MotoGP retorna a rebufo del drama

El Mundial de MotoGP ha retomado la actividad en Austin con el debate sobre la seguridad en el centro de atenci¨®n. Maverick Vi?ales ha renunciado a competir, a¨²n desolado por la muerte de su primo Dean Berta, de 15 a?os, por un accidente en Jerez hace una semana. Era la tercera v¨ªctima en similares circunstancias en apenas cuatro meses, despu¨¦s de Hugo Mill¨¢n, de 14, y Jason Dupasquier, de 19. La acumulaci¨®n de casos en tan poco tiempo y el arco de edad tan joven de los fallecidos empujan a la reflexi¨®n. Las opiniones de los pilotos de la categor¨ªa reina inciden en tres ideas. La primera, obvia: el motociclismo es un deporte de riesgo. La segunda, esperanzadora: la seguridad ha mejorado enormemente en los ¨²ltimos a?os. La tercera, s¨ªmbolo de la impotencia: la soluci¨®n es complicada, sobre todo cuando las tragedias suceden por el golpeo de otros pilotos una vez en el suelo. En este sentido s¨ª hay algo que se puede hacer: rebajar la parrilla. La carrera de SSP300 donde compet¨ªa Berta ten¨ªa 42 participantes, por 30 de Moto2 y Moto3, y 22 de MotoGP. Demasiados.

Dorna, que organiza los Mundiales de MotoGP y Superbike, adem¨¢s de carreras de promoci¨®n, ya ha anotado ese remedio, junto a una alarma telem¨¢tica que avise al resto de pilotos de las ca¨ªdas y al aumento de un a?o del debut de los competidores. Son pasos para avanzar. Sobre una moto habr¨¢ inevitablemente desgracias, porque el riesgo es inherente a la velocidad, pero se trata de reducir el peligro. El factor humano existir¨¢ siempre. Y nada aportan declaraciones impresentables como las de Michel Fabrizio, que culpa a Marc M¨¢rquez de mal ejemplo, porque los j¨®venes quieren imitar su pilotaje. ?Claro! En todo deporte, los chavales quieren emular a los campeones. No a los perdedores. En un problema tan sensible como la seguridad, hay debates m¨¢s serios en los que ocuparse.