Love se sincera: "Tuve un ataque de p¨¢nico durante un partido"
El ala-p¨ªvot habla claro sobre los problemas de salud mental en The Player's Tribune: "a todo el mundo le pasa algo que no podemos ver".
Kevin Love dej¨® el banquillo en la segunda parte de un partido contra los Hawks en el primer tramo de la temporada, justo cuando empezaba a ser evidente que la temporada no iba a ser un camino de rosas para los Cavaliers, que en febrero transformaron completamente su plantilla para no dar la temporada pr¨¢cticamente por perdida antes incluso de los playoffs. Ahora Kevin Love ha escrito en The Player's Tribune sobre la verdadera raz¨®n por la que dej¨® aquel partido y sobre unos problemas de salud mental de los que no hab¨ªa hablado hasta ahora. Un texto valiente, sincero y absolutamente recomendable del ala-p¨ªvot del que ofrecemos este extracto:
"El 5 de noviembre, despu¨¦s del descanso de nuestro partido contra los Hawks, tuve un ataque de p¨¢nico. No supe ni de d¨®nde ven¨ªa, no me hab¨ªa pasado antes. No sab¨ªa ni si me parec¨ªa real, pero lo era. Tan real como una mano rota o un esguince de tobillo. Ese fue el d¨ªa en el que cambi¨® todo lo que pensaba sobre mi salud mental. (¡) Nunca me ha gustado hablar de m¨ª, cumplo 29 a?os en septiembre y siempre he sido muy protector con mi vida privada. Me gustaba hablar de baloncesto, no de mi vida. Y ahora me doy cuenta de que me habr¨ªa resultado muy beneficioso tener alguien con quien hablar durante todos estos a?os. (¡) Ahora quiero hablar de ello. En parte por m¨ª, en parte porque creo que no se habla lo suficiente de la salud mental. Y m¨¢s si eres un hombre o un chico joven. Lo s¨¦ por experiencia. Crec¨ª creyendo que sab¨ªa c¨®mo se ten¨ªa que comportar un chico. Te ense?as lo que es ¡®ser un hombre¡¯. Como un guion: ¡®s¨¦ fuerte, no hables de tus sentimientos, oc¨²pate t¨² de tus cosas'.
Durante 29 a?os, segu¨ª ese guion. No es nada nuevo: son valores que son tan comunes que est¨¢n en todas partes (...). As¨ª que durante 29 a?os pens¨¦ en la salud mental como un problema que podr¨ªan tener otros. Sab¨ªa que a otros les iba bien pedir ayuda pero para m¨ª era me parec¨ªa una forma de poner en peligro mi ¨¦xito en el deporte o hacer que parecer¨ªa un tipo raro o distinto. Pero entonces vino el ataque de p¨¢nico. Y sucedi¨® en pleno partido. Fue el 5 de noviembre, dos meses y tres d¨ªas despu¨¦s de cumplir 29. Contra el Hawks en nuestra pista, d¨¦cimo partido de la temporada. Fue una tormenta perfecta: estaba estresado por asuntos familiares, no estaba durmiendo bien y en pista las expectaciones que hab¨ªan mezcladas con nuestro mal inicio (4-5) me estaban afectando. Sab¨ªa que algo estaba mal desde el salto inicial. Estaba acelerado desde las primeras posesiones, era algo muy raro. Y mi juego no estaba all¨ª: en la primera parte jugu¨¦ 15 minutos y met¨ª una canasta y dos tiros libres. Despu¨¦s del descanso, Lue pidi¨® un tiempo muerto y cuando fui hacia el banquillo mi coraz¨®n empez¨® a ir mucho m¨¢s r¨¢pido de lo habitual. Empec¨¦ a tener problemas para respirar, es dif¨ªcil de explicar pero todo daba vueltas como si mi cerebro estuviera intentando salirse de mi cabeza. El aire se volvi¨® espeso, mi boca parec¨ªa tiza. Un entrenador asistente gritaba algo de una jugada defensiva y yo asent¨ªa pero no me estaba enterando de lo que me dec¨ªa. Para entonces estaba muy asustado. Cuando me levant¨¦ para hacer pi?a con el equipo, sab¨ªa que no pod¨ªa seguir jugando. Literalmente: me resultaba f¨ªsicamente imposible. El entrenador Lue vino a preguntarme porque ve¨ªa que algo iba mal. Le dije que volv¨ªa enseguida y me march¨¦ corriendo al vestuario. Corr¨ª de sala en sala como si buscara a alguien a quien no encontraba. Solo quer¨ªa que mi coraz¨®n parara de latir tan r¨¢pido. Parec¨ªa que mi cuerpo que estaba diciendo que iba a morir. Acab¨¦ tirado en el suelo del vestuario boca arriba, tratando de tener suficiente aire para respirar. Lo siguiente fue visi¨®n borrosa y alguien de la franquicia me llev¨® a una cl¨ªnica.
Me hicieron muchas pruebas. Todo estaba bien pero me fui del hospital pensando en qu¨¦ demonios acababa de pasar. Volv¨ª para el siguiente partido contra los Bucks, dos d¨ªas despu¨¦s. Ganamos y met¨ª 32 puntos. No puedo ni explicar c¨®mo de aliviado me sent¨ª por volver a jugar y sentirme yo mismo. Pero mi gran alivio era que nadie sab¨ªa por qu¨¦ me hab¨ªa marchado en el partido contra los Hawks. Hab¨ªa gente en los Cavs que sab¨ªa lo que me hab¨ªa pasado pero muchos otros no. Y nadie hab¨ªa escrito sobre ello. Pasaron los d¨ªas, todo iba bien otra vez pero una preocupaci¨®n crec¨ªa en m¨ª: '?por qu¨¦ me preocupa tanto que nadie se entere?'. Fue un toque de atenci¨®n, pensaba que lo peor ya hab¨ªa pasado pero era al rev¨¦s. No dejaba de pensar en qu¨¦ hab¨ªa pasado y por qu¨¦ no quer¨ªa que se hablara de ello. Llamadlo estigma, llamadlo miedo o inseguridad ¨Cse le puede poner muchos nombres- pero lo que me preocupaba no era el problema sino lo dif¨ªcil que me resultaba hablar de ello. No quer¨ªa que se me considerara menos fiables para el equipo, y todo por ese guion que hab¨ªa aprendido de cr¨ªo.
Solo ten¨ªa una cosa clara: no pod¨ªa enterrar lo que hab¨ªa pasado y seguir adelante. As¨ª que hice algo peque?o que acab¨® teniendo grandes consecuencias: los Cavs me ayudaron a encontrar un terapeuta. (¡) Yo me preguntaba qu¨¦ problemas eran los que ten¨ªa si ten¨ªa salud, me ganaba la vida jugando al baloncesto y no ten¨ªa nada de lo que preocuparme. No quer¨ªa ser el primer deportista hablando de cuestiones de salud mental. No quer¨ªa parecer d¨¦bil. Eso dec¨ªa el guion: arr¨¦glalo t¨² todo. Pero es raro si lo piensas: en la NBA tienes preparadores profesionales para ayudarte en muchas ¨¢reas. Entrenadores, asistentes, nutricionistas¡ Pero nadie podia ayudarme cuando estaba tirado en el suelo intentando respirar.
Quiero terminar con algo que intento recordarme a m¨ª mismo estos d¨ªas: a todo el mundo le pasa algo que no podemos ver. (¡) La salud mental es un asunto invisible, pero de una forma u otra nos afecta a todos. Es parte de la vida. (¡) No afrontarlo nos priva de la posibilidad de conocernos y nos quita la posibilidad de ayudar a otros. As¨ª que si lees esto y lo est¨¢s pasando mal, m¨¢s all¨¢ de lo grande o peque?o que te parezca tu problema, solo quiero decirte que ni eres raro ni diferente por compartirlo. Al contrario. Puede ser la cosa m¨¢s importante que hagas. Lo ha sido para m¨ª¡±.