La Caja M¨¢gica pasa p¨¢gina a la crisis blanca

Dicen que despu¨¦s de la tempestad toca calma. Pues de eso, de calma, tuvo el Madrid taza y media. Despu¨¦s de diez d¨ªas convulsos, el pabell¨®n blanco fue un remanso de paz: la Caja Fr¨ªa. Silencio casi sepulcral de inicio roto de vez en cuando por t¨ªmidos aplausos. De la tensi¨®n vivida el s¨¢bado pasado tras la dimisi¨®n de Messina, nada de nada. La grada opt¨® por la pasividad, desconocemos si por conformismo o hartazgo, y respald¨® a la plantilla y a Molin. A todos, menos a Tucker, otra vez pitado por algunos al final. Al americano se le ve hundido. Cada vez que le toca tirar, tiembla, le puede la ansiedad, aunque Molin le alaba por su compromiso en el trabajo.

Quiz¨¢ la afici¨®n del Madrid s¨®lo sea el reflejo del debilitamiento de la secci¨®n, pero se la ve pusil¨¢nime. Despu¨¦s de lo que ha ca¨ªdo, su reacci¨®n fue pitar a Tucker, protestar a los ¨¢rbitros e increpar al veterano Rej¨®n, p¨ªvot rival. Ah, y, al final, pedir una limosna para Velickovic en forma de minutos. Molin lo dej¨® claro: "Lo importante es el equipo, no las individualidades". Le va a utilizar de alero y en funci¨®n del rival. Nole ya lo sabe. En cambio, el t¨¦cnico s¨ª dio continuidad a Vidal y a Begic.

El Madrid tuvo su partido tranquilo, el que necesitaba para pasar p¨¢gina al cap¨ªtulo Messina. Y lo tuvo ante un Meridiano en cuadro, sin Cazorla, Hasbrouck y Rancik, m¨¢s Heurtel y Urtasun tocados. El duelo se resume f¨¢cil: Goliat aplast¨® a David. Demasiado arsenal en la pintura para que el Meridiano diera guerra. Entre los p¨ªvots blancos sumaron 51 de los 80 puntos. En ocho d¨ªas, el Madrid se juega la Final Four. A la plantilla se la ve responsabilizada y hay un t¨ªmido intento de jugar m¨¢s r¨¢pido.