La ¨²ltima genialidad de Stevens rompe a los Sixers y pone el 3-0
Los Sixers cometieron demasiados errores y los Celtics aprovecharon para dejar pr¨¢cticamente sentenciada la eliminatoria.
Es dif¨ªcil de explicar lo que est¨¢n consiguiendo estos Boston Celtics. Dif¨ªcil de explicar el hambre insaciable de un equipo que ha sido golpeado hasta la saciedad por la mala suerte pero que vive en cada bocanada de aire de cualquiera de sus miembros. Vive por cada posesi¨®n, por cada bal¨®n suelto. Por cada rebote, cada zancada... Y, sobre todo, vive por y para ganar. Pese a quien le pese y pase lo que pase. Que no nos digan si podemos o no podemos... Porque poder, podemos.
El ¨²ltimo milagro de una lista que esta temporada va camino de segundo folio (o de tercero...) se dio ayer en el tercer encuentro de la serie ante los Philadelphia 76ers y fue obra de ese profeta de nombre Brad y de apellido Stevens. Hubiera sido imposible sin cierto nivel de ayuda local (los Sixers se dispararon en el pie tanto en la ¨²ltima posesi¨®n del cuarto cuarto como en los segundos decisivos de la pr¨®rroga), pero qu¨¦ pasada. Hasta en dos ocasiones el t¨¦cnico que gu¨ªa el prometedor proyecto verde par¨® el partido durante una posesi¨®n de su equipo. Dos ocasiones de las que, tirando de pizarra y de interpretaci¨®n de se?ales, los Celtics sacaron dos bandejas: la primera para empatar el partido a 24 segundos del final (cuarto cuarto, Jaylen Brown) y la segunda para ganar el partido en el tiempo extra (Al Horford). ?Dos bandejas! De locos... En la segunda y definitiva, Stevens incluso anticip¨® el cambio de asignaci¨®n de Covington. El alero cambi¨®, se qued¨® solo con Horford en el poste, intent¨® evitar que recibiera y el resto es historia.
La pizarra de Stevens fue medio partido. El otro medio habr¨ªa que repartirlo entre el desparpajo de un Jayson Tatum que no deja de brillar (24 puntos, 11/17 en los tiros, +24 en sus minutos en cancha y un par de canastas clave), la ejecuci¨®n de un Horford que siempre, siempre est¨¢ (canasta en un lado y robo para cerrar... Qu¨¦ fen¨®meno) y los errores de principiante cometidos por los Sixers. Los locales, que pudieron ganar varias veces el partido, regalaron posesiones decisivas tanto en el final del ¨²ltimo cuarto como en el tiempo extra, y lo pagaron con un 3-0 casi cruel que suena a eliminatoria.
La defensa verde volvi¨® a cerrar caminos, a evitar transiciones. Cortando as¨ª las alas de un equipo que solo es mediocre si le impides volar. En el cinco contra cinco y con Joel Embiid?en el poste como ¨²nica soluci¨®n productiva (bien defendida, adem¨¢s: 22+19, pero 10/26 en los tiros), los Sixers son absolutamente incapaces de separarse de unos Celtics que nunca se detienen. Siempre hay un cuerpo, un brazo, una mano. Una zancada que llega a tiempo, una falta necesaria...
Simmons estuvo mucho mejor (16+8+8), pero sin carriles por los que cabalgar ni l¨ªneas de pase que explotar, su habitual efecto devastador pr¨¢cticamente desaparece.
Y mientras en Philadelphia se golpean la cabeza contra las paredes construidas por los Celtics (van tres, una por victoria), llega una suspensi¨®n de Morris, una continuaci¨®n de Baynes, un triple del sorprendente Rozier (18 puntos m¨¢s)... Y 3-0, qu¨¦ pasada. Qu¨¦ bueno es Brad Stevens. Y qu¨¦ barbaridad de temporada (por lo buena y por lo dura) est¨¢n cerrando por todo lo alto sus jovenc¨ªsimos Celtics.