El rey del Oeste vuelve a la final

El campe¨®n del Oeste defender¨¢ corona y espera rival del dram¨¢tico (literalmente) duelo que todav¨ªa dirimen Thunder y Clippers, los dos mejor posicionados ya en el arranque la temporada para aspirar a usurpar su trono. Es la tercera final de Conferencia seguida para los tejanos, la novena desde que aterriz¨® Tim Duncan en 1997. Y la alcanzaron despu¨¦s de un d¨ªa m¨¢s en la oficina, otra de esas noches de ejecuci¨®n perfecta y superioridad aplastante que s¨®lo zozobr¨® por la lesi¨®n de Tony Parker. El base franc¨¦s apenas jug¨® diez minutos en el primer tiempo (no anot¨®) y se fue al vestuario con molestias en los isquiotibiales. Una amenaza de problema may¨²sculo para lo que est¨¢ por venir que a priori, y seg¨²n el primer vistazo de los m¨¦dicos, qued¨® en susto.

Sin su (hoy por hoy) mejor jugador, muchos otros hubieran pasado por apuros, como m¨ªnimo por una peque?a fase de ajuste dentro del partido. Los Spurs no. La preocupante noticia hubiera puesto al menos un poco nerviosos a casi todos los entrenadores de la NBA. No a Popovich, que lleva con los brazos cruzados y el gesto inmutable desde alg¨²n punto de la serie ante los Mavericks. Los Spurs ganaron por l¨®gica, un profesor aleccionando en filosof¨ªa y biolog¨ªa a un alumno, Portland Trail Blazers, que tom¨® notas y que cierra una estupenda temporada que Lillard defini¨® tras el partido en una palabra: crecimiento. Los Spurs ganaron por 22 y se han llevado por una diferencia media de m¨¢s de 21 puntos (y anotando en promedio superior a 113) sus ¨²ltimos cuatro partidos en el AT&T, el s¨¦ptimo de la eliminatoria ante los Mavs y los tres que han jugado ante los Blazers. Ocho victorias m¨¢s en su cubil y ser¨ªan campeones: tienen ventaja de campo garantizada ante todo el mundo despu¨¦s de su 62-20 de la Regular Season.

El triunfo, adem¨¢s, marca el 109 en playoffs para el tr¨ªo Duncan-Gin¨®bili-Parker, en el filo ya de superar al laker Magic-Kareem-Cooper. Historia en movimiento tras un partido con poca historia. Despu¨¦s de tomarse un d¨ªa libre en el cuarto y permitir una modesta alegr¨ªa a los Blazers, los Spurs pusieron ritmo de crucero y sacaron de pista a un rival que se sinti¨® siempre inferior: lo era. San Antonio tir¨® al principio del partido (8-1) y Portland aguant¨® (19-19, primer cuarto); Tir¨® en el segundo parcial (45-30) y su rival hizo la goma (51-44 al descanso); Tir¨® para abrir el segundo tiempo (59-44) y empez¨® a ver lejos a un enemigo que ya boqueaba; Y tir¨® en el arranque del ¨²ltimo cuarto para dejar definitivamente a a?os luz a unos Blazers que ya estaban iniciando sus vacaciones: 95-67 sobre el minuto 40. La ejecuci¨®n sumar¨ªsima fue un despliegue en formato cl¨ªnic, los de Oregon viendo en directo lo que quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa sean: una coreograf¨ªa perfecta en los dos lados de la pista, presi¨®n inteligente en defensa, circulaci¨®n en ataque y una tonelada de puntos en transici¨®n. El 6-18 en p¨¦rdidas (3-12 tras el descanso) marc¨® el v¨ªa crucis de los de Stotts porque jugaban contra un equipo extraordinario que les obligaban a equivocarse y les hac¨ªa pagar cada uno de esos errores.

Sin Parker y con un Gin¨®bili discreto que se dedic¨® a dirigir el tr¨¢fico en ausencia del franc¨¦s, los estiletes fueron primero Duncan (16 puntos, 8 rebotes) y despu¨¦s Mills y un Green que sum¨® 22 puntos, los mismos que en los cuatro partidos anteriores. Y siempre Leonard, ese h¨¦roe silencioso que no da titulares ni demasiados highlights pero al que se le cae el baloncesto de los bolsillos: 22 puntos, 7 rebotes, 5 robos y otra matr¨ªcula de honor en aplicaci¨®n de la doctrina Popovich. H¨ªper concentrado en defensa, inteligente en ataque y con una asombrosa capacidad para asumir el liderazgo que dej¨® vacante Parker con absoluta naturalidad. Despu¨¦s del paso por el dentista que fue dejar atr¨¢s a los Mavericks de Carlisle, esta eliminatoria ha sido un rodaje necesario para un equipo que parece otra vez listo para los grandes retos. Como siempre.

Para los Blazers queda un mal sabor de boca que durar¨¢ apenas unos d¨ªas. Han sido sacados de pista por una m¨¢quina supers¨®nica que s¨®lo ha dejado a su paso una estela negra y plateada. La que quieren seguir en Oregon, la que quieren seguir en realidad casi todos los buenos equipos. Los Spurs no eran los Rockets y Lillard y Aldridge tuvieron que sudar demasiado cada punto mientras que Batum y Matthews no tuvieron tiros abiertos. Sobre su defensa, todav¨ªa punto d¨¦bil, se ceb¨® Parker durante tres partidos y mientras pudo haber alg¨²n atisbo de eliminatoria. Demasiado rival pero una buena experiencia para un equipo al que casi nadie esperaba tan lejos, tan tarde en el calendario. En el a?o en el que deb¨ªa crecer y aspirar a playoffs, ha volado por encima de las expectativas con un primer tercio de temporada primoroso y un triunfo en primera ronda para el recuerdo. Suficiente: su quinteto es uno de los m¨¢s equilibrados de toda la NBA y su banquillo una asignatura pendiente. Pero a partir de un n¨²cleo liderado por Aldridge (26¡¯2 puntos y 10¡¯6 rebotes por partido en playoffs) y la estrella deslumbrante que acompa?a cada paso de Lillard (22¡¯9 puntos, 5¡¯1 rebotes y 6¡¯5 asistencias de media en su primera visita a la postemporada: 23 a?os), todas las miradas estar¨¢n puestas en este equipo cuando llegue noviembre. Porque mitad de mayo sigue siendo hora de los que se esperaba y nunca fallan, hora de San Antonio Spurs.