La cancha m¨¢s antigua de Europa necesita 80.000 euros
Se utiliza desde 1893, menos de dos a?os despu¨¦s del nacimiento del baloncesto en Springfield. Y es patrimonio cultural desde 1994.
El 21 de diciembre de 1891 se jug¨® el primer partido de baloncesto de la historia, organizado por el canadiense James Naismith en la Internacional YMCA Training School de Springfield (Massachusetts). Se buscaba un deporte que se pudiera practicar a cubierto durante los meses de fr¨ªo y que fuera m¨¢s divertido para los j¨®venes de la ¨¦poca que la gimnasia.
Naismith coloc¨® dos cestas de recoger melocotones a poco m¨¢s de tres metros del suelo (diez pies), porque el techo no le permit¨ªa una altura mayor, cogi¨® un bal¨®n de f¨²tbol y organiz¨® a 18 chicos para jugar el primer partido¡ que no result¨® demasiado organizado: ¡°Los chicos empezaron a cargar unos contra otros, a golpearse y darse pu?etazos hasta acabar pele¨¢ndose en mitad del gimnasio como si todo valiera. Fue realmente una matanza¡±.
Pero el baloncesto hab¨ªa nacido, aunque fuera a golpe limpio. Y menos de dos a?os despu¨¦s, en 1983, lleg¨® a Europa, tambi¨¦n a trav¨¦s de la YMCA (Asociaci¨®n Cristiana de J¨®venes, en Francia UCJG). Con el objetivo de mantener en buena forma f¨ªsica y con h¨¢bitos saludables a sus j¨®venes estudiantes, la instituci¨®n incorpor¨® el nuevo deporte gracias a los esfuerzos del fil¨¢ntropo James Stokes, que financi¨® el edificio y pr¨¢cticamente traslad¨® un poquito de Estados Unidos al suelo parisino del siglo XIX. As¨ª lo recuerda ahora el New York Times, que pone la mirada en esa cancha de baloncesto que se construy¨®, a imagen y semejanza de la primera que utiliz¨® Naismith¡ y que sigue hoy en pie. Es la cancha m¨¢s antigua todav¨ªa en uso de toda Europa pero su precario estado hace que no se jueguen partidos ya en ella. La Federaci¨®n francesa organiza actos, se dan clases de gimnasia o artes marciales¡ pero hacen faltan unos 80.000 euros para darle un lavado de cara que al mismo tiempo respeto la imagen original de una sala que es patrimonio cultural desde 1994 y a la que para Sylvie Manac'h, la directora del centro, no se valora como realmente merece, especialmente por parte de los Estados Unidos, que deber¨ªa reconocer en ella un s¨ªmbolo de una de sus mayores exportaciones deportivas.
Las piezas de madera est¨¢n abombadas, crujes y se resquebrajan. Hay mont¨ªculos y peque?os agujeros casi por todas partes y se conservan dos pilares de hierro que se alzan desde la pista hasta el techo. Desde el YMCA se ha rechazado en el pasado hacer reformas que dieran a esa instancia un aspecto m¨¢s moderno¡ pero ahora hace falta darle un buen lavado de cara sin, en definitiva, tocar la esencia del primer lugar en toda Europa en el que se jug¨® al baloncesto.