Marbury derrota a Espa?a y Brown la insulta
Pol¨¦mica por la actuaci¨®n arbitral y por un tiempo muerto pedido por Larry Brown a pocos segundos para el final del partido.

Stephon Marbury jug¨® lealmente contra Espa?a y su letal mu?eca clasific¨® a los Estados Unicos para las semifinales ol¨ªmpicas, con 31 puntos de caballero que su t¨¦cnico, Larry Brown, afe¨® con un tiempo muerto, indigno, prohibido en el mundo del baloncesto, cuando el partido ya se hab¨ªa resuelto y s¨®lo quedaban segundos (90-100).
Brown falt¨® al respeto a Espa?a y a su propia selecci¨®n. Esa acci¨®n es tab¨². Gan¨®, pero como un rufi¨¢n. El seleccionador espa?ol no pudo contenerse y al finalizar el choque se lanz¨® a por ¨¦l. Le tuvieron que agarrar en la banda para que el asunto no pasase a mayores. La derrota dol¨ªa. El tiempo muerto de Brown insultaba.
Hasta entonces, el planteamiento t¨¢ctico de Mario Pesquera buscaba sacar a los americanos de la pintura para cortarles la inagotable fuente de puntos que para ellos significa el rebote ofensivo. Espa?a acopl¨® sus defensas alternativas para blindar la zona a¨²n a costa de ceder, intencionadamente, tiros c¨®modos.
Eso le cost¨® una molesta factura en triples, pero tambi¨¦n le libr¨® de las segundas opciones de lanzamiento debajo del aro, un arma letal en manos de la selecci¨®n de USA, que cuando incrusta a sus postes en la zona destroza todo lo que encuentra a su paso.
Gran acierto en tiros de tres
El tremendo acierto de los estadounidenses desde el triple en el primer cuarto dio miedo. Cinco de seis. Parec¨ªa un riesgo suicida concederles tiros tan abiertos. Sin embargo, el conjunto espa?ol sab¨ªa lo que hac¨ªa. Antes o despu¨¦s el cansancio bajar¨ªa los porcentajes del rival.
Adem¨¢s, lo importante era el rebote y, al mismo tiempo, tener fluidez ofensiva. Bien, pues los subcampeones de Europa cubrieron ambos objetivos. El 25-25 del primer cuarto no deja lugar a la discusi¨®n. Cincuenta puntos en diez minutos tampoco entran todos los d¨ªas. Pau Gasol y Juan Carlos Navarro dieron ejemplo con descaro ofensivo para que Espa?a perdiera cualquier posible complejo.
Ninguna selecci¨®n del mundo puede quedarse tan ancha frente a ese caudal de canastas. El segundo cuarto dio menos de s¨ª en el apartado reboteador. En el gran objetivo espa?ol, el rebote, las cosas iban como la seda. Los subcampeones europeos salieron al descanso con siete capturas m¨¢s (veinte por trece), el marcador igualado (43-44) y el partido abierto.
Las series anotadoras hab¨ªan ido y venido por igual, con parciales largos (11-0; 0-10; 9-0;....) y muy r¨¢pidos, en apenas minuto y medio o dos minutos. Por otra parte, Tim Duncan y Richard Jefferson ya cargaban con dos faltas cada uno. Espa?a pisaba suelo firme.
Marbury, letal
Stephon Marbury tambi¨¦n. El que m¨¢s entre los estadounidenses. De sus manos partieron los mismos triples que salieron al principio. El escolta pon¨ªa todas las oportunidades de ruptura americanas en activo. Espa?a las cortaba sin perder la calma una y otra vez. El 50-58 del minuto veintis¨¦is puso la igualdad del partido sobre el alambre.
Los hombres de Larry Brown entendieron que en el tiro pod¨ªan encontrar la baza ganadora. Ve¨ªan las diferentes zonas que aparec¨ªan delante de sus posesiones y se les erizaba la piel. A Marbury no. ?l met¨ªa triples y sosten¨ªa a su equipo. Espa?a segu¨ªa el ritmo, pero Carmelo Anthony le meti¨® m¨¢s presi¨®n con un triple sobre la bocina que cerr¨® el tercer corte (67-74).
La selecci¨®n espa?ola recuper¨® el sitio con rapidez (71-74 m.31). Era un momento vital. Para ambos. Los americanos recibieron dos seguidas de regalo en dos fueras de banda se?aladas al rev¨¦s. Una tercera, a continuaci¨®n, en un contacto debajo del aro no se?alada (71-77).
El ¨¢rbitro mexicano Jos¨¦ Jerem¨ªas Reyes Ronfini incluso quiso anular un triple de Jos¨¦ Manuel Calder¨®n que devolv¨ªa la vida a los hombres de Pesquera (76-80). Su compa?ero Michael Aylen rectific¨® ante las protestas airadas de Gasol y sus compa?eros. El partido no hab¨ªa terminado.
Pero Marbury quiso que acabara. Parec¨ªa harto de meter triples y triples y mantener la incertidumbre. De tanto sentirse c¨®modo en el arco, el genial escolta tom¨® vicio. Sus triples rompieron el sue?o de un equipo que no sab¨ªa lo que era perder en Atenas y, con Espa?a postrada y dolida, Brown pidi¨® ese tiempo muerto penoso. No era necesario. Nunca es necesario. En baloncesto jam¨¢s se hace y, desde luego, el baloncesto siempre pone a cada uno en su sitio.