Durant devora a LeBron y los Warriors aplastan a los Cavs (1-0)
El alero de los Warriors, la gran novedad de la eliminatoria, anot¨® 38 puntos, captur¨® ocho rebotes y reparti¨® ocho asistencias</br><a title="Warriors vs Rockets" href="https://us.as.com/us/2018/05/28/masdeporte/1527532677_464539.html">Final NBA: Warriors vs Rockets, juego 7</a>


Kevin Durant no es Harrison Barnes y semejante obviedad inclin¨®, a veces el baloncesto es muy f¨¢cil, el primer partido de las Finales 2017. Hace un a?o los Cavaliers asfixiaron a Stephen Curry y Klay Thompson gracias al tembleque de Barnes, incapaz de meter los tiros liberados que le conced¨ªa, feliz, un rival desesperado pero en plena remontada. Como el camino m¨¢s r¨¢pido para llegar a cualquier sitio es la l¨ªnea recta, los Warriors dejaron ir a Barnes y se hicieron con el segundo mejor jugador del mundo. El baloncesto es muy f¨¢cil. Y por ah¨ª se rasg¨® este partido del 1-0 y veremos si mucho m¨¢s. Porque Durant pareci¨® el elixir, el exorcismo, el analg¨¦sico, el div¨¢n del psiquiatra y hasta la pastilla roja de Matrix para los Warriors. Que est¨¢n 13-0 en playoffs, 28-1 en sus ¨²ltimos 29 partidos y que no pierden con el big four en pista (Curry, Thompson, Durant, Green) desde el 28 de febrero.
El domingo hay otro partido, nunca hay que exagerar las reacciones tras un game 1 y los Cavs no han perdido nada: como campe¨®n y superviviente con galones, se han ganado el beneficio de la duda. Buscar¨¢n formas, escarbar¨¢n t¨²neles y tratar¨¢n de darle la vuelta, deportiva y emocionalmente, a las Finales. Lo han hecho antes. Pero sus opciones ser¨¢n sencillamente nulas si Curry sigue siendo muy superior a Irving, Love no es factor X, Pachulia devora a Tristan Thompson y el banquillo no produce absolutamente nada. Si LeBron no sabe si exprimir su omnipresencia defendiendo a Durant y si la obsesi¨®n por evitar los triples de los Warriors les env¨ªa al final del tercer cuarto (ya sin partido, 93-72) casi doblados en puntos en la pintura (50-26).
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Los Cavaliers lo han hecho antes y el domingo se vuelve a jugar. Son hechos. Pero estos Warriors no son aquellos Warriors del pasado junio. Y Kevin Durant, hola de nuevo, no es Harrison Barnes. Con una finura felina y un instinto absolutamente depredador, KD sujet¨® a su equipo en un inicio demasiado nervioso (8-12), se turn¨® con Iguodala para baquetear a LeBron en defensa y aprovech¨® despu¨¦s cada autopista que dejaba la obsesi¨®n rival con la l¨ªnea de tres para enlazar mates que retumbaban por el pabell¨®n y hac¨ªan eco en la din¨¢mica del partido y en la coraza de los Cavaliers, resquebrajada: al descanso 23 puntos, 6 asistencias y la firma en todo lo que hab¨ªa sucedido. Aroma de jugador superior y un 60-52 que ya no coincid¨ªa con las sensaciones. Los Cavs solo sobreviv¨ªan con 7 p¨¦rdidas de LeBron y la sentencia de muerte en las costillas: 13-0 de salida (73-52) tras el paso por vestuarios y el campe¨®n tambale¨¢ndose por el Oracle como un boxeador sonado mientras Curry iniciaba la danza de la lluvia: al final 6/11 en triples, 28 puntos y 10 asistencias. Curry, fresco y sin hipotecas f¨ªsicas, tampoco es el de 2016. Cuando, hay que repetirlo hasta la n¨¢usea, no ten¨ªa al lado a Kevin Durant, que cerr¨® en 38+8+8 un partido que fue, simplemente, su partido.
Aunque Klay Thompson estrope¨® con malos tiros (3/16) su excepcional trabajo defensivo y Draymond Green fue sobre todo intangibles, los Warriors fueron extraordinariamente superiores. Defendieron con inteligencia y tensi¨®n (23/55 en tiros y 11 asistencias por 13 p¨¦rdidas entre LeBron, Irving y Love) y abrieron v¨ªas de aguas en territorio te¨®ricamente enemigo: el rebote de ataque y, sobre todo, las p¨¦rdidas, 1-12 al descanso y 18 tiros m¨¢s. Todos los n¨²meros, del derecho y del rev¨¦s, sepultaron a unos Cavaliers que acabaron rastrillados por la pista, derrotados demasiado pronto y evidentemente impresionados por el Himalaya que les aguarda. Es un equipo duro que ha sabido hacer borr¨®n y cuenta nueva antes. Pero en este partido se vio que su defensa de la Conferencia Este no sirve en la Bah¨ªa y que, seguramente, tendr¨¢ que refugiarse tarde o temprano en ese baloncesto simplificado hasta la ¨¦poca de las cavernas en el que LeBron (28+15+8 pero 8 p¨¦rdidas) y Kyrie Irving lo ejecutan todo. Un equipo contra todos los dem¨¢s, otro totalmente distinto contra los Warriors: la ley de la pura supervivencia. As¨ª ganaron el anillo hace un a?o y as¨ª podr¨¢n descubrir cu¨¢ntas opciones tienen ante una avalancha de baloncesto superlativa como la de estos Warriors que el domingo jugar¨¢n para abrir un 2-0 que, dej¨¤-vu inevitable al margen, sonar¨ªa ya a jaque al rey.
Nada de todo esto es terreno desconocido para LeBron, 1-7 en los primeros partidos de sus 8 Finales. Salvo, tal vez, el rival. Este rival monstruoso. Una hidra contra la que nunca terminas de cortar cabezas, una versi¨®n muy superior de un enemigo contra el que ya fue un milagro ganar hace un a?o. Muy, muy superior. Tanto como lo fue en este partido Kevin Durant. El elixir, el exorcismo, el analg¨¦sico, el div¨¢n del psiquiatra y la pastilla roja de los Warriors. La diferencia.