De 9-2 a 10-11: el descomunal hundimiento de Atlanta Hakws
Los Hawks, tras un buen inicio, suman seis derrotas seguidas, las dos ¨²ltimas entre las 20 peores en toda la historia de la franquicia.
Los Hawks han desaparecido. En realidad no, porque su actual desastre les ha dado m¨¢s titulares y m¨¢s presencia en las redes sociales que sus mejores rachas de los ¨²ltimos tiempos. En los que han sido uno de los equipos (aunque no brillantes desde el inicio de la pasada temporada) m¨¢s estables, s¨®lidos y desde luego bien entrenados de la NBA. Pero todo eso est¨¢ ahora en riesgo porque el equipo de Georgia est¨¢ en una ca¨ªda libre tan imprevista como espectacular: 9-2 con seis victorias seguidas en los once primeros partidos de la temporada, 1-9 con seis derrotas seguidas (racha que sigue abierta) en los diez ¨²ltimos. En total, 10-11. Por debajo del 50%. La salida de Al Horford y Jeff Teague y la apuesta por ascender a Dednis Schr?der y fichar para un ejercicio de regreso a casa a Dwight Howard parec¨ªan dejar en balance negativo el verano, incluso si se contaba con la mejor versi¨®n del p¨ªvot.
Y en el inicio de temporada no solo Howard demostr¨® que segu¨ªa teniendo capacidad para ser importante en los partidos sino que el equipo respondi¨®, con Paul Millsap como l¨ªder absoluto y un banquillo mucho mejor de lo previsto de la mano de jugadores como Mike Muscala, Thabo Sefolosha y Malcolm Delaney. Un ataque colectivista, con Schr?der salt¨¢ndose el guion cuando tocaba, Howard recibiendo en las posiciones en las que (todav¨ªa) hace da?o y Millsap aportando en todas las facetas. Y una defensa de nuevo entre las mejores de la NBA, sin la agresividad que permit¨ªa Al Horford (con sus movimientos de largo recorrido en las ayudas) pero aprovechando el valor como ancla cerca del aro de Howard. Los Hawks ganaron seis partidos seguidos y se pusieron 9-2.
En el siguiente partido, en Charlotte, los Hawks avanzaban hacia la s¨¦ptima derrota seguida cuando Dwight Howard fue expulsado por un golpe est¨²pido. Perdieron 100-96 y comenz¨® la pesadilla: nueve derrotas en diez partidos, seis consecutivas ahora y las dos ¨²ltimas, bochornosas en back to back: 85-121 en casa ante los Pistons, 128-84 en Toronto contra los Raptors. Derrotas por 36 y 44 puntos que se colaban entre las 20 peores de la historia de la franquicia (la peor por 58, antes de llegar a Atlanta y contra los Lakers, antes de llegar a Los Angeles: en 1956).
El desastre. En esas dos derrotas terror¨ªficas los Hawks se han quedado por debajo del 40% en tiros totales y del 25% en triples (13/52). En los dos Howard ha combinado 12 puntos, fuera de sus zonas de confort y con solo 13 tiros totales (5/13) a pesar de una ausencia (por problemas f¨ªsicos) de Millsap que se ha demostrado dram¨¢tica.
En sus once primeros partidos (9-2), los Hawks combinaron un rating ofensivo de 107,8 con uno defensivo de 98,1, absolutamente de elite. En los diez siguientes (1-9), esos n¨²meros se han ido a 91,8 y 106,8. En ocho de los diez partidos no han llegado a cien puntos. En tres no han pasado de 85 y en uno se quedaron en 68.
La media de margen en esas nueve derrotas es de 16,8 puntos. El ataque es el pen¨²ltimo peor de la NBA en ese tramo y, en total, los Hawks ya son el segundo peor equipo de la liga en p¨¦rdidas de bal¨®n (17 de media por las 17,3 de los Sixers). De esas p¨¦rdidas, 11,3 las suman los titulares, que acumulan un +/- de -34, un problema clave en cuanto los suplentes han dejado de jugar notablemente por encima de sus posibilidades. Con Millsap lesionado, los otros cuatro fijos del quinteto est¨¢n en promedios negativos en cuanto a diferencia en el marcador durante sus minutos en pista: -5,6 Schr?eder, -6,9 Kyle Korver, -4,9 Kent Bazemore y -2,1 Dwight Howard.
?Son tan malos los Hawks? Tienen que demostrar que no (y Paul Millsap tiene que volver¡) pero lo que parece claro es que, esta vez, no son tan buenos como parec¨ªa en el primer tramo de la temporada. Schr?der est¨¢ m¨¢s inc¨®modo como base titular que como dinamitero de la segunda unidad, Korver est¨¢ en evidente declive y Bazemore no ha respondido por ahora al suculento contrato que firm¨®. El banquillo estaba rindiendo por encima de sus posibilidades reales y Dwight Howard es hoy por hoy un buen complemento, todav¨ªa, pero no un l¨ªder. Parece que tampoco en su Georgia natal. Budenholzer es un excelente entrenador pero tiene mucho trabajo por delante. Much¨ªsimo. Tambi¨¦n en lo psicol¨®gico despu¨¦s de dos palizas hist¨®ricas en dos noches consecutivas¡