El Olympiacos lo cambia todo

El equipo que gana el primer partido de una serie de cuartos, al menos desde que se juega a cinco partidos, tiene un 83% de opciones de estar en el Final Four: 20-4 en 24 eliminatorias. Pero tanto el Barcelona como el Olympiacos, los ¨²nicos equipos que llevan diez a?os seguidos jugando esta eliminatoria, saben lo que es quedarse en el camino despu¨¦s de pegar primero. Al Bar?a, en una de las heridas que m¨¢s le han escocido en su historia reciente, le elimin¨® en 2011 el Panathinaikos, que le dej¨® sin poder defender su corona de campe¨®n en la Final Four del Sant Jordi. Dos a?os despu¨¦s repiti¨® ante el Panathinaikos, repiti¨® 1-1 en el Palau¡­ pero escap¨® vivo en cinco partidos despu¨¦s de ganar el cuarto en Atenas, cuando parec¨ªa listo para el descabello. A eso puede aferrarse¡­ Ha ganado, puestos a apelar al optimismo, en sus dos ¨²ltimas visitas a pista del Olympiacos. Ninguna, eso s¨ª, en situaci¨®n tan peliaguda.

En los playoffs, y como equipos expertos el Olympiacos y el Barcelona lo saben, cada partido es un mundo y cada victoria vale s¨®lo un punto. Con sensaciones buenas o regulares. Por un punto o por 30. En 48 horas da tiempo de reinventarse y pocos equipos lo hacen tan bien como este Olympiacos que tiene tanto esp¨ªritu de supervivencia que lo acaba convirtiendo en esp¨ªritu de campe¨®n. Y que gan¨® por primera vez en su historia en el Palau, qu¨¦ mejor momento, haciendo lo que ha hecho mil veces en los ¨²ltimos a?os (con dos Euroligas en el zurr¨®n como testimonio): adaptarse, encontrar caminos entre la maleza, exprimir sus recursos, blindarse mentalmente¡­ sobrevivir: ganar. Despu¨¦s del simulacro del mi¨¦rcoles, el Olympiacos apareci¨® en toda su esencia en el segundo partido, del que depend¨ªa que saliera de Barcelona con respiraci¨®n asistida o fresco como una lechuga. Con esa defensa que es seguramente la mejor de la Euroliga y con un equipo revitalizado: del 6/22 en triples del primer partido a un decisivo 13/27: 9/18 en el segundo tiempo, cinco casi seguidos en el tercer cuarto y cuando el Barcelona hab¨ªa resucitado: de 15-29 poco antes del descanso a un 31-35 con m¨¢s de 18 minutos por jugar. Una gota china emocional que super¨® a este Barcelona que no es precisamente un ejemplo de consistencia.

Printezis tard¨® 34 minutos en fallar un tiro de dos (8/9) y convirti¨® sus 4 puntos, 3 rebotes y 2 de valoraci¨®n del primer partido en 22+9+34. Y Spanoulis, su 1 y -8 en 16 y 11, con cinco asistencias y dos de esos triples lacerantes del tercer cuarto. Printezis y Spanoulis, semiganchos en bombita y triples frontales n¨ªtidos. Eso, cuatro triples sin fallo de Mantzaris y un ejercicio defensivo extraordinario, con Dunston y Hunter sacando m¨²sculo y un nivel de agresividad que asust¨® de salida a un Barcelona que se puede ir preparando para lo que le espera en Atenas (otra vez adaptarse y sobrevivir: ganar o perder). Con esas armas gan¨® el Olympiacos, con las que lleva a?os ganando y pareciendo uno de los mejores equipos de Europa casi en cualquier circunstancia. No lo pareci¨® en el primer partido pero esto es como el p¨®ker: si a los cinco minutos no sabes qui¨¦n es el primo, es que el primo eres t¨².

?Y el Barcelona? Torturado desde el 3-9 inicial, meti¨® 2 canastas en el primer cuarto y llevaba un 7/28 en un primer tiempo en el que viv¨ªa de milagro (25-35) gracias a Navarro, el ¨²nico que parec¨ªa entender la trascendencia del partido. En el tercer cuarto apareci¨® una mejor versi¨®n defensiva con un ataque m¨¢s estable gracias a Tomic: 31-35¡­ y los triples de Olympiacos. No jug¨® bien porque muy pocas veces se juega bien contra este rival, que comprime el flujo de pases, tapia las continuaciones y obliga al contrario a botar, botar y botar¡­ cuando se necesitaban h¨¦roes, fracasaron demasiados: de Hezonja y Abrines a Nachbar, Thomas y un Huertas sobre cuya sombra bail¨® Spanoulis cada vez que se sentaba Satoransky. El checo y Lampe pusieron esp¨ªritu¡­ y el Barcelona perdi¨® sin Oleson, tan necesario en este tipo de partidos, y con una versi¨®n m¨ªnima de Doellman, que no est¨¢n ni al 60%.

Bajas y problemas f¨ªsicos, irregularidad defensiva, desconexiones del tiro exterior¡­ el que haya visto unos cuantos partidos de este Barcelona de esta temporada vio esta vez lo mismo de muchos otros d¨ªas¡­ pero ante un rival que coge cualquier cent¨ªmetro de terreno que le concedas y se hace un chalet. Uno en el que luego pone una estanter¨ªa y la va llenando de trofeos. La inercia ha cambiado y es griega. El factor cancha, tambi¨¦n. Le toca dar al Barcelona, un equipo del que todav¨ªa no sabemos muy bien qu¨¦ y cu¨¢nto tiene dentro. Es el momento de ense?arlo: ahora o nunca.