No existe en el mundo algo que represente mejor los valores del deporte que los Juegos Ol¨ªmpicos. Cada cuatro a?os, todos los pa¨ªses del mundo aparcan sus diferencias y enemistades para admirar a los miles de atletas que representan el respeto, el esfuerzo, las ganas de superaci¨®n y el orgullo de sus naciones. Cuando unos Juegos dan comienzo, no solo se produce una celebraci¨®n deportiva, tambi¨¦n lo es cultural y social, una festividad universal. Por eso, cuando en 4 de septiembre de 1972 el grupo terrorista Septiembre Negro atent¨® contra 11 miembros del equipo ol¨ªmpico israel¨ª en los Juegos de M¨²nich, el mundo entero lo vio como un ataque contra la humanidad.
Pasados 45 a?os de aquel incidente, la tragedia de M¨²nich sigue teniendo gran peso en la memoria colectiva del deporte. En los once JJ OO siguientes, siempre ha habido un espacio para homenajear a las v¨ªctimas de aquel ataque. Y es que si algo nos ha ense?ado la historia del deporte es que cada cual homenajea a sus h¨¦roes e ¨ªdolos en la victoria pero en la desgracia, los homenajes son cosa de todos.
El ¨²ltimo gran ejemplo de dolor colectivo tuvo lugar hace menos de un a?o. El 28 de noviembre de 2016, al otro lado del Atl¨¢ntico, el avi¨®n del Chapecoense, equipo brasile?o que se dirig¨ªa a jugar la final de la Copa Sudamericana, se estrellaba en Colombia, dando muerte a 71 de los 77 pasajeros que viajaban en ¨¦l, entre ellos 19 futbolistas, el presidente, y casi todo el cuerpo t¨¦cnico. En pocas horas, el mundo entero se moviliz¨® para mostrar su apoyo a un equipo que lo hab¨ªa perdido absolutamente todo. El Atl¨¦tico Nacional, su rival en la final que nunca se disput¨®, en un gesto sin precedentes, pidi¨® a la COMEMBOL, bajo el aplauso mundial, que el t¨ªtulo se le otorgara directamente al Chapecoense, con todo lo que conlleva: dinero, clasificaciones, prestigio, primas.... Siempre hay tiempo para ganar t¨ªtulos, no tanto para ayudar a los que lo necesitan en los momentos m¨¢s complicados.
Placas y hooligans
Aquel accidente tra¨ªa inevitablemente a la memoria el desastre a¨¦reo que en 1958 sufr¨ªa el avi¨®n del Manchester United. Murieron 23 personas, entre ellas, siete futbolistas de los ¡®diablos rojos¡¯. Aquel accidente cambi¨® la historia del club brit¨¢nico para siempre. En torno a las cenizas de aquella tragedia, con gran ayuda de otros clubes y de la UEFA, el United creci¨® en apenas 10 a?os y convirti¨® los restos de aquel equipo en todo un campe¨®n de Europa. A d¨ªa de hoy, el United es uno de los equipos m¨¢s influyentes del mundo y la historia moderna del f¨²tbol ingl¨¦s no ser¨ªa la misma sin aquel terrible suceso. Por ello, todos los equipos ingleses que visitan por primera vez Old Trafford, visitan la placa que homenajea a las v¨ªctimas del desastre. Por supuesto, el 6 de febrero de cada a?o, la bandera del estadio del United ondea a media asta. Nadie olvida.
En Inglaterra tampoco olvidan la avalancha de Hillsborough que termin¨® con la muerte de 96 aficionados del Liverpool en un partido entre los 'reds' y el Nottingam Forrest el 15 de abril de 1989. 96 muertos por culpa de los temibles hooligans. Steven Gerrad, una de las grandes leyendas del Liverpool, perdi¨® a su primo peque?o en aquella avalancha. El excentrocampista nunca lo olvid¨®: ¡°Cada t¨ªtulo que gano va por ¨¦l. Aquello me hizo fuerte para convertirme en lo que soy.¡±. A nadie le duele tanto el Liverpool como a Gerrard. No hay mayor homenaje.
Y es que los 80 fueron una ¨¦poca muy dura para el f¨²tbol ingl¨¦s. La d¨¦cada empez¨® con gloria (los brit¨¢nicos ganaron todas las Copas de Europa hasta 1984) y termin¨® con desd¨¦n. Cuando el 29 de mayo del 85 una avalancha en Heysel, antes de la final de la Copa de Europa entre Liverpool y Juventus, acab¨® con la vida de 39 aficionados juventinos, la UEFA grit¨® basta: cinco a?os sin que ning¨²n equipo ingl¨¦s pudiera jugar en Europa. El resultado de aquella severa sanci¨®n fue muy positivo: moder¨® considerablemente el comportamiento de los ultras y la violencia hooligan disminuy¨®. El gobierno brit¨¢nico tambi¨¦n tuvo su parte de culpa. Margaret Thatcher dict¨® la "Football Spectators Act" para erradicar el "hooliganismo" y mejorar la seguridad en los estadios.
El esp¨ªritu de Juanito, Jarque y Puerta
Pero el mundo del deporte no s¨®lo se une para honrar la memoria de las v¨ªctimas en las tragedias colectivas. La muerte en un accidente de coche de Fernando Mart¨ªn, el primer baloncestista espa?ol que fue a la NBA, se vivi¨® como una tragedia nacional. Como se vivi¨® la de Juanito en 1992, tambi¨¦n en la carretera. El adi¨®s al legendario '7' blanco es tan eterno como ¨¦l. En el minuto 7 de cada partido en el Bernab¨¦u, los aficionados madridistas honran su recuerdo al grito de ¡°Illa, illa, illa, Juanito Maravilla¡±. Un gesto parecido al que realizan las aficiones de Sevilla y Espanyol para homenajear el recuerdo de Antonio Puerta y Dani Jarque, ambos muertos por ataques al coraz¨®n cuando viv¨ªan los mejores momentos de su carrera.
Fuera del f¨²tbol tambi¨¦n hay sitio para el recuerdo. Aylton Senna perdi¨® su vida en el GP de San Marino de F¨®rmula 1 en 1994 y nadie en el mundo del motor olvida la figura del que fuera triple campe¨®n mundial. Como tampoco olvidan la de Simoncelli, que tras caerse de su moto GP en 2001 fue atropellado por Colin Edwards y por Valentino Rossi, uno de sus mejores amigos.
Las muertes de Pantani, Urtain y Luis Oca?a o la terrible historia de Andr¨¦s Escobar, jugador colombiano asesinado por un cartel de la droga tras marcarse un gol en propia en el Mundial de 1994, son otros ejemplos de c¨®mo el deporte ha te?ido sus colores alegres al negro m¨¢s oscuro. Por suerte, sus historias y haza?as no quedar¨¢n en el olvido. Si algo ha demostrado el deporte a lo largo de la historia, es que no olvida a sus h¨¦roes ca¨ªdos.