Triple de Sagan en la oscuridad
Nos perdimos tres kil¨®metros decisivos por una inoportuna aver¨ªa de la realizaci¨®n televisiva de Noruega. Nos tuvimos que conformar con el sprint.

El domingo de Mundial es un d¨ªa especial. Correr por pa¨ªses le da un car¨¢cter diferente al ciclismo. Por eso siempre me ha gustado tener el televisor encendido desde la salida. En casa, en el trabajo o en la misma sede cuando me tocaba cubrirlo como periodista. Lo sigo desde aquellos meritorios bronces de Juan Fern¨¢ndez en tiempos de sequ¨ªa, hasta los m¨¢s cercanos de gloria de Indurain y Olano, primero, y Freire, Astarloa, Valverde y Purito, despu¨¦s. La Selecci¨®n compiti¨® en Bergen con un equipo muy justito, que para colmo perdi¨® a los mejores en una ca¨ªda en el momento clave. Aun as¨ª, siempre esperas una sorpresa, nunca pierdes la fe. Recuerden el primer arco¨ªris de Freire. Si Espa?a desaparece de escena, como fue el caso en Noruega, luego te queda tu amor al buen ciclismo. Peter Sagan es universal.
A falta de Rojas y otros milagros, en Bergen hemos visto un campeonato hist¨®rico por el triplete de Sagan. S¨®lo otros cuatro han logrado tres arco¨ªris: Binda, Van Steenbergen, Merckx y Freire (siempre Freire). Pero ninguno de ellos de una tacada. Aunque lo de ¡°hemos visto¡± es un decir, porque nos perdimos tres kil¨®metros decisivos por una inoportuna aver¨ªa de la realizaci¨®n televisiva de Noruega. Nos tuvimos que conformar con el sprint. Un penoso broche para una organizaci¨®n y una retransmisi¨®n que, hasta entonces, hab¨ªan estado a la altura. Despu¨¦s de casi seis horas y media de carrera, se nos qued¨® un sabor amargo, al menos endulzado por asistir al crecimiento de ese monstruo llamado Sagan, que con 27 a?os ya luce 104 victorias. Al final, con apag¨®n o sin ¨¦l, el domingo de Mundial no es un domingo cualquiera.