Real Madrid - Obradoiro
La magia de Sergio Rodr¨ªguez lanza de nuevo al Madrid
Un parcial de 28-11 en el segundo cuarto rompi¨® el partido. El Blusens Monbus Obradoiro, que comenz¨® bien, fue incapaz luego de reducir la ventaja a menos de diez puntos.
Antes del salto inicial algunos aficionados se quejaban del horario (19:15), pel¨ªn pronto. Todo para que pudiera verse en La 1 y no coincidiera con el Telediario. La asistencia al Palacio se resinti¨®?algo (6.962 espectadores), pero quienes fueron hasta Goya no se arrepintieron. Buen partido y fabulosa arrancada del Blusens Monbus Obradoiro, que puso sobre la mesa su ambici¨®n y aturdi¨® durante un rato, un cuarto, al Madrid.
El equipo gallego demostr¨® no andar de fiesta, sino compitiendo. Les parecer¨¢ normal; no lo es tanto. La historia del playoff o de cualquier gran torneo est¨¢ repleta de sonadas derrotas de clubes debutantes con el ego saciado. No vimos eso y s¨ª una mod¨¦lica circulaci¨®n de bal¨®n para superar a un Madrid con nula, de inicio, autoexigencia defensiva. De ah¨ª que al segundo bloqueo, al tercer pase r¨¢pido, la barrera blanca presentara agujeros?(22-25). Buenas acciones de los p¨ªvots, de los finalizadores, de Mejri, Junyent y Kendall; en general, del bloque en pleno.
Pero mientras el Obradoiro hab¨ªa salido con todo, con la barbacoa a tope y la carne en el asador, y pronto arrastraba problemas de faltas, la chistera de Sergio Rodr¨ªguez aguardaba a¨²n su estreno. Dio un volantazo m¨¢gico al rumbo de su equipo, de derecha a izquierda, directo al carril r¨¢pido. La actitud atr¨¢s hizo el resto. Los de Laso maniataron al rival, ahora vigilantes de los jugadores sin bal¨®n, de los cruces, de los desajustes, de la defensa de esos bloqueos que no se ven en televisi¨®n, que no son directos. Pas¨® de lloviznar para los locales a hacer un sol radiante, con Sergio y su mundo de colores en lo alto del arco¨ªris. Por ¨¦l vale pagar el precio de cualquier entrada.
El achuch¨®n del segundo cuarto, ese parcial de 28-11, le vali¨® al Madrid el 1-0, la primera batalla cay¨® de su lado. La?ventaja se estir¨® hasta los 20 puntos (59-39) y ya no baj¨® de los diez (66-56), aunque los de Moncho Fern¨¢ndez nunca se rindieron. Doce d¨ªas despu¨¦s de la Final Four, el equipo blanco se ha recuperado con madurez de la derrota europea, ha encauzado esa fuerte desilusi¨®n por el camino de la avidez, la de los triunfos, cuando otros quiz¨¢ hubieran perdido el apetito.