ROCKETS 105-BLAZERS 112 (0-2)
No hay ant¨ªdoto contra Aldridge
Los Rockets, superados por el ala-p¨ªvot: 43 puntos tras los 46 del primer partido. Harden sigue atrapado por la defensa de los Blazers, que viajan a Oregon con 2-0 en el zurr¨®n.
El 28 de junio de 2006 los Bulls, con una primera ronda que le hab¨ªan sacado a los Knicks, le dieron el n¨²mero 2 del draft al LaMarcus Aldridge y al instante lo mandaron a Portland Trail Blazers a cambio de Tyrus Thomas y Viktor Khryapa. Fue un draft en el que el n¨²mero 1 fue Bargnani, el 3 Adam Morrison, y el 4 y el 5, Tyrus Thomas y Shelden Williams. Por la gatera, sin embargo, fueron seleccionados Rajon Rondo o Paul Millsap. Casi ocho a?os despu¨¦s y en plena madurez (28 a?os), Aldridge es uno de los mejores ala-p¨ªvots de la NBA. No uno de los m¨¢s espectaculares, ni uno entre los m¨¢s exc¨¦ntricos ni desde luego uno de los que m¨¢s se pasean por los highlights. Uno de los mejores. Como su equipo tambi¨¦n ha volado por debajo del radar en los ¨²ltimos a?os y desde que se cay¨® el proyecto Roy/Aldridge/Oden (lo que podr¨ªa haber sido¡), algunos entre el p¨²blico menos habitual quiz¨¢ le est¨¦n descubriendo ahora. Bien, pues este en LaMarcus Aldridge: una bestia de 2¡¯11 que es un alero de cara y a seis metros del aro y un p¨ªvot de espaldas y en el poste bajo. Fundamentos, mu?eca, inteligencia y liderazgo positivo. Houston Rockets pierde 0-2 y est¨¢ en la lona, al borde del K.O. porque no tiene ant¨ªdoto contra Aldridge durante m¨¢s de tres cuartos de partido¡ ni en los instantes decisivos contra ese peque?o demonio con sangre de hielo que es Damian Lillard.
Aldridge firm¨® en el primer partido 46 puntos y 18 rebotes con 17/31 en tiros de campo. Esta vez se fue a 43 (18/28), 8 y 3 tapones. En dos partidos, y fuera de casa, 44¡¯5 puntos y 13 rebotes de media. ?C¨®mo de gigantesco es eso? As¨ª: Es el primer jugador desde LeBron en 2009 que supera los 40 puntos en dos partidos de playoffs consecutivos y fuera de casa. Sus 89 puntos en los dos primeros encuentros de una serie son algo que s¨®lo hab¨ªan logrado en los ¨²ltimos 50 a?os Michael Jordan, Jerry West y Allen Iverson. M¨¢s: Tracy McGrady en 2003 hab¨ªa sido el ¨²ltimo, hasta ahora, en superar los 43 puntos en dos partidos seguidos de playoffs. A los Rockets, que pierden dos partidos consecutivos en casa por primera vez desde la primera quincena de noviembre, les ha tronchado de esta manera Aldridge en sus ¨²ltimos cinco duelos directos: 31 puntos y 25 rebotes, 27+20, 28+12, 46+18 y 43+8.
Los n¨²meros dan miedo. M¨¢s all¨¢ de ellos, la sensaci¨®n de dominaci¨®n del imperial Aldridge ha puesto del rev¨¦s una eliminatoria que viaja a Oreg¨®n con los Rockets heridos de muerte. Les espera el Moda Center, que es el viejo Rose Garden: una de las canchas m¨¢s calientes de la NBA. Si el primer partido fue un milagroso ejercicio de supervivencia de los de Terry Stotts, este segundo fue una cuesti¨®n de l¨®gica, una victoria impregnada de jerarqu¨ªa desde que la salida pirot¨¦cnica de los tejanos se hab¨ªa apagado una vez superado el ecuador del segundo cuarto. Aldridge sumaba 23 puntos en el descanso y descerraj¨® 16 en el tercer cuarto y en plena carga de los Rockets: cuando un 58-67 se convirti¨® en un 73-72, en el momento m¨¢s caliente que vivi¨® el Toyota Center, Aldridge enlaz¨® suspensi¨®n tras suspensi¨®n en una pesadilla fotocopiada para Asik, vendido en una persecuci¨®n imposible, demasiado lejos del aro, de un jugador escandalosamente superior. Con cada tiro desde el flanco izquierdo que quir¨²rgicamente anot¨® Aldridge, se iban cayendo un poco m¨¢s los Rockets. Los rostros, los hombros, los brazos. El lenguaje gestual mostr¨® la erosi¨®n del que siente que haga lo que haga, ser¨¢ insuficiente. Aldridge enfr¨ªo la revoluci¨®n y Lillard le ech¨® el cepo, otra vez, en los minutos decisivos: seis tiros libres sin fallo, dos despu¨¦s de un rebote de ataque absolutamente decisivo (con 98-102 y a falta de 50 segundos) y una asistencia genial a Matthews justo despu¨¦s y para el 100-106. El base llevaba anot¨® 9 puntos en tres cuartos termin¨® con 18. Una serie discreta de tiro, agobiado por Beverley, pero 11 asistencias y 8 rebotes. En el segundo partido de playoffs de su vida, despu¨¦s del 31+5+9 del primero. En¨¦sima constataci¨®n: ha nacido una s¨²per estrella.
Harden, en el punto de mira
Los Blazers fueron esta vez mucho m¨¢s s¨®lidos. Ni Batum ni Matthews est¨¢n brillando en ataque pero se dan relevos en una destrucci¨®n de James Harden perfectamente ejecutada por el franc¨¦s y sus kilom¨¦tricos brazos. Esta vez s¨ª apareci¨® el banquillo: 28 puntos entre Williams y Wright con triples importantes en momentos trascendentes. Los exteriores apagan a Harden, Robin Lopez da mala vida a Dwight Howard y los Rockets son un equipo cuya fe est¨¢ desapareciendo a medida que pasan los minutos de eliminatoria. En la segunda parte, cuesta arriba, s¨®lo anotaron con fluidez en transici¨®n y a base de tiros libres. En cinco contra cinco, nada despu¨¦s de un primer cuarto en 31-23 y con 19 puntos y 9/12 en tiros de Dwight Howard. El p¨ªvot llevaba 25 y 8 rebotes en el descanso y termin¨® con 32 y 14. Buenos n¨²meros, poca incidencia en el tramo decisivo. Desde luego insuficiente si no entran definitivamente en la serie ni Parsons ni por supuesto Harden. El primero termin¨® con 15 puntos, todos en la segunda parte, pero una serie de tiro de 5/15 (0/3 en triples). Y Harden se qued¨® en 18, 6/19 y 4 asistencias¡ para 5 p¨¦rdidas. Encajonado entre los especialistas defensivos de Portland y las ayudas de los hombres altos, Harden es el alma en pena de las finales de 2012. No suma, no lidera, no resuelve y sobre todo no transmite. Se queda congelado tras cada p¨¦rdida, con la mirada en el parqu¨¦ y sin volver hacia atr¨¢s. Se enreda en un bote interminable sobre la cabeza de la zona hasta desaparecer en un perpetuo laberinto. Harden, hasta ahora 14/47 en tiros y 6/19 en triples, est¨¢ alimentando las cuestiones sobre su car¨¢cter cuando chirr¨ªa la guillotina. Unas dudas que son una alfombra roja para unos Blazers con un plan que est¨¢ funcionando a pies juntillas. Ahora mismo, la pareja Lillard-Aldridge est¨¢ destrozando a Harden-Howard. Y Parsons no est¨¢ siendo desde luego m¨¢s influyente que Batum. As¨ª que a McHale, que prueba y prueba, se le est¨¢n agotando los argumentos por la v¨ªa r¨¢pida. Su equipo est¨¢ ya al borde la hambruna.
Desde luego, los Rockets tienen potencial para invertir la situaci¨®n. Desde luego, Harden tiene dentro baloncesto para redimirse. Pero ahora mismo la serie tiene color blazer, en camino ya adem¨¢s hacia el cubil del viejo Rose Garden, donde adem¨¢s podr¨¢n subir todav¨ªa m¨¢s las revoluciones defensivas. Remontar un 0-2 es un trabajo tit¨¢nico, casi un imposible. Houston ya no necesita buenos jugadores: necesita h¨¦roes. Porque el mejor jugador, de esta serie y de lo que llevamos de playoffs, juega en los Trail Blazers y se llama LaMarcus Aldridge.