Los Celtics despiden a Paul Pierce: la noche de La Verdad

Hubiera sido una tarde de Regular Season m¨¢s de no ser porque fue cualquier cosa menos una tarde de Regular Season m¨¢s. Era la noche de La Verdad, The Truth: Paul Pierce. El apodo, es curioso, se lo puso Shaquille O¡¯Neal casi en la noche de los tiempos, en los albores de la resurrecci¨®n de las Finales Lakers-Celtics (2008 y 2010, una para cada uno) mucho antes de que estas se produjeran. ¡°Paul Pierce es la verdad¡±, dijo Shaq para separar al alero celtic de otros grandes jugadores del momento, casi todos con m¨¢s hype que Pierce. The Truth. El tipo nacido en Inglewood, junto al viejo Forum, y criado como fan¨¢tico de los Lakers que acab¨® siendo ¨ªcono inolvidable de los Celtics. El deporte. Las musas del Garden. La Verdad.

Las musas del Garden, donde Pierce (nadie ha anotado m¨¢s en la vieja nueva casa del orgullo verde) jug¨® su primer partido un 5 de febrero de 1999. El ¨²ltimo, en el a?o de su adi¨®s, el 5 de febrero de 2017. 18 a?os exactos, quince de ellos vestido de verde. Los importantes, los que no olvidaremos nunca. Pierce volvi¨® entre esa mullida sensaci¨®n de que nunca se ha ido realmente, un luto verde que se convirti¨® en fiesta que segu¨ªa cada paso de un jugador aclamado en el calentamiento y en la presentaci¨®n, con v¨ªdeo homenaje y titularidad otorgada por Doc Rivers, juntos fueron campeones en esa misma cancha, y bendecida por todo el vestuario de los Clippers. No era un partido de Regular Season sino todo lo contrario. ?El resultado? Un instante eterno, y carne de gallina. Seas del equipo que seas: ¡°Escalofr¨ªos, muchos escalofr¨ªos. Estoy nervioso as¨ª que ni s¨¦ c¨®mo va a ser cuando salgamos a jugar¡±, dec¨ªa antes de empezar Pierce. Todo lo que le dieron despu¨¦s los que fueron, son, sus aficionados, fue merecido. Instante a instante. Por las victorias, por el carisma, por los tiros ganadores, por el juego de pies, por las peleas con LeBron¡­ por el orgullo verde.

Despu¨¦s, en pista, ganaron los Celtics, embalados en racha de siete victorias consecutivas (107-102), mejores que unos Clippers que siguen penando sin Chris Paul en cuanto aparece un equipo poderoso a la vista: 2-6 en los ¨²ltimos ocho partidos. Unos se asientan como segundos del Este, asunto crucial para evitar a los Cavs hasta las hipot¨¦ticas finales de Conferencia. Los otros se ven, lesi¨®n va y lesi¨®n viene, en pleno barullo posicional de un Oeste en el que hay muchas cartas por barajar todav¨ªa.

El p¨²blico no par¨® de reclamar a Pierce, que jug¨® unos minutitos al principio y se qued¨® despu¨¦s en el banquillo hasta casi, casi el final porque el partido no lleg¨® a romperse nunca del todo. Los Celtics, eso s¨ª, se escaparon en el tercer cuarto y manejaron ventajas en torno a la decena de puntos que eran seis a menos de minuto y medio (103-97). A falta de 30 segundos lograron la suficiente separaci¨®n, por fin, para que volviera Pierce, entre el ¨¦xtasis de un p¨²blico que cambi¨® los gritos reclam¨¢ndole por un rotundo ¡°Thank you Paul¡±. Pierce, que nunca se ha quedado sin anotar en un partido en esa cancha, anot¨® un triple a falta de 11 segundos y para cerrar no un partido, este insignificante, sino una relaci¨®n extraordinaria en la historia de la NBA: Pierce, el chico nacido junto al Forum, y el Garden. Tal para cual por las cosas del deporte.

Isaiah Thomas (28 puntos, 8 asistencias), ya es rutina, volvi¨® a rematar la labor coral de unos Celtics que sintieron en los ¨²ltimos minutos el efecto emocional de todo lo que les rodeaba. No tanto los Clippers, que sumaron como hormiguitas pero se quedaron cortos, con muy poco de Rivers o Redick (3 de 17 en tiros entre los dos), 23 puntos por cabeza para Crawford y Griffin¡­ y 3 para Paul Pierce. 19 en su estreno en esa pista, 3 en su despedida. Y en medio 18 a?os, un anillo y un trocito de la historia de la NBA bajo la alargada sombra de una franquicia que casi la personifica. Fue, si se quiere ver as¨ª, una noche absolutamente perfecta. La noche de La Verdad.