Llull lo vuelve a hacer
El base firm¨® otra vez un canast¨®n para darle la victoria al Madrid a falta de cinco d¨¦cimas. Tomic hab¨ªa puesto al Bar?a dos veces por delante en el ¨²ltimo minuto.

El Incre¨ªble Llull lo ha vuelto a hacer. Otra vez ¨¦l. Rescat¨® al Madrid y a todo el Palacio con una acci¨®n de genio. El Barcelona, herido en su orgullo, se hab¨ªa agarrado al partido con u?as y dientes y aprovech¨® un par de p¨¦rdidas blancas para dar un zarpazo ganador, para intentarlo al menos. No era Rice el hombre a buscar (bien Taylor ah¨ª), sino Tomic, al que le sirvieron dos balones al poste que convirti¨® en oro. El croata, ansioso de gloria, adelant¨® a su equipo en dos ocasiones en el minuto final. La ¨²ltima, a falta de solo seis segundos y ocho d¨¦cimas para dar r¨¦plica a una canasta r¨¢pida de Randolph: 74-75. Parec¨ªa que Ay¨®n le har¨ªa falta para buscar un fallo desde la personal. Pero no, lo defendi¨® y no pudo con ¨¦l. No esta vez, no esta tarde. Uno arriba el Bar?a y tiempo muerto. El Madrid sacar¨ªa en campo de ataque.
Las ¨®rdenes precisas de Laso casi se tuercen porque Rudy no encontraba a qui¨¦n pasar. Al final la solt¨® bombeada para que Llull pelease la recepci¨®n. La cogi¨® y ote¨® la situaci¨®n antes de elegir penetrar por la derecha, la mano buena. Oleson lo cerr¨® y Claver acudi¨® a la ayuda¡ acorralado, ejecut¨® un letal pasito hacia atr¨¢s para ganar espacio y descerrajar un tiro bombeado que toc¨® el cielo y cay¨® limpio. Delirio en la grada. Llull, de nuevo ¨¦l. Canasta triunfal a falta de cinco d¨¦cimas. Oleson a¨²n tendr¨ªa un ¨²ltimo intento a la desesperada tras revisar los ¨¢rbitros el Instant Replay. Agua. Ganaban blancos, ganaba Llull. La nueva rutina del baloncesto espa?ol.
A este Bar?a inferior a todas luces se le ped¨ªa algo as¨ª. Concentraci¨®n y entrega, pasi¨®n. No hacer el rid¨ªculo como en noviembre cuando cay¨® en casa en la versi¨®n europea del Cl¨¢sico por 39 puntos (63-102). Lo otro, tumbar a su rival, no se le exige porque no depende del arsenal propio, sino de un d¨ªa regular del Madrid. Como el que tuvo este domingo, por ejemplo. Pero ni siquiera fue suficiente. Ya lo saben: Sergio Llull.
Alegr¨ªa doble para Felipe Reyes, el capit¨¢n. Homenajeado en pleno parqu¨¦ al estilo NBA, a cuatro d¨ªas de cumplir 37 a?os, tras atrapar su tercer rebote y superar a Granger Hall con 4.293. Nadie ha cogido tantos en la historia de la Liga. Faltaban 4:33 para el final y toda su familia salt¨® a la pista. Un par¨®n en plena batalla. Bonito recuerdo para un grande.
Madrid y Bar?a desempatan
El Madrid rompe el empate en la clasificaci¨®n con el Barcelona y se da impulso hacia arriba. Es segundo a la caza del Iberostar, aunque la diferencia de puntos en caso de igualdad final favorece a los de Bartzokas (85-75 en la ida). El Real tambi¨¦n quebr¨® una racha de tres derrotas consecutivas en la Liga, la peor desde que llegara Laso en 2011. Y la rompi¨® pese a sus nefastos inicios de cuarto. Agrupando parciales en cada arranque de periodo nos sale un demoledor 18-43. A ese -25 hizo frente. Primero con Doncic, y luego con Hunter y Carroll; siempre con Llull, "algo acelerado" se autocriticaba.
La entrada del fen¨®meno esloveno coloc¨® a su equipo en otra dimensi¨®n. Del 23-28 al 47-36 tras un parcial de 24-8. Ocho minutos fant¨¢sticos que dejaron a m¨¢s de uno con la boca abierta. Era el Madrid de las grandes tardes. Doncic atra¨ªa a la defensa y asist¨ªa con precisi¨®n de neurocirujano. Una delicia verle y a¨²n quedaba la joya que cerr¨® la primera parte: atrap¨® un bal¨®n en su pista a cinco segundos de la bocina, corri¨® con un ojo en el marcador y, cuando Koponen y Perperoglou se le echaban encima como lobos, asisti¨® a Llull para el triple esquinado que atraves¨® la red con el tablero en rojo. Furia desatada en la celebraci¨®n. No hay nadie en Europa que se alegre mejor que ¨¦l, me dec¨ªa un compa?ero.
Era un triple para tumbar a cualquiera (+11), pero no al Bar?a m¨¢s capaz del curso. No hab¨ªa casa de apuestas que apoyara la reacci¨®n cul¨¦ y aun as¨ª la vimos. Perperoglou estuvo muy bravo. Las imprecisiones blancas ayudaron, pero el enemigo las aprovech¨® agazapado. Salt¨® al cuello en el momento justo, cuando no hab¨ªa margen de reacci¨®n para casi nadie. Menos para Llull, claro. De nuevo ¨¦l. Incre¨ªble.
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