Buen entrenador y mala persona
En cosa de un mes, por los casos de Rubi, Robert Moreno y Valverde, he escuchado varias veces que para ser buen t¨¦cnico hay que ser mal tipo. Reflexiono sobre ello.

Hace bien poco, para entender qu¨¦ estaba sucediendo en torno a Rubi, pregunt¨¦ a mi b¨¦tico de cabecera y recib¨ª una respuesta inquietante: ¡°Si es que para ser buen entrenador hay que ser mala persona¡¡±. Al poco tiempo de aquel dardo volv¨ª a tantear a los colegas que siguen a la Selecci¨®n para entender las cuitas entre Robert Moreno y Luis Enrique. Y una reflexi¨®n me puso las orejas tiesas: ¡°Si es que para ser buen entrenador hay que ser mala persona¡¡±. El d¨¦j? vu encendi¨® mis intermitencias. ?Habr¨¢ algo de verdad en la afirmaci¨®n? ?La estad¨ªstica refuerza esta teor¨ªa? Quer¨ªa escribir de ello. Sin embargo, la falta de tiempo y la acumulaci¨®n de tareas me obligaron a aplazar la escritura, no sin dejar de rumiar el asunto. Hasta que otro foll¨®n, esta vez con Valverde como protagonista y con Piqu¨¦, Nueva York y las s¨²plicas para salir de fiesta como reclamo, me hizo rescatar la libreta de Mr. Pentland justo ahora que este blog cumple siete a?os. El encargado de resumirme el cap¨ªtulo de ¡®Matchday¡¯, en el que se cuestiona el liderazgo del t¨¦cnico del Bar?a, no sabe bien lo decisivo que ha sido para que haya arrancado este art¨ªculo: ¡°Si es que para ser buen entrenador hay que ser mala persona¡¡±.
He intentado descifrar lo que hay oculto tras esta sentencia tan manida. Y para ello he echado mano de t¨¦cnicos, profesores, psic¨®logos y otros profesionales para que arrojaran algo de luz. Intuyo que, por encima de todas las lecturas, esta frase pronunciada por demasiada gente de toda clase y condici¨®n, resume en su interior que los entrenadores conciliadores, de perfil bajo, serenos y sin estridencias duran poco o viven en un continuo terremoto. A Rubi, Robert Moreno y Valverde podr¨ªamos sumarle cualquiera de un tono similar al de Del Bosque. Mientras, los m¨¢s altivos, impulsivos, duros, algo agrios, con una personalidad desbordante e incluso estridente, como pueden ser Luis Enrique, Guardiola, Mourinho, Simeone, o como eran todos los del corte de Luis Aragon¨¦s, se adaptan mejor al medio. Sinceramente, no me creo nada ya que la ciencia no nos aclara esto con investigaciones y, adem¨¢s, en el curso de entrenadores no existe ninguna asignatura que eval¨²e la bondad o la maldad del personal.
Por eso, he seguido el modus operandi habitual cuando no entiendo algo de lo que me rodea. Primero he indagado en mi pasado en busca de alguna que otra experiencia. Y, qu¨¦ quieren que les diga, en este escenario ha sido peor el remedio que la enfermedad. Los mejores entrenadores que tuve no los llevar¨ªa jam¨¢s a comer a casa, mientras que a los m¨¢s flojos a¨²n les felicito por Navidad. Despu¨¦s, ante la ausencia de soluciones, he recurrido a uno de los psic¨®logos deportivos con m¨¢s futuro de este pa¨ªs, Rafael Mateos: ¡°Hay que definir muy bien qu¨¦ es ser bueno y qu¨¦ es ser malo a nivel de comportamientos y qu¨¦ incluimos en esas etiquetas. Si lo de Valverde de dejarles salir de fiesta en Nueva York es de buenas personas, pues no me gusta. Y si la rigidez de Luis Aragon¨¦s con Romario cuando estaba en el Valencia es de malas personas, pues me gusta. Es complicado. Dentro de una expresi¨®n coloquial hay muchos grises. Luego hay que a?adir otro problema: la diferencia entre lo que percibe cada jugador de su entrenador¡±. Por ¨²ltimo, he echado mano de Iv¨¢n Rivilla, que adem¨¢s de paisano es uno de los mejores formadores que hay en Espa?a sobre este deporte: ¡°Dirigir un grupo de jugadores/personas implica tener capacidad de gesti¨®n y liderazgo. Para liderar, hay que llegar al grupo, implic¨¢ndole emocionalmente. Lo importante adem¨¢s de los argumentos que utilizamos es c¨®mo lo hacemos y ah¨ª viene la terna de poli bueno/poli malo. Mi opini¨®n es que siempre la actitud positiva, amable y de construcci¨®n es m¨¢s beneficiosa que la actitud cr¨ªtica, destructiva y de reproche. Quiz¨¢s los vestuarios consolidados con profesionales de gran experiencia requieran una labor de autogesti¨®n importante y ah¨ª, la capacidad del entrenador de delegar su ¡°ego¡± a un segundo plan es vital. ?Debemos tratar a todos los jugadores igual? Pues tampoco. Si tengo que decantarme por uno de los dos perfiles, lo har¨ªa con el de poli bueno. La labor del entrenador tiene que ver con ser capaz de no desperdiciar el talento, posibilitarlo y estimularlo¡±.
Mi conclusi¨®n, que no tiene por qu¨¦ ser la conclusi¨®n, es que las frases de esta sentencia traicionera (¡°si es que para ser buen entrenador hay que ser mala persona¡¡±) es mejor reformularlas por separado porque mezclan conceptos y desvirt¨²an la realidad. Propongo una alternativa: ¡°Para ser buen entrenador hay que entrenar correctamente¡± y ¡°para ser buena persona hay que comportarse debidamente como individuo¡±. Independientemente de los resultados y de las opiniones subjetivas de los dem¨¢s. En el terreno puramente deportivo ser buen o mal entrenador depende exclusivamente de las conductas que el preparador realice como gestor de grupos y responsable de la toma de decisiones, como l¨ªder, como comunicador, como mediador en el conflicto y la negociaci¨®n, como planificador, como organizador de objetivos y tareas y, entre otras cosas m¨¢s, como formador y divulgador de conocimientos. No hay otra receta. Se puede donar dinero, no matar ni a una mosca y ser fiel de por vida pero, a la vez, se puede ser un desastre al frente de un equipo. Ahora, veo m¨¢s complicado ser un buen entrenador sin ser una buena persona, ya que para dirigir se necesita echar mano de muchos comportamientos diarios que ser¨ªan muy dif¨ªciles de ejecutar si no los tienes entrenados: la empat¨ªa, la generosidad, la capacidad de escucha, la cooperaci¨®n... No hay una verdad absoluta, y lo ideal es ser bueno viviendo y bueno entrenando, pero lo ¨²nico claro es que todo, absolutamente todo, se mejora si se quiere y se trabaja.
Si, aun as¨ª, alg¨²n entrenador tiene dudas de c¨®mo ser bueno ejerciendo, que lea con detenimiento el libro de Iv¨¢n Rivilla ¡®30 H¨¢bitos para ser un entrenador de f¨²tbol m¨¢s efectivo¡¯. ?l ense?a el camino. El que necesite otro empuj¨®n, que recurra al trabajo de Rafael Mateos en TYM. Y, si a¨²n as¨ª, hay quien sigue sin aclarar qu¨¦ es lo que caracteriza a un buen t¨¦cnico, que recuerde lo que siempre dice un maestro como Guardiola: ¡°Lo que caracteriza a buen entrenador es lo que los jugadores dir¨¢n de ¨¦l cuando todo haya terminado¡±.