El Bar?a baila al Madrid
Un Barcelona plagado de bajas devor¨® a los blancos desde el salto inicial. Tomic (19 puntos), Perperoglou (18) y Rice (15) no tuvieron respuesta visitante. Llull, Rudy y Randolph, mal.


Siete u ocho jugadores bastan en un partido para derrotar a un grupo de doce uniformados. Para noquearlo, incluso ridiculizarlo por momentos. Nos lo mostr¨® el Bar?a, que antes del salto inicial dejaba una estampa algo melodram¨¢tica. Hasta seis jugadores vestiditos de calle. Los cinco lesionados (Ribas, Navarro, Claver, Doellman y Lawal) m¨¢s Holmes, el nuevo fichaje a¨²n no inscrito. Le dio igual. Hab¨ªa salido a morder: Rice amag¨® la primera dentellada y facilit¨® que Tomic devorara a los blancos (14 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 26 de valoraci¨®n... al descanso). Tambi¨¦n Perperoglou, inmenso como falso p¨ªvot batiendo con arrancadas desde lejos y buenas penetraciones a sus pares. M¨¢s grandes, pero m¨¢s lentos.
Los hambrientos supervivientes frente a un Madrid apocado, triste y sin fuerza que ofreci¨® una imagen propia de otra era, no de la de Laso. Bailado por su eterno rival de principio a fin salvo un corto par¨¦ntesis en el ¨²ltimo cuarto, el que abri¨® y cerr¨® un parcial de 2-13 liderado por Draper y Hunter. Un arrebato de orgullo en medio de la impotencia que le embarg¨®. A sus jugadores y a su t¨¦cnico, que por m¨¢s botones que pulsaba ninguno pon¨ªa en marcha nada.
Muy mal partido de Llull, de Rudy y de Randolph, tres referentes. Desacertados y desconectados del colectivo, una carga esta vez para sus compa?eros. Doncic, en su actuaci¨®n 50 en la ACB, tampoco cambi¨® el paso. Ni Reyes. Las rotaciones se suced¨ªan sin provocar ninguna chispa. Hubo un momento en el que Taylor fue el mejor de un per¨ªmetro que se se perd¨ªa en ataques de balonmano. Nulo peligro interior.
Daba igual que Randolph pudiera hacer da?o a Vezenkov porque el americano optaba por tiritos lejanos que multiplicaban la frustraci¨®n. Nada de encarar la canasta. Ni ¨¦l ni nadie. Enfrente, el plan trazado parec¨ªa mod¨¦lico. Sal¨ªa perfecto, que es lo que cuenta, porque la pizarra previa lo aguanta todo. Bartzokas maximiz¨® sus recursos. Sac¨® a Oleson y a Eriksson de titulares y se guard¨® las cartas de Koponen y Perperoglou para mantener el equilibrio m¨¢s adelante. Bien Rice, aunque ni siquiera tuvo que ser el tipo decisivo de otras veces.
El Bar?a se adue?¨® del ritmo, impidi¨® contraataques ajenos y puso pausa para encontrar a Tomic. Primero al poste y luego en alguna continuaci¨®n con la defensa enemiga extraviada, muy abierta, con las piezas permitiendo pasillos que un bloque compacto hubiese amurallado. Con Perperoglou en cancha lleg¨® el desequilibrio en el puesto de cuatro, una ventaja local m¨¢s arropada por una magn¨ªfica circulaci¨®n de bal¨®n.
Los azulgrana sumaban 23 canastas de dos de 29 lanzamientos al final del tercer cuarto (79,3% de acierto). Una barbaridad. El marcador pas¨® del 15-8 al 49-33 y, ya en el ¨²ltimo cuarto, al 74-55 (+19 en el minuto 32). El Palau festejaba el ¨¦xito y justo entonces se asust¨®, como su equipo. Un parcial de 2-13 le hizo pensar aquello de 'que viene el lobo' (76-68 con casi cuatro minutos por jugarse). Koponen enjaul¨® a la fiera: triple, el de la tranquilidad.
El Madrid hab¨ªa completado media remontada con Draper y Hunter empujando junto a Carroll, Maciulis y Ay¨®n. Un quinteto at¨ªpico, el primero que vari¨® el rumbo mil teclas despu¨¦s. El base de Baltimore jug¨® 19 minutos cuando su r¨¦cord en esta Liga era de 13. El Cl¨¢sico baj¨® el tel¨®n con Nocioni expulsado por dos t¨¦cnicas tras un cara a cara con Rice. Antes, Doncic recibi¨® otra. La impotencia de la derrota. El Bar?a lo celebra (2-0 en los duelos directos) a la espera de m¨¢s fichajes. Pero ya saben, m¨¢s hombres no siempre es sin¨®nimo de m¨¢s equipo.