CAVALIERS 115 - WARRIORS 101 (3-3)
La leyenda de LeBron crece (41): los Cavs fuerzan el s¨¦ptimo y Curry acab¨® expulsado
Los Cavaliers fueron mejores desde el minuto uno y aguantaron las rachas de los campeones. El MVP acab¨® cabreado y expulsado. Warriors-Cavs Game 5 en directo
LeBron James se ha convertido en el patr¨®n de los imposibles, una haza?a en movimiento, una especie de monta?a de m¨²sculos y baloncesto que se mueve m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s, camina sin apenas tocar el suelo y gobierna una Final que hace unos d¨ªas no era suya. De pronto, el equipo que le hab¨ªa ganado siete partidos seguidos y que ten¨ªa la f¨®rmula para reducirle (a ¨¦l y a todos los dem¨¢s) ve impotente como una versi¨®n suprema de un jugador supremo no solo exprime sus opciones sino que las multiplica de forma exponencial a cada minuto que pasa. Ahora mismo cuesta sentir que los Warriors sean demasiado favoritos (no mucho m¨¢s de un palmo, en realidad) en el s¨¦ptimo partido. Nadie ha remontado jam¨¢s un 3-1 en unas Finales y solo dos equipos con esa desventaja hab¨ªan forzado el partido decisivo, el ¨²ltimo en 1966. El equipo con el MVP ha ganado los 18 ¨²ltimos s¨¦ptimos en los que este ha estado involucrado. Y siguen siendo, aunque cueste creerlo, los Warriors de lo nunca visto hecho rutina: el 73-9, las 88 victorias en una temporada. Veremos cu¨¢nto importa todo eso en el maravilloso todo o nada del domingo. En la Bah¨ªa, s¨¦ptimo partido: las dos palabras m¨¢s bonitas del deporte estadounidense, como dijo Pat Riley. Estos Warriors contra estos Cavs. La maldici¨®n de Cleveland y sus 52 a?os sin t¨ªtulos profesionales. El v¨¦rtigo de los Warriors a un pasito de la mejor temporada de la historia. LeBron James, Stephen Curry, Klay Thompson, Kyrie Irving, Draymond Green. Un partido inesperado hace unos d¨ªas, imprevisible por pura gen¨¦tica y, con semejante exceso de ingredientes, simplemente generacional.
Con LeBron no siempre somos justos. Como sabemos que puede hacer partidos as¨ª, le exigimos que siempre haga partidos as¨ª. Y demasiadas veces nos dedicamos a escrutarle hasta que aparezca el defecto, con una lupa a la que nadie sobrevivir¨ªa. Ni siquiera ¨¦l. Pero este LeBron que empez¨® la Final algo pasivo, interpretando esa defensa de Iguodala y tapias en la zona de los Warriors, ha enlazado desde el 3-1 un partido de 41 puntos, 16 rebotes, 7 asistencias, 3 robos y 3 tapones con otro de 41+8+11+4+3. En los dos ha metido m¨¢s del 50% de sus tiros y ha firmado, exorcismo expr¨¦s a su gran demonio de la temporada, un 7/14 en triples. Si en el quinto estuvo en todas partes en todo momento, porque era lo que necesitaba su equipo, en el sexto ejerci¨® sucesivamente de general, turbina y reserva espiritual. Jug¨® un primer cuarto tremendo (9 puntos y 4 asistencias de m¨¢xima precisi¨®n) para que su equipo reventara el guion previsto (31-9 en once minutos). Y apareci¨® despu¨¦s cuando el Quicken Loans empez¨® a ver fantasmas: 27 puntos en la segunda parte, 17 en un ¨²ltimo cuarto en el que los Warriors remaron hasta un 86-79 con m¨¢s de siete minutos por jugar. Pero era el d¨ªa de LeBron. Contra cada zarpazo, un rugido bestial. Ahora mismo la Final es suya. Y en su carrera, ning¨²n s¨¦ptimo partido ganado con los Cavs (tres con los Heat, 3-2 total). Otro muro en su camino. El ¨²ltimo, el mayor de todos.
Los Warriors, mientras, se han ido metiendo en un l¨ªo dif¨ªcil de explicar y est¨¢n pagando las consecuencias de alargar una serie que pudieron cerrar antes: de la sanci¨®n de Green a la lesi¨®n de Bogut y los problemas f¨ªsicos de Iguodala. En la era Kerr, este equipo nunca ha perdido tres partidos seguidos, pero necesita reencontrarse, hacer terapia o simplemente memoria. Volver a sus zonas de confort, volver a competir y retomar la iniciativa contra un enemigo que le est¨¢ ganando porque est¨¢ haciendo valer un plan simplificado y pr¨¢ctico guiado por un tit¨¢n y la energ¨ªa casi bohemia de su escudero, Kyrie Irving (esta vez, 23 puntos). Hacer lo ¨²nico que puedes hacer y de la mejor manera posible es en s¨ª un manual de supervivencia, m¨¢s contra un rival que de repente ya no puede hacer muchas de las cosas extraordinarias que ha hecho con los ojos cerrados durante meses. La defensa deja los agujeros justos (?f¨ªsico, concentraci¨®n o ambas cosas?) para que los Cavs no se asfixien y el ataque es un galimat¨ªas del que solo surgieron Stephen Curry (30 puntos, 6 triples, eliminado por faltas) y demasiado tarde Klay Thompson (25 tras un primer tiempo horrible). Pero est¨¢n bajo m¨ªnimos Ezeli, Livingston, Iguodala y un Harrison Barnes que se ha evaporado (5 puntos y 1/11 en triples en los dos ¨²ltimos partidos). El tiro va y viene, en realidad va m¨¢s de lo que viene (29/82 en triples entre el quinto y el sexto), y los Warriors son una foto desenfocada, un recuerdo que se aproxima y se aleja pero que no hace las suficientes cosas bien durante los suficientes minutos. Y que en un d¨ªa clave renunci¨® a su jerarqu¨ªa, a ese terror que infunde en la psique de los rivales por pura memoria gen¨¦tica: entr¨® al partido ausente, trastabillado, en letargo. Tard¨® cinco minutos en anotar, encaj¨® golpes por todas partes y cerr¨® el primer cuarto en 31-11, demasiada desventaja. Despu¨¦s apret¨® un par de veces pero sin consistencia, sin turbo, con la magia secuestrada por su rival y desquiciado con los ¨¢rbitros, esta vez con cierta raz¨®n pero sin ning¨²n sentido (pr¨¢ctico, al menos).
Los Warriors afrontan su segundo s¨¦ptimo partido consecutivo en estos car¨ªsimos playoffs 2016. Si se rehacen ser¨¢n favoritos. Juegan en su pista, tienen al MVP y son, solo tienen que recordarlo, uno de los mejores equipos de la historia. As¨ª, con el cuerpo de lleno de magulladuras y el alma partida en dos, tambi¨¦n se escribe la historia. Muchas veces, sus cap¨ªtulos m¨¢s hermosos. Porque enfrente se les ha aparecido una versi¨®n descomunal de un jugador de leyenda, un monstruo que les ha dado caza y contra el que llevan dos partidos sin ant¨ªdoto, a su merced. LeBron James, el patr¨®n de los imposibles, est¨¢ a 48 minutos de rubricar una de las mayores haza?as de toda la historia del deporte. Y le acompa?an Kyrie y un pu?ado de sufridos ayudantes agrupados en torno a una fe que hace una semana no exist¨ªa y que ya tiene hasta catecismo: las sagradas escrituras de LeBron. Enfrente, Stephen Curry y Klay Thompson, en (otra vez) el partido de sus vidas. Estrellas, r¨¦cords, maldiciones, legados, estad¨ªsticas y un mar encabritado de nervios a flor de piel se arremolinar¨¢n en el viejo Oracle Arena, el domingo (02:00 hora espa?ola). Pase lo que pase ser¨¢ hist¨®rico, maravilloso: generacional. La temporada, en realidad cosas mucho m¨¢s importantes, en juego a todo o nada. S¨¦ptimo partido, las dos palabras m¨¢s maravillosas del deporte estadounidense¡