Butler y Wade, capitanes de un barco sin tiro exterior
Los dos escoltas tienen los galones suficientes para conducir a unos Chicago Bulls con sue?os de playoffs. El lanzamiento de tres, una losa.
A priori, los Bulls presentan una plantilla mejor que la del pasado a?o, con dos dudas a resolver: Rondo y Hoiberg. El base llega a Chicago tras superar la locura de Sacramento, con la misi¨®n de sustituir al dios ca¨ªdo de Illinois, un Derrick Rose que cambi¨® la Ciudad del Viento por la Gran Manzana una vez visto que sus habilidades extraterrestres se quedaron por desgracia en el quir¨®fano: su tiro de tres es un problema, sus penetraciones demoledoras ya no lo son tanto y su visi¨®n de juego est¨¢ anquilosada. El nuevo?point guard, que tendr¨¢ a Jerian Gran como sustituto, falla en el primer aspecto, empeora en cierto grado el segundo, pero en el tercero es infinitamente mejor. Con los Kings, fue l¨ªder de la NBA en asistencias por partido (11,7). Adem¨¢s, sus dotes defensivas son envidiables. Sabe leer los sistemas rivales como pocos y sus manos son una bendici¨®n, que le permiten robar casi dos balones por encuentro (1,96). S¨®lo seis jugadores hicieron mejor r¨¦cord que ¨¦l. Casi nada.
El mayor grado incertidumbre reside en cu¨¢ntas ganas tiene de jugar a esto un hombre de car¨¢cter dif¨ªcil para el vestuario y cuyo gusto por amasar el bal¨®n en cada posesi¨®n es innegable. Esa man¨ªa es la que tendr¨¢ que poner freno un Hoiberg que nunca acert¨® con el sistema adecuado para los Bulls. Prob¨® rapidez y lanzamiento de tres (un mal, el del triple, de dif¨ªcil superaci¨®n este a?o). Agua. Prob¨® balones interiores. Agua. Y podr¨ªamos seguir as¨ª. Por lo tanto, el t¨¦cnico tiene la necesidad imperiosa de poner orden en casa. El mando supremo ser¨¢ para Butler, no hay duda, que se ver¨¢ liderado de sus funciones junto Wade (un ejemplo para ¨¦l, seg¨²n las palabras del oro ol¨ªmpico). Ambos tiene tatuado el t¨¦rmino "ser el m¨¢s grande" en sus genes y eso s¨®lo trae lo mejor a cualquier proyecto.
Doug McDermott, Cristiano Felicio, Bobby Portis y Denzel Valentine unen potencia, calidad y biso?ez a partes iguales. Los dos ¨²ltimos, m¨¢s McDermott, son las verdaderas esperanzas. Portis es un ¡®perro grande¡¯ con peque?as pinceladas de hombre destinado a la grandeza, mientras que Valentine, drafteado en primer ronda (14?), es ilusionante. "Es un ¡®guard¡¯ que tiene mi estilo", revel¨® Draymond Green sobre el que es su ahijado en el baloncesto. Ambos jugaron en la misma universidad de Michigan. A todos ellos, se uni¨® en el ¨²ltimo minuto Michael Carter-Williams y su deseo de resurgir en el campeonato.
A todo esto, hay que unir que las salidas de Pau Gasol y Joaquim Noah no son una gran p¨¦rdida. El espa?ol no resist¨ªa con contundencia los envites de los p¨ªvots NBA y el franc¨¦s, asolado por las lesiones, se encontraba perdido sin la ferocidad defensiva que imprim¨ªa ¡®Thibs¡¯. Ahora, Robin L¨®pez (p¨ªvot para todo), Taj Gibson y Nikola Mirotic ser¨¢n las primeras espadas en la zona de un equipo que deber¨¢ mejorar en defensa. Los 106,5 puntos recibidos por partido fueron la peor marca desde 2009, en el primer a?o de Vinny del Negro (108,7).
El entrenador: Fred Hoiberg
"Es la persona correcta para maximizar el potencial del equipo". Con esas palabras Gar Forman (m¨¢nager general de Chicago) present¨® el pasado a?o a Fred Hoiberg (15 de octubre de 1972, Lincoln, Nebraska). En su segunda temporada, el entrenador tiene que demostrarlo. No se puede esperar mucho m¨¢s. Procedente del banquillo de Iowa State (cinco campa?as), el exjugador de Pacers, Timberwolves y Bulls tuvo una carrera marcada por los problemas de coraz¨®n que le hicieron pasar en dos ocasiones por el quir¨®fano. Su estilo como t¨¦cnico NBA a¨²n est¨¢ por descubrir con la sombre de Tom Thibodeau dominando a¨²n Chicago.
La estrella: Jimmy Butler
No hay mucho debate en este asunto, a pesar de que Wade ha vuelto a casa. El exjugador de Miami es el pasado y Butler es el presente y el futuro. Sus condiciones de perro de presa defensivo dieron paso a un hambre voraz de cara al aro rival: de los 2,6 puntos por partido en su a?o de rookie a los 20,9 de la pasada temporada. A eso se le llama evolucionar. Tiene la artiller¨ªa necesaria para hacer olvidar al siempre a?orado Derrick Rose en el coraz¨®n de los aficionados de Chicago.