Robinson III, el hijo de Big Dog, nuevo rey de los mates NBA

Aaron Gordon pudo ganar el concurso de mates 2016. Para muchos debi¨® ganarlo. Tal vez: pudo ganar pero no fue injusto que se impusiera Zach LaVine. Fue, en definitiva, el mejor concurso en a?os. Mates cl¨¢sicos, poca parafernalia innecesaria, vuelos impecables, imposibles e inolvidables. Como un Dominique Wilkins-Michael Jordan de nueva generaci¨®n. Tanto que volv¨ªamos a tener muchas ganas de concurso de mates, recuperada la magia, y de una revancha que se fue al traste con la renuncia de LaVine, que lleg¨® antes de su grave lesi¨®n de rodilla.

As¨ª que quedaba Gordon, en pole position por esa sensaci¨®n de que se le deb¨ªa algo que casi siempre funciona. Y le rodeaban DeAndre Jordan, uno de esos gigantes de los que nunca se sabe qu¨¦ esperar en este concurso (en los ¨²ltimos tiempos mal Drummond y bien Howard o McGee) y dos jugadores tan poco medi¨¢ticos como apetecibles: el rookie de 20 a?os Derrick Jones Jr, de los Suns, y Glenn Robinson III: tercer a?o, ahora en Indiana Pacers e hijo de Glenn Robinson, Big Dog, n¨²mero 1 del draft de 1994, dos veces all star y campe¨®n con los Spurs en 2005. Y desde ahora padre de un campe¨®n del concurso de mates de la NBA. Porque gan¨® Robinson, el mejor ante un Jones de luces y sombras, un DeAndre que llam¨® poco la atenci¨®n y un Aaron Gordon que se estrell¨®.

Gordon, por cierto, apenas hab¨ªa podido entrenar en las ¨²ltimas semanas por problemas en un pie. Eso explica parte de su desastre. Tambi¨¦n que intent¨® cosas casi imposibles y se enred¨® en su primer mate con un dron que vol¨® al ritmo de la banda sonora de Star Wars y que hubo que recargar entre fallos de un favorito que empezaba a dejar de serlo. El mate, cogiendo la bola del dron y pas¨¢ndosela por debajo de las piernas, era bueno. Pero los fallos y lo repetitivo de la escenograf¨ªa, intento tras intento, lo dejaron en un fr¨ªo 38, al que sigui¨® un 34 en un segundo mate que ni siquiera complet¨®. Un peque?o desastre para el p¨²blico, como la eliminaci¨®n a la primera de Klay Thompson en los triples. Tambi¨¦n se qued¨® sin final DeAndre, que salt¨® a DJ Khaled, mesa de mezclas incluida, en un buen primer mate.

As¨ª que el concurso qued¨® en manos de Robinson y Jones, que se repartieron los cuatro mates 50 que entreg¨® el jurado. Dos para Jones, el primero en un vuelo maravilloso, sustancia sin adorno, remontando l¨ªnea de fondo, cogiendo la bola que su compa?ero Booker lanz¨® al canto del tablero y cambi¨¢ndosela de mano por debajo de las piernas. Antes hab¨ªa saltado a cuatro compa?eros de los Suns sin m¨¢s ayuda que una mano en el hombro del primero. 45 para 95 puntos totales en la primera fase. En la final no complet¨® su primer mate y se qued¨® en un 37 que arregl¨® despu¨¦s con un salto lejan¨ªsimo y la bola otra vez por debajo de las piernas tras recogerla de un pase con bote. Brillante, pero insuficiente por su primer error.

Robinson gan¨® con justicia y dos mates perfectos para abrir y cerrar su participaci¨®n. El primero saltando por encima de un hombre con un chico, que sujetaba la bola, en sus hombros. El segundo por encima de Paul George, la mascota y una animadora de los Pacers, a aro pasado tras quitarle el bal¨®n de las manos a la estrella de su equipo. Un mate precioso que culmin¨® un concurso irregular, que se dej¨® buena parte de la magia de 2016 pero que, con eso hay que quedarse, dej¨® entre demasiados fallos y adornos innecesarios algunos mates francamente brillantes.