Westbrook y Durant: h¨¦roes y villanos, devoci¨®n y perd¨®n
Quiz¨¢ suene a justificaci¨®n innecesaria y quiz¨¢ sea una disculpa ante mi propia conciencia pero comienzo diciendo, y as¨ª me lo quito de encima, que siempre he sido de Russell Westbrook, tambi¨¦n cuando era blanco de iras porque solo era f¨ªsico, solo era bueno los primeros 43 minutos de partido o solo era bueno para un equipo en el que no estuviera tambi¨¦n Kevin Durant (aquello del playmaker puro que ahora parece tan lejos pero que tanto y tanto se repiti¨®). Esgrimir¨¦ ahora y cuando haga falta el Let Westbrook Be Westbrook porque siempre lo he hecho. Creo que la temporada de Westbrook, un jugador ¨²nico, est¨¢ siendo hist¨®rica aunque creo, tambi¨¦n tengo que decirlo, que ahora mismo el MVP ser¨ªa James Harden. Y creo b¨¢sicamente que Russell Westbrook es uno de los mejores jugadores de la actual NBA. Uno que hizo antes de la temporada lo que ten¨ªa que hacer en ese momento (firmar una extensi¨®n de 85 millones con los Thunder), b¨¢sicamente porque ¨¦l consider¨® que eso era lo mejor. Uno que ha jugado despu¨¦s a la altura de esa morterada de dinero. En lo deportivo y, si se quiere, tambi¨¦n en lo espiritual. Aunque no hay nada de espiritual en esa mezcla de furia animal y poder cibern¨¦tico que desprende Russell Westbrook. Pero se me entiende, creo.
Russell Westbrook es la raz¨®n por la que lo Thunder no se han fundido al negro tras la salida de Kevin Durant, la ¨²nica esperanza de ese equipo y ese mercado para que una estrella siquiera les coja el tel¨¦fono el pr¨®ximo verano, m¨¢s all¨¢ de la recurrente agitaci¨®n de la morri?a de Blake Griffin, y un acertado pu?etazo encima de la mesa de Sam Presti, que hizo un equipo campe¨®n que no pudo ser campe¨®n y que pudo serlo incluso cuando pocos contaban con ¨¦l, en los playoffs 2016 y tanto tiempo despu¨¦s de aquel error primordial (justificable, con todo, en su momento) en la gesti¨®n de las continuidades de Serge Ibaka y James Harden.
Russell Westbrook es todas esas cosas pero no deber¨ªa ser Oklahoma City Thunder, donde se ha cultivado una especie de devoci¨®n ensimismada que vale para la afici¨®n pero no deber¨ªa valer, y de hecho parece que no es as¨ª, para los despachos. Y s¨ª, Westbrook va camino de promediar un triple-doble con los a?icos de los Thunder desembocando en playoffs, casi una certeza ante esa flacidez cr¨®nica que rodea a la octava plaza del Oeste. Un ¨¦xito descomunal, una apuesta improbable para un jugador que tambi¨¦n pierde 5,5 balones por partido y tiene el peor porcentaje de tiro de los 60 primeros en la lista de anotadores que ¨¦l lidera. ?Eso es algo a lo que sacar punta? No. Va en el estilo excesivo y en el formato de supervivencia que -esto s¨ª, a la fuerza ahorcan- han asumido los Thunder esta temporada. Las p¨¦rdidas y la tonelada de tiros fallados viajan en ese ratio de responsabilidad (el usage de los analytics) sobrehumano que asume cada noche, con el desgaste que eso supone, y que el entorno de la liga bendice con la misma pasi¨®n con la que zurr¨® al Kobe Bryant post Shaquille y pre Bynum/Gasol. Percepciones. Ahora mismo, casi siempre ha sido as¨ª, la balanza est¨¢ dram¨¢ticamente desequilibrada hacia lo positivo en la aportaci¨®n de Westbrook a su equipo. Es una obviedad, pero eso es finalmente el baloncesto.
Westbrook me ha parecido siempre, adem¨¢s, un tipo particular pero simp¨¢tico, una de esas personalidades que tambi¨¦n necesita la NBA cuando se apagan las luces de los pabellones. Su reacci¨®n tras la salida de Kevin Durant era previsible pero su tozudez, aunque quiz¨¢ comprensible si asumes qui¨¦n es, me resulta decepcionante a estas alturas. Hay un l¨ªmite que separa el dolor de la ruptura del despecho enfermizo y una l¨ªnea que no conviene cruzar entre la narrativa heroica y el exceso de melodrama. Supongo que Westbrook utiliza como carburante unas emociones que, sin embargo, ¨¦l como jugador deber¨ªa comprender. Y supongo que en ¨²ltima instancia comprender¨¢. ?l hizo lo que consider¨® mejor para su carrera, Kevin Durant tambi¨¦n. Evidentemente iba a ser el bueno de una pel¨ªcula a la que no vuelvo para ning¨²n argumento que no sea el de la paridad competitiva. Y esta ese me da que pensar cuando veo a Anthony Davis tan solo y tan lejos de playoffs en su quinta temporada en NOLA. ?O el caso de Cousins? O el caso de Cousins.
Westbrook no puede garantizar que vaya a querer estar siempre en los Thunder o que estos vayan a querer que est¨¦ siempre en n¨®mina. Es la NBA, funciona as¨ª y los jugadores, que por eso hacen bien en firmar siempre en las mejores condiciones econ¨®micas posibles, lo saben.
Todo lo sucedido desde que los Thunder perdieron la final del Oeste contra los Warriors empuj¨® a Durant a la Bah¨ªa y a Westbrook a la extensi¨®n de contrato.Tambi¨¦n las nuevas reglas del juego impuestas por la inflaci¨®n de los contratos televisivos y el perfil contractual de los Warriors: la tormenta perfecta, m¨¢s mutaci¨®n que simple consecuencia del sistema. Cuesta creer que, repartidas de nuevo las cartas, uno sea un traidor cobarde y el otro una especie de ¨²ltimo de una raza de nobles.Tambi¨¦n que no se perciba parte del riesgo que asum¨ªa KD, de las cr¨ªticas encarnizadas que se garantizaba al v¨¦rtigo de jugar sin m¨¢s legitimaci¨®n posible que el anillo. O m¨¢s bien, los anillos. Y cuesta entender que, finalmente, se d¨¦ por seguro que en otras circunstancias las cosas no podr¨ªan haber resultado exactamente a la inversa. Supongo que Westbrook sabr¨¢ eso, tambi¨¦n que Durant prefiere vivir en San Francisco antes que en Oklahoma City o que el distinto tipo de vida que ambos llevaban le hac¨ªa aburrirse en su anterior destino, donde fue el mejor jugador del equipo y uno de los mejores de la NBA durante nueve a?os. Supongo que eso es tan l¨®gico como todo lo que le hayan podido doler a Westbrook las formas, los fondos y las intrahistorias que nunca sabremos.
No creo, y s¨¦ que es una opini¨®n muy poco popular, que Kevin Durant sea un cobarde. Ya escrib¨ª sobre aquellos veteranos que le criticaban pero que ten¨ªan dif¨ªcil ponerse en su pellejo b¨¢sicamente porque nunca pudieron elegir equipo con absoluta libertad. Y desde luego echo de menos muchas cosas de la vieja NBA, que la viv¨ª. Me habr¨ªa encantado una reedici¨®n de la ya legendaria serie que protagonizaron Warriors y Thunder en mayo. Pero supongo que puedo empatizar con un jugador que quiere ir al mejor equipo posible, de entrada y sin duda en lo deportivo, donde tiene la opci¨®n de formar parte de algo, lo estaba siendo y podr¨ªa serlo todav¨ªa m¨¢s, absolutamente legendario. Donde tendr¨¢ que luchar, si todo sigue un cauce normal, contra unos Cavaliers que, y han hecho de maravilla, acaban de fichar a Kyle Korver (cuesta abajo pero uno de los mejores tiradores en catch and shoot de la historia) para afinar un roster que vale casi 130 millones antes de impuesto, lo nunca visto, y en el que LeBron James y David Griffin se apresuraron nada m¨¢s sellarse el regreso del hijo pr¨®digo (antes, de hecho) en reunir la mejor plantilla posible para ir a por t¨ªtulos mientras dure el esplendor del primero, que por otra parte parece inagotable.
Nadie prefiere competir con espadas de madera por puro romanticismo. LeBron, ahora el yunque en el que muchos ven el reverso tenebroso de estos Warriors, fue sacudido hasta la n¨¢usea exactamente por lo contrario cuando se fue a Miami. Esa perspectiva nunca deber¨ªa faltar. Tampoco esta: los Warriors estaban fuera como fuera a un paso de empezar a ser el equipo al que cada vez m¨¢s iban a querer ver perder. Habr¨ªa bastado que hubieran ganado la ¨²ltima Final, la misma que asfalt¨®, parad¨®jicamente, la llegada de KD. Los mismos que aplauden en tu coronaci¨®n aplaudir¨¢n en tu decapitaci¨®n porque a la gente lo que le gusta es un buen espect¨¢culo. Lo dijo Terry Pratchett y lo saben todos los actores con un m¨ªnimo de experiencia en el show de la NBA.
A partir de ah¨ª est¨¢n las emociones de los aficionados y las grandes historias que envuelven otras grandes historias que se hacen con muchas peque?as historias. Y eso es el deporte. Me gusta la m¨ªstica de Westbrook como ¨²ltimo gran h¨¦roe del mercado peque?o pero creo que algunas cosas se han sacado, se sacan casi a diario, de quicio y que a ¨¦l le ha sobrado algo de exceso en ese nuevo papel. Solo es mi opini¨®n. Tambi¨¦n me gusta la narrativa de los Warriors como s¨²per villanos, aunque creo que con Kevin Durant se cae en lugares comunes que en gran parte supongo que resultan inevitables pero que, otra vez en mi opini¨®n, parecen rid¨ªculos. Pero as¨ª gira la rueda: ayer te quer¨ªan, hoy te odian, ma?ana quiz¨¢ te vuelvan a querer y la semana que viene nadie sabe ni si se acordar¨¢n de ti. Que le pregunten a esas cicatrices que dan testimonio de la historia como personaje p¨²blico de LeBron James, de profesi¨®n uno de los mejores jugadores que jam¨¢s haya pisado una cancha de baloncesto.