Charlotte: 150.000 visitantes, miedo al colapso y entradas casi imposibles de conseguir
Durante el All Star Weekend, se ocupan 32.000 habitaciones de hotel cuando el centro de Charlotte solo tiene 5.700. Preocupa el tr¨¢fico.
Charlotte ha sabido reinventarse, tantas veces como ha hecho falta y siempre sobre la marcha, para no quedar, como otras ciudades, varadas en ninguna parte en cuanto vienen mal dadas. En cuanto se recorren sus arterias principales se percibe un at¨¢vico esp¨ªritu sure?o, de barbacoa y NASCAR, fusionado con una actividad incesante y una visible energ¨ªa joven. De los tiempos de la fiebre del oro a las granjas de algod¨®n o la era de los grandes bancos, Charlotte ha sabido cambiar, adaptarse y crecer en uno de los ritmos m¨¢s altos de todo Estados Unidos en los ¨²ltimos quince a?os. Ahora, con m¨¢s 800.000 habitantes, es la decimos¨¦ptima ciudad m¨¢s poblada del pa¨ªs, y uno de los hitos de un sureste en el que la gran urbe (por n¨²mero de habitantes) es Jacksonville. Charlotte, que desde un primer golpe de vista parece una ciudad feliz, ha cambiado mucho desde el primer, y ¨²nico hasta ahora, All Star de la NBA que hab¨ªa acogido: fue en 1991, en el viejo y enorme Coliseum y no en el actual Spectrum, encajado en un downtown que aqu¨ª se llama uptown, y en tiempos en los que los visitantes no encontraban literalmente d¨®nde tomar algo despu¨¦s de los eventos. Hoy, el latido de la ciudad es visiblemente vital. De d¨ªa y de noche.
Para Charlotte, este All Star Weekend suena a fiesta en las calles y a responsabilidad y oportunidad medi¨¢tica en la administraci¨®n. El mayor evento deportivo en la historia de la ciudad, el m¨¢s importante en cualquier dimensi¨®n desde la convenci¨®n dem¨®crata de 2012. Se esperan, a lo largo del fin de semana, 150.000 visitantes, cuatro veces m¨¢s que en aquella cita pol¨ªtica de hace siete a?os, que dejar¨¢n en la ciudad unos 100 millones de d¨®lares y que colapsar¨¢n literalmente un centro que ser¨¢ un hervidero de actividad: lejos de lo que se percibe desde la distancia, a la fuerza mucho m¨¢s restringido a los pabellones y los eventos deportivos, el All Star Weekend es una fiesta que cala en toda la ciudad y en la que se mezclan todo tipo de actividades para unos aficionados que, al fin y al cabo, en su mayor¨ªa no van a pisar el Spectrum Center: la NBA no pone entradas a la venta y este a?o hasta Michael Jordan asegur¨® que hab¨ªan volado en un visto y no visto las invitaciones que ten¨ªa para sus compromisos.
Los 19.000 espectadores que tiene de aforo el Spectrum Center se reducen en un 20% por el montaje que requiere el All Star. La NBA gestiona las entradas, de las que un tercio son para las treinta franquicias, y las que salen a la venta lo hacen a trav¨¦s del mercado secundario y canales habituales como StubHub, donde hace una semana nadie vend¨ªa su localidad por menos de 700 d¨®lares. QuintEvents, el ¨²nico punto de venta oficial en Charlotte, ofrece paquetes con acceso a zonas VIP, transporte o alojamiento. Van de 999 a 3.700 d¨®lares.
Para no circunscribir el All Star a lo que sucede en una cancha donde la mayor¨ªa de la gente de la ciudad no va a estar presente, la NBA cuida y multiplica su expansi¨®n desde el pabell¨®n hacia los barrios que lo rodean. E ingenia nuevas v¨ªas de conectar al p¨²blico con sus estrellas... y de sacar, de paso, m¨¢s pellizcos econ¨®micos. El partido de las celebrities es m¨¢s accesible (en Charlotte no quedaban entradas hace d¨ªas, eso s¨ª) y se va a repetir el experimento del a?o pasado en Los ?ngeles, donde los aficionados pudieron asistir a las comparecencias de prensa de los jugadores despu¨¦s de los entrenamientos oficiales. A este tipo de actos se puede acceder por 15 d¨®lares.
Las autoridades han hecho una fuerte campa?a para prevenir las estafas con respecto a unas localidades tan codiciadas, tanto en la calle como en Internet. Es una de las grandes preocupaciones en una ciudad en la que se teme tanto el caos de tr¨¢fico que puede colapsar el uptown que Fred Whitfield, presidente de los Hornets, ha pedido a las empresas de la almendra central que dejen a sus empleados trabajar desde casa. La ciudad recomienda no viajar a ese cogollo salvo que sea estrictamente necesario, muchas calles estar¨¢n cortadas, se parar¨¢n algunos transportes mientras que un tremendo operativo de seguridad blinda ya los alrededores del Spectrum Center, donde no se podr¨¢ circular con bicicletas ni patinetes el¨¦ctricos. Ni con grandes maletas o bolsos de m¨¢s de 35x35x15 cent¨ªmetros, medida que se extender¨¢ a vagones y estaciones de la red de trenes de cercan¨ªas.
La NBA, adem¨¢s, reserva directamente gran parte de las 32.000 habitaciones de hotel que se van a ocupar entre los d¨ªas 7 y 17, una cifra imposible para un centro en el que solo hay 5.700 habitaciones y, claro, una oportunidad de oro para los hoteles de barrios m¨¢s alejados pero tambi¨¦n para AirBnb, que proyecta el fin de semana m¨¢s lucrativo de su historia en Charlotte. Seg¨²n esta empresa, unos 3.400 inquilinos dejar¨¢n m¨¢s de 720.000 d¨®lares en las arcas de quienes alquilan sus casas, por precios que van m¨¢s all¨¢ del doble de lo que cuestan cualquier otro fin de semana. Una media de casi 400 d¨®lares para cada uno, lejos, eso s¨ª, de los casi 700 calculados en la semana de la Super Bowl, que este a?o se celebr¨® en la cercana Atlanta.
Fuera de estos cauces, hay quien alquila su vivienda y se marcha fuera durante estos d¨ªas, y se entiende por qu¨¦: apartamentos de un dormitorio cerca del Spectrum Center se han estado ofreciendo por 800 d¨®lares la noche. Es la locura que rodea al All Star en su regreso, dieciocho a?os despu¨¦s, a una ciudad que percibe que est¨¢ ante una gran oportunidad de reivindicarse ante la mirada de Am¨¦rica... pero tambi¨¦n de seguir pas¨¢ndoselo de maravilla.