El Olympiacos anula al Madrid y habr¨¢ quinto partido el viernes

Ah¨ª lo tienen, el Palacio de la Paz y la Amistad. Con su humo y sus petardos, con su parafernalia. Cancha maldita era el lunes antes del tercer partido y cancha maldita sigue siendo ahora. En trece duelos con el Olympiacos en El Pireo, el Madrid ha perdido doce. Bartzokas y sus jugadores han conseguido lo que todos los clubes juntos no hab¨ªan logrado en seis meses, que los de Laso tropiecen dos veces seguidas. No hay quinto malo, dicen, pues ya est¨¢ aqu¨ª para desempatar la serie (2-2): el viernes en el Palacio (20:45, Canal+ Deportes).

Esta vez los rojos anularon la maquinaria de guerra blanca, su ataque, su velocidad, su control del ritmo. Y para ello arriesgaron atr¨¢s y concedieron los tiros libres que hicieran falta (28). Pero la consigna era clara: ni un contraataque ni una canasta f¨¢cil. Hace una semana el Olympiacos entendi¨® que jugando a lo mismo que el enemigo no podr¨ªa con ¨¦l, y se ha rearmado con una gran defensa colectiva. Equipo (los 62 puntos del Madrid son su marca m¨¢s baja de la temporada).

Rudy volvi¨® a brillar (18 puntos, 8 rebotes y 26 de valoraci¨®n), pero se qued¨® solo. Sergio Rodr¨ªguez tuvo una de sus peores noches en esta Euroliga, Mirotic no sac¨® la cabeza, tampoco Llull, ni siquiera Reyes. Gran trabajo de Darden en ambos lados de la cancha y... ya. Fatiga, en especial la de los bases. Fundidos sin Draper y sin un Carroll ¨²til. Y, enfrente, otra vez un Dunston desequilibrante (13 tantos, 9 capturas y 25 de valoraci¨®n). Empuje clave para romper el choque en el inicio del ¨²ltimo cuarto. Sergio estrenaba su marcador (49-49) y, entonces, surgi¨® Dunston: seis puntos seguidos de furia y una brecha que ya no se cerr¨®. Le dio apoyo Lojeski y, en momentos importantes, Spanoulis y Printezis. Tambi¨¦n el joven y prometedor Papapetrou en ausencia de Perperoglou. D¨ªa negro para el Madrid, aunque con una buena revancha a la vista todo duele menos.

Para ver la cara y la cruz visitante no hubo que esperar al descanso, a un par¨®n brusco. Bast¨® con avanzar de un cuarto a otro, del primero al segundo. De una magn¨ªfica puesta en escena, con dominio del ataque y buena defensa (s¨®lo pinchaba en el rebote), a un hundimiento ofensivo total, sin ideas, sin saber c¨®mo responder a los continuos cambios de marcaje del Olympiacos. Sergio Rodr¨ªguez se quedaba con un p¨ªvot y Reyes con un exterior, pero esa te¨®rica ventaja no era tal. Los blancos no sacaban provecho, aunque intentaban no obsesionarse, no condicionar su juego por esa disposici¨®n del rival. Y no lograron ni lo uno (la ventaja al poste o en el per¨ªmetro) ni lo otro (despreocuparse de los cambios y mantener la fluidez).

Del 10-16, al 32-21. Parcial de 22-5. El Real pasaba de encestar por encima del 50% de acierto a fallar sus once primeros lanzamientos en el segundo cuarto. Tard¨® 8:15 en embocar un bal¨®n en juego. Hasta entonces s¨®lo tiros libres. Le salv¨® del cataclismo completo el cambio de inercia en el rebote con la energ¨ªa de Reyes y Mejri, con Darden (perfecto en la marca de Spanoulis). La estrella griega no se estren¨® hasta casi el intermedio. Eso s¨ª, cinco puntos seguidos: 37-29.

Spanoulis volvi¨® a mostrar su determinaci¨®n al final (7 asistencias). Anot¨® con frialdad tras un nuevo empell¨®n de Rudy: 60-56. Dunston remachaba tras un rebote ofensivo. El Madrid hab¨ªa tratado de reordenarse generando espacios con Bourousis. Funcion¨® en parte; falt¨® el acierto. De jaque al Olympiacos el pasado jueves a tablas ahora. Este viernes mueven blancos, mueve el Palacio. La batalla final por la Final Four. El Madrid, ante su gran oportunidad. Y el campe¨®n, a defender su corona con u?as y dientes. Ba-lon-ces-to.