FINALES HIST?RICAS | 1999
El primer gran ¨¦xito de un equipo legendario: San Antonio
La llegada de Popovich al banquillo y la elecci¨®n de Duncan en el draft dieron el salto de calidad a los Spurs del 'Almirante' Robinson. Los Knicks (4-1), v¨ªctima en las Finales.

Hoy en d¨ªa, a un paso de conquistar su quinto anillo, los elogios para San Antonio se acumulan. No son pocas las voces que califican a los Spurs como el mejor equipo de lo que llevamos de siglo XXI. Dejando a un lado este debate, lo que s¨ª resulta indudable es que la franquicia texana ya forma parte de la historia dorada de la NBA. Su manera de jugar, la facilidad para sacar talentos de debajo de las piedras y el hecho de que mantengan y consigan mejorar al mismo tiempo el bloque con el paso de los a?os hace que nos encontremos ante un equipo legendario. Pero, ?hasta d¨®nde hay que remontarse para encontrarnos con el inicio de este exitosa etapa? Los aficionados m¨¢s j¨®venes, aquellos que se encuentran inmersos en la ESO, no hab¨ªan ni siquiera nacido. Hay que remontarse a las Finales de 1999 para poder contemplar los cimientos de su ¨¦xito. Nada m¨¢s y nada menos que 15 a?os. Asusta, ?verdad? Pues para ser justos, habr¨ªa que bucear a¨²n un poco m¨¢s en el tiempo para dar con el verdadero origen de la leyenda.
Spurs 4 - Knicks 1
Plantilla Spurs
Plantilla Knicks
10 de diciembre de 1996. Horas antes de rendir visita a los Suns en Phoenix, el por entonces general manager de los Spurs, un tal Gregg Popovich, decidi¨® despedir a Bob Hill, hasta la fecha el t¨¦cnico que m¨¢s lejos hab¨ªa conducido a los texanos en la Liga (final de Conferencia), para pasar a ocupar su lugar. Resuelta la primera parte de la ecuaci¨®n, quedaba desvelar la segunda: encontrar un compa?ero de garant¨ªas para?David Robinson, uno de los p¨ªvots m¨¢s dominantes en la historia de la competici¨®n (por algo fue elegido entre los 50 mejores jugadores de todos los tiempos en la NBA). La soluci¨®n lleg¨® en forma de compensaci¨®n a su desastroso curso 95-96, una campa?a que hab¨ªa comenzado cargada de ilusi¨®n con el fichaje de Dominique Wilkins (en su cuesta abajo, eso s¨ª) pero que las lesiones ¨²nicamente le permitieron al 'Almirante' Robinson disputar un total de seis encuentros y a Sean Elliot (un alero que se acabar¨ªa convirtiendo en el primer jugador en competir tras recibir un trasplante de ri?¨®n) la mitad del a?o. Como dec¨ªamos, el premio de consolaci¨®n se tradujo en n¨²mero uno del draft de 1997. Una elecci¨®n que hizo que Tim Duncan aterrizara en El ?lamo. Su llegada revolucion¨® por completo al equipo, el cual pas¨® de sumar apenas 20 victorias a cosechar 56 triunfos en simplemente 12 meses de diferencia. Algo comenzaba a moverse en Texas.
Ahora ya s¨ª, una vez contextualizados los antecedentes, toca explicar los hechos. Curso baloncest¨ªstico (como dir¨ªa un grande de esto, Andr¨¦s Montes) 98-99. El primero tras el segundo adi¨®s a la Liga de su majestad 'Air' Jordan. Y tambi¨¦n el del tercer y m¨¢s longevo de los cuatro lockouts que ha sufrido la NBA. El cierre patronal de la Liga se prolong¨® hasta el mes de enero y oblig¨® a acortar la temporada regular a s¨®lo 50 partidos, as¨ª como a forzar la primera y ¨²nica cancelaci¨®n del fin de semana del All Star (el cual estaba previsto que se celebrase en Philadelphia). Como no pod¨ªa ser de otra manera, estos hechos dejaron muy mermada la imagen de la Liga, hu¨¦rfana de su gran referente y cuyo sistema de competici¨®n hab¨ªa saltado por los aires. Al rescate del por entonces comisionado David Stern acudieron los sorprendentes Knicks de Jeff Van Gundy, que se convirtieron en el primer y ¨²nico equipo en llegar a la ronda decisiva tras partir como ¨²ltimo cabeza de serie de su Conferencia. Este tipo de haza?as son las que ayudan a reparar el da?o causado. En el deporte, y mucho m¨¢s en el baloncesto, no hay enemigo peque?o. Las historias de superaci¨®n, de David contra Goliat siempre gustan. Sin embargo, para decepci¨®n de los aficionados neoyorquinos por el camino se cruz¨® otra historia que el paso de los a?os ha acabado por demostrar que resulta incluso mejor. La de un grupo de amigos que, empleando el sentido com¨²n y las m¨¢s elementales dosis de compa?erismo y compromiso, levant¨® de la nada a la cuarta mejor franquicia de la historia de la Liga. S¨®lo Celtics (17), Lakers (16) y Bulls (6) tienen m¨¢s anillos que San Antonio Spurs (cuatro a d¨ªa de hoy).
En su segundo a?o en la Liga, y ya formando un t¨¢ndem interior de aut¨¦ntico lujo junto a Robinson, Duncan, quien tuvo que readaptarse al puesto de cuatro para formar semejante y exitosa sociedad, ya ejerc¨ªa de l¨ªder. Ya era el hombre de confianza en la cancha de Gregg Popovich y sus n¨²meros as¨ª lo demostraron (21,7 puntos, 11,4 rebotes y 2,5 tapones). Este ¨²ltimo, adem¨¢s de ser el encargado de dirigir la franquicia desde la banda sigui¨® ejerciendo como director de operaciones en los despachos hasta la llegada de R. C. Buford (otro genio en este arte de apostar por jugadores que pasan desapercibidos para el 99% de los mortales) apuntal¨® el roster con la contrataci¨®n de Mario Elie, un veterano escolta que se har¨ªa un hueco en el quinteto titular. San Antonio concluy¨® la regular season con el mejor r¨¦cord (37-13), igualando con los Jazz de un Karl Malone que le arrebat¨® el MVP a Tim. La trayectoria del equipo en los playoffs fue a¨²n mejor. Se plantaron en las Finales tras ceder un solo encuentro (en primera ronda ante los Timberwolves). Lakers y Blazers fueron barridos por la maquinaria spur.
Por su parte, en los Knicks el camino no fue tan apacible. Las expectativas creadas en torno a la franquicia con las incorporaciones de Marcus Camby y Latrell Sprewell se enfriaron al poco de iniciar la temporada. La qu¨ªmica en el vestuario no se construye de la noche a la ma?ana y si las lesiones se ceban con tu gran referente, Patrick Ewing, y con otros jugadores llamados a ser protagonistas como el propio Sprewell, las circunstancias se agravan. Con el puesto de Jeff Van Gundy en la cuerda floja y en plena pugna por hacerse con la octava posici¨®n en el Este, la franquicia opt¨® por despedir a Ernie Grunfeld, general manager y aut¨¦ntico arquitecto de la plantilla. Los de Manhattan acertaron y consiguieron obtener el ¨²ltimo billete para la postemporada. Ya en ella, acabar¨ªan deshaci¨¦ndose (3-2) en primera ronda de los Heat gracias a un lanzamiento sobre la bocina de Allan Houston en el quinto duelo. Segu¨ªan adelante. Atlanta e Indiana no supondr¨ªan un problema. Los poderosos Spurs pasaban a ser el ¨²ltimo obst¨¢culo que se interpon¨ªa de cara a conseguir el tercer anillo.
Sin embargo, la baja de Ewing tras la lesi¨®n que sufri¨® en la pierna izquierda durante la final de la Conferencia Este acab¨® siendo determinante. New York a?or¨® en exceso a su p¨ªvot y no consigui¨® parar a las 'Torres Gemelas' texanas. Robinson y Duncan supieron sacar provecho de esta circunstancia. Entre ambos promediaron 44 puntos y m¨¢s de 25 rebotes y 5 tapones a lo largo de una serie que no se acabar¨ªa prolongando en exceso. Los de Popovich firmar¨ªan el certificado de defunci¨®n de sus mermados rivales en el quinto encuentro, precisamente el m¨¢s igualado de toda la eliminatoria y el ¨²nico que se resolvi¨® en los instantesfinales. Curiosamente, fue Avery Johnson el h¨¦roe de aquel encuentro disputado en el Madison Square Garden. El base honr¨® la confianza ciega que Popovich ten¨ªa puesta en ¨¦l con un lanzamiento desde la esquina izquierda a 47 segundos del final que estableci¨® el definitivo 77-78. Antes Duncan hab¨ªa vuelto a dominar a su antojo (31 puntos y 9 rebotes), dando r¨¦plica al partidazo de Latrell Sprewell (35 puntos y 10 rebotes), el gran referente knick a lo largo de las Finales. Sin embargo, su lanzamiento a la desesperada no logr¨® sortear el poder¨ªo de la pareja de p¨ªvots texana, sirviendo dicha imagen como met¨¢fora de lo que fue la serie.
Antes los Spurs se impusieron con claridad en los dos primeros duelos, los ¨²nicos que jug¨® como local. Con el traslado a Nueva York, los Knicks encontraron un resquicio en el tercer encuentro (89-81) gracias a la gran actuaci¨®n de Allan Houston, autor de 34 tantos (la ¨²nica vez que super¨® la barrea de los 20, otro indicio m¨¢s de lo carentes que estuvieron de referentes anotadores). En el cuarto duelo ambos quintetos rayaron a buen nivel, pero la superioridad texana en el rebote (49 capturas por 34) acab¨® resultando crucial. Avery Johnson simplemente remat¨® dos d¨ªas m¨¢s tardes el gran trabajo de San Antonio, a la par que los Knicks fueron iniciando de una manera lenta y dolorosa su descenso a los infiernos.
Aquellas Finales nos depararon dos datos a tener en cuenta. El primero, el de las pobres anotaciones logradas por ambos equipos. Ni Spurs ni Knicks alcanzaron los 100 puntos en ninguno de los cinco partidos, es m¨¢s s¨®lo los de Popovich pudieron superar los 90 en una ocasi¨®n (96 en el cuarto duelo). Tal escasa producci¨®n no es achacable a ninguno de ambos contendientes, sino a la vor¨¢gine defensiva en la que se encontraba inmersa la Liga durante aquella ¨¦poca. El otro dato revela la forma de entender el baloncesto que ten¨ªan y siguen teniendo los Spurs de Pop. Ese apuesta por el juego en equipo, el movimiento de bal¨®n con criterio, la necesidad de lograr ese extra pass para encontrar a un compa?ero mejor situado se traduce en la escandalosa cifra de asistencias sumadas a lo largo de la eliminatoria: 101. M¨¢s de 20 por encuentro.
Ese es la cifra que indica que los texanos han marcado una ¨¦poca. Que su legado, independientemente de lo que ocurra en el desenlace de estas Finales, ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ que el n¨²mero de anillos que puedan esgrimir. Lo destacable es la manera y el c¨®mo los consiguieron. Un equipo inmortal, que se ha mantenido impasible al paso del tiempo. El 'Almirante', Johnson, Elie o Elliott ya no contin¨²an en el equipo, pero los Gin¨®bili (casualidad o no, drafteado ese mismo verano), Parker y ahora Leonard se han mantenido fieles a una tradici¨®n que guardan dos leyendas de las que, agrad¨¦zcanselo a quien quieran, a¨²n podemos disfrutar en vivo: Gregg Popovich y Tim Duncan.