El Madrid vuelve a topar con sus viejos fantasmas

Se cumpli¨® el pron¨®stico y gan¨® el Bar?a, pero la vida no sigue igual pese a que los azulgrana repitieron la puesta en escena habitual: 27-15. Como siempre, m¨¢s altos y guapos que el rival. Pero hubo volantazo y el gui¨®n tantas veces repetido dio un cambio brusco en los tres ¨²ltimos minutos del primer tiempo. En el escenario donde el Bar?a? ejerce de verdugo sanguinario, el Madrid, hu¨¦rfano del efecto Rudy (se qued¨® en casa con lumbalgia), sac¨® el orgullo que tantas veces ech¨® a faltar. Un parcial de 2-12 le meti¨® s¨®lo dos abajo (35-33) en el descanso. Nuevo decorado.

Los de Laso, blanditos en defensa durante la pretemporada, apretaron atr¨¢s y crujieron a un Bar?a en el que ya nada quedaba? de su estructura inicial. Muchos fallos en el tiro, despistes en defensa, en el rebote; sin el colmillo retorcido de anta?o y sin Navarro: desa?parecido, fall¨®n, precipitado. La brecha se abr¨ªa como una herida mal cosida y el Madrid toc¨® los ocho puntos (46-54) tras encadenar un 13-33. El equipo blanco dominaba los tableros, Pocius era un rel¨¢mpago con espacio por delante, con quiebros, amagos y velocidad; y en el Bar?a Mickeal? no daba el nivel competitivo tras un a?o de taller en taller, solucionando aver¨ªas f¨ªsicas, e Ingles era incapaz de sacar una sola ventaja en el poste ante Carroll (15 cent¨ªmetros m¨¢s bajo).

El Madrid hab¨ªa pateado sus viejos fantasmas, pero no lo hizo lo fuerte que debiera y, en el tramo final, le cayeron encima, de golpe. Miedo a ganar con 60-65, ansiedad, la que vimos en Reyes (jabato en el rebote y desacertado en decisiones claves), en Lull, Carroll y Sergio Rodr¨ªguez... Angustia colectiva. La misma que nunca acompa?a a Navarro, que anot¨® su primera canasta en el cuarto final y termin¨® con 12 puntos. Decisivo otra vez. Venci¨® el Bar?a?, s¨ª; pero este Madrid gusta m¨¢s. Veloz y con los roles bien definidos?. M¨¢s atractivo.