los Spurs de Popovich, que estaban, antes del par¨®n, a punto de constatar su primera temporada sin playoffs... desde 1997.

BALANCE HASTA EL PAR?N:
27-36 (12? de la Conferencia Oeste)
L?DERES ESTAD?STICOS:
DeMar DeRozan: 22,2 puntos, 5,6 rebotes, 5,6 asistencias.
LaMarcus Aldrige: 18,9 puntos, 7,4 rebotes, 39% en triples.
Dejounte Murray.: 10,7 puntos, 5,8 rebotes, 4,1 asistencias.
LO MEJOR: siempre quedar¨¢ el legado
Es el ¨²nico consuelo que pueden tener. Eso, y que una hipot¨¦tica suspensi¨®n, mala para la NBA a todos los niveles, salvar¨ªa el r¨¦cord. Todo se acaba, y no jugar los playoffs es solo una mancha en una dinast¨ªa hist¨®rica, una de las m¨¢s duraderas de la historia. La despedidas del big three ic¨®nico fueron demasiado para la franquicia, que ni con el retorno de Tim Duncan para ser segundo entrenador ha podido levantar el vuelo. 22 a?os despu¨¦s, los Spurs estaban con muy pocas luces y muchas (much¨ªsimas) sombras a cuatro victorias del octavo puesto de playoffs, ocupado por los Memphis Girzzlies. Misi¨®n casi imposible por juego y con tantos equipos involucrados.
LO PEOR: malas decisiones hacia un final inevitable
Hay quien se felicitaba en el traspaso de Kawhi Leonard a los Raptors. No por conseguir a DeRozan, cuestionado entonces y m¨¢s todav¨ªa ahora, sino por no haber llevado al alero a los Lakers, archienemigos naturales de la franquicia texana. Sin embargo, esa mala decisi¨®n, tomada en lugar de un movimientos a Los ?ngeles que habr¨ªan permitido a San Antonio hacerse con una horda de j¨®venes talentos manejables por el did¨¢ctico Popovich (y que hoy est¨¢n en los Pelicans), fue sustituida por la llegada de un jugador que en la presente campa?a ha tirado 30 triples... y ha metido 8, siguiendo la t¨®nica del a?o passado (45 y 7) en plena era del lanzamiento exterior. Poco m¨¢s se puede decir. Los Spurs tiran casi tres veces m¨¢s triples de los que lanzaban hace 20 a?os, pero siguen estando a la cola de una competici¨®n que no espera a nadie. Son los terceros que menos lanzan desde el exterior, la quinta peor defensa del Oeste (un distintivo de Popovich), y el cuarto equipo m¨¢s viejo (casi 28 a?os de media) de la competici¨®n: DeRozan es lo que es, un buen jugador pero no una estrella, a Aldrige cada a?o le cuesta m¨¢s, Mills no puede ser el l¨ªder del equipo y Murray, joven talento, se desarrollar¨ªa mejor en un equipo bueno, donde podr¨ªa desarrollar la funci¨®n subalterna que cumple. Sin par¨®n y sin sorpresas, los Spurs se habr¨ªan quedado sin playoffs por primera vez desde 1997, cuando draftearon a Duncan, e iban camino de conseguir el m¨ªnimo de victorias de toda su dinast¨ªa, incluidas las 37 que lograron el a?o del lockout de 1999... donde solo se disputaron 50 encuentros. Y todo ello, con el peor rating defensivo de su historia. Desde luego, todo se acaba. Hasta aquello que parece no acabar nunca.
NOTA EN EL PAR?N: SUSPENSO
Si ponemos notas a los Spurs a?o a a?o en los ¨²ltimos 22, nunca habr¨ªamos pensado en esta. Incluso las dos ¨²ltimas campa?as, de 47 y 48 victorias respectivamente, eran meritorias, sustituyendo los errores pasados con clasificaciones para playoffs con plantillas flojas y cortas. Incluso hace un a?o podr¨ªamos estar hablando de algo m¨¢s, ya que San Antonio llev¨® a los Nuggets al s¨¦ptimo partido en primera ronda en un lado del cuadro en el que cualquiera podr¨ªa haber llegado a las finales del Oeste. No fue as¨ª la historia. Y tampoco merece la pena buscar culpables es una de las mejores dinast¨ªas de siempre. Es m¨¢s recomendable hablar de ese pasado que siempre fue mejor y valorar lo que ha hecho un entrenador legendario y un equipo hist¨®rico. El resto, esos errores que no ensombrecen al proyecto y que cometemos todos, quedar¨¢n para los an¨¢lisis y las estad¨ªsticas. Al fin y al cabo, Gregg Popovich tambi¨¦n es humano. Por mucho que nos cueste creerlo.