El coraz¨®n y la defensa mantienen vivo al Real Madrid

Primera final ganada por la supervivencia en la Euroliga. Si el Madrid resiste a diciembre, que a¨²n est¨¢ por ver (debe vencer en M¨²nich y al Estrasburgo), y se mete en el Top-16, mutar¨¢ en una bestia m¨¢s grande y mucho m¨¢s peligrosa. Con la ambici¨®n recuperada y el orgullo herido. Una bestia capaz de pelear de nuevo por la Final Four aunque ahora ande hecha trizas.

Porque sin el operado Rudy, sin Thompkins, con Llull mermad¨ªsimo de inicio, con Maciulis desfondado, con Nocioni que se lesion¨® en la batalla, con Reyes que a este ritmo amenaza desplome¡­ los blancos se presentaron rotos ante un enemigo poderos¨ªsimo. M¨²sculo y talento pese a la baja de Udoh. Tal era el abismo de salida que el Fenerbah?e casi quebr¨® el duelo.

Mientras Reyes bat¨ªa a Kalinic bajo el aro por el cruce de emparejamientos (Luigi Datome se quedaba con Maciulis), los de Obradovic sumaban de tres en tres, con el ala-p¨ªvot italiano inabarcable por fundamentos: ?28 puntos en 9 minutos! Doce arriba. Otro estir¨®n y la nave local har¨ªa crac, catacrac. Pero no lo hizo porque acudi¨® la caballer¨ªa, el s¨¦ptimo de la desesperaci¨®n al rescate con la energ¨ªa de Nocioni (dos tapones y un triple) y el descaro de Doncic y de Willy. Los tres, junto a Carroll y Taylor, sellaron un parcial de los de l¨¢grima viva: 16-0 (32-28). El Madrid resucitaba de un corrientazo emocional. Minutos de enardecimiento extremo con la grada volcada y el recuerdo de Fernando Mart¨ªn en el ambiente en el 26 aniversario de su muerte.

El sentimiento se recogi¨® un rato y Dixon y Vesely dieron otro tir¨®n: 36-45. A empezar de nuevo. Pero si el Real dej¨® al Fenerbah?e en 17 puntos en el segundo parcial, en el tercero lo maniat¨®: apenas diez tantos.

El Madrid campe¨®n, el de la defensa y el coraz¨®n, andaba de vuelta. Regresaba con Ay¨®n y Taylor, vitales ambos, y con Reyes; y con un Llull sensacional, que calent¨® rodilla y anot¨® 17 puntos ¡ªtodos¡ª en la segunda parte. Media hora antes apenas pod¨ªa parar las entradas por su izquierda. Demostraci¨®n de coraje, de ese madridismo que le at¨® al club cuando ten¨ªa alas NBA. Defensa, recuperaciones y velocidad con el Incre¨ªble de l¨ªder. Y un quinteto de bajitos, otra vez Doncic en pista y Taylor de falso p¨ªvot, para descomponer al imperial adversario turco. Qu¨¦ demostraci¨®n de orgullo de un equipo hecho trizas.