El Madrid le da al Bar?a una paliza de otra ¨¦poca

Hace justo doce a?os, en medio de gritos de "humillaci¨®n, en el Pabell¨®n", el genial Djordjevic se dirig¨ªa a una grada enloquecida haciendo el gesto de uno m¨¢s con sus dedos, s¨®lo uno. Como ahora, al Madrid le quedaba un cuarto partido en casa y apenas un triunfo para rematar el t¨ªtulo. Tan cerca y, a la vez, tan lejos. Y, como ahora, hab¨ªa machacado al Bar?a? por 87-61. Ayer, los de Laso calcaron esos 26 puntos y casi el marcador: 85-59.

?Qu¨¦ pas¨® luego? ?Qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana? En aquel junio de 2000 el Bar?a? se reh¨ªzo y forz¨® el quinto en el Palau y... la Liga fue blanca, de Angulo, de un Herreros lesionado y, claro, de Djordjevic? y sus brazos en alto. La historia siempre da lecciones: el Bar?a est¨¢ roto, sin confianza, sin relevos, incluso apunta a fractura interna, y, aunque le quedan los coletazos de Navarro y Lorbek, parece poco; pero la final no muere hasta el KO. Y al Madrid, como se?alaba aquel Sasha exultante, le queda otro empuj¨®n. Una victoria para el doblete (Liga y Copa), para celebrar 19 a?os despu¨¦s, y tras alguna generaci¨®n perdida, un t¨ªtulo en casa, con Florentino en el palco y el Palacio rompiendo a llorar de pura alegr¨ªa. Aqu¨ª no hay Cibeles donde trepar y el Madrid precisa de una fiesta como esa, el impulso para el despegue definitivo de un equipo joven, con mayor¨ªa de jugadores de aqu¨ª, que puede abrir un ciclo ganador y recuperar la esencia de siempre.

Ante todo, este Real es un equipo coral, en el que cualquiera te encabeza un titular. Hoy pondr¨ªamos a Carroll y a un colosal Reyes, que firmaron 23 de los 41 primeros tantos para romper al rival (del 25 iguales a un parcial de 16-0: 41-25). Herida que se desgaj¨® sin opci¨®n de sutura en la reanudaci¨®n: 62-36, con el Bar?a fall¨¢ndolo todo, con 13 puntos en 17 minutos. Ni siquiera una tangana, con Mickeal -que debi¨® ser descalificado- agrediendo a Velickovic, cambi¨® la inercia. 25 rebotes y 13 asistencias (9 de Sergio) m¨¢s, 97 a 43 en valoraci¨®n... Esto huele a cambio de ciclo, aunque a veces el olfato juega malas pasadas.