Los Rockets explotan para 50 puntos en el tercer cuarto
El equipo de Houston destroza el partido, y probablemente la serie entera, ante los Minnesota TImberwolves en un momento de total locura.

Cuando los Houston Rockets y los Minnesota Timberwolves pusieron el bal¨®n en juego en el tercer periodo del cuarto partido de las series de playoffs que les est¨¢n enfrentando, el marcador se?alaba un incierto 49-50 a favor de los de Mike D'Antoni. Trece minutos de juego despu¨¦s los n¨²meros eran de 69-104. Todo se hab¨ªa acabado. Los Rockets no s¨®lo hab¨ªan ganado el encuentro, sino que tambi¨¦n muy probablemente la eliminatoria y, por el camino, hab¨ªan destrozado el ¨¢nimo de cualquiera que piense que se les puede defender completamente de forma continuada.
?Qu¨¦ sucedi¨®?
Nada. Ese es el gran problema con este equipo. No pas¨® nada excepcional. Sencillamente les entraron los tiros. En una proporci¨®n descomunal, claro, pero nada que extra?e a quienes les hayan seguido esta temporada. Los Houston Rockets tiran, y tiran, y tiran, y son capaces de meter la pelota en el aro en cualquier momento. S¨ª la racha coge forma, los rivales s¨®lo pueden ponerse a cubierto.
Cincuenta puntos sumaron los Rockets en el tercer periodo. Es la segunda mejor marca de todos los tiempos en un cuarto de un partido de playoffs de la NBA. Se quedaron a uno del r¨¦cord, los cincuenta y uno que anotaron Los Angeles Lakers en 1962 (en un partido contra los Detroit Pistons, quiero subrayar (y que perdieron, dejadme a?adir)).
En esos doce minutos excepcionales James Harden encontr¨®, al fin, su ritmo, y puso siete de sus diez intentos de canasta dentro de la misma. La defensa que estaba haciendo Minnesota del seguro MVP de la temporada regular era magn¨ªfica. No s¨®lo en la primera mitad de ayer, sino en los tres partidos anteriores. Incomod¨¢ndole en los cambios y yendo m¨¢s a la presencia f¨ªsica constante sobre ¨¦l que a tratar de puntearle los tiros. Pero todo tiene un l¨ªmite, y un talento como Harden acaba encontrando su momento. Con 36 puntos concluy¨®, sin fallar un s¨®lo tiro libre y con 5 de 11 desde la l¨ªnea de tres. 22 de esos 36 puntos llegaron en el tercer periodo.
Chris Paul anot¨® 15 de sus 25 puntos tambi¨¦n en el tercer cuarto. Once posesiones consecutivas de los Rockets fueron canastas en ese periodo. No hubo manera de limitarles.
Y los Wolves, desorientados al caerseles el castillo de naipes que hab¨ªan construido en torno a la falta de movimiento de bal¨®n de los Rockets, cayeron en sus peores vicios, esto es, forzar tiros sin sentido ni organizaci¨®n.
Jimmy Butler y Jeff Teague brillaron en ese discutible apartado, hundiendo a su equipo con momentos en los que s¨®lo un milagro les salvar¨ªa porque lo que nadie esperaba es que, de repente, comenzasen a mover el bal¨®n con criterio.
No lo han hecho en todo el a?o, no iban a empezar en medio del vendaval de Houston. Derrick Rose volvi¨® a ser importante y de lo mejor de su equipo, aunque presa de los mismos defectos, que tienen que ver m¨¢s con la estructura de juego que con los individuos que la ejecutan; 32 minutos y 17 puntos para Rose, de lo mejor de los Wolves.
La tormenta perfecta se apoder¨® del encuentro. Los Rockets lo met¨ªan todo, jugaban c¨®modos, a su velocidad, con sus rutinas habituales, y los Wolves cavaban cada vez m¨¢s hondo su pozo yendo al uno contra uno y buscando contener la hemorragia con lo peor que tienen, que es rezar para que entren tiros imposibles. El resultado final, 100-119.
Y la sentencia, claro. Esta victoria de Houston en Minnesota les pone 3-1 en la eliminatoria. El quinto partido ser¨¢ en casa de los Rockets. Si los n¨²meros no fuesen suficientes para explicar la desigualdad, el encuentro, ese tercer cuarto m¨¢gico, acab¨® con la resistencia emocional que pudieran tener los Wolves, porque se encontraron con que no pueden tener embarrado a este equipo ad infinitum y ellos son incapaces de anotar a un ritmo ni aproximado cuando a los de en frente les entran los tiros. No pueden hacer nada al respecto.
Por supuesto, a¨²n queda vida, que en deporte hemos visto de todo ya, y, por lo tanto, a¨²n pueden agarrarse a un clavo ardiendo. En concreto, al del pr¨®ximo mi¨¦rcoles por la noche, fecha del quinto partido de esta serie.