REAL MADRID 76 - BARCELONA REGAL 72
El Madrid toma ventaja con una remontada de campeonato
El Bar?a ten¨ªa todo de cara, pero el equipo de Laso resucit¨® en el ¨²ltimo cuarto por su gran defensa, por Sergio Rodr¨ªguez y por un parcial de 10-0. Pol¨¦mica a 2 segundos del final.

Parec¨ªa que la ruleta dir¨ªa azulgrana, pero cant¨® blanco por obra y gracia de Sergio Rodr¨ªguez (12 puntos en ¨²ltimo cuarto), por su fe ganadora y por cortar el contraataque final de Sada con la ayuda de Llull. Lo gan¨® el Madrid y lo perdi¨® el Bar?a: 1-0 decisivo, y lo es tanto porque en la historia de los Cl¨¢sicos siempre se llev¨® la eliminatoria quien golpe¨® primero. Siempre en los 30 a?os de existencia de los playoffs.
El baloncesto es una partida de ajedrez que se juega con peones de carne y hueso, en la que el f¨ªsico y el talento condicionan casi siempre el desenlace, pero en la que el factor mental representa un papel clave. Como el deseo y la motivaci¨®n del Madrid para darle al rival un revolc¨®n importante de salida (21-14). Como la cabeza, la del Bar?a y la de Xavi Pascual, para capear con templanza el frenes¨ª local y vestirlo de miedo, el de la amenaza de la derrota en casa en el partido m¨¢s importante de todos los playoffs.
La forma en la que el calcet¨ªn se revolvi¨® sobre sus costuras en el segundo cuarto fue muy del Madrid, hay que decirlo, y nos record¨® a la final¨ªsima de la pasada Euroliga. Los blancos pasaron de anotar con fluidez (triple en escorzo incluido de Llull sobre la bocina), de hacer un trabajo efectivo en defensa, a deambular sobre la pista en cinco minutos en los que encajaron un parcial de 2-16 (14-31 en ese segundo cuarto). El descanso a Rudy, erigido en hombre-franquicia, les sali¨® caro esta vez. Carroll y Mirotic parec¨ªan de nuevo los de la Final Four y Reyes tampoco pod¨ªa con Lorbek. Repunta el esloveno, y falta que le hac¨ªa al Bar?a.
Cuando el Madrid intentaba agarrar de nuevo el brazo azulgrana para retomar el pulso de t¨² a t¨² (29-34 tras un mate brutal de Rudy), ocurri¨® lo impensable: Sada 'Superstar' (parecido f¨ªsico al margen). Y no, no es que dudemos de la calidad del base, ni de su capacidad para ganar un partido. Pero una cosa es valorarle y otra bien distinta hilar cuatro triples sin fallo en un suspiro (15 puntos al descanso). Recuerden que el Panathinaikos, el de Obradovic y el de ahora, opt¨® por dejarle tirar cuando tuviera el bal¨®n como baza principal de su estrategia defensiva. El Madrid ni siquiera hab¨ªa llegado a tanto; pero Sada se veng¨® igual. Siempre recordar¨¢ el d¨ªa que fue Spanoulis, pese al desenlace amargo.
El Bar?a entr¨® muy r¨¢pido en el duelo porque al Madrid se lo permiti¨® concedi¨¦ndole varios dos m¨¢s uno, faltas de tiro provocadas por la ansiedad. Luego, s¨ª, llegar¨ªan Sada y los triples (seis de los azulgrana en el segundo cuarto, ninguno hasta entonces). Viendo que jarreaba, Laso recurri¨® otra vez a Draper, a un quinteto defensivo, y limit¨® el tiroteo. Apenas 13 puntos encajados en el tercer parcial, aunque la ventaja no bajaba de ocho (50-58). Si el Real segu¨ªa vivo, por muy a remolque que fuera, era gracias a Llull y su empuje constante.
El Bar?a hab¨ªa mordido a su presa, pero como en Londres hace un mes se le volvi¨® a escapar en unos minutos finales ag¨®nicos, porque a nueve del final mandaba por once (50-61). El Madrid es lo que tiene: nunca, nunca se rinde. El Bar?a achac¨® a la falta de rotaci¨®n la remontada en la Euroliga. Con Oleson y Mavrokefalidis en plantilla, ahora no fue ese el motivo. Se?alen m¨¢s bien a Sergio Rodr¨ªguez, a su estado de forma sublime y a la determinaci¨®n de quien pelea por la primera Liga de su carrera. Robos, triples, entradas quebrando cinturas y una defensa, con la ayuda de Llull, para cortar a dos segundos de la bocina la ¨²ltima acci¨®n del partido (73-72), un contraataque de Sada tras escap¨¢rsele el rebote a Mirotic. ?Falta! clam¨® el Bar?a... T¨¦cnica a Navarro y partido resuelto.
?Fue personal? Imposible verlo desde la tribuna de prensa. Muchos dicen que s¨ª, otro que no. Imposible ver nada tampoco en televisi¨®n, ni siquiera fotograma a fotograma con un programa especial de capturas de v¨ªdeo durante m¨¢s de quince minutos. Ni Sergio ni la mano derecha de Llull cometen falta. Con la mano izquierda s¨ª ataca el bal¨®n: no se ve la personal, tampoco lo contrario. Imposible decantarse. Lo ¨²nico seguro es el 1-0 y el papel estelar de Sergio Rodr¨ªguez. Y el de Felipe Reyes sacando pecho bajo la misma l¨ªnea de meta, exactamente igual que en la Final Four. Nada es casualidad. Tambi¨¦n se signific¨® atr¨¢s Slaughter, encabezando de nuevo esa zona 1-2-2 que a mitad de jugada se ajustaba en individual. El Bar?a se diluy¨® al tiempo que el Real se crec¨ªa en el rebote. Qu¨¦ final. El Madrid lo festeja, aunque tiene muchas cosas que corregir; el Barcelona llora, pero se sabe capaz.